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Capítulo 10: Un regalo para un fan de TXT

CAPÍTULO 10: UN REGALO PARA UN FAN DE TXT

Escoger un regalo para Kim TaeHyung era la tarea más fácil que pudo haberle tocado al muchacho de pequeños ojos y cabello castaño. Había oído con atención cada una de sus pláticas desde que comenzaron su amistad el semestre anterior, ya que sabía lo feo que era cuando alguien te ignoraba mientras hablabas de cosas que te gustan. Cuando recomendaba canciones de sus artistas favoritos a esos amigos a quienes comenzaba a conocer solían no hacerle caso, cambiando de tema o burlándose de los idiomas extranjeros; sin embargo, el guapo moreno siempre escuchó su música cuando trabajaban juntos y no parecía molestarle, así que le pagaba esa atención con la misma moneda, dándole el interés que tanto merecía.

Tenía una pequeña lista de artistas que le gustaban mucho, como para comprarle un álbum suyo en rebaja, alguna prenda de su mercancía o algo parecido; pero también contaba con caricaturas y series que le encantaban, con las cuales conseguir un regalo era muchísimo más fácil y económico. No podía darse el lujo de gastar demasiado porque debía ahorrar para regalos que daría al resto de los chicos (pensaba comprarles galletas de mantequilla o chocolate), pero eso ya lo vería cuando estuviera en la tienda horas antes de que llegara el tiempo de verse para la reunión que planearon por Jackson.

Apenas tuvo la tarea de regalarle su cabeza inmediatamente comenzó a crear diferentes ideas para saber qué regalarle, así que cuando llegó a su casa solo acabó con la tarea y comenzó su búsqueda por Internet el tiempo suficiente para hallar el obsequio perfecto: una figura coleccionable de su serie animada favorita, Naruto. No sabía ni siquiera qué tenía de especial ese juguete, pero gracias a JinYoung logró averiguar que ese sería un buen detalle de su parte; había muchos personajes, pero no del favorito de TaeHyung, así que se fue por uno del protagonista con algo llamado "ojos de sapo". ¿Qué era eso? No tenía ni idea.

—¿Estás seguro de que eso le gustará, hijo? —Le preguntó su mamá, quien lo estuvo acompañando durante los últimos minutos de su búsqueda cuando llegó del trabajo. Aún tenía el uniforme de la empresa donde trabajaba y el gafete con su nombre, pero había subido con él apenas le escuchó llamarla desde el segundo piso. Su relación seguía siendo algo incómoda, pero eran muy orgullosos, como para pedir disculpas; simplemente creían haber hecho lo correcto desde la perspectiva de cada uno—. Haré el pedido mañana para que llegue a tiempo.

—Yo creo que sí le gustará. Igual, puso algo en el grupo de Facebook que tenemos los del salón diciendo que quería recibir algo de eso, Dragon Ball o una tarjeta de Spotify —claro, Min no necesitó esperar el mensaje a tiempo. Él ya sabía qué le gustaba—. Hoy podemos ir a comprar la bolsita del regalo y el chusco, es para HyeJin. También unos dulces o algo así estaría bien... Creo.

—¿Quién es HyeJin? —Oh, claro. La señora Min no tenía ni idea de muchos compañeros porque apenas comenzaba a mencionarlos, a pesar de haber estado con ellos más de un año—. ¿Es la que vive hasta las afueras de la ciudad?

—No. Esa es Mina —le recordó. Ella, por suerte, siempre formó parte de su grupo social... Bueno, hasta que comenzó a salir más con su novio. Rara vez se sentaba con ellos gracias a él, aunque no le ponían ningún "pero" porque parecía ser feliz—. A ella creo que no la conoces, pero estaba en el proyecto del cortometraje que grabamos en casa de mis bisabuelos. Es amiga de NamJoon.

—¿Quién es NamJoon...?

—El mejor amigo de NaYeon... ¡Ah! Los dos vinieron para los proyectos del semestre pasado —le recordó al notarle aún confundida. Una vez su madre tuvo una imagen mental de los implicados, asintió y le hizo proseguir con la plática inicial—. Como es un regalo que debe de dar risa, estoy pensando en comprarle algo de bebé.

—¿Para qué? —Quiso saber, haciendo una cara de horror, posiblemente por imaginar que alguien tan joven tuviera un hijo. "Ni se saben limpiar la cola y ahora tendrán que limpiar la de alguien más," es lo que entendió YoonGi por la expresión de la mujer; así que no pudo contener la risa mucho tiempo.

—Porque NamJoon la encontró haciendo cosas en un salón con su ex novio, así que le decimos de broma que será la primera en embarazarse de nuestra generación —le explicó, pensando que era de lo más normal del mundo. Todos hacían bromas pesadas de esa clase, ¿no? Al menos a la morena no parecía molestarle, pues solía seguir el chiste diciendo que quería a un niño y que su "panza de estreñida" era más bien de embarazo... Bueno, mucha información. En fin, era una joven que sabía lo guapa que era y, claramente, se cuidaba lo suficiente desde que comenzó su vida sexual y su madre la respaldaba con todo lo que necesitaba.

—Ay, no. Ni Dios lo quiera —el muchacho rio otra vez, pero en esa ocasión por la mención de Dios por parte de su progenitora. Ella ni siquiera era una fiel creyente, o al menos nunca se lo demostró, por lo que le causaba gracia—. De acuerdo, pero cómprale algo más para que no sea tan feo...

—Sí, por eso dije que compraré dulces y cosas así.

Más tranquila con la respuesta de su hijo, aprovechó que aún no se había cambiado de ropa para llevarlo a la tienda más cercana en donde pudiera conseguir el obsequio que le faltaba. Aún restaban varios días para que llegara el esperado festejo de San Valentín, pero nada aseguraba que la quincena siguiera siendo suficiente para comprar algo decente.

El muchacho bajó solo al pequeño local. Era una clase de mercado con todo lo necesario: ropa sencilla, comida enlatada, bebidas de todo tipo, dulces; cosas de último minuto para bebés, fiestas, regalos, viajes, entre otras. Llevaba un presupuesto algo ajustado, con una mitad del dinero de su mamá y la otra suya. No quería gastar tanto.

Anduvo de un lado a otro por los pasillos, consiguiendo los dos artículos para bebés que serían el regalo de su amiga, una cajita de dulces para la misma y para completar el regalo de TaeHyung echó al carrito una barra de chocolate oscuro y otra de chocolate con leche.

Estaba muy feliz de tener tantas cosas para sus amigos y estaba seguro de que le gustarían mucho (o les haría reír un buen rato). Tendrían buenas anécdotas.

El 2020 pintaba ser su año. 

[ 🌹 • 🍒 • 🌈 ]

Pocos días antes del intercambio, YoonGi estaba sentado en el pasillo que se encontraba afuera de su salón para disfrutar los pocos minutos de sol que había durante el día. El piso seguía mojado por la llovizna de esa mañana y algunos compañeros ya se habían dado en el trasero o en las rodillas mientras subían y bajaban las escaleras no tan lejanas de donde estaba él. Siempre le dio miedo caerse en público, como ellos.

JiMin estaba con él, prestándole más atención a su celular que a cualquier otra cosa o persona que pasara frente a ellos después de intercambiar un par de palabras... O por lo menos eso pensaba Min hasta que lo vio alzar la mirada muy interesado cuando JungKook pasó junto a Lisa y HoSeok con las piernas temblorosas y con cajas llenas de los dulces que estaba vendiendo Jeon durante esa semana. Lucían adorables y graciosos.

—¿Necesitas ayuda? —Park era más bajito y un poco más delgaducho que los dos muchachos que iban a cada costado de la joven, pero no había tardado en saltar de su asiento en cuanto vio a su ex batallando. Parecía ser la caja más pesada: botellas de salsa, bolsas de dulces y papas fritas. Hasta parecía más preparado que la misma tienda de la escuela.

Las mejillas del azabache parecieron encenderse de un tono rojizo cuando notó al rubio parado frente a él, pero negó con la cabeza apenas pudo escaparse de su sorpresiva vergüenza.

—Estoy bien. Solo no quiero caerme —explicó. Los tres amigos estaban batallando en evitar los charcos y desniveles de la construcción. Interesado, YoonGi miró en silencio a los muchachos mientras por el rabillo del ojo captaba a Lisa y Hobie discutir sobre la escena, yéndose al interior de su salón para dejar las cajas y descansar—. Puedes ayudarme a contar el inventario.

JiMin sonrió y Yoon supo que si fuera un perro estaría moviendo la cola de un lado a otro debido a la felicidad por pasar tiempo a solas con el adorable vendedor. Le sujetó de un brazo para guiarlo con cuidado a su aula y evitar que resbalara. De ahí no parecían querer salir hasta que el timbre sonara. Desde su ubicación, el de piel blanquecina solo contempló unos cuantos segundos antes de que los amigos de Jeon cerraran la puerta cuando salieron.

"Ojalá puedan hablar con calma," pensó viendo a su amigo HoSeok acercarse. Le sonrió un poco y se hizo a un lado para que se sentara junto a él.

—¿Qué tal la venta? —Quiso saber. Él no solía comprar, al menos no con su propio dinero. Siempre había una compañera que le invitaba muchos de los dulces más baratos (sus favoritos también), por alguna razón—. Oí que no vino mucha gente por la lluvia que había en la mañana.

—Ya ni yo con mis alergias falto tanto como esos ridículos —Jung masculló, haciendo un ademán molesto con la mano. La delgada muchacha con la que estaba antes se había sentado a hablar con Jackson, del otro lado del tercer piso—, pero creo que le fue bien. Me da mucha risa verlo estresado contando el dinero, y cuidando que no le roben nada, pero Lalisa me obliga a ayudar también.

—No parecían muy felices de que se fuera con JiMin hace unos segundos —el pelirrojo se encogió de hombros y negó con la cabeza—. Sigo pensando que es algo tonta la justificación por la cual terminaron —no podía hablar mucho por lo que le confesó Kook hacía tiempo.

—Falta de comunicación, tal vez —suspiró—, pero no hablemos de eso porque ni yo sé qué pasa por sus cabezas. Mejor dime... ¿Ya llegó tu pedido?

—Mi mamá dice que quizá llegue para el fin de semana —se referían al muñeco coleccionable que le daría a TaeHyung—. Tengo mucha confianza de que le gustará.

—Y verás que será así —concordó con una linda sonrisa—. ¿No te has puesto a pensar en qué te podrían regalar a ti?

—Con que no sean chocolates feos de último minuto, como lo hicieron en secundaria, todo bien —rio a la par de su amigo—. ¿¡Te imaginas que me compren los dulces de Kookie?

—Nooo —carcajeó por la escena mental el otro joven, dándole una palmada a su muslo. Su risa era tan ruidosa que algunos se les quedaron viendo con extrañeza, incluso Jackson y Lisa que estaban del otro lado—. Mira, hablando del rey de Roma —tratando de recuperar el aire tras se sesión de carcajadas, HoSeok señaló a TaeHyung, quien iba subiendo las escaleras y se acercaba a ellos.

—Ojalá se caiga —murmuró Min, recibiendo un empujoncito como regaño por intentar hacerlo reír de nuevo. El moreno llegó con el pantalón manchado de las rodillas, señal de que sí se había caído en algún punto del trayecto hasta ahí, lo cual le hizo sonreír con algo de burla. Quién lo diría—. ¿Qué pasó?

—Necesito preguntarte algo muy urgente —confesó, haciendo que los amigos se vieran entre ellos con cierta curiosidad antes de que continuara—. ¿Qué te gustaría que te regalaran para San Valentín?

—¿Qué? —Dijo, confundido—. ¿Tú me vas a regalar? —Si realmente era así, era decepcionante que hacía días pensaba que Tae sí le prestaba atención a sus conversaciones, como lo hacía con las suyas. ¿Cómo le podía preguntar eso? Además de que era un hombre muy práctico. Con un saco de mandarinas era feliz.

—Sí —lo dijo de una forma tan natural que tanto el pelirrojo como el castaño se vieron con confusión nuevamente. ¿Lo estaba diciendo para ocultar que era mandado por alguien o quería hacerles pensar que iba en nombre de alguien, cuando en verdad era él quien le regalaría? Yoon entrecerró sus ojos, pareciendo un tierno gatito que se debatía en si dormir o no—. ¿Qué quieres que te dé? ¿Qué se le puede regalar a un fan de TXT?

—Pues... No sé.... —Rascó su nuca, escuchando a HoSeok reírse de él. Si la sospecha de que Kim le regalaría era cierta, sería un lindo intercambio entre ambos—. Su mercancía es cara, así que te recomiendo buscar otra cosa.

—¿Qué más te gusta, en ese caso?

—Libros, anime, ropa... —Alzó los hombros—. No lo sé. Hemos hablado de muchas cosas. Busca en tu cabeza —retó, haciéndole entrecerrar los ojos como lo hizo él antes—. ¡Tendrás que sorprenderme!

—Ya veremos quién sorprende a quién.

—¿Y cómo quieres que te sorprenda si yo no te daré nada? —Preguntó entre risas, fingiendo que no era quien le regalaría.

—Eso... —Alzó en su dirección el dedo índice y lo señaló en silencio unos instantes antes de darle la razón—. Te voy a sorprender... ¡Si en verdad te debo de regalar yo!

—Ay, qué ridículo —Hobie murmuró mientras lo veían irse por donde llegó—. Ahora sabemos qué te pueden regalar.

—Ese tipo no sabe qué me gusta y yo sí sé qué le gusta. Qué cochinada —se quejó—. Yo pensé que sí me prestaba atención.

—Es un hombre, Lil meow meow. Ellos no saben de eso.

Yoon le dio la razón, asintiendo y fingiendo estar llorando, ignorando que ellos dos también eran hombres. 

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