iii
Deposité el cuadernillo en las rejillas de mi banco, esperando a que se pudriese por si solo y se tornase añejo y feo por estar inerte. Ya había aceptado mi destino, nadie lo tocaría.
Como todas las mañanas en cuanto la dinámica comenzaba, Mercy se dirigía a mi banco para revisar si tenía un mensaje escrito.
Por supuesto, no había una jodida mie-
—¡Gale! —exclamó ella una vez la sentí cerca de mi banco—, tienes un mensaje, y uno muy tierno.
—Sé que es tuyo —suspiré agotado, intentado ubicar mi asiento—. Amablemente te pido que pares esto, me resulta muy tóxico que me mientas para subirme el autoestima.
—Créeme que no, no es mío —escuché el cuadernillo siendo colocado sobre la mesa, y las hojas moverse. Supongo que Mercy buscaba el mensaje. Tras un silencio, dictó con tono dulce:
"lo que adoro de ti es que sonríes inconscientemente. no lo notas, yo sí. y es hermoso. atte: anónima."
Y exactamente como recitaba el mensaje, sonríe inconscientemente.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro