Las maravillas del mundo las conozco gracias a Mercy. Cómo lucen los lugares, cómo luce la gente, cómo luce la naturaleza.

Y obviamente, gracias a mi oído agudo, detecto las cosas que otros no con más precisión.

Como poseo ceguera desde nacimiento, no tengo idea de cómo es el mundo, pero ¿quién necesita la visión para tener una percepción de este?

Lamentablemente, mi perspectiva sobre la humanidad es negativa.

No es mi culpa realmente, si he vivido discriminación toda mi vida, ¿cómo tendré confianza en las personas?

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Me encontraba sentado en el salón de clases, en mi sitio habitual delante del de Mercy.

El profesor nos entregó unos cuadernillos delgados de hojas completamente blancas.

"Oh no, es esa temporada del año" Maldecí en mis pensamientos.

Esta dichosa temporada del año consitía en una estupidez ideada por los directivos. A cada final de semestre, los alumnos deberían dejar mensajes de despedida, agradecimiento, amor, etc. en los cuadernillos de los otros.

Pero, por supuesto, yo no recibía nada.

Los pocos mensajes plasmados en mi cuadernillo eran pertenecientes de Mercy o del profesor, nada más. Aunque ella me quisiese engañar diciendo que mi cuadernillo estaba repleto de mensajes de todos nuestros compañeros de clase, no le creía.

Porque, vamos, puede que esté ciego, pero no idiota.

Al último día de clases, como siempre, me admitía que sólo recibía mensajes suyos y de dos compañeros más.

En fin, ese cuadernillo era basura.