Capítulo 6
En la oscuridad, una hoja fría se presiona contra mi cuello.
—Deja de luchar y te dejaré ir.
Dejo de resistirme y el extraño baja el cuchillo. Levanto mi linterna y la apunto a él.
—Sácame eso de la cara, mujer.
— ¿Qué es este lugar?
—Una especie de criadero de zombies, obviamente.
(Esto es una locura... ¿Quién podría hacer esto?)
— ¿Qué estás haciendo aquí?
—Encontré este lugar no hace mucho. Sabía que algo malo pasaba en esta comunidad... Obviamente, tenía razón.
— ¿Pero qué significa esto?
—Significa que alguien mantiene a los zombies aquí... quién sabe para qué. Esto podría ser la explicación a la invasión del otro día.
— ¿Pero por qué?
—Eso es lo que me gustaría saber.
—No entiendo nada de esto...
Lentamente, saco mi arma y la apunto al zombie que intenta arrastrarse hacia mí.
—Mala idea.
—No podemos arriesgarnos a otro ataque, Zero. Deja que acabe con ellos.
—No seas tonta. Si lo haces, quien los puso aquí sabrá que han sido descubiertos.
(No había pensado en eso...)
— ¿Entonces debemos dejarlos aquí?
—Por ahora.
(Zero tiene razón, y lo sé, pero... no tiene por qué gustarme.)
De repente, me doy cuenta de que no veo a Weber por ninguna parte.
—Qué extraño... ¡Estaba justo aquí!
— ¿De quién diablos estás hablando?
— ¡Weber! Lo seguí hasta aquí... ¿Dónde pudo haber ido?
— ¡Eso es imposible!
—Te estoy diciendo la verdad. ¿Por qué sería imposible?
—No hay forma de que ese chico haya encontrado este sitio. No soporta estar cerca de estas criaturas sin...
— ¿Sin qué, Zero?
—Sin convertirse en mí.
—No entiendo...
— ¡Abre los ojos, mujer! Yo soy él y él soy yo.
—Ah...
—No me crees.
—No te ofendas, Zero, pero... no tiene mucho sentido lo que dices.
—Hmm. Como quieras. Te lo mostraría... pero este no es un lugar seguro.
Niego con la cabeza.
—Además, tenemos que descubrir quién está detrás de esto. Hay que llegar al fondo de todo este asunto.
—Te ayudaré.
—Claro que no. No voy a exponerte al peligro innecesariamente.
—No era una sugerencia. ¿O prefieres que regrese al pueblo y le cuente a todos que hay un depósito lleno de zombies aquí?
(¡Maldita sea! No me deja alternativa...)
—Está bien, pero no le digas ni una palabra a nadie.
(No me gusta ocultarles información a mis amigos, pero Raven vendría a matarlos a todos y Jacob...)
(No quiero que se preocupe por esto.)
—Solo tú y yo, Zero.
— ¡Ah! ¿Pero cómo sé yo que puedo confiar en ti?
(¿De qué está hablando?)
—No entiendo.
—Si quieres que confíe en que no vas a echarme la culpa de todo esto, tendrás que darme alguna garantía...
— ¿Qué quieres que haga?
—Quiero que firmemos un pacto de sangre.
—No puedes hablar en serio.
—Oh, claro que sí. ¿Qué pasa? ¿Te da miedo?
—No me da miedo. Un pacto de sangre, ¿eh? Está bien. Hagámoslo.
—Buena chica. Sabía que eras valiente.
— ¿Confiaremos el uno en el otro después de esto? ¿No intentarás alejarme?
Zero sonríe, levantando un dedo meñique de su cuchillo.
—Te lo prometo.
—Tendrás que jurarlo. ¿Tenemos... tenemos que hacerlo aquí?
— ¿Dónde más? El ambiente es perfecto y tenemos algunos testigos...
Un zombie gime.
(Esto es un poco raro... pero hemos llegado hasta aquí. No puedo retroceder ahora.)
—Está bien. ¿Cómo lo hacemos?
—Dame tu mano.
Hago lo que me dice. Zero toma mi mano y la sujeta con la palma hacia arriba. Luego, acaricia mi palma con la punta de su cuchillo mientras frunce el ceño.
—Me pregunto... tal vez... Sí... por... aquí.
Hago una mueca de dolor cuando Zero hace un pequeño corte debajo de mi pulgar.
— ¿Duele?
—No. Solo me sorprendiste.
—Qué pena. Luego puedo hacerte más daño, si quieres. Después de todo, tu sangre no vale mucho.
—Termina con esto de una maldita vez.
—Como quieras.
Sin dudarlo, Zero se hace un corte igual en su mano y aprieta su herida contra la mía, mezclando nuestra sangre.
(No sé qué esperaba, pero esto no es tan malo como creía.)
— ¿Listo?
—No exactamente. ¿Juras no decir nada sobre esto a nadie?
—Hasta que descubramos la verdad. Lo juro.
— ¿Y me obedecerás en todos los sentidos hasta entonces?
— ¿Qué...?
—Es la única forma en que confiaré en ti.
—Ugh... bien. Lo juro.
(Esto es estúpido... ¿Por qué acepté esto?)
—Yo juro que no te ocultaré información... importante.
(Supongo que tendré que conformarme con eso...)
Entonces, Zero entrelaza sus dedos con los míos.
—Ahora eres mía.
No sé por qué, pero mi corazón se acelera.
(¿Por qué siento que acabo de venderle mi alma al diablo...?)
Zero me suelta y rápidamente lame la herida de su mano.
—Salgamos de aquí.
Tan pronto como salimos del depósito, Zero me empuja contra una pared.
(¡Está tan cerca!)
— ¿Qué estás haciendo?
—Tranquila. Juraste que me obedecerás, ¿no?
—Eso no significa...
—Cierra los ojos.
Pienso en resistirme, pero toda mi voluntad se disipa al ver esos hermosos y profundos ojos.
Tan pronto como cierro los ojos, siento sus labios rozar los míos, pero solo por un breve instante.
Y luego... nada.
— ¿Zero...?
Abro los ojos, pero Zero no está por ningún lado.
(Espero no haber cometido un error al confiar en él... Supongo que lo descubriré tarde o temprano.)
Con la mente llena de pensamientos oscuros, regreso al centro del pueblo sin saber muy bien qué hacer.
—Ahí estás. Llevo un buen rato buscándote... ¿Está todo bien?
— ¡Jacob! Lo siento, no sabía que me necesitabas. Sí, todo está en orden.
— ¿Estás segura? Te ves cansada.
—Estoy un poco cansada, sí.
—Es una pena. El alcalde quiere organizar una fiesta para los soldados esta noche. Para celebrar la reciente victoria.
—No fue nuestra victoria...
Cuando me doy cuenta de que he dicho eso en voz alta, aparto la mirada, avergonzada.
—Sí, pienso lo mismo. Incluso se lo he dicho al alcalde, pero él cree que será bueno para la moral del grupo.
—Ya veo. Bueno, tal vez tiene razón.
(Todos estarán de fiesta mientras hay zombies encadenados dentro de la comunidad... ¡Qué horrible!)
— ¿Dijiste que me estabas buscando?
—Ah, sí... Bueno, esperaba que me acompañaras a la fiesta de esta noche. Pero si estás cansada, no hay problema.
—Ah... Bueno, no estoy segura...
(Quizás sería una buena oportunidad para buscar pistas...)
—No me vendría mal una distracción. Está bien, Jacob. Iré contigo.
Jacob sonríe y yo le devuelvo la sonrisa.
— ¡Excelente! Te pasaré a buscar a las ocho en punto.
— ¡Está bien! ¡Te veré esta noche!
(¿Acabo de aceptar una cita?)
Regreso a casa para descansar y ordenar mis pensamientos. Media hora después, alguien llama a mi puerta.
— ¿Quién es?
— ¿Señorita Lucy? ¿Estás en casa?
(¡Es el alcalde! Será mejor que abra la puerta.)
Saludo al alcalde y lo invito a pasar, pero él se niega cortésmente.
—Solo estoy visitando a cada soldado para asegurarme de que estén todo bien y agradecerles por su servicio.
— ¡Oh...! ¡Gracias, señor! Me honra.
—Yo soy el que se siente honrado por tus esfuerzos. Bueno, ya me voy... Tengo que darles las gracias a muchos soldados.
—Muchas gracias. ¡Por favor, si necesita ayuda con algo, no dude en pedírmela!
— ¡Lo mismo digo, señorita Lucy! Ven a verme si necesitas algo... ¡Lo que sea!
No puedo dejar de pensar en esos zombies encadenados. Por un momento, pienso en contárselo todo al alcalde.
(No puedo decir nada... Todavía no. Una vez que sepamos quién está detrás de todo esto, se lo contaremos al alcalde.)
—Muchas gracias. ¡Tenemos tanta suerte de tenerlo!
El alcalde se despide y se marcha.
Hago lo posible para exorcizar la angustia que me consume por dentro, pero no puedo.
Cuando anochece, recuerdo la promesa que le hice a Jacob y me doy cuenta de que no tengo mucho tiempo para prepararme.
(¿Es una cita de verdad...? ¡Ah! ¿Por qué no empecé a prepararme antes? Ni siquiera sé qué ponerme.)
—Bueno, es una fiesta, después de todo... debería ponerme algo bonito.
Me pongo un bonito vestido negro y me maquillo un poco. No se me hace nada fácil delinearme los ojos como se debe.
(Hace mucho que no hago esto...)
El timbre suena cuando termino de ponerme los zapatos de tacón. Cuando Jacob me ve, abre los ojos de par en par.
—Vaya. Te ves...
—Es demasiado, ¿eh?
—Absolutamente impresionante.
El cumplido me hace sonrojar.
Afortunadamente, no hace mucho frío, por lo que mi vestido es adecuado para el clima.
Cuando llegamos a la fiesta, me doy cuenta de que, a diferencia de mí, todos están vestidos con sus uniformes.
—Es el comandante y la... ¡halaaaaa!
Todos se quedan boquiabiertos al verme.
(Esta fue una mala idea...)
— ¿Es usted de verdad, señorita Lucy?
(¡¿Qué se supone que significa eso?!)
—Vamos, muchachos. Actúan como si nunca antes hubieran visto a una mujer hermosa. ¡Dejen de mirarla así! ¡Esto es una fiesta!
Un grito de aprobación resuena en el bar mientras los soldados brindan, cantan, bailan y se ríen.
Jacob y yo nos sentamos en la barra.
—Me alegra mucho que hayas decidido acompañarme. No suelo ir a fiestas. Es mucho mejor venir con una amiga.
—Gracias por invitarme, Jacob. ¿Raven no viene?
—Su respuesta literal: << Preferiría morir a pasarme una noche rodeado de viejos borrachos>>
—Ya veo.
No puedo evitar sentirme un poco decepcionada, pero ignoro esa sensación y dedico toda mi atención a Jacob.
Después de varias copas de vino, lo único de lo que parecemos poder hablar es del futuro de la comunidad.
(Estamos en una fiesta y de lo único que podemos hablar es del trabajo. Supongo que dice mucho de los dos.)
—Todavía hay mucho en lo que podemos mejorar.
—Por supuesto. Aun así, haber llegado vivos hasta aquí ya es un gran triunfo. Y no habría sido posible sin tu gran esfuerzo.
—Sobrevivir, ¿eh? ¿Crees que alguna vez superaremos todo esto, Lucy?
—Algún día esto tiene que terminar, Jacob.
— ¿Y cómo será el mundo cuando eso pase?
Suspiro, buscando las palabras adecuadas.
—Mira a tu alrededor, Jacob. ¿Lo ves? La gente canta, baila, se ríe... Sea lo que sea, seguiremos siendo humanos.
Jacob mira el fondo de su vaso vacío y luego lo apoya en la barra.
—Esperemos que sea un mundo mejor de lo que es ahora.
—Pase lo que pase, creo en ti y te apoyaré.
—No merezco tanta fe.
—Jacob, si estás hablando de lo que pasó...
—No es solo eso. Últimamente, siento que solo he tomado malas decisiones. Me siento un impostor. Incapaz de liderar a nadie. Si los zombies no hubiesen aparecido... Ni siquiera quiero pensar en eso.
—Entonces no lo hagas. Me has invitado aquí a beber... ¡Bebamos!
Jacob golpea la barra con el puño.
— ¡Yo invito la próxima ronda!
Los soldados levantan sus copas y gritan. Yo también alzo mi copa, intentando olvidarme de todo los demás por un rato.
Después de un rato, todos estamos tan borrachos que apenas podemos hablar.
Las canciones y los bailes se transforman en discusiones y peleas.
— ¿Así que están de humor... para peleas? ¡Ja! ¡Ya lo verán...! ¡Les mostraré cómo se pelea...!
(Oh... mejor lo detengo. Oh... ¿Por qué se mueve tanto el suelo?)
Me sujeto de la mano de Jacob para no caerme.
—Creo que deberíamos irnos...
—Está bien... ¿Dónde estaba la puerta...?
—Por ahí... creo.
Salimos del bar, riéndonos y luchando por mantener el equilibrio.
El aire fresco nos ayuda a despejarnos un poco, pero el mundo sigue girando bajo mis pies.
— ¡Hace años que no me divertía tanto!
—Yo tampoco... Espera, ¿De qué noes estábamos riendo?
— ¡Ni idea! Me pregunto qué más podemos hacer para divertirnos...
—Creo que tengo una idea.
— ¿Oh?
De repente, Jacob me agarra por la cintura y me presiona contra su cuerpo, inclinándose para susurrarme algo al oído.
— ¿Quieres venir a mi apartamento?
¿Zero y Lucy descubrirán la verdad?
¿Qué pasará entre Lucy y Jacob?
¿Qué pasó con Weber?
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