Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4

A solo unos centímetros de mi cara, Raven separa los labios para decir algo. Aguanto la respiración con anticipación.

—Yo...

— ¡Hazlo!

— ¡Bésala!

— ¡Ese es nuestro Raven!

Raven y yo nos volvemos hacia un grupo de soldados vitoreando y aplaudiendo.

No necesito un espejo para darme cuenta de que mis mejillas están rojas como tomates.

—Parece que hemos atraído a una audiencia...

— ¿Y qué? Si ya estabas convencido de lo que ibas a hacer, lo harías de todas formas.

—Hmm.

Me quita los dedos de la barbilla y acomoda un mechón suelto de mi cabello detrás de mi oreja.

—En otro momento.

—Raven, espera...

—No te preocupes. No te haré esperar mucho. ¿No tienen nada mejor que hacer? ¡Fuera de aquí!

— ¡Sí, señor!

—Yo también debería irme. Gracias por acompañarme.

—No hay problema. Gracias por la comida.

Raven se marcha y me doy cuenta de que todo mi cuerpo está tenso.

(¿Deberías permitir estas situaciones? ¿Dejar que me cause... estas sensaciones?)

(No sé qué pensar... No he pensado en la posibilidad de una relación desde que el mundo se fue al diablo...)

(Además... no creo que sienta nada por mí. Seguramente solo está agradecido por mi ayuda...)

(¡Ah! ¿Qué voy a hacer...?)

Sin dejar de pensar en eso, que solo puedo describir como una esperanza tonta, vuelvo a mi casa.

Días después

Unos días después, al terminar el día de entrenamiento, decido regresar a casa caminando.

(No he visto ni a Weber ni a Zero últimamente...)

La última vez que lo vi, no tenía nada para informarle a Jacob. Espero descubrir algo para la próxima vez...

(Esperaba que Weber estuviera aquí, donde lo conocí, pero... Un momento. Hay alguien ahí.)

Hay alguien acostado debajo del árbol que está en el centro del prado. Al acercarme, veo con claridad de quién se trata.

Zero s apoya contra el árbol, cubierto de sangre, con los ojos cerrados.

(¿Está herido?)

— ¿Qué te ha pasado? ¡¿Estás herido?!

Corro hacia Zero, cayendo de rodillas a su lado, Antes de que pueda examinarlo, agarra mi muñeca.

—Tócame y estás muerta.

Su tono gélido me paraliza por un momento.

—No quise asustarte.

— ¿Asustarme? Pude oír tus pasos a doscientos metros de aquí.

—Estás cubierto de sangre...

—Lo he notado.

— ¿De quién es esta sangre, Zero?

—Seguro te mueres de ganas de saberlo.

—Lo digo en serio. Necesito saber si te han...

— ¿Mordido? No te preocupes, ovejita. Es la sangre de los vivos, a quienes he liberado del dolor de la existencia.

(¡Está...!)

—Ya basta de bromas. ¡No puedes decir cosas así!

— ¿Te incomoda la idea? ¿Nunca has matado a nadie?

— ¡Ya basta! ¡Dime la verdad!

—Pero esto es tan divertido... Sí, es sangre de zombie, niña.

— ¿Dónde los encontraste?

—Afuera. Quería irme de aquí, pero me encontré con ellos. Debían de ser unos cien...

— ¡¿Cien?! ¡Tengo que decírselo a Jacob...!

—No te molestes. Los maté a todos. No quedó ni uno. Aunque puedes pedirle a alguien que vaya a quemar los cuerpos...

Zero hace una mueca de dolor mientras intenta levantarse del suelo.

—Estás herido. Déjame echarte un vistazo.

—No me toques. Lo digo en serio.

—Te portas como un niño. Deja que te ayude.

Los labios de Zero se curvan en una sonrisa de lobo. Sus ojos brillan con picardía.

—Admítelo. Lo único que quieres es verme sin ropa.

— ¿Qué...?

—Estás bien. Vamos. Quítame la camisa. Atrévete.

—Está bien. Tú ganas.

— ¿Oh? ¿Qué pasó con tu curiosidad?

—Era preocupación, no curiosidad. Pero seguro estás bien. Si no, no estarías de humor para fastidiarme.

—Me siento bien.

Se pone de pie.

—Ahora déjame solo.

—Oye, solo... ve a hacer que te examinen. Odio tener que repetirlo una y otra vez, pero tenemos un protocolo aquí.

(Que sigo rompiendo, de todos modos...)

—Tch. Protocolo. No son más que ratoncitos asustados escondidos en una débil jaula, esperando lo inevitable.

—Te gustan mucho las analogías con animales, ¿Eh?

—Escucha: al principio del brote, me refugié en un lugar que parecía seguro. Las paredes eran gruesas. Había mucha comida... Pero el enemigo entró de todas formas.

—Nada volverá a romper nuestras defensas.

— ¿Estás segura?

(¡Es obvio que solo intenta hacerme perder la paciencia!)

—Estoy segura. Estamos entrenando...

— ¿En serio? ¿A eso le llamas entrenar? ¿A revolcarse en el lodo y saltar obstáculos? En serio, son como ratones...

(¿Cómo...? ¿Cuándo nos vio entrenar? ¡Si no tiene acceso a los campos de entrenamiento!)

—Solo hay una forma de entrenar en esta situación.

Zero saca hábilmente su cuchillo de caza y apuñala el aire.

(Raven piensa como él... pero...)

—Todo lo que necesitas saber es que, pase lo que pase, estaremos listos.

—Ya lo veremos. Estoy cansado de esta conversación. Vete.

Me giro para irme, pero en ese momento recuerdo que necesitaba preguntarle algo importante.

—Oye, hace unos días conocí a alguien...

—No me importa.

—Creo que lo conoces. De todos modos, él parece conocerte.

—Déjame adivinar: rubio, atractivo. Se cree gracioso, pero en realidad es un imbécil.

—No. Un chico tímido y dulce. Se llama Weber.

—...

— ¿Lo conoces?

—No debería haber salido.

(¿Eh?)

— ¿A qué te refieres? ¿Dónde está? ¿Qué has hecho con él?

Zero me rodea y sujeta mis hombros, presionando mi espalda contra el árbol.

— ¿Qué estás haciendo? ¡Suéltame ahora mismo!

—Silencio.

— ¿Qué demonios...?

—Odio cuando hacen tantas preguntas.

Zero se inclina sobre mí y sus labios se acercan a mí oreja.

—El chico está bien. Mientras yo esté aquí, estará a salvo. No debería haber salido. No aquí. Pero no importa. ¿Sabes por qué?

—No...

—Porque yo estoy al mando. No él, no tú. Tampoco Jacob ni tu amigo el alcalde. Yo. ¿Entendido?

No me deja responder. Me suelta tan repentinamente como me agarró.

Me quedo inmóvil unos momentos, mirando la hierba.

—Parece que tus amiguitos los ratones van corriendo a alguna parte. Tal vez hayan encontrado un pedazo de queso.

Sus palabras me hacen reaccionar. Tiene razón: un grupo de soldados corre hacia la puerta principal.

—Debe estar pasando algo. Mejor me voy.

—Voy contigo.

Saco mi arma, preparándome para lo peor.

—Está bien. No te alejes de mí.

Zero hace girar sus cuchillos.

— ¿Por qué no haces justo lo contrario? Mantente tan lejos de mí como puedas. No quiero confundirte con un enemigo.

(¿Qué está pasando aquí? ¡Parece que todos los soldados que tenemos están aquí!)

Toco el hombro del soldado más cercano y le pregunto qué pasa.

— ¡Saqueadores, señorita! ¡Nos están rodeando!

— ¡¿Qué?!

—Interesante. Los saqueadores no suelen hacer estas cosas... a menos que estén muriendo de hambre...

— ¿Dónde está Jacob?

—Afuera, tratando de apaciguar a esos malditos bastardos... Digo... negociando con los saqueadores. Lo siento.

La risa de Zero llega a mis oídos.

—Bueno, ahora sí lo he oído todo. Van a despellejar vivo a tu querido comandante.

—Tengo que ir con él. ¿Me acompañas? Me siento mejor sabiendo que te tengo a mi lado.

— ¡¿Se... refiere a mí, señorita?!

—Me habla a mí, estúpido. Me quieres a tu lado, ¿Eh? ¿Quieres que los mate a todos? ¿Y tú tonta moralidad?

—Confío en que no mates a nadie. Pero vigila mis espaldas, ¿Está bien?

— ¿Confías en mí?

—Así es, Zero. Confío en ti.

—Tienes muy mal juicio... Está bien, vayamos a buscar a tu novio.

—No es mí...

—Shh. No me importa.

Una vez fuera de los muros de la comunidad, vemos a Jacob caminado impaciente de aquí para allá.

Un grupo de soldados con armaduras y escudos balísticos lo rodean.

— ¡Jacob!

—Lucy, ¿Qué haces aquí? ¡Entras! Estas personas son peligrosas.

—Tenía que asegurarme de que estabas a salvo. ¿Qué pasó?

—No estoy del todo seguro, la verdad. Si entiendo bien, varios grupos de saqueadores se unieron y crearon una coalición de algún tipo... una tribu, como dicen. Tienen hambre y creen que tenemos comida. Querían negociar, así que enviaron un mensajero. Quieren que les demos toda nuestra comida, de lo contrario van a atacarnos.

— ¿Qué le has dicho?

—Que necesitábamos la comida y no podíamos dársela. Les ofrecí trabajar juntos para obtener más comida.

—Ooh, qué amable. Ofrecerle la mano a una manada de perros salvajes que te la arrancarían sin pensarlo dos veces.

—¿... Qué está haciendo aquí? Regresa a la ciudad, civil.

—Estoy con ella.

La forma en que lo dice hace que mi corazón dé un vuelco.

— ¿Y qué pasa si dicen que no, Jacob?

—Son más que nosotros, pero tenemos buenas defensas. Sería un baño de sangre. Preferiría evitarlo. Y prefiero ahorrar balas para los que realmente se las merecen.

—Los zombies no son tus únicos enemigos.

—Es verdad, pero a esos sí que no podemos convencerlos de no matarnos.

—Ya veo. Tal vez te haya subestimado, comandante.

Jacob mira a Zero por unos momentos, como si estuviera sopesando sus palabras.

—Denle a este hombre una armadura adecuada.

—Estoy bien así. Mis cuchillos son suficientes para lidiar con esta basura.

—Haz lo que quieras. Ahora, veamos si...

Un sonido agudo atraviesa el aire, seguido de una flecha en llamas que aterriza frente a los pies de Jacob.

—Supongo que ahí tienes tu respuesta.

—Ese fue un disparo de advertencia. Deberíamos...

— ¡Cuidado!

Otra flecha atraviesa el cielo. ¡Va directo hacia Jacob!

Retrocedo un paso y la flecha roza el brazo de Jacob, hiriéndolo.

La sangre brota de la herida, empapando su ropa. Los francotiradores abren fuego desde la torre.

— ¡Jacob!

—Estoy bien... ¡Entremos! ¡Raven y los francotiradores nos cubrirán desde la torre!

Vigilados por los soldados, los tres pasamos corriendo las puertas y regresamos a la comunidad.

— ¡Necesitamos un médico!

Una vez que tratan su herida, Jacob comienza a organizar la defensa.

— ¡Chicos!

Volvemos la cabeza hacia la torre desde donde grita Raven.

— ¿A qué no adivinan? ¡Sí, los bastardos se han traído una maldita catapulta!

¿Cómo lograran detener a los invasores?

¿Se puede realmente confiar en Zero?

¿Tendrá Raven la oportunidad de revelar sus verdaderos sentimientos?


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro