Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Día 4

Hinata estaba enfadado.

Demasiado se podría decir.

O quizás frustrado.

Bueno, cualquiera de las dos emociones le describían a la perfección en ese momento.

Estaban en diciembre y Kageyama se había ido hacía un día hasta Tokio hacia el campamento de entrenamiento de la sub-19. ¿Por qué Kageyama fue invitado a ese campamento y él no?

Era tan bueno como él, pero solo era Kageyama el que iba a aquel lugar.

¿Qué se quedaba haciendo en Karasuno? ¿Entrenar? No es que no le gustase, pero hacerlo, quizás, en un lugar como en el campamento de la sub-19 no estaría mal. Puede que le subiese los ánimos -más de lo que estaban- antes de los nacionales.

Pero saber que bakayama iba a ese lugar el solo le bajaba los ánimos que tenía. Tampoco ayudaba que Tsukishima también hubiese sido invitado a Shiratorizawa a un campamento solo para alumnos de primero.

Bueno, aunque en realidad se había de colado a Shiratorizawa y se había quedado como recoge pelotas.

No podía tocar un balón si no era para recogerlo.

Cuando llegó a su casa completamente agotado, cenó y se tomó una ducha calentita que le relajó cada uno de sus músculos.

Ya estando en su habitación, agarró su teléfono y se tiró en la cama. Buscó en él a Kageyama y le dio a hacer una videollamada.

La pantalla de su teléfono se puso en negro para a los segundos ver su cara en espera de que aquel tonto le respondiese. Casi cae dormido esperando, hasta que finalmente su cara pasó a ser un pequeño cuadrado en la esquina inferior derecha y Kageyama estaba completamente en grande.

—¿Qué hacías que no me lo cogías? ¿Estabas defecando?- fue lo primero que preguntó.— ¿O estabas haciendo otra cosa?- susurró aquello último.

—No soy como tu boke, Hinata boke.

El pelinaranja rodó los ojos.— ¿Donde estás? Hay poca luz.

—Estoy en un pasillo. La mayoría están durmiendo.

—¿Duermen todos juntos como cuando viajamos a Tokio en verano? Que guay.

—Es mucho mejor que dormir a tu lado. Solo recibo patadas y puñetazos de tu parte.

—Ya quisieras recibir las patadas y los puñetazos de Noya-san.

—Cállate. ¿Quien te preguntó?

Hinata se rió.

—¿Y como es?

—¿Como es qué?

El pelinaranja puso cara de ¿en serio me preguntas eso? y chasqueó la lengua.

—¿Como es el campamento bakayama? Sabía que eras tonto, pero no pensé que tanto.

—El suelo no es de madera.

—... ¿solo eso?- dijo decepcionado.

—Hay cámaras que te graban y muestran las imágenes con siete segundos de retraso.

—Wow, ¿los contantes?

—No. Lo escuché de otros chicos.- se encogió de hombros.

El chico volvió a rodar los ojos.

¿Kageyama no podía hacer nada por su cuenta a parte del voley?

—Tobio-kun, ¿qué haces aquí?

Kageyama apartó la mirada de la pantalla y giró su cara hacia la derecha.— Hablo con un amigo.

—Debemos acostarnos. Mañana madrugamos para entrenar.

Nos vemos cuando regrese a Karasuno, Hinata.- le dijo volviéndole a ver.

—Claro. Adiós Kageyama.

La pantalla del pelinaranja se volvió negra y dejó el teléfono encima de su mesilla de noche.

Se acostó metiéndose bajo las sábanas y miró a la oscuridad. Dentro de su pecho sentía su corazón corriendo como loco, incluso sentía que le dolía.

Y había ocurrido de la nada.

Simplemente estaba hablando con Kageyama y su corazón se puso como loco al escuchar aquella voz. Ni sabía como es que se había despedido del pelinegro.

No le había temblado la voz, ¿verdad?

Negó con la cabeza y cerró los ojos. Lo que debía de hacer, era ponerse a dormir.

No pensar en quien sería la persona que le había hablado a bakayama alterándole los nervios.

·

·

·

Esa mañana, Suga entraba por la entrada de la escuela acompañado de Daichi como todos los días.

Desde que se levantó hasta que el castaño fue por él, fue un día normal y corriente como todos los demás, pero al llegar a la escuela, todo parecía igual que todos los días pero nada más llegar a la escuela empezó a escuchar cosas.

Corrección. De camino a la escuela empezó a escuchar cosas que decían las personas pero que prefirió ignorar.

Su teléfono no había dejado vibrar dentro de su bolso y no quiso averiguar porqué porque su tiempo con Daichi era preciado.

Pero no pudo hacer oídos sordos cuando ya estaban en la escuela.

—¿Qué estará pasando?- preguntó Daichi.

Suga tan solo pudo encogerse de hombros.

—Hey chicos.- era Asahi llegando por detrás de ellos.— ¿Es cierto lo que dicen?

—¿Sobre qué?- preguntó Suga.

—Dicen que alguien de nuestro club se presentó en la práctica matutina del club de tiro con arco y no ha salido desde que llegó.

—Como sean los problemáticos de segundo...- se sobó el puente de la nariz Daichi con sus dedos índice y pulgar.

—Puede ser también Hinata.- apuntó el de barba.

—No creo que Hinata se atreva a hacer algo como eso si no quiere otro regaño.

—Mejor vayamos a ver, ¿os parece?- propuso Suga.

Los tres chicos de tercero atravesaron la escuela en dirección hacia el club de tiro con arco, encontrándose en la entrada del club un montón de gente amontonada en las rejas que rodeaba el club, como en la misma puerta.

Les costó un poco entrar, pero cuando lo hicieron los tres se quedaron de piedra al ver como Hinata portaba un carcaj con flechas y no paraba de disparar hacia las dianas que tenía a metros de distancia dando justo en el blanco.

Como si lo hubiese hecho durante toda una vida.

—Club de voleibol, ¿acaso tienen tiempo de practicar otros deportes que no sea el suyo antes de las nacionales?

—Nakagawa-san... Me disculpo por su actitud.- hizo una reverencia Daichi.

—¿Cuanto lleva así?- se atrevió a preguntar Asahi.

—Llegó pasadas las siete y media.- miró a Hinata.— Nunca había visto a nadie acertar cada disparo con tanta precisión y con la rapidez con la que él lo hace.- volvió a centrarse en los de tercero.— ¿Había practicado con anterioridad con el arco?

—No que nosotros sepamos.- se rascó la nuca Daichi.

Suga dejó de mirar al capitán del club y miró a su pequeño kohai.

Tenía una bonita postura o eso le parecía, y no dudaba en ninguno de los tiros que lanzaba.

Pero eso se veía ensombrecido por la mirada casi sin vida que tenía. El usual brillo y alegría que caracterizaba a Hinata no estaba por ninguna parte.

Cuando disparó la flecha que tenía entre sus manos, se atrevió a acercarse hasta el menor y tocarle el hombro para llamar su atención. El chico dio un bote debido al susto y miró a la persona que le había tocado.

Al notar que era Suga, parpadeó un par de veces y de la nada empezó a llorar desconcertando al peligris.

—¿Qué ocurre Hinata?

El menor simplemente negó y se abrazó al mayor sin dejar de llorar.

Nadie entendía lo que pasaba.

En otra parte del país, más exactamente en el campamento sub-19, todos los chicos que habían sido invitados no paraban de murmurar sobre la rara actitud que había tenido Atsumu durante todo ese día.

No entendían lo que pasaba cuando justo el día anterior había estado practicando con normalidad y había tenido una actitud divertida.

Nadie allí se quería acercar al rubio por lo que podría pasar si le preguntaban, pero Kageyama no era nadie. O sea, era Kageyama, y él no sabía leer el ambiente para nada. Por lo que sin pensarlo dos veces caminó hacia el castaño que hacía sus estiramientos completamente solo al otro lado de la cancha.

—Miya-san, ¿estás bien?

—Tobio-kun... ¿Por qué lo preguntas?

—Dicen que has estado extraño todo el día, aunque eso no ha afectado tu juego.

El rubio apartó la mirada del pelinegro y se miró las manos.

Ni el mismo sabía lo que le pasaba, pero desde esa mañana ha sentido una opresión en su pecho que no le dejaba tranquilo.

No... Había sido desde la noche anterior, donde escuchó escasamente la voz del amigo de Kageyama que se encuentra extraño. No sabe porqué pero desde ese momento la opresión que sentía en el pecho había sido mucho más fuerte que la que sentía en ese momento.

—Puede que suene algo loco pero... Desde ayer siento un dolor en el pecho. Como si quisiera ver las ganas de ver a alguien con urgencia.

—No parece tan raro.- dijo Kageyama agachándose para ponerse a la altura del rubio.— Al parecer le pasó algo parecido a Hinata.

—... ¿El amigo con el que hablabas?

El menor asintió.— Dicen que se pasó toda la mañana hasta que empezaron las clases en el club de tiro con arco sin fallar ningún disparo cuando nunca antes había cogido un arco.

—¿Hizo eso?

—Pensé que Hinata era tonto, pero en realidad es demasiado tonto.- negó con la cabeza.— Podría estar practicando para las nacionales y lo que es lazar flechas. Es un desperdicio.

Atsumu apenas y sonrió.— Sí...

El rubio se movió hacia su izquierda y se agarró el pie para estirar.

En realidad, otra de las cosas que sentía, eran las ganas de agarrar un arco y ponerse a practicar con él.

No sabía porqué quería hacer eso, pero era algo que sentía. Como tampoco sabía porque esa mañana se había despertado con lágrimas en sus ojos.

Pero lo que podía intuir, es que el amigo de Kageyama, Hinata, sería la respuesta de las cosas que le estaban empezando a pasar.

No veía el momento en que las nacionales llegasen para poder encontrarse con aquel chico.

Día cuatro publicado.

De los día que tengo escritos, este es uno de los que más me gusta. Probablemente el de mañana también me guste y eso que no tengo nada escrito pero sí planeado.

Si lo llegaron a notar, tanto Hinata como Atsumu sienten ''algo'' después de haberse escuchado por la llamada, y no es al día siguiente que empiezan a hacer como cosas raras.

Todo eso está relacionado con el día de mañana, pero hasta ahí puedo decir.

Espero que les haya gustado el día de hoy.

Nos leemos mañana.

~Zeni13~

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro