Sin orden #22
Capítulo 22
Sin orden
Grace
Cómo podía una pasarse dos horas mirando el techo de su habitación, no lo sabía, pero lo estaba viendo a la perfección y anotaba en mi mente que ya era hora de una limpieza, el techo tenía pelusilla, pero a la vez que lo anotaba pensaba en el montón de problemas que me traería sacudirlo.
—Con mi suerte seguro me mato — murmuré.
Había dormido poco al llegar a casa, estaba alterada y un poco triste al saber que Luka estaría lejos unos días. Cómo prometió llamo al llegar y una vez terminamos después de hablar durante cuatro horas se instaló un incómodo vacío en mi pecho que no desapareció hasta que logre quedarme dormida.
Por suerte me habían dado el día libre, seguramente si salía a la calle hasta un adulto me confundiría con un zombi, estaba cansada, descuidada y estresada. Luka se había vuelto el centro de mis pensamientos y eso me incomodaba, me mantenía ansiosa y no me gustaba nada. Tenía que tomar nuevamente las riendas de mi vida, porque de hacerlo él seguramente estaría cayendo a un profundo precipicio.
Me aterraban mis sentimientos, me aterraba él y me aterraba el rechazo. En este mismo momento sentía que estaba caminando sobre la cuerda floja y bajo mis pies había una piscina llena de tiburones. Odiaba a esos animales, prefería a las morsas por muchas razones, no solo porque las comparaba con Luka y su extraña manera de dormir y roncar que lo hacía parecerse a este lindo animal.
Ya estaba cayendo la tarde y decidí darme una ducha larga y caliente, me senté en la cama envuelta con una toalla y vi el esmalte de mis uñas desgastado. Tome las pinturas y las mire pensativa, no sabía cuál darme.
Tome mi teléfono celular y llame a Luka.
—Dime Cariño —saludo él.
—¿Que haces morsa? —pregunte, se escuchaban algunas veces de fondo.
—Estoy en medio de una reunión —me informo.
—Bueno, esto es más importante —le aseguré—. ¿Rosa, negro, azul, amarillo o verde? Es para mis uñas.
Él empezó a reír —Me gustarían azules.
—Gracias morsa y por favor no llames más, estoy ocupada — terminé la llamada.
Era un hombre muy irresponsable ¿Cómo se le ocurre hablarme en medio de una reunión? Si es verdad que yo le llamé, pero no debió contestar, aunque por dentro me alegraba qué lo hubiera hecho.
Tome el esmalte azul y comencé a pintar mis uñas que cada vez se hacían más largas, quedó bonito y seguro a Luka le gustaría. Pase la tarde mirando series de terror y después baje y asalte la nevera a escondidas de mi madre.
Una caja de galletas y una gaseosa para merendar, la vida era bella y tenía que disfrutar de la comida.
Me senté en la ventana y metí una galleta en mi boca mientras disfrutaba del aire fresco y del solecito que me daba desde aquí.
Mi teléfono sonó, era Luka.
—Usted ha llamado a Grace Abbey ¿Que necesita? —pregunte imitando la voz del GPS o al menos lo intente.
—Estoy un poco estresado y aún no salgo de la oficina —me informo este.
—Si desea renunciar pulse uno, si necesita que esté en su cama, en estos momentos pulse dos —propuse aguantando mis ganas de reír.
—¿Puedo elegir ambas?
—Solo una.
Suspiró —Pues elijo la dos.
—Lo siento, se ha demorado mucho, repita la llamada —respondí con un puñado de galletas en la boca.
No estaba tan loca como para tomar el tren y perderme de casa por más de una hora, cuando se supone que tengo que reposar.
Luka empezó a reír —¿Estás comiendo galletas?
Deje de masticar y mire a mi alrededor —¿Tienes cámaras en mi casa?
—Sé cuánto te gustan las galletas de chocolate con chispas.
Además de ser un profesor frío, manipular, con mal carácter, un poco psicópata e intenso, también era brujo. Era el paquete completo ni Barbie venía con tantos accesorios como lo hacía Luka y a mí me encantaba cada uno de sus accesorios.
—¿Ya comiste? — pregunté dejando la caja de galletas a un lado.
—No, tengo una reunión en unos minutos —explico él.
Ya era bastante tarde, debería comer algo.
—Quiero que retrases la reunión y comas algo —le pedí, aunque era más bien una orden—. Tienes una hora para mandarme prueba de que estás comiendo.
—Pero Grace tengo trabajo.
—¡Una hora he dicho o atente a las consecuencias!
Termine la llamada y volví al salón para molestar al mis padres. No creía que él lo hiciera y me preocupaba que estuviera tanto tiempo sin comer, no me gustaba saber que tenía tanto trabajo que no se permitía cuidarse, sin embargo, después de una hora mando una foto comiendo una hamburguesa.
Se veía hermoso, con los cachetes llenos y una pequeña sonrisa en el rostro. Era la primera foto que tenía de él y me daban ganas de ponerla de fondo de pantalla, era algo bastante imposible, así que me conforme con verla por una hora o quizás más. No me había dado cuenta, pero junto a Luka el tiempo pasaba más rápido y todo era más divertido. Ese hombre le había contagiado su aburrimiento a mi vida y no me había dado cuenta hasta ahora.
El fin de semana fue igual, aunque Greta vino y paso mucho tiempo conmigo, me contó sobre su «casi algo» con la que chateaba a diario, vinos un montón de películas cursis que a ella tanto le gustaban y nos llenamos con papitas y chocolate, era otra mala combinación.
Después empecé a recibir un montón de mensajes de Luka, en su mayoría mientras estaba en las reuniones. También envío fotos en la oficina e hizo un montón de llamadas cada vez que podía. En este tiempo lejos había descubierto un montón de cosas que no sabía de él, cosas sencillas, pues la mayoría de cosas que conocía de Luka eran cosas que me hacían querer protegerlo de no sé qué.
Descubrí que su color favorito era el verde, pero que odiaba su nuevo sofá verde, tenía que soportarlo, pues yo amaba ese sofá. Sus flores favoritas eran los tulipanes, sin embargo, él había adivinado que las mías eran los girasoles. Amaba hacer senderismo y conocer nuevos lugares, tenía el plan de recorrer todo el mundo, algo que hubiera hecho con Lucía y que prometió hacer después de que ella murió, pero al final no termino yendo muy lejos.
Me habló sobre dónde y cómo había estudiado Filosofía y sobre su gusto por esta. Su padrastro pasaba horas hablándole sobre grandes filósofos, religión, política, cultura, desde pequeño todo esto lo había cautivado y descubrió que la filosofía era algo que abría la mente ante todo. Lo admiraba por eso y me encantaba escucharlo hablar.
También me dijo que pasaba la mayoría del tiempo escribiendo o leyendo, aunque no lo pareciera, a Luka le gustaba la poesía.
—¿Dime un sitio en el que te gustaría estar ahora mismo? —pregunte.
Ya la noche había caído y ambos estábamos en la cama hablando por teléfono por quinta vez.
—Florencia, es una ciudad preciosa —respondió él—. ¿Qué hay de ti?
—Me gustaría conocer Australia —le informé, era uno de mis grandes sueños.
—¿Australia? Es un lugar muy peligroso —dijo el señor aburrido Caruso.
—No seas amargado imagínate en una caravana rosa por Australia —cerré mis ojos al visualizar ese sueño—. Sería magnífico, lo haré después de terminar mis estudios y ahorrar.
—Es primera vez que me hablas de una meta —señaló él.
No solía hablar del futuro, no era un tema que me gustará. El futuro era demasiado incierto y yo, poco paciente, sabía que si me ponía metas y estás no salían como esperaba, me terminaría amargando la existencia por ello. Prefería dejar que las cosas fluyeran por sí sola, aunque debí admitir que a veces me preocupaba no tener ninguna visión del futuro o un fuerte deseo por el cual luchar. Era la primera vez que mencionaba esto para alguien más que no fuera Greta y es que la verdad no pensaba poder lograrlo.
—No me gusta mucho hablar de mis metas —le informé.
Él no se detuvo ahí —¿Qué planeas estudiar? Algunos profesores me han informado sobre las mejorías en tus notas, podrías optar por un buen futuro.
Suspiré —No tengo ni idea de lo que me gustaría hacer, no soy buena en muchas cosas.
—Yo creo que eres buena en un montón de cosas —expreso Luka—. Lo descubriremos juntos.
Bostece, ya eran la una de la mañana —¿No deberías dormir?
—Si y tú tienes clases en unas horas —me recordó él, fastidiando mi paz—. Descansa preciosa.
—Descansa Luka.
Incluso estando lejos, yo lo sentía cerca de mí, podía sentir si respiración en mi cuello, sus brazos rodearme y sus piernas envolverme como había hecho cada vez que dormíamos juntos. Me preguntaba si él también podía sentirme, o si extrañaba mi olor tanto como yo extrañaba el suyo, y extrañaba esconder mi rostro en su pecho, quedarme dormida después de un beso.
Desperté a las siete de la mañana con un mensaje de Luka «Vístete de amarillo y ten un gran día.»
No entendía por qué su petición, pero ese era mi color y no tenía que pedirlo dos veces. Salte de la cama y después de una ducha comencé a peinar mis rizos, esto terminaron más desordenados, pero ¿Quién dijo que el desorden era malo?
Me puse unas sandalias, un vestido amarillo suelto y de tirantes que acompañe con una chaqueta con el logo de «Armas y rosas» en la espalda, una de mis bandas de rock favoritas, moría por tener el escandaloso sombrero que siempre usaba el guitarrista principal de la banda, yo amaba a ese hombre.
—¡Buenos días! — grité saltando en el comedor.
—Grace cariño, métete una Magdalena en la boca y deja de chillar —pidió mamá cerrada sus ojos.
—Estás muy guapa —señaló papá—. Como un canario.
Hice una mueca —¿Así conquistaste a mamá? —tome una Magdalena y le peque una mordida que se llevó la mitad de esta.
Él miró a mi madre —Llevaba un vestido rojo y un abrigo afelpado, le dije, eres una bella zorra —casi escupí la Magdalena—. Me abofeteo.
¿Decían que yo era rara? De tal palo, tal astilla, mis padres tampoco eran los seres más normales de la tierra.
—Tu padre no era muy inteligente —respondió mamá—. Yo le enseñé todo lo que sabe.
Le quite el jugo a papá y me lo acabe —Yo también te hubiese pegado —besé su frente antes de salir corriendo de casa.
Tome el tren de siempre e hice el viaje escuchando música y tarareando en el camino. Una niña con trenzas me miraba sonriente mientras su madre le ofrecía dos caramelos, está los tomo y se acercó a mí dejando uno en mis piernas.
—¡Oh, gracias! —exclame tomando el caramelo.
Si mis hijas no eran así, no quería nada. Si algo sabía de mi futuro es que una vez cumpliera mis treinta años tendría cinco preciosas hijas, estaba completamente segura de ello.
Llegué al instituto unos minutos tardes, pero por suerte la clase de filosofía que daría el profesor sustituto no había empezado. Hice mal en quedarme mirando a esa banda en la plaza, tocar y cuando me di cuenta de la hora, tuve que salir corriendo para llegar, valió la pena. De que sirve la vida si no puedes detenerte a disfrutar.
Estás muy animada hoy —señaló Marcello.
—¿Por qué no debería? —me incline hacia él quitando una pelusa de su camisa.
—Llevas días estresada ¿Salimos esta noche? —sugirió él.
Lo pensé un poco, esta noche vendría Luka y me apetecía más pasar un tiempo con el que beber hasta las tantas en compañía de Greta y Marcello. Mi amiga solo se quejaría de los malos tragos y la música, y él coquetería conmigo hasta que le pasará una chica atractiva y más dispuesta a soportarlo que yo.
Negué con la cabeza —Tengo que estudiar.
Él empezó a reír —Tú y yo sabemos que eso es mentira. Dime la verdad ¿Tienes novio? —me rodeo con su brazo.
—Buenos días, clase.
Me quedé de piedra cuando vi a Luka entrar al salón. Me miró con esos ojos penetrantes y supe lo que le molestaba, me saque el brazo de Marcello de encima y me senté correctamente. Tenía una camisa blanca, pantalones negros y una bonita corbata amarilla.
Tenía ganas de llorar y de comérmelo a besos, por eso su mensaje está mañana ¡Él también estaba usando amarillo! Quería pegar saltos de felicidad.
La clase terminó y Luka se retiró, yo recogí mis cosas y lo seguí a su oficina. Cuando entre él estaba sentado en su lugar, con un libro abierto y sus feas gafas de Harry Potter puestas.
—¿Qué necesita, señorita Abbey? —pregunto él.
—¿Abbey? —me estaba tratando de manera formal, eso no era bueno— ¿Por qué me llamas así?
Así te llamas —se levantó y acomodó el libro en el estante.
—Para ti soy calabaza —le informé—. ¿Estás enfadado?
Negó con la cabeza —¿Debería estarlo? Quizás hiciste algo para que lo estuviera.
Suspire, estaba sentado en la mesa de brazos cruzados y visiblemente enfadado. Lo notaba en su manera de respirar y la rabia se hacía latente en su mirada.
Suspiré —Morsa, la vida sería más fácil si me dices que te molesto.
Él mostró una sonrisa, está, era forzada —Maneje a las tres de la madrugada durante una hora y media para llegar, despertarme temprano y venir a clases, solo para sorprenderte.
Me acerqué a él y le di un pequeño beso que lo silencio —Fue muy lindo y me gusta tu corbata amarilla.
—No he terminado —tomo mi mentón y me hizo mirarlo—. Llegó y veo que tu amiguito te está rodeando con el brazo.
—¿Estás celoso de Marcello? — pregunté con una sonrisa.
—¡Si estoy celoso! Y es infantil que te haga gracia eso —se volvió a sentar en su lugar.
Me puse de rodillas entre sus piernas y acaricié sus muslos raspando la tela de su pantalón con mis uñas azules. Él me miró y no pudo evitar alargar la mano y acariciar mi mejilla.
—Te extrañe mucho y Marcello solo estaba siendo un insoportable, no lo vi, ni hablé con él todo el fin de semana —le asegure.
No había salido de casa y él lo sabía, le había enviado fotos y cuando llamaba yo siempre estaba en mi habitación, no había razón para sentirse inseguro, pero era de humanos tener un poco inseguridad, por lo que no me importaba repetirlo.
—¿Y antes? —pregunto él en voz baja.
Sonreí —Desde que te conozco solo estoy contigo.
Eso hizo que una sonrisa apareciera en su rostro.
—Ven aquí —dio una palmada en sus piernas.
Me senté encima de él y lo besé, él me respondió mordisqueando mis labios y abriendo mi boca para él. Sentí su lengua acariciarme y juguetear con la mía, la calidez que sentía en mi pecho era hermosa. Luka me hacía recordar un día soleado en la playa, uno de esos días en los que te encuentras segura y feliz con todo, mientas disfrutas del mar y del sol, tan relajada que era imposible pensar que algo malo podría pasar.
—Te extrañé mucho —murmuro contra mis labios—. La próxima vez que alguien te toque dale una patada en los huevos y recuérdale de quién eres.
Volví a reír —No sería conveniente.
—Cierto, ¿Crees que sería conveniente tener una cita hoy? —pregunto él.
—¿Que tienes planeado? —pregunte peinando si cabello con mis dedos.
Luka deslizó la chaqueta por mis brazos —Podríamos ir a ver una película de esas románticas —sugirió.
Hice una mueca —Mejor una comedia.
Él acarició mis brazos y la curva de mis pechos —Una comedia entonces, después podemos ir a comer —hace una pausa y me mira a los ojos—. Ya tengo una reserva, así que no puedes decir que no.
Comencé a reír —¿Estabas tan seguro de que aceptaría?
Él acarició mis muslos traspasando la tela del vestido —Sé que a lo último no te podrás negar —trazo círculos con sus dedos en el interior de mis muslos.
Jadee, necesitaba que me tocará, lo extrañaba mucho —¿Y eso es?
—Quiero hacerte gritar mi nombre durante toda la noche y que digas cuando me deseas en todos los idiomas posibles —susurro en mi oído.
Tiro de mis bragas a un lado y me tocó levemente, pero esto fue suficiente para encender mi cuerpo. Éramos fuego y sabía que él me deseaba.
—Sí, a todo, pero —gemí cuando trazo círculos en mi centro.
—¿Pero?
Abrí mis ojos y sonreí —El orden de los factores no altera al producto.
Eso fue suficiente para que me tomara de la nuca y uniera nuestros labios. Me tocó con más intensidad mientras me besaba de una manera furiosa, tragándose mis gemidos. Tire de la corbata y este se levantó conmigo a horcajadas apoyándome contar la liberaría, continuo besándome mientras me penetraban con sus dedos y se movía muy lentamente en mi interior.
—Silencio, Grace o harás que nos expulsen —pidió él contra mi boca, también estaba un poco agitado.
Moví las caderas y mordí mis labios —Tienes razón, más tarde podré gritar a gusto.
Él mostró una amplia sonrisa, beso mi escote y saliendo de mí, tomo mis pechos y los apretujo hasta sacarlos del vestido y regalarme miles de atenciones. Sus dientes y su lengua me torturaban los senos mientras sentía en mi entrepierna su creciente erección reclamando atención. Metí mis manos entre nuestros cuerpos y la toqué, él se detuvo y miro lo que hacía, sus ojos estaban brillantes y movió sus caderas contra mi mano.
Dejo un beso en mis labios —Ves cuánto te extrañé.
Me soltó y tomándome del brazo me hizo inclinarme sobre la mesa. Sentí mis bragas rodar por mis piernas y el picor de un azote en mis nalgas.
—¿Eso porque? —reclame.
Sentí su lengua y después sus dientes —Por causar celos en mí.
—Eso lo hiciste tú solo — grité cuando sentí su lengua en mi hendidura y su mano me silencio.
—Callada Grace, quiero saborearte —exigió él abriendo mis piernas y colocándose de rodillas.
—Luka no hay tiempo —su lengua volvió a silenciarme.
Deje caer la cabeza y mordí mis labios para no gritar por el placer que me estaba dando con su boca. Estaba a punto de caer por el precipicio de este deseo y él se detuvo. No dije nada, pues sentí su miembro acariciar mi hendidura, me quedé muy quieta y me sujete de la mesa preparada para recibirlo.
Él entró muy despacio y yo me arqueé al sentirlo llenarme. Jadeo contra mi cuello mientras movía las caderas a un ritmo asolador. Tomo mis manos y entrelazándolas con las mías las levanto por encima de mi cabeza mientras se apoyaba en mí y se movía.
La oficina se llenó de pequeños jadeos que eran silenciados y de gemidos ahogados. Apreté mis piernas y él se hundió por completo, dejando una mordida en mi hombro. Se movió un poco más rápido tal como quería y resistí la tentación de gritar. Él se apretó una última vez contra mí y eso fue suficiente para ambos, sus espasmos se mezclaron con los míos y fue simplemente maravilloso.
Beso, mi espalda y acaricio mis nalgas al tiempo que me acomodaba la ropa. Me incorpore agotada y lo ayude a arreglar su camisa y corbata. Peine su cabello con mis dedos y él mostró una enorme sonrisa. Me tomo de la cintura y me dio un profundo beso
—Fue maravilloso —murmuró en mi boca.
—Si lo fue —apenas y podía hablar.
—Entre nosotros siempre lo es —beso mi mejilla—. La cita se mantiene, lógicamente, paso por ti a las ocho.
Me sentía feliz al saber que él nunca estaría satisfecho conmigo y que disfrutaba tanto del sexo como de mi compañía. Me gustaba Luka y me gustaba tanto que me daba miedo.
Hola gracias por leer, espero les guste este capítulo
¿Qué opinan de los padres de Grace?
Si te gusto me dejan saber en comentarios.
¡Y el Luka con sus celos y corbata amarilla!!!!
Recuerden votar y compartir historia.
@paloma_escritora en Instagram
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