Sin miedo #21
Capítulo 21
Sin miedo.
Grace
Las palabras de Luka me torturaron durante toda la noche, no podía dormir y a penas me podía levantar de la cama ¿Qué había sido todo eso? La palabra «amor» había salido de sus labios ¡No de los míos! Fue él y ahora mi cabeza no dejaba de girar en torno a eso.
Quizás lo dijo sin ninguna otra intensión, como cuando ves a un cachorrito y le dices «te amo.» Podía poner un millón de ejemplos más para quitarle importancia a esa palabra, no era nada y yo estaba divagando.
Me gustaba mucho Luka y tenía que bajarle dos rayitas a eso, no era sano y nunca fue el plan enamorarme de él, aunque no estaba segura de que eso fuera, al menos no del todo.
Después de un par de horas, Greta entro en la habitación, ni siquiera sabía que vendría, pero estaba feliz de tenerla. Luka no se había aparecido, después que el doctor me atendió él se marchó sin decir mucho y desde entonces no se nada de él.
No podía evitar preguntarme si había vuelto con su madre o si en estos momentos estaba con Maritza. Mi manera de torturarme era horrible.
—Genial, nuestras habitaciones no son tan grandes —menciono Greta caminando por el lugar—. Se ve que tu novio te quiere mucho.
Rodé los ojos —¡No es mi novio!
—Lo que sea, parece que si le importas —murmuró acercándose a la cama—. ¿Te sientes mejor?
—Sí, no sé qué hizo el doctor, pero ya no me duele —asegure, aun así no me atrevía a levantarme de la cama.
Greta me miró algo pensativa —Llevas un tiempo rara ¿Me quieres decir que te pasa?
Forcé una sonrisa —Te aseguro que no me pasa nada.
Ella suspiró, creyendo poco de lo que le decía —Grace, se sincera conmigo ¿Estás enamorada de Luka?
Me quedé muda ante su pregunta y una risa tonta me atacó al punto de dejarme sin aire.
—Por supuesto que no, es una tontería —dije entre risas—. ¿Por qué dices tal cosa?
Greta, a la que no le hacía mucha gracia, tomo mi mano y la acaricio, la conversación se estaba tornando demasiado, sería y pocas veces hablaba así con ella.
—Sé cómo te mira y veo como lo miras tú a él —señaló—. Sé que es lindo, pero esta relación te acabará destruyendo.
Tome sus manos entre las mías —No estoy enamorada.
Ella sonrió —Sabes que si él te rompe yo te construiré de nuevo, pero evita que suceda o también tendré que romperle la cara.
Volví a reír, pero esta vez con los ojos llenos de lágrimas —¿Le harías eso a tu profesor?
—Por ti golpearía al mismísimo presidente —respondió ella con seguridad.
Ambas reímos a carcajadas.
—Gracias Greta.
Ella besó mi frente —Tengo que volver, descansa.
Esta conversación solo me había dejado más confusa de lo que ya estaba. Greta tenía razón, debía dejar a Luka por mi bien o estaría acabará.
Como si lo hubiera invocado, la puerta se abrió y Luna apareció con una botella de vino, helado y galletas en sus manos. Se veía muy relajado con su cabello revuelto, pantalones de algodón y camiseta oscura, me di cuenta de que poco a poco él me había enseñado una parte diferente de sí mismo, su parte relajada. Ya no era el profesor amargado que daba clases de filosofía en una tarde calurosa y nos llenaba de deberes para el fin de semana. Luka era un hombre que amaba hacer las cosas de la manera correcta, que quería cuidar de su vida y disfrutar de esta, un hombre lleno de ideas, divertido e inteligente, era un hombre al que podía admirar y en el que confiaba.
—¿Quieres tener una cita conmigo? —pregunto él con una sonrisa.
Hice una mueca —Está bien, aunque creo que vino y helado no son una buena combinación.
—De que hablas tú combinas bien con todo —respondió él sirviendo una copa de vino.
La dejo en mis manos y se acostó en la cama. Masajeo mis piernas con mucho cuidado y beso mis rodillas con delicadeza.
—Mi pequeña tonta —murmuró—. Te hiciste mucho daño calabaza.
—Estaré bien, morsa —le aseguré dando un trago a mi copa.
El vino era un tonto dulzón con un ligero toque amargo que se quedaba en la boca después de un rato. Le pasé la copa, pero él se negó a beber.
—¿No quieres beber hoy? —pregunte, pensé que quería compartirla conmigo.
Negó con la cabeza —No suelo beber.
Alce las cejas —Te he visto beber en el bar y en casa de mis padres.
El suspiro —Hoy tuve mucho trabajo, estoy estresado y prefiero solo dar un trago cuando estoy tranquilo.
—Entiendo.
Deje la copa a un lado si él no bebería yo tampoco lo haría. Tome el helado y enterrando la cuchara tome un poco y lo acerque a sus labios, esto él lo aceptó y se relamió con gusto.
—Amo el chocolate —señalo, tomando otra cucharita y haciendo lo mismo conmigo.
Estaba delicioso —Es mi sabor favorito.
—Lo imaginé, hice bien en elegirlo —contesto él, me gustaba que tuviera en cuenta esos detalles. —¿Puedo quedarme aquí contigo?
Se acomodó con cuidado entre mis piernas, recostando su cabeza en mi abdomen.
—Es tu hotel —le recordé.
Por supuesto, él podía hacer lo que quisiera.
—Ahora es tu cama —murmuró él besando mis muslos.
—Te estuve esperando toda la noche —le dije, mientras acariciaba su cabello.
—Me quedé en otra habitación, tenía trabajo y no quería molestarte —explico él.
¿Significaba eso que Maritza se había ido?
Tenía celos, muchos celos y ya no me quedaba al menor duda de que yo odiaba a Maritza.
—¿Con Maritza? — pregunté sin reparo, necesitaba sentirme tranquila.
—¿Celosa? —pregunto él, con una sonrisa en los labios.
Lo pensé un poco, ya no podía negar que lo estaba.
—Así es, no me gusta ella ni como te trata.
—¿Cómo me trata? —inquirió Luka.
Suspiré, me incomodaba decir como me sentía con respecto a esto, pero debía ser sincera.
Me crucé de brazos —Como si fuera tu novia.
Luka tomó mi mano y beso mis nudillos, sus labios estaban fríos.
—No lo es y la envié a la empresa, recuerda que yo estoy aquí contigo, no con nadie más —recordó él.
Tenía razón, él había regresado a buscarme y estaba aquí entre mis piernas comiendo helado con galletas. Se sentía bien escucharlo de su boca.
—La próxima vez que tengas trabajo quédate conmigo —propuse—. No me molesta verte trabajar, solo quiero tenerte cerca.
—Lo haré —acaricio mi tobillo con cuidado—. ¿Ya no duele?
—Apenas me lo siento — aseguré.
Él se acomodó a mi lado y me atrajo hacia su pecho, entrelazando nuestras manos y con la otra acaricio mi espalda. Sentía los latidos de su corazón contra mi mejilla, su olor, su calidez en la dureza de su pecho, todo en él me encantaba y me calmaba tanto que podría quedarme dormida y olvidar todas mis preocupaciones.
De hecho, ya no pensaba en nada desde que lo vi aparecer en la habitación.
—Luka —lo llamé.
—¿Sí? —respondió con los ojos cerrados.
—Háblame de tus padres—pedí.
Él se movió incómodo y suspiro. Sentí que besaba mi cabello y acariciaba mi mejilla, entendí que no era algo de lo que le gustaría hablar, pero yo quería conocer más de él y entender su mundo.
—No hay mucho que contar Grace, solo duerme —pidió él.
—Me gustaría conocerte —pedí.
En serio quería poder entender toda esta situación con la empresa y su familia ¿Quiénes eran y por qué la responsabilidad caía sobre Luka? Ya sabía que él se había alejado de la empresa y de todo lo que conlleva después de la muerte de su esposa ¿Por qué su madre seguía insistiendo?
—Te haré una pregunta hoy y tú me harás una a mí ¿Te parece bien? —sugirió él.
No hay nada que me moleste lo suficiente como para no decirlo, me parecía un buen trato.
—Hagamos eso — acepté, una sonrisa se dibujó en sus labios—. Ya sabes cuál es mi pregunta.
El suspiro —Bien, mi madre se casó por un matrimonio arreglado con mi padre biológico y nos tuvo a mí y a Francesco —hizo una pausa—. Mi padre a veces era genial, aunque los únicos momentos que recuerdo en los que realmente me sentí a gusto fue cuando nos enseñó a nadar.
—Pero tú no sabes nadar — señalé.
—Déjame continuar pequeña —pidió y beso mis labios—. Él acostumbraba a beber mucho y la mayoría del tiempo no era muy desagradable, nos golpeaba a mí y a mi madre, Francesco era muy pequeño, así que rara vez lo tocaba.
Sentí que mi corazón se apretaba mientras escuchaba lo que Luka me estaba contando, jamás imaginé que él y su madre sufrieran maltratos.
—Un día unos detectives empezaron a investigar a nuestra familia, al parecer mi padre había hecho algunos tratos sucios —hizo una pausa, no le gustaba hablar del tema—. Eso solo lo enloqueció más, hasta que un día decidió que debía matarnos, ya que según él mi madre lo estaba delatando e intento ahogarnos a mí y a mi hermano en la piscina una tarde. Mamá llegó evito que sucediera, esa noche escapo con nosotros.
¿Qué tipo de padre haría algo así? Ningún tipo de locura justificaba tal cosa. Acaricie la mejilla de Luka y lo besé.
—Ahora estás bien —le asegure.
—Ahora estoy contigo —beso la palma de mi mano—. Mamá se volvió a casar y después de la muerte de mis padres yo me hice responsable de todo, aunque quiera no me puedo alejar de la empresa, no puedo dejar a Francesco solo con los problemas y la mala reputación que nos dejó nuestro padre biológico.
Me quedé pensativa —Entonces tienes que hacer lo mejor que puedas y demostrar que eres Luka Caruso.
Él se sentó en la cama y me acunó entre sus brazos —Cuando hice eso descuide lo que más me importaba.
Besé la punta de su nariz y me senté a horcajadas sobre él, acune sus mejillas y las pellizque, se veía muy tierno.
—Yo te ayudaré a que eso no suceda —asegure—. ¡Seré tu mano derecha! Te recordaré tus prioridades, te apoyaré en tu trabajo y te quitaré el estrés como tú yo sabemos.
Él empezó a reír —Me parece un buen trato, señorita Abbey.
—¿Qué tienes que hacer?
El suspiro —Quizás me tenga que ir unos días y no te podré llevar conmigo Grace. No quiero ir.
«Maldición.»
No quería que se fuera, quería llorar como una niña pequeña y pedirle que olvidará lo que acababa de decir. Que se quedará conmigo y siguiera siendo profesor a tiempo completo.
—Bien, si eso ayuda a que después pases más tiempo conmigo, debes hacerlo —asegure.
En situaciones como está había que hacer lo que era correcto. No era justo que el hermano de Luka llevará toda la empresa y entendía a su madre, seguramente también era un trabajo difícil para ella y necesitaban el apoyo de Luka.
Creía que a él también le haría bien entender que por mucho que trabajará debía mantener límites y entender que su vida personal también era importante, yo estaría para recordarle eso las veces que fueran necesarias.
—Dormimos, mañana quiero enseñarte el hotel —sugirió él.
—¿Tú y yo solos? — pregunté.
Él asintió —Es una área que está cerrada, no tendremos problemas.
Odiaba ocultarme, pero era mejor eso que provocar un escándalo. No quería que descubrieran quién era realmente Luka Caruso y que la vida tranquila que él había creado se viera interrumpida. Además, tampoco sería positivo para mí que se supiera que mantengo una relación con mi profesor.
—Dime algo Grace ¿Que metas tienes? —pregunto él.
Me encogí de hombros —De momento seguir viva.
Él empezó a reír —Irás a la universidad ¿Alguna carrera en especial?
Negué con la cabeza —No he pensado en eso, no sé qué me gustaría.
Él asintió —Siempre puedes ser mi secretaria.
Hice una mueca —Fantaseas con tener una relación con tu secretaria.
Él mordió con suavidad el lóbulo de mi oreja y dejo un beso en mi mejilla —Contigo tengo un montón de fantasías.
—Bueno, te aseguro que el trabajo de oficina no es para mí, así que tendré que seguir pensando en que hacer para el próximo año —explique.
Era un tema que me incomodaba un poco, no saber nada del futuro me daba ansiedad.
—Lo encontraremos juntos —aseguro él —. De momento concéntrate con estar a mi lado.
Desperté sola en la cama. El olor a rocío me encantaba y la poca luz que entraba a la habitación la hacía sentirse acogedora.
Luka entró con una bandeja en sus manos —Buenos días, preciosa, te traje el desayuno.
Dejo la bandeja frente a mí, esta tenía una variedad de dulces y un bonito girasol. Sonreí al verlo y él se acercó y deposito un beso en mis labios.
—Espero te gusten —menciono, y claro que sí, todo se veía delicioso.
Tome lo que parecía un brownie de chocolate y le di una mordida, esponjoso y con un sabor espectacular. Me encantaba el chocolate y si seguía así terminaría rodando.
—Está muy rico, ¿ya desayunaste? — pregunté sin dejar de comer mi rico dulce.
Él sonrió —Un jugo cochino ¿Te sientes mejor como para caminar? El doctor dijo que quizás hoy ya podrías.
Mire mi tobillo, la inflamación había bajado considerablemente, lo moví en círculos y ya no dolía.
—No me duele nada y quiero ir contigo — aseguré.
—Bien, no es muy lejos, así que estará bien, pero primero te daré un baño y luego saldremos.
Tal como dijo después de que desayuné Luka lleno la bañera, esta se encontraba en el enorme baño junto a una ventana estilo francés, desde donde se podía ver todo el paisaje.
Él me quitó la ropa con mucho cuidado y me ayudó a entrar al agua, está estaba caliente y reconocí los olores que a él tanto le gustaban, sin duda alguna Luka pensaba en todo. Comenzó a desvestirse y yo lo miré embobada.
—¿Qué? —pregunto él al notar que lo observaba mientras se quitaba la ropa.
—Me parece impresionante que todo eso me lo coma yo —señale su cuerpo con mi dedo mirándolo de arriba abajo.
Él empezó a reír —Dame un lado Grace y deja las tonterías.
No era una tontería, Luka era un hombre atractivo, con un cuerpo que te hacía pecar hasta en tu mente, no es que fuera uno de esos hombres todo musculosos, simplemente se veía masculino y grande. Me gustaba Luka, todo en él se me había atractivo.
Se sentó detrás de mí y me atrajo para que me acostara sobre él. Fue cómodo estar así mientras él me limpiaba y besaba mis mejillas.
—Luka —no sabía cómo continuar.
—Dime calabaza.
Tome aire y me gire para abrazarlo —Te voy a extrañar, cuando estés trabajando.
El beso mi cuello —Te prometo que serán un par de días. Hagamos algo, te llamaré a diario ¿Te parece bien?
—Me tienes que contar cómo te fue a diario —acepte, al menos escuchar su voz estaría bien para mí—. No estaremos tan lejos.
Él negó con la cabeza —Volveré preciosa y luego te comeré a besos.
Tomo mis mejillas y empezó a dejar un montón de besos en mi rostro, me hizo gracia su comportamiento tan tierno.
Saque mis manos del agua y le mostré mis dedos arrugados —Ya salgamos, me estoy convirtiendo en sirena.
Me puse una sudadera y unos pantalones ajustados para salir con Luka, el clima esta mañana estaba algo húmedo aunque no había mucho frío, más bien era agradable.
Salimos al jardín trasero, el que estaba siendo preparado con algunas mesas, por lo que solo se encontraban el personal. Luka me guío por un sendero que llevaba a unas escaleras de piedra, el mismo me levanto en brazos y me ayudó a subir.
—Oye, yo puedo sola — aseguré, no me dolía nada.
—Entonces digamos que quería cargarte —respondió él.
Cuando llegamos arriba era solo un espacio limpio y cercado con un telescopio.
—¿Que es esto aquí? —pregunte.
—De noche sería más bonito, las luces, la música que llega desde el jardín y las estrellas, pero puesto que te irás esta tarde quería mostrarte el lugar —explico él.
Mire al rededor, no era muy alto y aun así tenía unas visitas magníficas del bosque.
—Es hermoso.
Él me rodeó con sus brazos y me abrazo por la espalda, dejando un pequeño beso en mi cuello.
—Es mi sitio favorito —señaló—. Te traeré aquí la próxima vez.
«¿La próxima vez?»
Nos sentamos en el suelo, yo entre sus piernas y simplemente nos quedamos tranquilos disfrutando del aire fresco y la tranquilidad.
El teléfono de Luka empezó a sonar y este algo enojado lo saco de su bolsillo, en la pantalla salía el nombre de Maritza.
—Contesta —pedí.
El suspiro —Seguramente es de trabajo, no me apetece ahora.
Abrí la palma de mi mano, él no sabía que le pedía y aun así dejo el teléfono celular sobre ella, se sorprendió mucho cuando tome la llamada.
—¿Cariño dónde estás? —pregunto Maritza.
—Hola Maritza, soy Grace —le informé y esta se quedó en silencio, me gustaría ver su cara ahora—. Luka se encuentra ocupado ¿Tienes algo importante que decir o solo llamaste por aburrimiento?
La sentí aclararse la garganta —Luka tiene una reunión mañana a la que no puede faltar, así que no se puede permitir distracciones.
—Tranquila, contendré mis encantos y me encargaré que asista a esa reunión mañana —asegure con mucho entusiasmo, parecía loca hablando al teléfono— Gracias por informar, no llames más.
Finalice la llamada. Luka me miraba con una sonrisa en su rostro.
—¿En serio dijiste todo eso? —pregunto él.
—Sí, no estás en un sueño —le aseguré.
Él empezó a reír y me tomo para acostarme a su lado.
—Señorita Abbey, le aseguro que usted sería una gran secretaria —repitió él mordisqueando mi cuello.
—Mi servicio es muy costoso — aseguré cerrado los ojos y dejándome llevar por sus caricias.
—Me lo puedo permitir.
Había pasado un día maravilloso con Luka y una vez volvimos a la habitación nos quedamos dormidos en los brazos del otro. Estar así me mantenía en un estado de tranquilidad que amaba.
Luka recibió un mensaje —En una hora debemos irnos.
Me moví incómoda encima de él —Yo quería seguir durmiendo contigo.
—Te prometo que cuando regrese no saldrás de la cama —hizo una pausa—. Bueno, no será para dormir.
No podíamos quedarnos así, había mucho por hacer, así que después de tener todo en orden nos reunimos con el resto que ya se preparaba para regresar a casa.
Greta me abrazo al verme y Marcello igual, este último beso mi frente.
—Te extrañé mucho ¿Te encuentras mejor? —pregunto Marcello.
—Por supuesto, hierva mala nunca muere —asegure con una sonrisa.
—¡Marcello! —lo llamo Luka—. Ayúdame a subir el equipaje.
Grace hizo una mueca cuando Marcello se alejó —Está celoso tu hombre —murmuró.
Le di un codazo —Y tú estás salida, él no es mi hombre.
El coche de Maritza se estacionó frente a nosotras, está bajo con un diminuto vestido rojo y botas negras.
—Hola Grace —saludo ella.
—Es muy temprano para tanto brillo ¿Tantos son tus deseos de querer impresionar? —respondí y la cara de Greta palideció.
—Al menos yo no me meto en la cama de mi profesor —murmuró ella.
Greta tomó mi mano y me dio un apretón, mi amiga me conocía muy bien.
—Tienes razón, tú prefieres perseguirlo y llorar para que te mire al menos por unos segundos, aunque el desagrado sea visible —explique.
—¡Greta! —llamo Luka a mi amiga.
Está solo le respondió con una cara de preocupación. Había muchas personas y no podíamos permitirnos un espectáculo.
—Tú solo eres una distracción —respondió Maritza.
¿Eso era malo?
Sonreír —Me alegra saber que tengo el poder para hacer que Luka se centre en mí y en nada más, pero tranquila, asistirá a la reunión antes de volver conmigo —le di unas palmaditas en el brazo—. Aunque quizás ni te mire, así que te aconsejo usar un vestido con más brillo.
Los dedos de Luka se cerraron en el brazo de Maritza —Sube al coche —le pidió con un tono fuerte y autoritario.
Esta lo hizo de mala gana.
—Señorita Abbey, está loca —murmuró él.
Mire a nuestro alrededor, nadie nos miraba, pero eso no significaba que podía tomar el riesgo de ser cercana con él.
—Señor Caruso, tenga un buen viaje y recuerde no mirar al culo equivocado —le advertí—. Ya sabes lo que pasaría.
Él mostró una sonrisa —Jamás haría eso, tengo que estar completo para ti.
—Llámame cuando llegues.
—Tenga un buen viaje, señor Caruso —se despidió Greta.
—Greta, llámame Luka —pidió él.
Las mejillas de esta enrojecieron —Sí, señor.
Camine con mi amiga al autobús —Ese hombre está completamente enloquecido por tu culpa —me susurró ella al oído.
Piensen en maneras de arruinar a Maritza y déjenme saber en los comentarios jajaja SE QUE LA ODIAN ASÍ QUE DESCARGUEN SU RABIA.
Si te gusto apoyan mediante votos o comentarios.
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Gracias bellas y el bello.
PD: creo que solo hay un hombre leyendo esta historia jajajaja
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