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Querido diario #5

Capítulo 5 

Querido diario.

Grace 

El fin de semana había llegado, Greta y yo nos habíamos puesto de acuerdo para estudiar en su casa, aunque yo realmente me había pasado la tarde metida en la lujosa piscina de la mansión en la que vivía mi amiga.

Estaba flotando con unas enormes gafas, mientras el sol me cubría y el agua me relajaba. 

—Creo que nos irá bien —menciono Greta sentada en el borde con los pies sumergidos en el agua—. Ya te lo sabes de memoria.

—Sí —dije sin más.

Ya era bastante extraño que yo memorizara algo que no me gustaba, se trataba del tonto amor y de la filosofía, no de canciones de Bon Jovi. 

Suspiré y nadé hasta el borde para sujetarme de las piernas de Greta.

—¿Y si vuelve a ocurrir? —le pregunto.

Ella sonríe —Estaré contigo y mejor evita comer chocolates mañana en la noche.

—¿Podemos salir hoy? —le pregunté.

Ella negó con la cabeza —Deberíamos descansar este fin de semana. 

Solté un bufido —En serio me relajaría mucho —Greta se mantuvo firme, pero yo sabía cómo manipular a mi mejor amiga—. Marcello me dijo que él y su hermana irían a un bar esta noche, podríamos acompañarlos. 

Sus ojos se agrandaron —Podríamos regresar temprano.

—Por supuesto, voy a llamarlo —salí de la piscina corriendo a su habitación.

Casi resbaló y caigo cuando toque el suelo de mármol con mis pies mojados, me sostuve de las paredes y camine con cuidado hasta llegar a la habitación de Greta. Lo que me faltaba sería que me golpeara la cabeza y se me olvidará lo que tenía que decir el lunes, estaba segura de que era algo que olvidaría una vez terminará esa tonta presentación.

Llegué a la enorme habitación de mi amiga, era encantadora igual que ella, olía a vainilla y estaba decorada con tonos pasteles de rosa, azul y crema. 

Me dejé caer en la cama y alcance mi bolso para buscar mi teléfono celular, una vez lo tuve llame a Marcello.

—Hola preciosa —saludo él detrás de la línea.

—Marcello, mañana salida a un bar —le informe.

Lo sentí dudar —No nos dejarán entrar.

Mi bolso cayó al suelo y tuve que colgarme de la cama para alcanzarlo.

—Ya por eso deberías llamar a tu hermana y decirle, seguro le encantaría —le pedí.

—Algo me dijo que saldría esta noche, le pediré que nos lleve.

—Gracias y que lleve a su novio el guaperas —finalice la llamada. 

Levanté el boldo y me incorporé en la cama, pero había agarrado algo más. Un libro grueso y rosado, estaba algo descolorido como si Greta lo hubiese tenido por mucho tiempo, pero era la primera vez que lo veía en su habitación. 

Abrí y revise la primera hoja «Diario» Lo cerré rápidamente, no podía leer el diario de Greta, lo deje en el suelo donde estaba. 

¿Por qué nunca me dijo de su existencia? Lo volví a tomar y abrí la primera hoja, lo cerré antes de leer. No debo leer su pasado, me parecía incorrecto, abrí la última hoja que había escrito, yo formaba parte de su presente y futuro, así que nada que no supiera ya iba a encontrar. 

Stella corazón, Stella y más corazones. Cerré el diario de golpe.

Greta no estaba enamorada del Ken, era mucho peor, se había enamorado de la estúpida Barbie de Stella. 

—Grace me ayudas a buscar que ponerme para esta noche —dijo Greta entrando a la habitación. 

Lance el diario por la ventana que estaba cerca de la cama, agradecí que esta estuviera abierta y espere que el jardinero no estuviera trabajando a estas horas de la tarde. 

—¿Qué lanzaste? —pregunto Greta, mirándome extraño mientras mantenía la toalla envuelta en su cuerpo.

Abrí los ojos —Nada, no lance nada ¿Qué me decías? 

—Que deberíamos empezar a buscar que ponernos porque luego llegamos tarde —dijo entrando en su vestidor. 

«Claro, quería impresionar a la Barbie.»

Greta estaba despampanante, más que muchas otras veces. Tenía el cabello rubio, suelto y lacio a la perfección, llevaba un vestido negro ajustado y sin tirantes con una pequeña aventura en la rodilla, sus ojos estaban brillando al igual que sus labios por el maquillaje que había elegido para esa noche, se veía preciosa. 

Yo me puse unos pantalones sueltos y un top, todo negro, para combinar con mi amiga y dejé mi cabello rizado suelto, más que nada porque no me apetecía peinarme.

Marcello había llegado a recogernos con su hermana Stella y su novio, el Ken estúpido. 

Habíamos llegado al bar hace una hora y ellos no habían dejado de pelear, quizás por esa razón mi amiga tenía una enorme sonrisa en el rostro. 

Me gustaba su nivel de maldad, pero me preocupaba su corazón. La Barbie no sabría cuidar a mi amiga y si era por mí no tenía mi bendición. 

Volví a pedir otra copa y me quedé en la barra para pensar y beber

—¿No crees que bebes demasiado? 

Mire a mi lado al reconocer la voz de Luka.

—¡Vaya por Dios! ¿Que haces aquí? —pregunte acabando mi trago amargo. 

Él sonrió —Yo puedo estar aquí, tú no.

En eso tenía razón, pero yo quería seguir molestándolo. 

—¿Viniste a buscar almas pecadoras? —le pregunté.

—No, solo a beber con mis amigos —respondió ocupando el lugar a mi lado—. Dame una razón por la que no debería llamar a tus padres.

Me lo pensé un poco —Ya no estás en horario laboral, así que técnicamente no eres mi profesor. 

Él parecía satisfecho con mi respuesta. 

—¿Quieres bailar? —pedí.

Necesitaba bailar para desconectar mi cerebro de lo que había leído en el diario de Greta.

—No bailaría contigo ni estando fuera de horario laboral, es incorrecto —respondió.

Resople —Pues vale, si tú no quieres, bailaré con cualquier otro hombre en este sitio y de seguro no lo verá tan incorrecto. 

Me levanté e intenté caminar hasta la pista, pero su mano me atrapó del brazo y tiro de mí hacia él.

—Muy bien, lo haré solo porque no me gusta el ambiente en este lugar y mi deber es protegerte como tu profesor —soltó su explicación innecesaria.

—Bla-bla-bla, ya vamos. 

Tire de él hasta la pista donde estaba la mayor concentración de personas. Parecía incómodo al estar tan cerca de otras personas y yo me di cuenta demasiado tarde de que no sabía que debería hacer con él, cómo tomarlo o como bailar a su lado. Él tenía razón, era incorrecto y un poco incómodo.

Aunque yo no sabía él, parecía si saberlo, colocó sus manos en mi espalda y me rodeo, no las bajo ni las subió de más, se mantuvo en el lugar correcto y en ningún momento unió nuestros cuerpos; sin embargo, tampoco me mantuvo tan lejos de él. Yo entrelacé mis manos en su cuello y me moví lentamente al ritmo de la música.

Él me miraba directamente a los ojos y me parecía incómodo, así que mire a nuestro lado junto dónde otra pareja bailaba.

—¿De qué color son? —pregunto.

Volví a mirarlo —¿Que cosa? 

—Tus ojos —señaló. 

—Castaños.

Él asintió —Tienen un poco de dorado.

Alguien me empujó contra el cuerpo de Luka, él me sostuvo con fuerza cuidando de que no cayera al suelo. Levanté el mentón y lo vi demasiado cerca de mí. Su respiración golpeaba mi rostro.

—Dorados e incorrectos —había dicho antes de separarse de mí—. Vuelve a casa Grace, no lo pediré otra vez o al menos no a ti.

Caruso era un ser muy cambiante. Volví a la mesa que estaba vacía a no ser por Stella. 

—¿Dónde están todos? —le pregunté a la linda morena con adicción al color rosado.

—Mi novio se fue —dijo está con una mueca de disgusto.

—Tu novio no me interesa, digo mi amiga —le respondí sentándome frente a ella.

Soltó un bufido —Esa mojigata estúpida está en la barra con mi hermano. 

Me quedé muy quieta procesando las palabras, tome aire —¿Cómo la llamaste?

Ella se reacomodó en su silla al darse cuenta de su error.

—Sé que es tu amiga, pero te lo advierto, ten cuidado con ella. Siempre está mirando a mi novio y puede hacer lo mismo con Marcello. Es una de estas chicas que se hacen los genios, pero en realidad son unas víboras —terminó de explicar Stella removiendo sus rizos. 

—¡El primer lugar no miraba a tu estúpido novio, te miraba a ti ridícula y si Marcello valiera tanto como ella yo misma se lo hubiese empaquetado! —hice una pausa para tomar aire y darme cuenta de que muchos nos miraban por mis gritos—. Por último…

—¡Grace! ¿Qué haces? —me interrumpió Greta.

Me giré —¡La estúpida está que no sabes lo que te ha dicho! Y por último, le arrancó las extensiones.

Me subí en la mesa para alcanzarla, no solo le pegue un bofetón, también tire de sus extensiones con fuerza mientras está forcejeaba para liberarse. Me hizo daño en los brazos con sus uñas, pero no me importaba. No la solté hasta que Marcello me levanto y me alejo de su hermana. 

—¡¿Estás loca Grace?! —me grito Greta—. ¡La golpeaste!

El labio de Stella sangraba y sus ojos estaban llenos de furia, ya no se veía tan bonita como cuando llegó.

—¡Que no me importa! Que te ofendió, no sé cómo te puede gustar una persona, así —me ahogue con mis palabras.

Los ojos de Greta se llenaron de lágrimas —¿Leíste mi diario?

No podía decir que no. No sabía qué decir.

—¿Te gusta mi hermana? —fue lo único que dijo el estúpido de Marcello. 

—Greta lo siento. 

—¡Vete a la mierda! —me empujó tan fuerte que casi caigo, pero Luka llegó a tiempo para sujetarme.

Me solté de su agarre y corrí detrás de ella, pero no llegue a tiempo. Greta se había subido a su moto y se había marchado.

Luka me siguió, lo tome del brazo y tire de él hasta su coche.

—Llévame por favor —pedí.

Él no lo dudó, subió al coche conmigo y condujo hasta la casa de Greta. Encontramos su moto mal estacionada en la calle. 

Intenté bajar del coche, pero Luka le había puesto seguro y la puerta no abría. 

—¡Abre la puta puerta! —le grité.

—No debes hablar con ella ahora —respondió él—. Ya sabes que está bien, ahora te llevaré a tu casa. 

Aceleró un poco, pero yo lo detuve apretando su mano en el volante.

—¡Que sabrás tú! Me quedo aquí, así que detente —le grite. 

Él me miró, estaba tranquilo —¿Qué sabes tú, Grace? Para ti el mundo gira a tu alrededor, está más que claro que no te importan los sentimientos del resto o que tanto se preocupen por ti, haces cosas malas, aun sabiendo que están mal y no sé por qué lo haces, quizás si seas un poco estúpida.

—¡Cállate! —pedí a gritos y él me ignoró.

—Si Greta deja de ser tu amiga, pues muy bien por ella. 

—¿Qué dices? —estaba llorando y quería golpearlo por decir estupideces.

—No te importa ella ni lo más mínimo, si te importara te hubieses esforzado con el proyecto; sin embargo, le diste a ella casi todo el trabajo. 

Solté su mano y me volví a sentar en mi lugar. No quería mirarlo, así que me concentre en mis zapatos, estaba demasiado avergonzada.

Luka condujo hasta mi casa, se detuvo y no dijo nada más. Baje del coche en cuanto quitó el seguro y corrí dentro de casa hacia mi habitación. No quería pensar y fue eso lo que hice durante todo el fin de semana. 

—No quiero ir —repetí frente al espejo.

Tendría que exponer frente a todas esas personas y junto a mi amiga, la cual me había ignorado durante todo el domingo. Estaba cansada por la falta de sueño y el estómago lo tenía tan revuelto que no había cenado y temía que si desayunaba algo terminará vomitando nuevamente frente a otros.

Me vestí lo más sencilla que pude, una camisa negra, debajo un vestido largo hasta los tobillos de tirantes y con abertura a ambos lados, estas apenas llegaban a la mitad de los muslos y como siempre, mis fieles botas. 

—Tienes que ir —ordeno mamá por milésima vez.

El viaje en bicicleta no fue alegre para nada. Al llegar al instituto vi a Luka estacionar su coche y entre lo más rápido que pude para no ser vista por él. 

—¡Grace! —me grito. Ya era tarde —. La exposición será en el teatro, en una hora.

Dicho esto pasó a mi lado sin ni siquiera mirarme. Mi estómago se encogió. 

Llegué al teatro demasiado pronto y me di cuenta tarde del error, ver el lugar llenándose solo me puso aún más nerviosa. Habían preparado dos podios y frente a ellos estaban los lugares de los representantes, los cuales ya estaban siendo ocupados. 

—¿Estás lista? —pregunto Luka.

—¿Dónde está Greta? —pregunte.

Él negó con la cabeza —No vendrá.

Mis ojos comenzaron a arder —No puedo sola.

Luka me hizo girar en mis talones, lo miré a los ojos —¿Qué es el amor? 

—No lo sé —respondí con la voz temblorosa. 

—Pues ve y dile a ellos. 

Antes de que me diera cuenta me había empujado con él hacia los podios. Me colocó en el mío y ocupo el sitio de Greta.

Luka me presento además de saludar a cada miembro y sus universidades. Yo retorcía mis dedos mientras él hablaba y miraba el montón de papeles que tenía frente a mí con lo que tenía que decir. 

Un apretón en mi mano me hizo despertar, fue suave y cálido. 

—Diles —susurro antes de volver a su lugar frente a mí junto al resto de los representantes. 

Mi corazón latía con fuerza, con las manos temblorosas tomé los papeles e intenté leer. 

—¿Qué es el amor? —la voz me había sonado demasiado inestable. Me quedé en silencio y escuché a todos murmurar—. No lo sé.

Mire a Luka, él hizo un ademán con la mano y me animo a continuar.

Tome aire —En realidad, todos estamos solos, sentimos miedos y vivimos con la búsqueda continua de una confirmación externa de que merecemos vivir —me había alejado por completo de lo que tenía que decir, es más, ni siquiera recordaba—. Platón sugirió que el amor es la clave para entender las posibilidades de la naturaleza humana…

»Spinoza definió al amor como una alegría que lleva al amante por la vía del florecimiento personal. 

Schopenhauer creía que era el instinto de reproducción disfrazado ¿Lo pueden creer? 

Tome aire para continuar cuando algunos empezaron a reír, no sabía si lo estaba haciendo mal o bien —Anendt decía que amor es superar los errores que cometemos al intentar amar. 

Lo que digo es que muchos genios hablan del amor y no llegan a una respuesta que sea lógica para todos, porque es que el amor no tiene lógica. No es una filosofía, no es una ciencia, es algo incomprensible, incontrolable y necesario. Si preguntamos a todos aquí, ¿Qué es el amor? Todos tendrían una respuesta diferente y quizás hasta comenzaríamos con el desacuerdo. Hay diferentes formas de amar, diferentes formas de demostrar o sentir, algunas correctas y otras incorrectas.

Mire a Luka, tenía una pequeña sonrisa en sus labios —Uno que no tengo ni idea de cómo se llama, dijo que ninguna cantidad de inteligencia te sacará de la estupidez, claro que también dijo que la masturbación era un crimen peor que el suicidio así que a él ni caso…  (Kant) 

Todos rieron.

—Grace al punto —me interrumpió Luka.

—Claro, perdón —aclaré mi voz—. Lo que digo es que quizás el amor sea una estupidez de la que nadie se puede salvar y yo solo sé que no hay que buscarle una lógica al amor. No la busquen, solo atrévanse y amén. 

Todos se quedaron el silencio, baje del podio y camine a la salida en total silencio cuando todos comenzaron a aplaudir, fue lo que necesitaba para salir corriendo. Me subí en mi bicicleta y la monté hasta la casa de Greta. Me fue fácil entrar, pues ya aquí todos me conocían. La encontré tomando un poco de sol en el jardín. 

—Hola.

—¿Qué haces aquí? —dijo ella sin mirarme.

Tenía las mejillas rojas y los ojos irritados. Había estado llorando.

—Quería pedirte perdón por lo que hice.

—¿Sabes exactamente lo que hiciste? —pregunto enderezando su espalda y mirándome con algo de odio.

Ella no podría odiarme, lo sabía.

—Golpear a Stella y decir que te gusta ella —dije avergonzada.

—Claro que no, que golpearas a Stella no me importa, solo te robaste mi derecho a decir como me sentía —me explico ella con la voz rota.

—¿Que quieres decir? —pregunte sentándome frente a ella.

Suspiro —Mira Grace a las personas como yo, nos tratan como si fuéramos de una especie diferente.

La interrumpí —Perdona Greta, pero yo te quiero como eres y si te preocupan en el instituto estoy segura de que te van a querer así.

Ella negó con la cabeza —Es que yo quiero que siga igual, que no me miren como si hubiese hecho algo grande porque no lo hice, solo hice algo normal, decir cómo me siento no debería causar tantos vítores y si antes no nos aceptaban ahora nos tratan como algo muy especial, extraño y novedoso cuando solo queremos ser tratados con normalidad. Si no quería decirle a nadie es justamente porque quería que me tratarán como Greta, no como Greta, la lesbiana que salió del closet —hace una pausa—, me sacaste. 

—Me cuesta entender, yo creí que ser aceptada y pues que normalizaran era bueno —volvió a interrumpir.

—Grace como yo muchos estamos conscientes de que no a todos les puedes agradar, solo quiero respeto ¿Crees que me agrada que usen los sentimientos míos y de millones de personas como campañas publicitarias para un montón de cosas ridículas? Quiero respeto, no publicidad y quiero que me den la oportunidad de elegir como y cuando expresarme, sin presión y sin que esto haga una diferencia en como me vean. 

—No sabía cómo te sentías con respecto a todo —dije tomando sus manos entre las mías—. Perdón por no respetar tu intimidad, ni tu momento, ni nada. 

Soltó mis manos —Necesito tiempo para pensar en cuanto vale esta amistad.

Me había dolido, se sintió tan feo, como un puñal que entra despacio en el pecho y te deja sin aire.

—Vale —me levanté y limpie mis lágrimas—. Quizás no lo he demostrado mucho, pero para mí esta amistad, vale muchísimo.

Espero te guste este capítulo, me gustaría saber en los comentarios que te pareció, ya que esta parte está inspirada en una persona real y conocida (especialmente Greta) 
¿Crees que Luka fue demasiado duro con Grace? 
Recuerda apoyarme dejando tu voto o compartiendo la historia para llegar a más personas. 
Gracias 😌❤️

Instagram @paloma_escritora 







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