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Ignorando al amor #23

Capítulo 23 

Ignorando al amor 

Grace 

No sabía exactamente a qué sitio me llevaría Luka, pero puesto que iríamos a ver una película antes de comer, opte por ponerme algo cómodo y a la vez bonito, unos pantalones sueltos blancos con un top del mismo color, sandalias y una chaqueta ligera para en caso de que hubiera frío por la noche. No era de usar mucho este color, pero me gustaba como se me veía el conjunto y no era tan simple como yo pensaba. 

Deje mi cabello suelto y me aplique maquillaje, raro de mí, pero también era algo que me apetecía hacer. Me encantó el resultado y bajé las escaleras dando saltos.

—¿Por qué estás tan feliz? —pregunto mamá desde la cocina—. ¿Dónde irás así? 

Me quedé muda, le había dicho a mis padres que saldría con Greta, ellos esto nunca lo veían mal, pero yo nunca me vestía de esta manera para una salida con Greta, no me vestía así para nada.

—¿Irás a ver al chico que dejaste? —adivino papá.

Ese hombre era medio brujo o algo. Cómo era posible que con solo mirarme ya entendiera todo.

—No, solo con Greta a comer unas hamburguesas y ver una película —mentí. 

Por primera vez en la historia mi mentira no había sonado creíble y pasaba que ni yo misma me creía algo así. Lo había dicho con poca confianza y eso lo notaron ambos. 

Mamá se giró y puso sus brazos como jarra en sus caderas —Escúchame bien Grace, si volviste con este chico tienes que traerlo y presentarlo.

No quería mentirle, pero no sabría definir la relación con Luka y claramente no era mi novio. Sería un problema enorme que lo presentará como tal, pues mis padres y todos ya lo conocían como mi profesor.

Pensé en esa posibilidad de decir «Luka es mi novio» sería algo escandaloso. La diferencia de edad, él era viudo, no sabría cómo mis padres se tomarían eso. Además, desde un principio mintió, aunque estaba en su derecho de ocultar a qué se dedicaba realmente, sé que eso no le gustará a mi familia. Lo peor, el escándalo que podría causar que un profesor saliera con una alumna, incluso si lo dejara sería escandaloso si alguien llegara a saber que Luka era mi profesor. 

Estaba segura de que él no tenía intenciones de irse o abandonar su empleo como profesor. Él odia su trabajo en la empresa, no sabría decir si por el desagradable recuerdo que le causa saber que por estar tan metido en el trabajo descuido a su familia o por otra razón, quizás la presión constante que recibe. Había cosas que no me cuadraban de él, cosas en las que aún desconfiaba y por esa razón y más ni podría pensar en Luka como pareja. 

Suspiré —No tengo novio, solo me estoy divirtiendo con mis amigos.

Mamá no estaba feliz —¿Qué hay de la universidad? Ya es hora de que pienses que quieres hacer con tu vida.

—Ya lo sé, no te preocupes, estoy pensando mucho en ello — aseguré.

No había pensado en nada, era un tema que odiaba ¿Qué podía esperar del futuro? Yo no era una genio como Greta, que tenía grandes expectativas para su futura carrera profesional. Yo era Grace, la chica que no tenía ni idea de lo que pasaría mañana, no tenía ningún hobby más que ver series y comer helado, cualquier cosa que intentará no resultaría.

Salí de casa y camine hasta encontrar a Luka esperando junto a si coche, él me lanzó una sonrisa cuando me acerque, abrió la puerta para mí. Me sentía intranquila ante su presencia, él se sentó a mi lado y tomándome de la nunca me beso en los labios.

—Oggi sei incredibilmente bella —«Hoy estás increíblemente preciosa» aseguro él. 

Tome su mano encima de mi muslo y besé sus nudillos —¿Qué haremos hoy? 

Él me miró algo extraño, como si estuviera adivinando algo en mí —Veremos una película y comeremos ¿Te paso algo? 

Negué con la cabeza y forcé una sonrisa —Quiero ver una comedia.

Luka manejó por casi una hora, sabíamos que teníamos que alejarnos bien si queríamos pasar un buen momento juntos sin la preocupación de que alguien nos viera. 

Llegamos al cine que estaba atestado de personas, cosa que lo había mortificado un poco al tener que esperar en la cola para más palomitas. 

Mi gigante estaba cruzado de brazos, mirando fijamente al grupo de amigos frente a él, como si de esa manera pudiera apresurarlos.

Pellizque sus mejillas poniéndome de puntillas —Cambia esa cara te prometo que amaras «explota, explota.»

El Suspiro y beso la palma de mi mano —¿Y dices que es tu película favorita? 

Sentí un cosquilleo en mi estómago, me pasaba cada vez que hablaba de algo que me gustaba mucho.

—Es la mejor película de todos los tiempos — aseguré pegando saltitos.

La gente a nuestro alrededor nos miró y por alguna extraña razón esto a él le divirtió.

—Te advierto que no me gusta el cine español —aseguro él en un tono burlón.

—Dos grandes —pedí cuando llegó nuestro turno—. Te aseguro, señor Caruso, que es la mejor que verás en tu amargada vida ¿Puedo saber cuál es tu película favorita? 

—La vita è bella —«la vida es bella»—. Un clásico italiano que recorrió todo el mundo por mostrar la inocencia de un niño en un campo de concentración mientras su padre le hacía creer que todo se trataba de un juego.

Mi piel se puso de gallina al escucharlo. Seguramente era una de esas películas que le harían llorar a mares y que no vería nunca en mi vida. Para llorar ya están los tóxicos. 

—¿Eso te gusta? — tomé nuestros pedidos y caminamos hasta nuestra sala.

—La he visto quince veces —respondió orgulloso

Hice una mueca —Psicópata.

Luka estuvo todo el principio de la película comiendo palomitas, parecía estar más concentrado en contar las palomitas que se llevaba a la boca que en la película. Después de la mitad empezó a cabecear hasta quedarse dormido. Cuando la película acabo yo estaba feliz y aplaudí con entusiasmo como si de un importante estreno se tratara cuando ya la había visto un millón de veces, pero el ruido de mis aplausos fue suficiente para que él despertara.

—Muy buena la película —dijo estirándose.

—¡Pero si te quedaste dormido! —le dije enfadada. 

Fue como ir con una morsa al cine, aunque de seguro con una morsa sería mucho más divertido.

Él negó con la cabeza —La estaba mirando y analizando. 

—Quiero un resumen para mañana sobre la película —le advertí saliendo de la sala.

Entre risas volvimos a su coche y esta vez me llevo a un restaurante italiano que al entrar estaba vacío. No debía ser tan bueno cuando a estas horas no tenía ni un cliente. Nos sentamos cerca de la ventana, tome la carta y casi me da algo al ver los precios.

—Con razón están vacíos —expuse.

Luka me miró con una ceja alzada —¿Qué dices cariño? 

—Mira este precio para una lasaña, con razón no viene nadie —le expliqué señalando la carta.

Él mostró una amplia sonrisa —Reserve todo el lugar Grace, pero siempre está lleno, es uno de los mejores Italianos de esta zona.

Me quedé muda por la sorpresa —¿Por qué harías algo así? 

Él volvió su atención a la carta —No quería que nos molestaran.

Claro seguramente no quería correr con el riesgo de encontrarse con alguien conocido.

—Ya que conoces el lugar, elige por mí —le pedí dejando la carta a un lado.

Cuando llegó el camarero Luka pidió una saltimbocca y un vino Sassicaia

Sirvieron una copa para mí; sin embargo, este permaneció con su copa vacía. 

—¿No vas a beber hoy tampoco? —cuestione, no era divertido cuando solo yo disfrutaba. 

—No me apetece.

—¿Luka que te pasa? Te he visto disfrutarlo ¿Es por el trabajo? — pregunté, quizás se sentía estresado.

Él asintió —No me gusta beber bajo estrés y aún hay cosas que no he solucionado.

—Si te puedo ayudar en algo me dices —¿en qué podía ayudarlo yo? 

Luka está preparado para llevar esa empresa, por eso su madre y todos confiaban en él al punto de rogar prácticamente su regreso o al menos Maritza así lo hacía.

—Tú solo quédate conmigo —aseguro él.

Si eso lo hacía sentir bien justo, eso es lo que haría. Conversamos un poco, aunque yo solo hacía preguntas y Luka contestaba. Me habló sobre su tiempo en la universidad, las locuras que había hecho y lo difícil que había sido para el trabajar joven en la empresa. 

Habían depositado un enorme cargo sobre él y entendía que por un momento de su vida él se hubiese concentrado por completo en el trabajo, a punto de olvidarse de lo más importante. 

Llegaron los platos y le di un bocado al mío, cerré los ojos y dejé caer los hombros hacia delante.

—Esto está buenísimo —le informé.

Él sonrió —Me alegra que te guste cariño. 

Tome un poco y lo acerque a su boca —Abre —ordene.

Luka miró a nuestro alrededor, solo había un par de camareros que nos miraban y se reían de su expresión y la mía pidiéndole que abriera la boca. Este me lanzó una mirada molesta, pero al final abrió la boca y tomo lo que le daba. 

Me encantó ver la sonrisa en su rostro mientras comíamos y hablábamos de todo un poco durante horas hasta llegar al postre un helado de chocolate y menta que me había hecho tocar las estrellas. Antes de irnos Luka pidió otra botella para llevarse, imagine que sería para beber luego.

Subí al coche y continuamos hablando mientras él conducía, hasta que note que estaba tomando el camino incorrecto y que no estábamos regresando a casa.

—¿Dónde vamos? —pregunte.

—Uno de mis hoteles, dime qué puedes quedarte hasta mañana —pidió él estacionando frente a un enorme hotel.

—Luka tienes que avisarme de estas cosas, ahora tengo que llamar a Greta —lo regañe.

—Pues hazlo porque planeo pasar toda la noche contigo —menciono él haciendo que mis mejillas ardieran.

Le envié un rápido mensaje a Greta y otro a mis padres, los cuales no estuvieron muy contentos. Imaginaba que llamarían a mi amiga después de esto. Me metería en problemas por culpa de este hombre si algo salía mal. 

—¿No te reconocerán aquí? — pregunté al bajar del coche con él.

Él negó con la cabeza —No suelo salir en público y la reservación está a tu nombre. 

Tal y como había dicho había una habitación a mi nombre. Subimos al último piso y abrimos la puerta de la suite, esta tenía unos enormes ventanales que daban a la ciudad y la tenue luz que se filtraba por las ventanas daban un ambiente acogedor a la habitación que tenía un concepto abierto, moderno y elegante. 

Me quedé de piedra al ver la iluminación cerca de la cama con pequeñas velas rojas y los pétalos de rosas cubriendo parte del suelo y la cama. 

¡Madre mía! Luka era Romeo.

Quería reír, pero también estaba nerviosa y algo asustada. Era la primera vez que alguien hacía algo así para mí.

—¿Por qué es esto? —pregunte dejando mi bolso y mi chaqueta en uno de los sillones. 

El camino hacia mí —No hay una razón, es solo porque quiero. 

Mi corazón ignoraba a mi cerebro que le pedía calma para lograr analizar la situación, este había preferí latir como loco en mi pecho.

Luka se acercó y acaricio mis brazos dejando un pequeño beso en mi frente.

—¿Me dejarías hacerte el amor? —susurro él en mi oído.

Lo, mire a los ojos —Ya lo hemos hecho antes.

Él negó con la cabeza —No es lo mismo Grace, ¿me dejarás? 

¿Lo dejaría? 

¿Cuál era la diferencia? 

—Sí —murmuré contra su boca. 

Él acarició mi cuello con su mano y me beso en los labios, un beso que hizo que las mariposas en mi estómago salieran volando y que mi respiración se agitara. Fue un beso lento que reclamaba todo de mí, lamiendo mis labios con suavidad hasta que se adentró a mi boca y me recorrió por completo.

Sentía calor y solo era un beso. Sus manos descendieron por mi espalda y una vez en mis nalgas las tomo y me apretó contra él, solté un gemido contra sus labios y mis manos volaron por su pecho hasta su rígido abdomen. 

Me levanto a horcajadas llevándome a la cama que se había convertido en un manto de pétalos rojos, beso mi cuello y yo sentí todos mis nervios licuarse. Mis dedos de enredando en las suaves hebras de su cabello, el dejo salir el aliento, lo sentí caliente justo encima de mi escote. 

Me sentó en la cama y llevo sus manos a mi espalda, lo sentí bajar la cremallera del top hasta que esté rodó por mis brazos dejando al descubierto mi bonito sujetador de encaje que justo me había puesto para él. 

Mi pulso aumentó cuando paso sus manos por mis senos y descendió por mi abdomen hasta llegar al pantalón, tiro de él por mis piernas acariciando mis muslos en el proceso. Se quedó de pie frente a mí, admirando mi cuerpo.

—Parece que yo también tengo sorpresa —murmuro mirando mi conjunto de encaje blanco.

Se volvió a acercar a mí dejando un beso en mi cadera y lamiendo mi abdomen hasta llegar al sujetador. Me acaricio por encima del encaje, endureciendo mis pezones ya marcados y respirando contra mi piel. 

—Quítalo —pidió.

Me incorporé un poco para soltar los corchetes de mi espalda y deslizar la prenda fuera. Él acarició uno de mis senos, lo apretó con su mano y luego lo llevo a mi boca degustando del sabor y calor de mi piel. Solté un gemido gustoso mientras desabotonada su camisa azul cielo y tiraba de la tela por sus hombros, él se encargó de quitarla por completo para luego volver sus atenciones a mi otro seno. 

Me rendí en la cama estirando mis brazos y abriendo mis piernas para que él se colocará entre ellas, lo rodee en sus caderas y suspiré al sentir su mano juguetear con el elástico de las bragas.

—No las rompas —le advertí, era mi conjunto favorito. 

Me miró con picardía dándole una lenta succión a mi pezón y jugueteando con él entre sus dientes antes de alejarse de mí. De rodillas tomo las bragas y las saco por mis piernas, levanto una de ellas y la dejo en su hombro, comenzó a besar mi pantorrilla mientras acariciaba el interior de mi muslo. 

Volvió a colocarse entre mis piernas y atacando mi boca acaricio mi húmeda hendidura trazando círculos suaves sobre mi clítoris.

Gemí contra su boca y que arqueé para él. Lo sentí sonreír contra mis labios, mientras rodaba conmigo en la cama. Sabía lo que tenía que hacer, también quería recorrer su cuerpo como hacía hecho él con el mío. Besé si cuello y lamí su pecho hasta llegar entre pequeñas mordidas y besos hasta su abdomen. El jadeo, cuando acaricie su excitación por encima de la tela del pantalón, amaba sus jadeos. 

Quite el cinturón y lo deje en el suelo para luego tirar de sus pantalones y su bóxer fuera. Su miembro estaba muy duro, lo tome con mi mano y lo acaricie muy espacio mientras volvía a colocarme encima de él y besaba sus labios. 

—Eres preciosa. 

Me tomo como si de una muñeca se tratará y me acostó en la cama boca abajo, sentí sus manos, apretar mis nalgas, su lengua, recorrer la curva de estas hasta llegar a mi espalda baja, dejo una hilera de besos que llego hasta mi nuca.

—Luka, estoy muy caliente —confesé algo avergonzada.

Nunca en mi vida ni siquiera con él, antes de hoy habían mimado tanto mi cuerpo y ya estaba reaccionando a todas sus atenciones, estaba húmeda y muy caliente. Necesitaba mucho más que caricias. 

Él sin decir nada, acaricio mi centro y metió con facilidad dos dedos en mi interior. Jadee pegando mi frente en la sábana blanca mientras él hacía círculos en mi interior y respiraban con dificultad contra mi cuello. 

—Más —pedí levantando las nalgas. 

Se puso de rodillas y me llevo con él sentándome a horcajadas en sus piernas. Guío su miembro a mi centro y me comenzó a acariciar. Eche la cabeza hacia atrás y cerré los ojos cuando poco a poco empezó a penetrarme. Él mordió mi cuello y soltó un gustoso gemido cuando estuvo dentro por completo. 

—Lo haremos despacio —me informo

Su voz era espesa y sus manos duras con cada apretón que me daba. Sabía que se estaba esforzando por mantener el control. 

—Sí —gemí balanceándome sobre del.

—Abrázame —pidió. 

Lo rodeé con mis brazos enredando mis dedos en su cabello y con mi otra mano aferrándome a su espalda. Él me sujetó de la nuca mientras con su mano libre movía mis caderas a su antojo, deteniéndome cada vez que yo quería aumentar los movimientos. Mis gemidos y los suyos se mezclaban mientras nuestros cuerpos se movían para dar y recibir placer, juntos y abrazados con las pequeñas gotas de sudor corriendo por nuestros cuerpos. 

Él tembló dentro de mí y se encajó fuerte gruñendo contra mi cuello, eso fue suficiente para mí, me dejé ir con un gustoso gemido mientras me acostaba en la cama y lo llevaba a él conmigo. 

Beso, mi mandíbula aun encima de mí —Te… —la frase se quedó en el aire, él me miró a los ojos —. Te quiero Grace. 

Mi corazón se apretó ¿Habría querido decir «te amo»? Ese hubiese sido otro grave error, sin duda alguna. Yo no pude decir nada y solo forcé una sonrisa, él se quitó encima de mí y yo tomé la sábana para cubrirme con ella.

¿Qué hice? Lo había sentido incorrecto ahora que ya habíamos terminado, mis ojos picaban por las lágrimas. Esto era diferente. 

—Grace —me llamo Luka.

—Ya quiero irme —me levanté de la cama envuelta en la sábana.

Los pétalos cayeron al suelo y Luka fue tan rápido que llego a mí, incluso antes de que alcanzara mi ropa. 

—¿Qué te sucede Grace? —pregunto el algo sorprendido—. ¿Que estuvo mal? 

—Todo estuvo bien, solo me quiero ir —pedí al borde de las lágrimas.

Él me tomó de los hombros —Grace, no quiero que salgas de esta habitación. Te quedarás y dormirás conmigo toda la noche. 

—¡No quiero! —le grité, sentí mis lágrimas rodar por mi mejilla.

Vi en sus ojos un brillo triste, se sentó en la cama aun sosteniendo mi mano, como si temieran que escapara. 

—¿Te he hecho algo malo? —pregunto con la voz rota—. ¡¿Te hice daño?! —grito él. 

Mi corazón se paralizó por un momento ¿Qué le ocurría? El apoyo sus codos en sus muslos y cubrió su rostro con sus manos. 

—Vete Grace —camino hasta su pantalón, tomo su cartera y la dejo en mis manos—. Si quieres irte así sin más, sin una puta explicación, hazlo ¡Lárgate ya! Pero deja de llorar y de hacerme sentir culpable de algo que… —hizo una pausa—, algo que ninguno logra entender. 

Tomo la botella de vino y abriéndola le dio un gran trago, se volvió a sentar en la cama dándome la espalda, no me miraba. Yo no sabía que hacer, quería irme y dejarlo aquí solo, hasta que vi su espalda temblar y lo supe, yo jamás podría dejarlo. 

Me arrastré por la cama y lo abrace por la espalda —Lo siento —susurre.

Ninguno de los dos era valiente para hacer frente a la situación. Él estiró la mano y acaricio mi cabello.

—Estás perdonada —murmuró dejando la botella en el suelo—. Pero al igual que me dijiste, si me vuelves a echar de tu vida me iré.

No quería eso. No podía obligarlo a sentir algo más que un simple cariño por mí, tenía miedo de pensar y hablar con él sobre lo que sentía, sin embargo, estaba segura de que yo estaba perdidamente enamorada de Luka Caruso.

Hola uuuuu ¿Qué les pareció? Espero les gustará 
Le comento sobre el plato es de origen romano, muy popular en Italia y delicioso, el precio la verdad depende del sitio 
El vino Sassicaia también es italiano y tiene un costo de quinientos dólares la botella, no es de los más caros, pero tampoco había que abusar con la cartera de Luka. 
Si sus novios no le compran un Sassicaia le dan dos patadas jajaja na mentira. 
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