Celos y mentiras #31
Capítulo 31
Celos y mentiras
Grace
Sin duda alguna mi cama era demasiada pequeña para los dos. Abrí mis ojos e intenté sacar mi brazo que se encontraba sin flujo de sangre bajo la cabeza de Luka.
¿Les ha pasado que le levantan y no se sienten el brazo hasta que ya pasa un rato y le vuelve la sangre? Bueno, pues eso me estaba pasando a mí, mi cerebro adormilado empezó a imaginar cómo sería la vida con un brazo caído, sin duda alguna abofetear a alguien sería todo un desafío.
Luka se removió en la cama —Buenos días —murmuró estirándose.
Tome mi brazo, lo levanté y lo deje caer sobre su pecho —Creo que murió.
Él mostró una sonrisa burlona y empezó a masajearme —¿Dormiste bien?
—Contigo es imposible dormir bien —lo regañé.
Ya iba recuperando la movilidad en mi brazo, al menos algo positivo para esta mañana.
—¿Y eso por qué? —se sentó en la cama.
Podía enumerar las razones por las que dormir con Luka se había vuelto un infierno. En primer lugar, te aplastaba, hablaba a media noche y roncaba en la madrugada, cuando le daba por estirarse me mandaba al otro extremo del mundo y su amiguito cuando estaba contento no dejaba dormir.
—Eres como una morsa durmiendo —explique, eso resumía todo.
Él empezó a decir —Grace, no te librarás de dormir conmigo.
Me levanté de la cama y caminé hasta mi armario en busca de algo que ponerme. Sentí un picor en mi trasero cuando Luka me pegó y me gire molesta. Él estaba tendido en mi cama, con ese torso perfecto y muslos tensos.
Mostró una sonrisa —¿Se te perdió algo? —pregunto muy burlón.
—No, ¿Tú tienes algún problema con mi culo? —le lancé la camiseta que había tomado a la cara.
—Te aseguro que sí, pero podríamos resolver esos problemas ahora —sugirió con una sonrisa y mirada pícara.
Me lancé a la cama con él —¡Eres un pervertido!
Luka me tomo entre sus brazos y comenzó a dejar un reguero de besos en mi cara. Acaricio mis pechos desnudos con disimulo y acercó su boca, sin quitarme los ojos de encima, para besarlos, saco la punta de su lengua y toco uno.
—¡Luka! —lo regañé—. Estamos en casa de mis padres y despertarán pronto.
Él hizo una mueca —Resistiré.
Se dio la vuelta colocándose boca abajo con la cara enterrada en la almohada, parecía un niño pequeño cuando se ponía en plan cariñoso y le decías que no. Acaricie su espalda raspando la piel hasta llegar al borde de su bóxer oscuro. Repetí el recorrido con mis labios y antes de que pudiera reaccionar, mordí sus nalgas.
—¡Ay! —chillo él retorciéndose.
Me levanté y corrí al baño lo más rápido que pude, pero no fue suficiente y él me alcanzó.
—Me vengaré, señorita —soltó sentándome en el lavado.
Abrió la ducha para que el ruido del agua cayendo mitigara cualquier otro sonido. Atacó mi boca, recurriendo con su lengua y raspando mis labios con sus dientes. Solté un gemido cuando tomo mis bragas y las rompió de uno soltaron.
—¿Termino tu período? —pregunto acariciando el interior de mis muslos.
Asentí con la respiración agitada. Él se arrodilló y llevo mis piernas a sus hombros acercando mi sexo a su boca. Cerré mis ojos y me perdí por un buen rato con solo dejo algunos besos y mordidas en el interior de mis muslos. Solté otro gemido cuando su lengua trazo un círculo sobre mí ya muy excitado clítoris, tiro de este con sus labios y me hizo retorcerme entre jadeos que intentaba controlar.
—Luka, no soporto esto — tensé mi abdomen cuando lo sentí meter un dedo y juguetear con él en mi interior.
Volvió a morder —Yo veo que lo disfrutas.
¿Cómo no iba a disfrutar? Sentía una corriente recorrer mi cuerpo con cada lamida que daba, mi piel se erizaba cada vez que lo sentía besarme. Me moví de manera involuntaria contra él, animándole a seguir con ese ritmo que me estaba matando.
—Si logras aguantar un poco más te aseguro que será mucho mejor —murmuro él contra mi piel.
¡No podía! Estaba a punto de romperme, intente controlar mi respiración, hasta que me froto con su mano y fue lo suficiente para qué pegará un grito y me dejará ir por completo. Sentía mis fluidos y mi propio calor, estaba avergonzada y a la vez muy excitada. Luka no esperó mucho y entro en mí bombeando con fuerza, me sentía flácida en sus brazos y simplemente me dejaba controlar por él, mientras recibía un poco más. Lo escuché gruñir en mi oído y supe que él había llegado, sin salir de mi camino hasta la ducha y el agua nos cubrió a ambos, la sensación era maravillosa.
—Señorita, Grace, ¿Soy un buen maestro? —pregunto él con coquetería.
Sonreí con los ojos cerrados —Señor Caruso, es usted un gran maestro.
Tenía muy poca experiencia sexual antes de que Luka llegara, pocas veces había sentido tanto placer antes y en algunas ocasiones llegué a pesar de que el sexo era algo aburrido. Con Luka todo cambiaba, él se esforzaba porque yo me sintiera satisfecha con cada cosa que él le hacía a mi cuerpo, con el era fácil confiar y dejarse llevar.
—¡Grace, Marcello está aquí trajo el desayuno! —aviso papá tocando a la puerta.
Luka palideció.
—¡Ya bajo!
—¿Qué hace ese aquí? —pregunto Luka enfadado.
Le lancé una toalla y comencé a recoger su ropa del suelo.
—No lo sé Luka ¡Vístete!
Me puse unos pantalones y camiseta de Månezkin para bajar a desayunar, la cuestión ahora era, ¿cómo sacaba a Luka de la casa?
—Puedes lanzarte por la ventana —pedí uniendo mis manos a modo de súplica.
El se acercó a la ventana, abotonado su camisa —Casi me mato subiendo, no creo que pueda bajar, cariño mío.
Me crucé de brazos —¿Cómo pensabas salir entonces genio?
Él imitó mi posición —Por la puerta con tus padres dormidos, pero no creí en terminar desayunando en el baño y que Marcello llegará de la nada.
Sentí mis mejillas arder, me sería imposible entrar a mi baño y no recordar esa escena.
—Bien, pisa dónde yo pise.
Bajamos las escaleras en silencio, una vez comprobé que no había nadie en la planta de arriba. Podía sacar a Luka por la puerta principal en el caso de que estuvieran desayunando en el comedor.
El me pellizco una nalga y me giré para pegarle un golpe.
—¿Grace? —me llamo mamá.
—¡Buenos días! —solté entrando al comedor.
—¿No te piensas peinar? —pregunto papá repasando mi aspecto.
—No la molestes frente a su novio —exclamo mamá.
Marcello se levantó y tomándome de los hombros, dejo un pequeño beso en la comisura de mis labios.
—Buenos días, hermosa —susurro él.
¡Dios protégelo!
Vi a Luka atravesar el umbral sin ser notado por nadie. Respire tranquila cuando desapareció.
—Ahora regreso, no me he lavado la boca.
Salí del comedor para seguir a mi gigante, seguramente estaba enfadado. Cuando mis pies posaron el porche me tomo y me empujó contra la pared, sus labios tomaron los míos con una fuerza que sentía que podría terminar por romperme, me apretó contra él y tiro de mi cabello a la vez que dejaba una pequeña mordida en mis labios.
Me miro con los ojos brillantes y la respiración agitada —No me gustó lo que vi —soltó en un tono frío.
—Si este es el resultado, me alegra que lo vieras —murmuré, apenas logrando respirar.
—Grace —me silencio él, enfadado por mi comentario—. Esto se nos saldrá de las manos.
Sabía que tenía razón. Las mentiras eran algo que te terminaban explotando en la cara, quisiéramos o no, una vez que diéramos a conocer nuestra relación, tendríamos que soportar el resultado de todas nuestras mentiras. Tenía miedo de la reacción que pudieran tener mis padres, pero de algo estaba segura y es que yo amaba a Luka.
—Cariño — acuné sus mejillas entre mis manos—. Todo estará bien, estaremos juntos.
El beso la palma de mi mano —Lo sé, te amo y no vuelvas a dejar que te toque o le arrancaré los brazos.
Sonreí —Adoro tus celos.
El acomodo mi cabello detrás de mi oreja —No quiero seguir oculto, cuando soy yo al que amas.
Suspire —Pronto.
Me acuné entre sus brazos y respiré el olor de su pecho, amaba su olor.
Me despedí de Luka y regresé a casa. Marcello se comportó durante toda la mañana de una manera muy gentil y romántica, me hacía sentir algo incómoda a pesar de que este tipo de trato ya lo habíamos tenido, pero no quería decepcionar a Luka, sin importar que él no estuviera. Me traté de alejar lo mejor que pude de él manteniéndome ocupada o mejor dicho, fingiendo estarlo.
Cuando me acompaño a clases, no pude evitar que Luka nos viera y pusiera su cara de pocos amigos. Entre al salón, con Marcello a mi lado y Luka detrás de nosotros, sería una clase muy larga para mí.
—¿Qué está pasando? —pregunto Greta en voz baja mientras Luka explicaba algo.
Suspire —Estoy fingiendo salir con Marcello.
Ella hizo una mueca —Pensé que él estaba saliendo con alguien más —me informo ella.
Mire a Marcello que estaba adormilado detrás de mí. No creía que él estuviera saliendo con alguien más, de ser así no hubiese aceptado volver conmigo.
—Si lo está, seguramente la chica no estudia aquí —susurre, ocultándome detrás del libro—. Si estuviera aquí, ya yo estaría sin cabeza.
Greta se lo pensó —Creo que es mayor que nosotras, no la pude ver bien, pero eso parecía.
En cualquier caso, era bastante normal que Marcello saliera con varias mujeres a la vez, pero me parecía imposible que estuviera saliendo con alguien mayor que él. No era común, nunca lo había hecho, pero supongo que podía ser alguna amiga de su hermana.
—¿Podemos unirnos a la conversación señorita Abbey? —pregunto Luka, con los brazos cruzados—. Parece más interesante que mi clase.
Ya estábamos otra vez con sus celos.
Me enderecé en mi lugar —Lo siento, me había perdido y le estaba preguntando a Greta.
Él me lanzó una mirada severa, con la mandíbula apretada y los hombros tensos.
—La próxima vez me pregunta a mí —exigió.
—Lo siento, señor Caruso, lo haré así la próxima vez.
«¡Idiota!»
Termino la clase y yo salí enfadada del salón, tanto que ni siquiera Marcello se atrevió a decirme nada. Luka pasó a mi lado y sin mirarme pidió: —Venga a mi oficina, señorita Abbey.
Tome aire y lo seguí, él abrió la puerta para mí y una vez dentro la cerro con seguro y se sentó en su sitio. Yo me quedé de pie en el centro de la oficina sintiendo su mirada oscura posarse en mí.
—Quiero que lo dejes ya Grace —pidió él en un tono autoritario—. No soporto verlo creer que de algún modo eres de él.
Suspire —¿Crees que me gusta? No puedo dejarlo ahora, mis padres creen que salgo con él.
Se levantó de su silla golpeando la mesa —¡¿Qué hago!? No voy a seguir fingiendo que no me molesta, puedo fingir no tener nada contigo, pero esto no.
—Número uno, a mí no me grites y número dos, tú en su momento también fingiste tener una relación con Maritza —le recordé.
Él rodó los ojos —Sabes que no es lo mismo ¡Lo sabes! Ella no fue mi novia.
Este hombre iba a salir mal de la oficina cuando me volviera a levantar la voz.
—Te la follaste y además de eso dejaste que dijera que era tu novia, Incluso me dijiste a mí que no podías hacer nada para evitarlo —si él me iba a sacar que Marcello era mi ex, yo también le sacaría cositas.
—¡Fue solo una vez! —se acercó a mí y me tomo por los hombros—. Aclare que yo y Maritza no teníamos nada una vez que me di cuenta de que te amaba y eso fue mucho antes de que te lo dijera.
Me estaba ablandando y no lo conseguiría tan fácil.
—Luka tú… —no tenía nada que decir—. Yo… ¡Maldición!
Él me apretó contra su cuerpo y acunó mi mejilla —Sé que fingir una relación con Maritza estuvo mal, pero tú y yo no éramos nada, ahora lo somos y no lo soporto.
Lo miré mal —Tienes que darme tiempo Luka.
El beso mis labios —No más de una semana y si te toca lo mató.
—Esos celos son muy tóxicos —mencioné poniéndome de puntillas para poder besarlo.
Sabía que Luka era celoso, eso lo había notado, pero no al punto de se molestara tanto. Quizás simplemente era porque se trataba de Marcello, ya había tenido algo con él y es bastante normal que se sintiera incómodo.
—Lo que tú digas —tocó mis labios con su dedo—, pero esto solo es mío.
Este hombre tenía esa habilidad para enfadarme, enamorarme y calentarme en menos de cinco minutos. Saque mi lengua y roce su dedo.
—Si seguimos así, voy a terminar embarazándote Grace —murmuró él.
Mordí mis labios —Tranquilo, tomo la píldora, así que no te cortes.
Una sonrisa pícara y una mirada fueron suficientes para saber que él me deseaba.
—¿Estás enfadado? —pregunté susurrando en su oído.
El cerro los ojos y respiro el olor de mi cabello —Mucho —respondió en voz baja.
—Bueno —hice una pausa para acariciar su torso por encima de la camisa gris que llevaba—. Creo que te prometí ser la que aliviará tus días.
Él acarició mi mandíbula y metió su dedo en mi boca, lo chupé y besé mirándole a los ojos, me encantaba ver cómo reaccionaba a todo lo que yo le hacía.
—¿Cómo se supone que harás eso? —pregunto él.
—Siéntate —pedí.
Luka me arrastró con el a la silla, pero yo me bajé de su regazo y me puse de rodillas entre sus piernas, abrió levemente los labios y soltó un suspiro cuando acaricie sus muslos clavando mis uñas rosas en él, seguí por su torso y acerque mi boca a su creciente miembro dejando un beso a través del pantalón.
Él sonrió y se acomodó en la silla dispuesta a disfrutar.
—¡Maledizione! —soltó en italiano cuando tocaron a la puerta.
Puse los ojos en blanco —No la dejan a una disfrutar —me queje.
—¡Cariño!
Ambos nos miramos con los ojos muy abiertos cuándo escuchamos la voz de Maritza detrás de la puerta. No debí hablar de ella, había invocado al diablo y este había venido en el cuerpo de Maritza.
Luka abrió la puerta del armario y yo entre rápidamente, no sin antes darle una patada en la pierna por permitir que esa estúpida de Maritza se presentará aquí.
Me quedé en silencio dentro del pequeño e incómodo armario que por suerte estaba casi vacío. Vi a través del espacio que quedaba entre ambas puertas como Luka habría la puerta para Maritza, está paso a su lado meciendo las caderas y se sentó en la esquina de la mesa.
—Hace mucho no te veo, imaginé que seguías con esto de ser profesor —dijo con algo de desagrado—. Esa niña… ¿Cómo se llama?
El se cruzó de brazos —Si te refieres a Grace, está muy bien.
Ella mostró una sonrisa —¿No te cansas de jugar a ser su profesor? No te podría dar nada.
«Puta, puta, puta.»
—Maritza, si viniste a hablar de mi relación, será mejor que regreses a casa —dijo señalando la puerta.
Maritza se acercó a él —Non hai voglia di andare dal tuo? —«¿No te apetece mejor ir a la tuya?» Pregunto acariciando sus hombros.
—Ho già più di quello che voglio a casa —«ya tengo más de lo que deseo en casa» respondió él en un tono frío.
No había entendido ni una mierda de lo que estaban diciendo, pero claramente por el tono de vos ella se le estaba insinuando y para mí ya eso era suficiente para ir y arrancarle la cabeza.
Abrí la puerta y camine hacia ella —¡Ven aquí, hija de puta!
Ella se sorprendió mucho de verme salir del armario, pero no le dio tiempo y antes de que pudiera reaccionar ya yo tenía su cabello entre mis manos y estaba tirando de ella al suelo.
—¡Grace! —Luka grito y tiro de mí.
Nada me podía despegar de la cabeza de Maritza, quien no dejaba de gritar. La puerta se abrió y Greta entro: —Profesor, aquí traigo mi…
—¡Cierra la puta puerta! —exigió Luka tirando de mí por mis caderas.
Greta cerró la puerta y lanzando su trabajo al suelo intento tirar de mis brazos para qué soltará a Maritza. Al final lo consiguieron, Luka me abrazo con fuerza evitando que pidiera moverme.
Maritza intentó levantarse, tenía el maquillaje corrido, el cabello enmarañado y un taco rojo se había quedado en el otro extremo de la habitación. Greta tomó el tacón y un mechón de cabello rubio del suelo y se lo paso instando a qué se levantará y se fuera.
—¿No ves dónde estamos? —me regaño Luka.
—¡Sí, la que no lo ve es ella! —respondí a Luka—. No me voy a esconder de la idiota, está.
—¡Es una salvaje! —dijo Maritza que aún no se lograba componer.
—Greta sácala de aquí, por favor —pidió Luka.
Greta ayudó a Maritza a salir de la oficina. Me crucé de brazos cuando Luka me soltó.
El tomo una bocanada de aire —Eso fue arriesgado, Grace.
—¿Querías que me quedara a verla en ese descaro?
El cerro, los ojos —¿Ya sabes cómo me sentí?
Apreté mis dientes —Vale, tienes razón, es una mierda estar escondidos ¿Qué hacemos?
El tomo mi brazo —Te lastimo.
Tenía las marcas de sus uñas en mi brazo y apenas ahora me daba cuenta de que me ardía la piel, había quedado una ligera e insignificante línea de sangre que aun así Luka noto y limpio con su pañuelo, soplando en la herida.
—¿Duele? —pregunto.
—Ahora que la tocaste, sí —respondí.
Luka suspiró —Voy a despedir a Maritza, esto fue demasiado.
—Yo fui quien se le fue arriba —mostré mi brazo—. Esto fue básicamente en defensa propia.
Él me acunó entre sus brazos y se sentó conmigo en su sillón —No debió venir aquí en primer lugar.
Tome sus mejillas e hice que me mirara —Yo la odio y realmente me da igual lo que hagas con ella, pero su despido no solucionará nada.
—¿Que crees entonces?
—Creo que debemos ponerle fin a las mentiras.
Había que hacerlo antes de que estás se volvieran cada vez más grandes y dañinas, no quería perdés a Luka y que la relación se viera afectada por algo que nosotros mismo no pudimos controlar. Prefería pasar por un momento amargo, pero diciendo la verdad yo misma que ser descubierta.
Un poquito de italiano de aquí salen aprendiendo a hablar italiano.
Me dejan saber que les pareció el capítulo en comentarios.
Si quieres una nueva actualización mañana déjame tu voto para saber que te gustó.
Nota: les cumplí con dejar calva a Maritza, bueno se hizo lo posible, pero tranqui no se queda así.
¿Que esperas de los próximos cap? Hay muchos giros que de seguro nose imaginann. Los leo.
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