
Atrapados #32
Capítulo 32
Grace
Atrapados
Terminamos las últimas clases y exámenes de esta semana, me sentía realmente incómoda con todo lo que estaba sucediendo. Luka trataba de animarme y yo hacía lo mismo por él, pero ambos teníamos miedo de que algo muy malo terminara sucediendo.
Recogí mis cosas y caminé a la salida cuando recibí la notificación de un mensaje, se trataba de él.
«Ven conmigo a casa.»
Ya le había prometido a Greta acompañarla y hacer unas compras, yo también lo necesitaba, puesto que pronto sería mi cumpleaños, quería comprar algo lindo para mí. Le escribí un mensaje avisando que iría por mi cuenta después de terminar con Greta.
Una tarde con ella me haría bien, caminamos de tienda en tienda, más que buscar algo para mí no dejaba de pensar en todo.
¿Cómo resolvería esto?
Era puro estrés y ansiedad lo que tenía en el cuerpo.
—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que tú y Luka se conocen? —pregunto Greta tomando unas cuantas prendas para ir al probador.
Hice una mueca —No lo sé, unos meses, ¿por qué lo preguntas?
Cerró la cortina —Ustedes parecen querer ir mucho más lejos y pues me preocupa lo que puedan pensar tus padres.
Suspire —No me recuerdes eso, no lo dejo de pensar.
Greta salió con un vestido rosa, de tirantes y escote en uve.
—¿Te gusta este para tu fiesta de cumpleaños? —pregunto dando una vuelta.
—Quiero que brilles —tome un vestido que se encontraba cerca con lentejuelas doradas—. Este.
Ella lo miró con algo de desagrado, era corto de tirantes y dorado ¡Era dorado! ¿Qué más se le podía pedir a un vestido? Volvió a cerrar la cortina.
—Creo que deberías decirle que están empezando a salir después, no les sueltes que estuviste todo este tiempo manteniendo una relación secreta —sugirió Greta.
—Luka les agrada —mencioné.
Lo habían dicho muchas veces, no dejaban de decir que el señor Caruso era un hombre, aunque algo solitario, muy simpático y correcto. Claro que si les digo que estoy en una relación con él dejarán de verlo así. No encontraba una manera de maquillar la realidad para que esta no terminará dándome un puñetazo en la cara, tenía la impresión de que a nadie le gustaría esta relación entre nosotros.
—Pues podrían esperar a que terminarán las clases, solo faltan dos meses y luego de unos días decirles que estás saliendo con él —finalizó Greta, abriendo la cortina y estirando sus brazos al aire.
—Increíble ¿Cásate conmigo? —pedí uniendo mis manos.
—Lo siento, estoy saliendo con alguien más —respondió con arrogancia.
Le di una patada en el trasero —¿Estás viendo a la prima de Luka?
Ella mostró una sonrisa —Hemos salido un par de veces.
Hice una mueca —Bien, ahora si una de las dos se separa tendremos que seguir viendo al ex.
Greta puso los ojos en blanco —No creo que en el mundo exista algo capaz de separarlos a ustedes y no me cambies el tema.
Tome aire —Que sí, haré como dices.
—Y deja a Marcello, eso te explotará en la cara.
Le di un enorme beso en la mejilla —Tan linda mi amiga.
—¡Grace! —me regaño cruzando sus brazos.
—¡Lo tengo controlado! — tomé mi teléfono para ver la hora y un mensaje de Luka—. Tengo que ir a ver a la morsa, cuídate.
Me despedí de Greta y salí corriendo de la tienda, no sin antes comprarme un helado para el camino. Cómo dije una tarde con Greta me haría bien, ella hacía parecer que las cosas eran más fáciles de los que uno creía y quizás tenía razón y solo debía esperar al momento adecuado, sorprendería a muchos, pero ya no sería algo tan prohibido.
Caminaba por la tranquila calle rumbo al edificio de Luka, tarareando una canción, con las manos y más mejillas pegajosas por el helado.
Me giré, sentía un cosquilleo incómodo en la nuca, un hombre vestido con un traje gris, bolso de diseño y un reloj que costaba más que mi vida estaba caminando detrás de mí.
—Raro —murmuré.
Me sentía incómoda al saber que él estaba a mis espaldas, así que decidí cambiar y cruzar la calle para no verme tan cerca de él, a los pocos segundos me volví a sentir incómoda, el hombre estaba cerca. Me detuve y me senté a esperar un poco y una vez me alcanzó él se detuvo y disimuló mirando al mar.
Saco su teléfono celular y empezó a tomar fotos, cualquier diría que estaba fotografiando al mar, pero no, lo llevaba muy arriba, era como una selfi
Entrecerré los ojos, algo cegada por el sol de la tarde.
—¿Me estás siguiendo? —le pregunté.
El hombre se giró —¿Me habla a mí? —se señaló a sí mismo.
—No a tu abuela, claro que te hablo a ti —éramos las únicas dos personas que se encontraban en este lugar.
Él mostró una sonrisa —No sé a qué se refiere, señorita.
Me levanté y cruce mis brazos —¿Eres un acosador? Ya sé que soy bonita, pero está mal que me sigas ¿Quieres que te siga yo a ti? Puedo llegar a ser muy irritante.
El hombre miró a nuestro alrededor algo confundido —No sé dé qué habla.
Tome el teléfono celular de sus manos —¿Me tomaste fotos?
—¡Devuélveme mi teléfono! —exigió.
Le restregué mi helado en la cara y comencé a revisar las fotos, llevaba todo el día siguiéndome y tomándome fotos.
¡Maldito enfermó!
Él se quitó el helado de la cara, le di una patata en la entrepierna que lo hizo caer de rodillas y comencé a golpearlo con mi bolsa de compras.
—¡Solo estoy trabajando! —grito él desde el suelo, esquivando mis golpes.
—¡¿Eres fotógrafo y yo monumento?! —le pegué lo más fuerte que pude—. ¡Degenerado!
—¡Grace!
Me giré y corrí hacia Luka al escuchar su voz.
—Ese imbécil me estaba tomando fotos y siguiendo — señalé al hombre que se levantaba del suelo.
Luka cerro los ojos y soltó un suspiro —¿Por qué le pegas?
«¿Qué?»
—Señor Caruso, lo siento, no sé cómo me descubrió —se disculpó el chico, le faltaba un cristal a sus lentes.
«¿Pero qué carajos estaba pasando aquí?»
Luka sacó su billetera y le dio un fajo de billetes al hombre —Te llamaré.
Me separé de mi novio indignada ¿Cómo era posible que encima le diera dinero?
Me crucé de brazos —Tenías que pegarle no darle dinero.
Él imitó mi posición —¡Te contraté un guardaespaldas y tú le pegas!
—¡¿Y porque putas me seguía un guardaespaldas?! —le grite y le lance un golpe a el también con la bolsa.
Cubrió mi boca —Discutiremos en casa.
No dije ni una sola palabra hasta que llegamos al apartamento, deje mis cosas junto a la puerta, me dezcalce y me lance al sofá. Luka se sentó en su sillón frente a mi, me miró pensativo, quizás buscando la manera de explicar lo que estaba sucediendo.
¿Por qué me había puesto un guardaespaldas?
¿Por qué este me seguía y me tomaba fotos?
Luka tomo aire —Esto es un poco difícil de explicar.
—¿Crees que te engaño? —me fui directo a los celos.
Luka era celoso, eso lo sabía y justo ahora que estaba fingiendo tener una relación con Marcello me seguía un supuesto guardaespaldas. Se me hacía extremo que tomara una decisión de esa magnitud sin consultarme.
El nego rápidamente con la cabeza —Por supuesto que no. No sé trata de eso.
—Bien habla y quizás te perdone —al menos intentaría hacerlo sufrir.
Me señaló —No me grites y no me interrumpas —advirtió.
—¡Habla ya! —le grite, odiaba la espera.
Luka hizo una mueca —Estoy un poco paranoico, he recibido algunas amenazas y pensé en contratar un guardaespaldas para ti.
Alce una ceja —¿Estoy en peligro?
El me miró a los ojos, noté un poco de temor en su mirada.
Nego con la cabeza —No, todo estará bien.
Me levanté y me senté en sus piernas —¿Tu estás bien?
Asintió —Si tu estás bien yo estoy bien.
Le di un beso en los labios —¿Por qué me tomaba fotos?
El me rodeo con sus brazos —Para saber que hace su trabajo.
—¿Sali bonita?
Nego con la cabeza —No eres muy fotogénica cariño.
Le pegue en el brazo —Ya no me hables y hazme la cena.
Me acoste en el sofá, quería descansar y pensar un poco. Sabía que Luka no me estaba contando todo y ahora quería ver esas fotos o moriría de la vergüenza.
—¿Te quedarás? —pregunto el acostándose encima de mi.
—Si y la pasaremos muy bien.
Mostró una sonrisa de satisfacción y me dejó un profundo beso en los labios. Alguien estaba ansioso ¡Pobrecito!
Terminamos de cenar y Luka no tardo en levantarme a horcajadas y llevarme con el a la cama. Se metió entre mis piernas y entre mordiscos y besos en mi cuello, empezó a quitarme la camiseta. Me estire perezosa y solté un gran bostezo.
—Que sueño más grande —dije alejándome de el.
Me termine de quitar la ropa y quedando en bragas me acosté en la cama haciéndome un ovillo. El se quedó de rodillas frente a mi con las manos en las caderas y la camisa desabotonanda, se quedó observando por un rato y luego sarandeo mi pierna.
—¿Dormirás ahora? —pregunto tirando suavemente de mi.
Solté otro bostezo, cada vez más falso —Eso haré.
Se acercó a mi y susurro en mi oído —¿Y la noche divertida?
Sacudí mi cabeza —Ten un sueño divertido cariño —le di un pequeño beso en los labios antes de cerrar mis ojitos.
Lo sentí resoplar, el ruido de su ropa caer el suelo y luego un tirón en la manta cuando se acostó a mi lado y se cubrió. Alguien estaba enfadado.
—Hoy es viernes —menciono, lo ignore—. Y mañana es Sábado.
—¿Y eso que? —murmure.
—Hoy te lo perdono, pero mañana sábado espero tu enfado haya pasado porque no te perdono un sábado sin sexo —dicho esto se acostó.
Me entró la risa —No estoy enfadada.
Si que lo estaba. Sabía que no me estaba contando todo, habían muchas más razones por las que el había contratado a un guardaespaldas o lo que sea ese.
—Si que lo estás —gruño, tironeando la manta.
¡Será infantil la cara de morsa!
—Vale, si tú lo dices.
—¿Te puedo abrazar al menos? —pidio en un tono lastimoso.
Me lo pensé —Vale.
Luka me abrazo por la espalda escondiendo su rostro en mi cabello, lo sentí suspirar. Levanté un poco mi trasero hasta sentir su miembro contra mi, me moví con disimuló hasta que el agarro mis caderas y me detuvo.
—Si no quieres no provoques —exclamo molesto.
Volví a reír —Lo malinterpretas señor Caruso, solo me acomodo.
El sonrió, pero está se esfumó cuando tome su mano y la coloque sobre mi pecho.
Se separó de mi —¡Estás jugando conmigo!
Se dió la vuelta y se cubrió hasta la cabeza con la manta. Rei a carcajadas y lo abrace descubriendo su rostro y dejando algunos besos en su mejilla.
—A dormir grandulon, mañana es sábado sabadete.
—¿Sabadete? —repitio el.
—Sabado sabatede, cómetelo todete.
Luka empezó a reir —Estas loca.
Nunca dije que fuera normal. Luka se quedó dormido bajo mis caricias y besos, al poco tiempo yo también logré cerrar mis ojos y conseguir descansar un poco, pero había algo que aun no dejaba de molestarme.
Sabía que existía una razón más grave por la que Luka contrato seguridad, el estaba siendo investigado constantemente por la reputación que había tenido su empresa en el pasado ¿Y si había algo más que lo amenazaba? Había mucho que yo aún desconocida, por culpa de esa querida manía suya que no planeaba desaparecer, tenía la costumbre de ocultar sus problemas del resto, era su manera de proteger a quienes lo rodeaban. Yo opinaba de otra manera, las mentiras podían hacer más daño que una verdad, por más que doliera.
Sabía que viniendo de mi eso era algo hipócrita, teniendo en cuanta que yo era la reina de la actuación y el engaño, pero en más de una ocasión mis propios errores me habían fastidiado y sabía que en este momento estábamos lidiando con algo más grande y peligroso. Está vez no era un simple juego, nuestras mentiras, todo lo que ocultamos podría acabar destruyéndonos.
Me levanté de la cama, eran a penas las doce, pero sabía que Luka dormía tan profundo que se podía caer el edificio y el no se enteraría. Camine por el apartamento, revisando la estantería de libros, incluso su teléfono celular.
—Hijo de puta sigue a las Kardashian.
Fuera de eso estaba más limpio que un angel. Me sentía tóxica haciendo esto, así que decidí dejarlo.
Volví al armario en busca de una camisa de Luka, la noche estaba fresca y con el llevándose media manta cada vez que se movía necesitaba algo que me cubriera un poco. Tome una camisa azul y con esta cayó un sobre naranja al suelo, había visto uno como este en su coche, solo que ahora estaba más arrugado.
Me senté en el suelo y lo abrí, deje caer el contenido frente a mi, eran fotografías y en todas salíamos nosotros. Sentí que me quedaba sin aire, cubrí mi boca para no gritar de la rabia o de la sorpresa, solo quería gritar. Mis ojos picaban por las lágrimas que se acumulaban, al final si me volví un problema para Luka.
Ya entendía todo, alguien lo estaba amenazando con estás fotos ¿Quien haría algo así? Las razones sobraban, un escándalo como este sería muy provechoso para cualquiera.
Guarde todo rápido cuando lo ví moverse en la cama, me puse la camisa en los hombros y volví a la cama con el.
Me abrazo —¿Te levantaste? —pregunto adormilado.
—Tenia frío, me quería vestir —mi voz salió demasiado rota.
El se incorporo un poco apoyándose en su brazo —¿Te pasa algo cariño?
Negué con la cabeza y lo abrace —Te amo.
No podía enfadarme con él por intentar protegerme, aunque su manera de hacerlo era ocultandome parte del problema, lo resolvería más tarde, hablaré con el sobre esto cuando estuviera más calmada.
A la mañana siguiente me desperté sola en la cama, pero sintiendo el delicioso olor del desayuno en la cocina. Me levanté estirando mi ropa y mi cabello, no es que mejorará mucho, pero al menos había que fingir normalidad.
Me acerqué a Luka, quien estaba tomando su asqueroso jugo verde y le di un beso en el rostro antes de sentarme frente a mi plato.
—No dejaste de moverte toda la noche —menciono él, no dije nada al respecto—. Te conozco lo suficiente para saber que algo te pasa, puedes decirme.
Otra vez sentí las lágrimas acumularse, deje el cubierto a un lado y cubrí mi rostro.
—Vi las fotos y sé que te están amenazando por mi culpa —empecé a llorar como una niña pequeña—. Este tipo de cosas me las debes decir.
Él me acunó entre sus brazos —Justo por esto no te digo, lo solucionaré Grace, no tienes que llorar.
Me alejé de él —¡Tú ya tienes muchas cosas! Cargas con tanto y me siento inútil, soy un problema más en tu vida.
Él me tomó acunando mis mejillas, me miró con esos ojos oscuros y beso mis labios.
—¿Grace, recuerdas cómo era antes de que te metieras en mi vida? Una vez me preguntaste que hacía cuando tú no estabas y la respuesta era existir, simplemente existía y no quiero que mi vida sea solo eso —hizo una pausa en la que seco mis lágrimas—. Podremos tener muchos problemas, pero los superaré y seguiré contigo, cueste lo que cueste.
—Pero tu reputación se puede manchar si se enteran de que trabajas como profesor y encima sales conmigo —exclamé entre sollozos.
Él negó con la cabeza —Repite conmigo, me importa una mierda.
Era raro que Luka le restará importancia a los problemas, eso era algo que habitualmente hacía yo.
—Me importa una mierda —repetí.
—Vístete, tengamos una cita hoy —sugirió él.
Estaba con depresión y ni siquiera el amarillo me alegraba la vida, termine de arreglarme y subí al coche junto a un radiante Luka, era increíble como afrontaba las cosas, por más duras que fueran y todo para que yo estuviera bien. Tenía que amarlo lo mejor que pudiera.
Condujo manteniendo una charla tranquila conmigo hasta el zoológico, así es me llevo al zoológico. Jamás pensé que mi novio me traería aquí, hacía tiempo que no venía y sentí las mariposillas en mi estómago al bajar del coche. Luka no me tomo la mano, sabíamos que eso sería arriesgado, pero se mantuvo caminado a mi lado.
Él reía y señalada a los animales mientras hacía algún comentario absurdo sobre ello.
—¿Te sientes mejor cariño? —pregunto mientras se metía un trozo de algodón de azúcar a la boca.
Suspire —No, la verdad es que... —me quedé en silencio al ver el letrero frente a mí—.¡Morsas! Corre Luka vamos a ver a tus parientes.
Salí corriendo según las señales que indicaban el camino, pegue saltos cuando las encontré.
Luka llegó agitado a mi lado —¡Solo son morsas!
Señale a los animales que no hacían más que dormir —¡Mira qué bonitas! —sarande a Luka.
—Grace, ¡no hagas un espectáculo! —pidió él al notar que algunas personas nos miraban.
—¡Miren, aquí tengo a uno de ustedes! —les grité a los animales.
—Iré a por helado —se alejó de mí lo más rápido que podía.
Comencé a reírme de él, era tan fácil avergonzarlo, se preocupaba mucho por las personas a su alrededor.
Me quedé cerca para no perderme de su vista y seguí admirando a estos animales. Yo dormía con uno de estos bichos a mi lado, estaba segura de que de ser posible Luka reencarnaría en una morsa, una muy gorda, peluda y aburrida morsa, yo lo iba a querer igual.
—Son interesantes estos animales —menciono un señor a mi lado.
Hice una mueca —La verdad no, solo me recuerdan a mi novio.
El alzo, una ceja —Curiosa comparación.
Este hombre se me hacía conocido, debía tener unos cincuenta años, el cabello estaba cubierto de un manto blanco, pero aún tenía rastros de cabello negro, sus ojos eran oscuros una mirada que yo reconocía a la perfección, solo que a él me faltaba algo. Su mandíbula marcada, labios finos y piel bronceada. Era como estar viendo a Luka dentro de unos treinta años ¿Había viajado al futuro?
—E bello conoscerti finalmente, Grace —«es un placer conocerte al fin, Grace,» dijo en italiano.
¿Cómo sabía mi nombre? Intenté no entrar en pánico ¡Estaba aterrada!
—¿Quién es usted? —pregunte en un tono tranquilo.
—¡Grace, aléjate de él! —grito Luka caminando hacia mí.
Lo hice, retrocedí hasta tropezar con el cuerpo de Luka, él me estabilizó tomándome por los hombros, sentí su corazón latir con fuerza.
—Cosa stai facendo qui? —«¿qué haces aquí?», pregunto Luka.
Entendía muy poco.
El hombre mostró una sonrisa —Visita alla famiglia —«visitando a la familia.»
Bueno, algo entendía, pero no llegaba a comprender. Luka me estaba encajando sus dedos en mis hombros.
—Stai lontano dalla mia famiglia e da mia moglie —«alejate de mi familia y de mi mujer,» exigió Luka.
El hombre me miró —è solo una puttana —«es solo una puta.»
Luka dio un paso hacia él y yo lo detuve. Quizás hablaba muy poco de italiano, pero comprendía los insultos y sabía dónde más le dolía a un italiano.
—Stronzo, vaffanculo —«mamador de culo, estúpido» le dije a aquel hombre
Luka se aferró a mi mano y se alejó conmigo, de ese hombre. Cuando entramos al coche sus manos temblaban y no podía respirar, le estaba dando un ataque de ansiedad.
Apretó el volante y yo me concentré en desabotonar su camisa y masajear su espalda. Besé su frente, tenía una ligera capa de sudor.
—Tranquilo, respira con calma — susurré en un intento de calmarlo.
—¡Llama a la policía Grace! —me grito desesperado—. ¡Llámala!
Temblé bajo sus gritos e hice lo que me pedía sin lograr entender mucho lo que estaba sucediendo.
Luka golpeó el volante con fuerza, logré dar algunas tontas indicaciones y esperaba que me hubieran entendido. Lance el teléfono a la parte de atrás y lo abrace, él se aferró a mis brazos y lloro contra mi pecho, nunca antes lo había visto tan descompuesto.
—Todo estará bien —lo calmé.
Yo también estaba temblando ¿Qué había pasado?
Enseñanza e historia innecesaria:
Les explico esto de los insultos «vaffanculo» para un Italiano es como nivel dios en insulto.
(mafioso también les enfada bastante) no sé la razón
Recuerdo que mi mamá me enseñó algunos, pero este fue el único que se me grabó (claro que no conocía la gravedad) así que un día fastidiando a mi novio lo llame así y se me descompuso el italiano, luego ya aprendí una variedad de insultos, pero este siguió en mi lista y después de unos años él le restó importancia viéndolo como algo normal.
Así que nota: Nunca llamen así a un italiano.
Si te gusto este capítulo déjame saber en los comentarios, recuerda dejarme tu voto y apóyame siguiéndome en Instagram @paloma_escritora y compartiendo el libro.
Les comento que estoy pensado en publicar el libro para el próximo año, así que me estoy creando una pequeña comunidad para poder difundir mis libros AGRADECERÍA EL APOYO Y NO DUDEN QUE SI LO LOGRO NO LES CAIGA UN LIBRITO DE REGALO.
Besos y disfruten.
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