El abuelo de Maxim fue como mi tercer abuelo. El me cuido toda mi infancia, gracias a él yo y Maxim nos conocimos y fuimos amigos. Gracias a él pude convencer a mis papás de adoptar un perrito, gracias a él tuve una muy bonita niñez.

No podía imaginarme que el se estaba muriendo y de la peor forma. El resto de la semana la pasé en hospitales, no fue nada bonito. Nunca había visto a Maxim tan destrozado.

Era sábado y como el resto de la semana, estaba en el hospital. En toda esta semana yo no había pasado, no quería ver a Lion — el abuelo de Maxim — en ese estado. Pero hoy.. hoy sentí una sensación.

Decidí pasar a verlo, el al notar mi presencia sonrió débilmente y me senté a su lado, con los ojos llorosos.

— Hola — le susurre — ¿como se encuentra?

El tosió y negó con la cabeza.

— Hoy es mi último día. Mi mujer me lo dijo.

Fruncí el ceño al recordar que su mujer había fallecido hace cuatro años, una sensación de angustia abundó mi pecho.

— No es así.. usted es fuerte — le respondí — no morirá.

— Todos moriremos en algún momento, ha llegado mi momento. Disfrute muchísimo mi vida, no tengo nada de que arrepentirme.

Mis ojos se volvieron vidriosos y no pude contenerme y lo abracé fuertemente. El sonrió y cerró sus ojos.

— Te quiero mucho, pequeñita. Te conozco desde que naciste y siempre tuviste esa mirada fuerte, esa mirada del color del cielo. Eres hermosa, Cassie, que nadie te haga dudarlo. Eres pura, tienes un alma muy linda y.. por favor, a mi funeral llévame flores rojas.. y chocolates, blancos con dulce de leche — me dijo y dejé caer una lagrima.

— Lo haré, Lion. Lo quiero mucho, usted alegro mi vida como nadie lo había hecho y no.. no puedo asimilar que usted se esté.. se esté muriendo — le respondí — gracias por todo el amor, la diversión y por ser esto, por ser así.

El sonrió y le devolví una sonrisa triste.

— Nos volveremos a ver, Cass. Te esperare allí.

Trague grueso y sentí como cerraba sus ojos. Dejé un beso en su mejilla y me seque las lágrimas. Maxim abrió la puerta despacio y se sentó a mi lado.

— ¿Te ha dicho lo mismo no? — dijo y lo mire — que se iría hoy.

Asentí.

— Dice que habló con su mujer.. — le comenté y me abrazo.

Al instante de que nos abrazamos comenzó a sonar un pitido. No nos despegamos de nuestro abrazo, y comprendimos que el abuelo se había ido.

Comenzamos a llorar y las enfermeras corriendo entraron, para luego sacarnos del lugar. Nunca podré olvidar esa escena.

Yo y Maxim salimos del hospital para tomar aire, ambos llorando desconsolados.

— Se encontrará.. con.. tu abuela — dije entre sollozos — estará.. mejor allí.

El asintió y me abrazo, acostándose en mi regazo. Comencé a acariciarle el pelo y bese su frente.

— Vamos, tomemos algo. Al abuelo no le gustaría esto — le ofrecí y negó con la cabeza — no te dejare solo.

— Gracias, Cassie. Se lo que querías al abuelo y lo que él abuelo te quería.

— Vayamos a mi casa, miramos una película, nos distraemos y duermes conmigo. ¿Que mejor plan? Vamos. — le dije y finalmente acepto. Fue a avisarles a sus padres y ambos accedieron.

Ninguno habíamos cenado. Nos dedicamos a mirar la televisión y intentar pensar en otra cosa, pero era inevitable.

Apague la tele y puse la radio. Maxim me miro confundido y comenzó a sonar una canción, ambos la conocíamos muy bien.

Bohemian rhapsody — queen

Tomé sus manos y lo levante del piso. El sonrió, comenzamos a bailar lentamente por mi habitación.

— ¿La recuerdas? — le pregunté y asintió.

— Como olvidar ese baile — me respondió con una sonrisa.

Le habíamos hecho una coreo — mal hecha — para una cena de fin de año, nuestra familia estaba muy contenta con el resultado pero siendo sincera.. era un desastre.

Ambos comenzamos a hacer la coreo, riéndonos por el desastre que estábamos bailando. El me tomaba de la cintura y girábamos, luego nos tirábamos al suelo y así toda la coreo.

Hasta que llegó el final. Este recuerdo muy bien cuando caí de cara al piso al intentarlo, toda nuestra familia había quedado callada y luego nos reímos.

Ahora, los dos nos miramos y suspire. Corrí hacia el y me tiré encima, el me agarro perfectamente de mi abdomen y me colgué de el con mis piernas.

Al darnos cuenta que lo logramos nos abrazamos contentos.

— ¿Como hicimos eso? — pregunte entusiasmada — fue todo un desastre pero esto.. Dios mío.

— Fue perfecto. Hagámoslo de vuelta.

Y así fue. Lo hicimos tres veces.

Spoiler: termine con la nariz sangrando.

Spoiler 2: Maxim le tiene terror a la sangre.

Spoiler 3: Maxim se desmayó.

Me desespere al encontrarlo tirado en el suelo, no despertaría a mis padres por esta tontería.

— Por favor ayúdame, te prometo que no se.. nunca más mentiré — murmuré para mi misma.

Pasaron unos minutos y alguien apareció por mi ventana, al verlo me caí de culo. Hasta que entró.

— Casi me matas del susto — dije enojada, levantándome del piso.

— Solo vengo a.. — se calló al darse cuenta de mi sangre y alguien tirado en el piso — ¿que hiciste?

Abrí mis labios levemente y negué con la cabeza.

— Estábamos bailando y me caí, me sangro la nariz y se desmayó por la sangre.

Frunció el ceño y tocó mi nariz. Al instante retrocedí.¿era tarado? ¿No se daba cuenta que me dolía?

— No importa mi sangre, ayúdame a levantarlo — le dije rápidamente y asintió. Lo acostamos en una cama que habíamos armado para el.

Luego me pidió que busque algodón y un poco de agua oxigenada. Se lo lleve y cerré con llave mi habitación, si mis padres entraban me matarían.

Ambos nos sentamos en mi cama y comenzó a curarme lentamente. Era tan caliente cuando estaba concentrado.

— Intenta no violarme con la mirada — dijo con una sonrisa pícara.

— Yo no.. ¡ay!

Me había apretado la nariz. Le golpee el hombro y el puso los ojos en blanco.

— Solo quédate quieta.

Cuando termino guarde todo nuevamente y me acoste. El estaba sentado a mi lado.

— ¿Que haces ahí sentado? ¿No deberías.. no se, irte? — pregunte y el me miro.

— Me olvide las llaves adentro de mi casa — me respondió — supongo que podrías prestarme.. tu habitación. O mejor tu cama. O mejor tu cama contigo en ella.

Sonrojada lo mire y asentí lentamente.

Te mueres por dormir con el.

Mentira.

Quieres besarlo. Por todas partes.

Mentira.

Sabes que no es mentira.

Cállate consciencia.

Lo mire por un momento y luego apague la luz. El se metió en las sabanas y me abrazo por detrás. Sentí como mi piel ardía.

Y no fue lo único que sentí, si saben a lo que me refiero. Me apoye aún más en el y este suspiro.

Me giré y el tenía los ojos cerrados. Lentamente fue acercándome a su rostro, el al notar esto abrió los ojos.

Lo tomé de la nuca y uni nuestros labios. El, con la piel ardiendo enredo sus manos en mi cabello profundizando el beso.

No era un beso inocente, era un beso salvaje. Como si hubiéramos estado años esperando esto. Pero simplemente fue una semana.