Adrien salió a casa de Chloe, pero algo en el no se sentía bien...de hecho nada en el se sentía bien desde que salía con Chloe.

Se detuvo en la puerta de su casa y suspiró profundamente.

Cerró los ojos y se acomodó su chaqueta.

— ¡Oh por todos los cielos! Tengo mejores cosas que hacer. — Dio media vuelta y se dirigió hacia su auto. Entro y observó su celular con la esperanza de ver en sus notificaciones un mensaje de Marinette, pero nada.

Dejo su celular en el asiento de al lado y encendió el auto cuando un sonido capta su atención.

Era una llamada de Marinette.

— ¿Alo? — Dijo con sorpresa a pesar de que esperaba por ella.

— Adrien, por favor... dime qué pasó mientras dormía, no recuerdo nada. — Dijo con desesperación la chica.

—Escucha, ponte algo lindo y a las 7 p.m. enviaré a alguien por ti. — dijo mientras miraba su reflejo en el espejo del auto.

— ¿que? ¿Estás loco? Claro que... ¿alo?... demonios.

El rubio observó de nuevo su reflejo en el espejo y para su sorpresa, tenía una sonrisa dibujada en sus labios.

El al verse en ese estado, se sonrojó y fue en su auto al edificio para llenar un papeleo.

Narra Marinette.

— ¿Que me ponga algo lindo? — se sentó en el sofá pensativa. — El solo sirve para dar órdenes, haz esto Mari, haz esto otro... lleva mi portafolio, entrega esto. — Se cruzó de brazos.

Se levantó del sofá. — No iré a ningún lado, señor Agreste. — Se fue a su habitación para descansar.

Hora: 5:00 pm.

La joven Marinette se despertó a causa de un ruido. Revisó su celular a ver si le había llegado un mensaje, pero no fue así.

Se levantó y de nuevo estaba allí el ruido. Era el timbre.

Salió a abrir la puerta y para su sorpresa...

— Buenas tardes señorita Dupain-Cheng. — Saluda. — Con su permiso. — Ingresa las bolsas al apartamento y le entrega una nota.

— Gracias.— Responde boquiabierta.

Cierra la puerta con un pie y con curiosidad observa la nota que le enviaron.

Deja a un lado la nota y toma las bolsas en sus brazos y se dirige a su habitación. para su sorpresa era un hermoso vestido rojo, con encajes y pequeños detalles, unas zapatillas negras y unos accesorios que le dejaron boquiabierta.

— ¿Quien habrá enviado esto? — corrió a la sala y tomó la nota en sus manos.

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Querida Marinette.

Hoy visité una gran cantidad de almacenes de diseñadores, con el intento de encontrar un atuendo que refleje tu belleza... lastima que ninguna de estas prendas son capaces de estar a la altura de tu hermosura; sin embargo, encontré este que a mi parecer, es el más adecuado para ti.

No es nada, solo es un pequeño detalle de mi parte.

Con amor...
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