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18

Pasó una semana, la confianza entre ambos amigos iba aumentando poco a poco, los problemas con Jimin parecían haberse calmado al menos en menor medida.

—Hyung... ¿Me acompañas a comprar algo después de clases? — Dicho eso dio una gran mordida al su sándwich.

—¿Qué vas a comprar? — Al pelinegro le sorprendía un poco aquella petición.

—Hace unos días vi una chaqueta que me gustó mucho en una tienda y hasta ahora ahorré para comprarla. — El menor seguía comiendo.

—¿En qué tienda?

—Diablos hyung, pareces mi mamá. — Jimin comenzó a reír ante ello, mas Yoongi solo frunció el ceño en señal de molestia. —Está en el centro, ¿qué dices?

—Está bien, pero primero hacemos la tarea aquí. — Min odiaba salir son hacer sus deberes antes, era demasiado flojo como para hacerlos después.

—Hyung... Pero no tengo pila y así no voy a poder consultar internet. — Hizo un pequeño puchero.

—Para eso existen los libros Jimin. — Una sonrisa socarrona fue mostrada por parte del mayor al menor. —Voy a avisar que llegaré algo tarde.

El menor asintió, después se escuchó resonar la campanilla que indicaba su regreso a clases.

—Yoongi hyung, nunca te lo pregunté, pero ¿cuándo es tu cumpleaños? — Ambos se dirigían de nuevo al salón.

—9 de marzo, ¿y el tuyo? — Ciertamente a Yoongi aún se le complicaba recordar algunas cosas, una de ellas era su cumpleaños, pero gracias a Seokjin podía recordarlo ahora.

Jimin se quedó pensando un rato, sonrió. —Ya pasó.

El centro era un lugar con demasiada gente y Yoongi tuvo que relajarse con cada paso que daban, no se lo quiso decir a Jimin porque no quería causarle problemas, pero no se sentía nada cómodo. Había muchas tiendas y gente por todas partes, Min se sentía asfixiado.

—Es aquí hyung. — Le dijo Jimin al tiempo que lo jalaba de la manga para arrastrarlo a aquella tienda.

Realmente Yoongi agradeció mentalmente el hecho de que Jimin ya supiera porque ir y no se estuvieran horas eligiendo lo que iban a comprar, eso lo hacía todo más rápido.

—¿Qué tal se ve hyung? — La chaqueta era más bien una camisa, era a rayas blancas y negras verticales, se veía bastante bien.

—Se ve bien. — No me mentía, le había gustado la prenda.

No pasó mucho para que ambos salieran de ese lugar que, ante la percepción de Yoongi era horrible.

—Me encanta venir aquí, alejarme un poco de mi entorno habitual. — Yoongi rezó para que no viese su cara de desagrado, él lo había odiado, y esperaba que pasara mucho tiempo para volver a aquel lugar. —Hyung, ¿por qué no vas a mi casa a dormir?

—¿Qué? No lo sé, estoy cansado. — Y eso era verdad, quería llegar a dormir, no lo había hecho en todo el día.

—Anda hyung, además vas a dormir, se supone que vas a descansar. — Pensaba en negarse, pero era la primera vez que alguien le invitaba a dormir a casa ajena, a menos que Hoseok lo hubiese hecho en el pasado, pero no lo recordaba. Suspiró y asintió.

—Está bien, entonces iré a casa a avisar y por mis cosas. — Se detuvo para regresar.

—Muy bien hyung, te espero. — Le sonrió y se dirigió en la dirección que ya conocía.

Yoongi caminó hasta su casa, si iba a ir a dormir a casa de Jimin entonces eso significaba que tenía que llevar sus medicamentos consigo, no podía dejar de tomarlos ni por un día, estaba pensando en la manera de esconderlos del menor, no quería que le invadiera de preguntas. Cuando llegó su madre le recibió y se sorprendió de ver a su padre ahí tan temprano.

—Voy a salir, no regreso hasta mañana. — Tan pronto como lo dijo sus padres lo miraron con sorpresa.

—¿A dónde vas a ir niño? — Su madre se cruzó de brazos.

—Un amigo me invitó a pasar la noche en su casa... — Fue interrumpido por la voz de su hermano.

—Eso se escuchó mal, Yoonie. — Luego comenzó a reír con esa característica risa suya. El otro lo miró con molestia.

—Es mi amigo, solo eso. — Le miraba como si lo fuera a asesinar con la mirada.

—¿Y a quién le pediste permiso? — Su madre seguía con esa mirada sobre él. Si, su madre era la persona más dulce del mundo, pero la más peligrosa cuando se enojaba.

—Puedes ir Yoonie. — Su padre por fin intervino. Todos lo miraron. —No has salido en estos últimos tres meses, no hay quejas de la escuela o algo parecido, además es fin de semana, te lo mereces.

Yoongi le sonrió, su familia sabía que él no era mucho de expresar sus sentimientos y agradecían cada vez que el menor tenía un gesto así con ellos.

—No te preocupes mamá voy a estar bien, llevaré mis medicamentos, ¿puedes confiar en mí? — La tomó de los hombros.

—Está bien Yoonie, puedes ir. — La señora Min siempre terminaba por ceder, si se trataba de sus hijos.

Yoongi subió para empacar sus cosas, su pijama, su cepillo de dientes, ropa interior –pensaba tomar un baño allá– sus medicamentos, el cargador de su teléfono y dinero. Se cambió de ropa antes de salir, entonces su hermano entró.

—¿Ya está todo lo que necesitas? — Se sentó en la cama de su menor.

—Si, no hace falta nada. — Se acomodó una chamarra.

—Tu cuaderno de dibujos, ¿lo llevas? —Le miró. Yoongi cerró los ojos recordándolo, fue por su mochila y lo sacó poniéndolo en la maleta.

—Ahora ya está todo.

—Yoongi, sé que tienes un nuevo amigo y eso está muy bien, me alegra mucho, pero ahora escúchame. — Lo tomó de los hombros. —Cualquier cosa que pase, no dudes en llamarme, y sabes a que me refiero con eso.

—Los sueños... — Yoongi bajó la mirada, lo había olvidado. —Lo prometo te llamaré.

—Duerme con los tranquilizantes a la mano, ¿sí? — Dicho eso abrazó a su hermano. —Cuídate Yoonie.

Seokjin sonrió y lo acompañó hasta la puerta de la casa, Yoongi les sonrió a todos en promesa de que estaría bien, su madre le dio su mochila, con eso Min se fue. Entendía la preocupación de su familia, el accidente que había tenido no era para nada leve, y el hecho de que solo ellos supieran que hacer en caso de una crisis era cosa de alarmarse; no sabía si debía contarle a Jimin acerca de lo acontecido con él hace poco más de 3 meses, era algo muy delicado y lo peor es que ni él mismo podía explicar a ciencia cierta el motivo por el cual había sucedido todo aquello.

Finalmente llegó a la casa de Park, cuando tocó la puerta el menor no tardó en abrir.

—Pudo haber sido un secuestrador, ¿sabes? — Le miró de manera seria por unos segundos.

—Si, pero no lo fue, pasa. — Se hizo a un lado para dejarlo entrar.

—¿Y tus padres Jimin? — Se extrañó de que no estuviera nadie más que él, era temprano, sí, pero ya debería de haber llegado alguien, ¿no?

—No... No viven aquí. — Jimin recordó que su hyung no sabía nada acerca de él ni del asunto con sus padres.

—¿Viven en otra ciudad y los vas a ver de vez en cuando? — No le resultaba raro que sus padres vivieran en otra ciudad, estaba consciente de que podía pasar, más lo que si estaba fuera de lo normal era que no fuera a verlos.

—Están divorciados, te contaré de ello al rato. — Le sonrió. —Bien hyung aún es temprano para la cena, ¿quieres ver una película, jugar?

—¿Tienes jenga? — Hacía tiempo que no jugaba ese juego, lo había visto semanas atrás en el cuarto de Jin, pero no le pidió jugar debido a que se sentía algo mal.

—Si, deja voy por el. — Jimin subió. —Ah, por cierto, ven, te mostraré donde vas a dormir, para que dejes tus cosas. — Yoongi asintió y siguió al menor.

La habitación donde entraron era blanca al igual que las cortinas del interior, la cama era muy amplia y estaba muy bien ordenada, olía bien.

—Esta linda, además se ve muy espaciosa. — Yoongi entró. —¿Seguro que no hay problema?

—Nope, nadie más que yo vive aquí, si necesitas algo mi habitación es la de enfrente, voy a preparar algo de café.

—No, yo no quiero café, mejor té. — Recordó lo que le producía aquel líquido. Jimin asintió.

Min dejó caer su mochila en el suelo, se sentó en la cama la cual era muy suave, sacó el cargador de su teléfono y lo puso a cargar. Salió del lugar para preguntarle al dueño de la casa si podía tomar un baño.

—¡Jimin! — Gritó desde du habitación. —¿Puedo tomar una ducha?

—Si. — Gritó el otro desde la cocina.

—¿Y el baño? — Eso hizo que Jimin subiera, había olvidado explicarle.

—Hay un baño en la habitación. — Entró y se dirigió a una puerta a lado de donde estaba el closet. —Aquí.

Yoongi agradeció y entró.

...

El té ya estaba listo para cuando Yoongi salió de bañarse, bajó a la cocina, donde había pan tostado con mermelada.

—Pensaba en pedir pizza, pero no sabía si te gustaría. — Dejo la charola en la mesa.

—No, así está bien.

Ambos cenaron, platicaban de temas triviales, ya había más confianza entre ellos desde que se conocieron. Jimin se dio cuenta que Yoongi no era tan malo como parecía, sino que solo era cuestión de tratarlo.

Por otra parte, Yoongi sabía que Jimin tomaba confianza muy rápido y no le costaba confiar en las personas, aunque no las conocía.

Cuando terminaron de cenar se pusieron a jugar jenga, se concentraron demasiado en el juego que olvidaron el tiempo que había pasado mientras jugaban, las victorias quedaron de la siguiente manera: Yoongi 3 Jimin 4.

—Hyung, ya pasa de la 1 de la mañana. — Dijo Jimin entre risas.

—Vamos a dormir, mañana nos pesará más levantarnos. — Ambos recogieron el lugar, Yoongi fue a lavar los platos de la cena.

—Mis padres se divorciaron cuando yo tenía siete años. — Comenzó Jimin mientras secaba los trastes que ya estaban limpios. —Mi padre es doctor y mi madre es arquitecta, ninguno de los dos se llevaba bien, ni siquiera sus familias se soportaban. — Yoongi lo escuchaba y sabía que estaba retomando la conversación que habían tenido cuando él llegó. —Cuando decidieron divorciarse mi madre negó mi custodia y dijo que ella era muy joven para cuidar a un niño, además su familia odiaba a mi padre y por tanto al fruto de ese matrimonio, ósea yo. — Soltó un gran suspiro y siguió. —Mi padre tuvo que quedarse conmigo, no porque me quisiera sino porque tenía que hacerlo, después él se casó con otra mujer, pero ella le dijo que no estaba dispuesta a cuidar a un hijo que no era de ambos, ¿Pondría en juego su felicidad por un niño como yo? No, claro que no lo haría. — Sonrió amargamente. —Mi padre decidió ponerme a cargo de una niñera y me mandó a vivir lejos de él y de su nueva familia, aquí en esta casa. — Puso el vaso en la alacena. —Luego, cuando tenía ocho años mi niñera se casó y me dejó solo, tuve que arreglármelas para sobrevivir por mi cuenta. Mi padre paga las cuentas de este lugar porque es un gasto más que llega, pero no porque se acuerde de mí, la última vez que lo vi fue hace 7 años, su esposa estaba embarazada así que supongo que su hijo tendrá alrededor de seis o siete años, nunca más le he vuelto a ver, ni a él ni a mi mamá. — Terminó de secar los platos y los puso en su lugar.

Yoongi no sabía que decir, era demasiado para él, y aun así, cuando estaba bien era muy enérgico, se animaba muy rápido y no parecía triste por ello, eso le confundía bastante.

—Te pedí que vinieras hoy porque quería tener a mi amigo hoy, ya que bueno... — Rascó su nuca en señal de nervios. —Hoy es mi cumpleaños.

Yoongi se volvió hacía él, ahora se sentía culpable de no haberlo presionado para que le dijera la fecha.

—Feliz cumpleaños Jimin. — Una sonrisa sincera apareció en sus labios, Jimin nunca lo había visto sonreír de esa manera, no sabía cómo explicarlo, pero sentía paz. La sonrisa de Min había salido de su corazón y eso ya era muy raro en él, Jimin asintió en agradecimiento.

—Vamos a dormir hyung. — Park sonrió y apagó las luces de la cocina dejando que la oscuridad invadiera el lugar, más no le daba miedo, no mientras esa sensación existiera en él.

Mare †

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