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CAPITULO 22 🦋


Todo el día estube impaciente, había esperado salir de fiesta sin Jimin, pero me emocionaba aún mas salir con Jun. No podía dejarla así, llegar al altar sin conocer a otros chicos, ella merece más, y ojalá lo hubiera hecho antes.

Justo a las 2 Jimin llegó a la florería, traía las bolsas con recipientes de comida, corrí a ayudarle. Pusimos todo sobre el mostrador de la tienda, comíamos tranquilamente, pero de pronto dejo la comida de lado y tomo mi mano.

—Ava, ¿a dónde llevarás a Jun? —su mirada junto con sus labios perdidos en una fina línea me dejan ver la preocupación que sentía—. Es que ella, tu sabes nunca a salido a lugares así...

—Por eso mismo Jimin, como puedes aceptar que se case sin conocer nada, no todo en la vida son buenas calificaciones, cenas con los socios, y tener buenos modales, ¿sabes? —me mira y resopla.

—Pero es por eso que Jung acepto casarse con ella, pero ya olvídalo Ava, solo cuidala bien ¿si? —yo asiento pero es evidente que estoy molesta, no entiendo su actitud, ofrecen a JunSeo como si fuera un pedazo de carne, pero no dejaré que eso arruine esta noche, será especial.

Llego a las 7:45 a la casa de los Park, me abre la puerta la linda chica de siempre, me hace una reverencia y me lleva a la sala de estar y por supuesto que Jun ya está en pijama.

—¿Que haces Jun? ¿Acaso me vas a dejar plantada? —se encoge de hombros, negando en repetidas ocasiones—. Entonces levanta tu lindo trasero y vamos a tu cuarto.

Luego de hora y media, estamos listas. Vestí a Jun en unos lindos y ajustado pantalones de vinipiel, una blusa de maya negra y un sexy top debajo, un blazer negro a juego, y unos estiletos Louboutin que la señora Park regalo a mi dulce cuñada y que jamás uso.

—Ay Ava, esto no es lo que suelo usar... Pero no puedo negar que me veo bien —se mira en el espejo de cuerpo completo de su closet, debajo de los metros de tela que suele usar, se esconde un cuerpo envidiable.

—¿Que te ves bien dices? No Jun, pareces una Diosa —paso las manos por su cabello—. Eres hermosa y perfecta —me mira sonrojada—. Bien, vámonos.

Salimos de casa, por fortuna mis suegros tuvieron un compromiso y llegarán más tarde, Jimin me llamo que salió dónde sus socios a cenar. Lo que me decepciona un poco porque traigo un vestido con el que Jimin se iría de espaldas si me viera. El señor Lim nos llevará hasta el club, se lo pedí porque tengo deseos de tomar pero esta vez regresare con Jun a casa.

Llegamos a un famoso club de la ciudad, no teniamos ni 10 minutos sentadas en la barra y ya habia recibido 3 invitaciones a bailar. Claro que las he rechazado, está noche es para Jun. Pasan los minutos, entre tragos y platicas, no sé cuantas copas hemos bebido, pero el rubor en la cara de Jun, el calor que siento, y las incoherencias que salen de nuestras bocas, me indica que estamos por llegar al límite para no hacer el ridículo.

Mi mirada se fija en un hombre que no ha dejado de ver a Jun en un buen rato. Es un tipo bien parecido, tiene labios gruesos, mirada apacible, su rostro y su aspecto en general están de muerte.

Enfundado en un fino traje, lo veo rascar su nuca, levantarse de su lugar y volver a sentarse. Parece batallar con acercarse o no, la escena me parece un tanto divertida.

De pronto se arma de valor y camina hacia nosotras, dirijo mi vista hacia Jun, no me quiero perder la expresión de su rostro. Respira profundo y toca el hombro de mi dulce cuñada, ella se gira y casi escupe la bebida alcohólica que acaba de sorber de su copa.

—Bu-buenas noches... —hace una reverencia y aclara su garganta antes de seguir hablando—. Disculpe si la molesto, mi nombre es Kim Seok Jin, llevo un rato mirándola y me pregunto si me haría el honor de bailar conmigo?

Mi cuerpo se llena de felicidad, la sonrisa que me acompaña por poco no me cabe en el rostro, pero la cara de Jun es una poesía. Su expresión va de la sorpresa, a la vergüenza y por último una cara de pánico que me hace reír, Jin extiende su mano hacia ella.

—Sería un honor señorita saber su nombre.

Veo que Jun no movera un dedo, parece estatua de piedra. De pronto su rubor desaparece y de hecho se ve mas pálida de lo normal. Su mirada está perdida en en rostro del chico frente a ella.

Decido tomar el control de la situación, me levanto del asiento, tomo la mano de ella y la pongo sobre la mano del hermoso ejemplar parado junto a ella.

—Ella es Park JunSeo, es un gusto SeokJin y por supuesto que bailará contigo —la tomo por los hombros para obligarla a bajar de su lugar, pone resistencia, se aferra al borde de la barra y a la copa de vino que tiene en la mano, me acerco a ella y le susurro al oído—. Jun pequeña, necesitas esto, por favor, baila con el, hazlo por mí... ¿Si? —ella me mira con ojos suplicantes pero yo la miro con un puchero, que la hace relajar su mirada, ríe un poco, y por fin asiente.

—Está bien —Jin toma su mano y pasa la otra por su cintura para encaminarse a la pista.

Me siento de nuevo en mi lugar, giro la silla y recargo la espalda y mis codos sobre la barra. Cruzo la pierna derecha sobre la izquierda, lo que hace lucir mis estiletos de 12 cm aún más sexis.

El vestido negro  pegado a mi cuerpo, pende de mis hombros con los finos y delicados tirantes que cruzan suavemente la piel de mis hombros. Gano las miradas morbosas de los hombres a mi alrededor, pero yo sigo concentrada en mi linda cuñada.

Me causa gracia ver los torpes movimientos al bailar de Jun y su apuesta pareja. Parece que están hechos a medida. La sonrisa en la cara de Jun me llena de alegría.

Mientras rio como tonta, viendo la tierna escena frente a mi alguien, garraspea a mi lado. Vuelvo el rostro un poco y miro de reojo, veo a un chico parado junto a mi con las manos en los bolsillos de su pantalón perfectamente planchado. Por el cuello de su camisa blanca se asoman sus clavículas.

Es un hombre de lo más atractivo, su cabello negro le cae por el rostro, juega con una paleta de caramelo en su boca, sin duda alguna es un Playboy, justo a mi medida.

—Buenas noches señorita Muller —lo miro detenidamente, pues me toma por sorpresa que me llame por mi apellido.

Mis ojos se clavan en sus hermosas facciones, he visto su cara en algún lado, trato de recordar donde fué. Inclino la cabeza a manera de saludo y el hace una reverencia. Es poseedor de una hermosa sonrisa cuadrada adornando su bello rostro.

—Veo que no me recuerda, soy amigo de Jimin, nos presento en la cena hace algunos días, mi nombre es Kim Taehyung —de pronto lo recordé, su mirada con lascivia sobre mi y la manera en la que sutilmente restregó su nariz por mi oreja al momento de saludarme, de no haber estado con Jimin, seguro le hubiera ido con el.

—Lo siento, fueron demasiadas personas, pero es un gusto verle —extiendo mi mano para saludarlo, lo veo sonreír y morder su labio inferior, para después llevar a sus labios el dorso de mi mano y besarlo lentamente, de una manera que desato un infortunado cosquilleo en mi vientre.

Trato de controlar el bochorno, que amenaza con subir hasta mis mejillas, y delatarme. Todos los hombres son iguales, algunos no respetan ni a su madre, menos a la mujer de su amigo.

—¿Me concedes esta pieza?  —sonrio de la manera más linda que puedo.

—No, mejor le daré tus saludos a mi novio —me mira divertido.

Se acerca un poco más hacia mi, deslizando una mano justo en mi desnuda espalda. Con las yemas de los dedos acaricia la línea de mi omóplato, y siento su respiración cerca de mi cuello.

—Si te molesta que alguien nos vea, podemos ir a otro lugar —lo dice a mi oído.

Cierro los ojos y mis piernas tiemblan al escuchar su voz, gruesa y aterciopelada cuando inunda mi canal auditivo. Es como un orgasmo a mi oído, pero no puedo hacer esto, amo a Jimin y Jun viene conmigo.

—¿Ava, quieres? —me armo de valor, tomo mi bolso y el de Jun y me levanto de la silla.

—Si me disculpas, iré a ver por dónde anda Jun, mi cuñada, ha- hasta luego —salgo disparada hacia la pista de baile, sin mirar atrás.

Me alejo lo más que puedo del hombre que me ve como tigre hambriento, no quiero cometer una estupidez a estas alturas, Jimin no se lo merece.

Busco entre las personas a Jun, pero me es imposible, me alejo un poco y para mí sopresa están en el balcón del lugar.

—¡Ah Jun! Buen susto me has dado, ¿está todo bien? —la miro tomada de la barandilla sumergida en risas con Jin, se gira para verme, sus ojos brillan como nunca.

—Oh lo siento Ava, es solo que me comencé a sentir un poco mareada y Jin me saco a tomar aire —se vuelve hacia el y se ven con una mirada complice—. Sabes el es chef, y dice que nos dará clases de cocina, gratis —esto último lo dice guiñando un ojo, bien creo que es momento de irnos, tampoco quiero que Jun rompa su compromiso por mi culpa.

—Bien señorita hora de irnos a casa —se cruza de brazos y hace un puchero—. Ah ah eso no funciona conmigo, Jin, fue un placer, pero debemos irnos.

—Jin ya tienes mi número niño bonito, llámame y saldremos el día que quieras —se avalanza hacia el enrolla sus brazos en su cuello y besa su mejilla. El rubor en la cara del chico es tal que de momento creo que le explotará el rostro, Jun alcoholizada es lo más divertido y tierno que he visto pero, en serio debo llevarla a casa—. Gracias por invitarme a bailar.

—Fue un placer Jun —toma su mano y la besa—. Te llamaré —tomo a mi cuñada por la cintura, y la llevo hasta la puerta del lugar.

Salimos del club, y veo al chofer recargado en la pared, fumando sin preocupación alguna, al vernos casi se traga el cigarrillo.

—¡Se- señorita Muller! ¿Señorita Jun? —el rostro de sorpresa me hace reír a carcajadas, me imagino que Jun jamás había estado así, en la vida—. Pero, ¿que pasó?

—Pues lo que ve Lim, ¡bebimos! —la desinhibición de Jun me hace reír aún más—. Traiga la camioneta, por qué no creo poder dar un paso más —ella se deja caer sobre los escalones, yo me quedo de pie, aún tengo un poco más de dignidad, no estoy tan ebria.

El señor Lim se va a toda prisa, mientras Jun recarga la cabeza en mis piernas y cubre su rostro con sus manos.

—¡Cielos Ava! ¿Qué tan seguido haces esto? —acaricio su cabello, y me aclaro la garganta antes de hablar.

—Pues antes de Jimin, cada vez que se me antojaba —dije sin darle importancia y encogiendome de hombros—. Emma y yo solo saliamos a buscar un buen amante.

Abro los ojos como y maldigo la sinceridad que me acompaña cuando he bebido, pongo una mano sobre mi boca y bajo la mirada para ver a Jun, quien me contempla con la boca abierta, mierda.

—Ava ¿con cuántos hombres has estado? —me pregunta con expresión pícara.

—¡Jun! ¡No me preguntes eso! Basta —ella hace un puchero y une sus manos a manera de súplica—. No, eso no funciona conmigo.

—Oh vamos Ava, no le diré a Mochi —toca su barbilla y vuelve a mirarme—. Yo te diré primero, no he estado con ningún hombre —yo la veo sin dar crédito.

—Eso si es vergonzoso Park JunSeo —ella asiente y baja la mirada.

—Lo se, pero al menos ya voy a casarme —me lo dice con gran sonrisa.

—No Jun, pero es injusto, tu a estas alturas ya deberías saber cuál posición es tu favorita... - su rostro se torna rojo como un tomate—. Y otras cosas que deberías saber, por ejemplo dar un oral y que te hagan uno —Jun chilla y vuelve a cubrir su rostro.

—Ava por favor, no lo digas así — rio y por fin me rindo, dejando caer mi cuerpo sobre el escalon.

—Jun dejando las bromas, es verdad —tomo sus manos y las retiro de su rostro—. No te diré que hacer pero, tienes el número que un chico lindo —ella chasquea la lengua y me da un sabe golpe en el hombro.

—No todo en la vida es sexo Ava —se cruza de brazos y me mira levantando una ceja.

—Ay Jun eso solo lo diría una virgen, procura no decirlo de nuevo —la vei y pienso la manera de expresar lo que deseo—. Veras, es cierto no todo es sexo, pero es muy importante, tu hermano y yo, tenemos una conexión muy muy especial, no solo tenemos sexo, va más allá, con cada beso, cada caricia, sentir su piel, su calor, eso también expresa amor, admiración y devoción —me ruborizo al decir esas palabras.

—Vaya yo no sé que decirte, ni he dado mi primer beso —ahora sí me dejó sin palabras, no puede ser.

—No me jodas Jun, ya quiero conocer al zopenco de tu novio para decirle que hacer, por el amor de Dios, ¿que acaso es gay? —niega frenéticamente.

—¡No! no es eso, yo le prometí a papá que llegaría casta al matrimonio y papá se lo dijo a Jung el día que pidió mi mano, y el simplemente acepto, dijo que será un honor ser mi esposo, para toda la vida —casi se me salen los ojos, no había escuchado ridiculez más grande.

—¡Claro que honor! menudo cabron ¿no me digas que el también es virgen y nunca a besado a nadie? —baja la mirada, de seguro es un maldito pervertido, voy a abrir la boca para decir algo más pero Jun se apresura a levantarse y correr hacia la camioneta que va llegando frente a nosotras —¡Señorita, esto queda pendiente, oíste!

De regreso a casa Jun se queda dormida, así que el viaje es silencioso. Mientras veo pasar las luces y los autos, pienso en la posibilidad de que Jimin llegara a casarse conmigo. Yo no soy como Jun, ni siquiera estoy segura de querer tener hijos.

Pero algo atraviesa mi corazón, eso jamás pasara, sus padres jamás aceptarán que la madre de sus nietos sea una huerfana cualquiera, sin apellido con poder, y con la miserable historia que traigo amarrada a mi pie como el grillete de un preso.

—Olvídalo Ava, eso ni lo pienses —digo para mi misma con profundo pesar.

Porqué me encanta la sensación de aceptación que la familia de Jimin me ha dado, pero de sobra se, que en el fondo para ellos todo es dinero, poder y gloria.

Al llegar a nuestro destino, veo a Jimin sentado en los escalones de la entrada de la casa. Cuando la camioneta se detiene, se apresura a llegar y abrir la puerta, para encontrar a Jun plácidamente dormida a lo largo de sillón y con la cabeza reposada sobre mis piernas.

—¡Vaya! estuvo buena la fiesta, ¿verdad? —solo asiento mientras toma a Jun en sus brazos, entra a la casa y lleva a Jun a su habitación—. Ava dormiremos está noche aquí, ¿está bien?

Acepto sin rechistar, estoy tan cansada, mareada, y un poco decepcionada por Jun, que no tengo fuerzas para rechazar la oferta. No importa dónde duerma, mientras él este conmigo..

Espero que este capítulo les guste, trae sorpresas y personaje nuevo, cuentenme sus teorías, las leo.

Tomen agüita 💜

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