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CAPITULO 15 🦋

Domingo, 6:30 pm.

Mientras acomodo mi cabello, y pongo un poco de rubor en mis mejillas, la opresión en el pecho se hace presente.

Habían pasado 6 días, desde que Emma y yo hablamos por última vez. A pesar que últimamente ella no estaba muy presente en el local, se sentía raro, no estaba bien.

La sensación de vacío me hacía caer sobre el frío suelo, no era capaz de mirar cada espacio del lugar sin pensar en Emma. Recordar que trabajamos un año completo como meseras, comiendo lo más barato y usando los mismos zapatos desgastados, para ahorrar cada centavo.

Cuando por fin pagamos 3 meses de alquiler y compramos el primer cargamento de flores se sintio la libertad, pero ahora, todos esos recuerdos me ahogan. He tratado de comunicarme con ella pero su número me sigue enviando directo a buzón.

Tal vez deba dejarla en paz, pero los recuerdos me carcomen el corazón. Ella estuvo para mí siempre, pero tal vez eso llegó a su fin. Tal vez nuestro camino juntas estaba destinado hasta este punto. Dónde cada una encontraría su destino y debíamos seguirlo por separado.

Por otro lado Nam tampoco me ha llamado, tengo al menos 10 mensajes en borradores, algunos hablan de lo mucho que lo extraño, otros sobre el sentimiento confuso que llevo en mi pecho y otros solo se limitan a pregúntarle como esta.

Pero no me he atrevido a enviar ninguno, no podría hacerle eso a Jimin, y Nam me dejó muy claro sus límites. Así que me he mantenido al margen, en algún momento llegará su llamada y podré ver a mi socio, solo espero que no tarde mucho.

Los días se han hecho más livianos gracias a Jimin, hemos pasado el resto de la semana en mi departamento. Tuve que hacerle un espacio en mi clóset, no tengo motivos para quejarme, ya que no me ha dejado sola. Pero siento que está un poco apretado. 

Improviso en la sala una  oficina, la mesa de centro está llena de planos, su laptop apenas cabe en la pequeña mesa que está al lado del sofá. Y su gran impresora se encuentra detrás del sofá. Me encanta verlo de pie en ropa interior frente a ella, con una taza de café en las manos, mientras espera que salga todo el papel del plano impreso.

¿Cómo llegué a este punto? no lo sé, jamás imaginé tener esa cercania con alguien, pero me sentía sola. El jueves mientras comíamos en la florería, Jimin dijo que llevaria unas cosas a mi departamento, así que le entregue las llaves.

Al final del día cuando me llevo a casa y abrió la puerta, el aliento se me fue por unos segundos. Crei que se llevaría un par de mudas de ropa, pero al ver todas sus cosas dentro, me hicieron arrepentirme en el acto.

Después de cenar y que me explicara que es solo hasta que me sienta mejor, debido a lo que pasó con Emma. Pensé que no era mala idea, yo realmente lo necesito en estos momentos y esto solo sería temporal.

Dejo los pensamientos de lado, acomodo mis senos dentro del escote del entallado vestido de lentejuelas negras que Jimin eligió para mí. Un vestido que me hace ver cómo un trofeo, el trofeo que desde hace días solo el posee.

Me levanto me miro al espejo.

—Bien es hora Ava —le digo a mi cansado reflejo, suspiro pesado mientras doy un último retoque de labial—. ¡Jimin estoy lista! —grito desde la puerta de la habitación.

—¡Voy preciosa dame un segundo! —lo he escuchado maldecir un par de veces entre el ruido de la secadora de cabello, estoy muy ansiosa, lleva toda la tarde metido en el baño, dijo que me quería sorprender, pero estoy muy impaciente—. Solo un segundo más —dejo salir una pequeña risa, me dirijo a la cocina, tomo una copa y busco una botella de vino de la CABA que Jimin improviso en una alacena.

Apenas doy un sorbo a mi copa cuando entra por la cocina. Casi me ahogo con el líquido en mi boca, ¿cómo puede este hombre verse mas sexy? crei que no sería posible, hasta ahora.

—Ava di algo ¿Te gusta? —lo miro con la boca abierta, camino hacia el , tomo su rostro con mis manos y lo beso con fiereza, mordiendo sus carnosos labios.

—Jimin pareces un bombón, y voy a comerte ahora mismo —el levanta mi vestido y me toma por los muslos y yo enredo mis piernas en sus caderas —el color rosa te queda tan bien —le digo al oído mientras trato que quitarle el saco, escucho una risilla salir de sus labios.

—Esto, tendrá que esperar muñeca —protesto cuando siento como me coloca en el suelo de nuevo—. Los accionistas ya nos están esperando, debemos irnos —hago un mohin, y acomodo mi vestido, él me mira divertido— ¡Vamos, vamos! Luego de esta cena podrás hacerme lo que quieras —guiña un ojo y toma mi mano, para dirigirla a su entrepierna dónde se hiergue su  endurecido miembro—. Estaré ansioso preciosa —aprieto sobre la tela, con la fuerza suficiente para hacerlo jadear mientras la lujuria me invade.

—Vamos cariño, podemos ser rápidos ,—digo aún acariciandolo, el niega.

—No Ava, una vez que te arranque ese vestido quedará destrozado —suspira toma la copa de la encimera de la cocina y bebe todo su contenido—. Vamos, que me urge regresar y cogerte por todo el departamento —sus palabras acompañadas de su intensa mirada atraviesan mi ser, y me hace sacudir el cuerpo cuando roza la desnuda piel de mi espalda—. Eres tan sexy —me lo dice al oído, para después morder el lobulo—. Ya Ava camina a la puerta o no saldremos nunca de aquí.

Salgo de la cocina, tomo mi bolso y salgo del departamento con Jimin detrás de mi.

Salimos del edificio, en la acera nos espera una flamante suburban del año, dónde el chófer nos abre la puerta.

—Buenas noches señor Park, señorita Muller —hace una reverencia, tomamos asiento y nos dirigimos hacia la casa de los padres de Jimin.

—¡Dios!, no quiero hacer esto  —le digo mientras acaricio el dorso de la mano que tiene posada sobre mi muslo desnudo—. ¿Y como se supone que me presentarás? ¿Como tu amante? Ya me imagino la cara de todos cuando se los digas...

—Basta Ava, dejame hablar a mi, le he dicho a mi padre que iria con mi novia —chasqueo la lengua y cruzo los brazos con enfado—. Eres hermosa, todos van a amarte, en especial mi hermana —acaricia mi mejilla—. Ella va a casarse, le dije sobre ti, lo que hacías y quiere contratarte.

—¿De verdad? Wow... Un momento, ¿tienes una hermana? —lo veo sonreír, me recuesto en su hombro—. No se mucho sobre ti.

—Ni yo de ti Ava, pero tenemos tiempo para eso —asiento, la camioneta se detiene, el chófer baja y nos abre la puerta— Gracias —dice Jimin mientras me ayuda a bajar—. Te ves preciosa —me besa  de manera dulce y caminamos por el gran porche de la casa, iluminado con luces cálidas.

Al cruzar la puerta, todo está eleganteme decorado, los hombres se ven imponentes vestidos con sus smoking, pero nadie se compara con Jimin, su traje hecho a medida, su cabello color rosa, sus carnonos labios, su profunda mirada, su forma de caminar, tan seguro de si mismo, es como la encarnación del pecado, la lujuria hecha hombre, se roba las miradas de hombres y mujeres.

La sorpresa en el rostro de todos es evidente, mientras mas avanzamos hacia el centro del salón, más se escuchan los murmullos y las miradas están enfocadas sobre nosotros.

De entre el bullicio, se distingue una vosecilla un tanto chillona, Jimin se detiene toma con fuerza mi mano mientras extiende su brazo en dirección a una chica, extremadamente delgada, más baja que yo. El cabello lacio negro cae a los lados de su rostro, casi cubriéndolo por completo, lleva un vestido blanco suelto, que le llega a los talones, su rostro se ilumina mientras corre en directo hacia nosotros.

—¡Mochi! ¡Mochi! —la chica se lanza hacia el, el la abraza y besa su frente.

—JunSeo pequeña hermosa —la acuna sobre su pecho con mucho cariño—. Mira, aquí está.

—¡Ava! Jimin me habló mucho de ti —se avalanza hacia mi, apenas me llega al hombro pero su abrazo es firme, lo que me toma por sorpresa—. Sabes, voy a casarme y quiero que seas tu la que decore mi boda, mira ven, vamos te llevare con mamá y te mostraré las fotos del salón —me toma de la mano mientras con la otra me aferro a Jimin, el me mira divertido, se encoje de hombros y me suelta de su agarre.

Jun no me da tiempo de responder, atravesamos el salón a toda prisa, de pronto me siento como una niña. Corriendo entre las personas mientras rio con todas mis fuerzas, tiene tanta energía y alegría que es imposible no contagiarse.

—¡Jun, Jun! dame un respiro, traigo tacos altos y mi vestido es ridículamente apretado —baja un poco la velocidad, y me mira sonriente.

—Lo siento Ava, es que yo, estoy muy emocionada por la boda —entramos a una oficina, totalmente blanca, me suelta, se sienta frente al escritorio y enciende una laptop mientras yo me doy una vuelta por el lugar, esta gente es asquerosamente rica. Me río al pensar las que ha de estar pasando Jimin en mi pequeño departamento—. Mira este es el salón —camino hacia ella y miro la pantalla, es un enorme lugar, siempre soñé con decorarlo.

—¡Wow Jun! ¡Claro que lo haré! Esto es... ¡Hermoso! Prometo hacer mi mayor esfuerzo —la miro dar pequeños saltitos en su silla mientras aplaude.

—Es como un sueño Ava, yo jamás pensé que llegaría a casarme y ahora despues de unos meses mi novio me pidio matrimonio —mi cara de asombro le borra momentáneamente la sonrisa—. ¿A ti también te parece descabellado?

—¿Descabellado? ¿Por qué Jun, tú amas a tu novio? —sonrie, asiente y sus ojos brillan como unas galaxias—. ¿Y el te ama?  —su sonrisa se hace un poco pequeña.

—Pues debe hacerlo ¿no? digo el me lo pidió hace una semana —tomo un mechon de su cabello y lo paso detrás de su oreja, lo que deja ver una marca de nacimiento, que marca de rojo su bello rostro de piel extremadamente blanca, va desde su cien hasta su mentón, ella enseguida se retira de mi mano y deja caer su cabello en su lugar—. Sabes Ava aveces tenemos que aprovechar las oportunidades cuando se nos presentan.

—Pero Jun no debes...

—¿Jun, Ava? —la hermosa señora que entra por la puerta nos interrumpe, camina hacia Jun y besa su frente—. Debes ser Ava, Jimin no pudo presentarnos, soy Hanna —la señora Park se acerca a mi y me da un cálido abrazo, como el que jamás sentí en mi vida, un abrazo maternal, no pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas, las emociones de ese momento eran abrumadoras, tenía que salir de inmediato antes de caer en el suelo—. ¡Que gusto conocerte! Jimin habla mucho de ti —el nudo en la garganta se hizo mas fuerte.

—Si me disculpan necesito usar el tocador —Jun me sonrió, se levantó me tomo de la mano y me guió hacia una puerta al fondo de la oficina—. Gracias Jun —entre de inmediato y puse seguro a la puerta.

—Estaremos en el salón, pero le diré a Jimin que venga por ti.

La escuché decir antes de oir el sonido de la puerta cerrandose, una vez sola, deje salir mís lágrimas. Genial mi maquillaje estaría arruinado y aún no conozco ni al papá de Jimin ni a sus socios.

—Tengo que salir de aquí —fue lo único que pensé, seque mi rostro, salí de la oficina, y trate de eacabullirme por la puerta del jardín.

Camine entre los arbustos y el césped, hasta llegar a la parte trasera de la casa donde estába suburban que nos había traído, y los demas coches de los invitados. Me acerque y toque un par de veces el cristal, el chófer abrió la puerta de inmediato.

—¡Señorita Muller! ¿Está usted extraviada? puedo ayudarle a llegar a la casa —negué mientras el me miraba extrañado.

—¿Podrías llevarme a mi departamento por favor?

—¿Pero y el señor Park? - el miro por encima de mi hombro e hizo una reverencia—. Señor ahora mismo los llevo.

—No es necesario Lim, solo deme un poco de privacidad por favor —el señor asintio y se fue e dirección de la casa, perdiendose de mi vista.

—Ava ¿que pasa? ¿Por qué quieres irte? —me abraza por la espalda y recarga su cabeza en mi hombro, me sentía tan idiota, no tenía una buena razón para decir, Jun era tan linda y ni hablar de su mamá—. Si no quieres estar aquí, está bien, nos iremos enseguida.

Acaricie los brazos de Jimin, y di media vuelta para quedar frente a el.

—Es que, no estoy acostumbrada a esto, Jun y la señora Hanna —suspire pesado lo tome de las manos, aclare mi garganta antes hablar—. Yo soy huérfana, en cuanto nací mi madre me entrego a las enfermeras del hospital —abre los ojos y su mandíbula casi se desencaja, bien al menos no tiene la lastiemera expresión que me daban las monjas—. Jamás fui adoptada, y estas atenciones de tu familia, y tuyas son abrumadoras —me acuna en su pecho.

—Tranquila lo entiendo, mamá es así, tan expresiva y Jun, bueno ella es tan dulce, es única —besa mi cabeza y acaricia mi espalda—. Te mostraré algo Ava, estaremos ahí un rato y si después de eso aún quieres irte, está bien y si quieres quedarte también, ¿ok?

Asenti y el tomo mi mano y caminamos, atravesando el estacionamiento, hasta llegar al jardín trasero.

Era enorme, en medio de lo que parecía la nada, perdida entre los árboles, pintada de blanco, antigua, pero bien cuidada, había una pequeña casita, se podía sentir cálida y acogedora con solo verla.

—De aquí  han salido los mejores proyectos de mi vida preciosa...

Aquí les dejo el nuevo capítulo, espero que les guste!!

Tomen agüita!!

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