Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6. Ciudad Azul

Después de andar los dos kilómetros que nos quedaban, sin dirigirnos la palabra, llegamos a Ciudad Azul. A pesar de todo lo vivido por el camino, no pude evitar esbozar una sonrisa cuando la vi en persona. Era maravillosa, el juego se quedaba corto para poder visualizar lo hermosa que era, teníamos la gran suerte de ver la ciudad en persona, era mejor buscar siempre el lado positivo de todo esto claro.

Al entrar había un camino de piedras, con la guardia real a los lados, y dos torreones enormes. Cuanto te acercabas al arco de la entrada todo era de piedra y estaba cubierto con una hiedra que ocupaba toda la fachada. Te esperaba un caballero de la guardia real diciendo:

—Bienvenidos a Ciudad Azul, esperamos que vuestra estancia sea agradable.

Al entrar estaba todo lleno de casitas encantadoras, estaba dividida por barrios, o distritos en los que vivían los diferentes personajes y se dedicaban a diferentes profesiones.

—Voy a buscar el distrito de los brujos— le dije a Izan.

—¿Quieres que te acompañe?

No hace falta.

—¿Cómo que no hace falta? ¿Nos ponemos en "modo grupo" entonces? — dijo Izan.

Si no usábamos el "modo grupo", no sabríamos donde estaría cada uno en todo momento, algo que podría hacer que nos perdiéramos.

No me interesa Izan, me apetece estar sola.

—¿Qué? — dijo Izan bastante sorprendido.

Sí, lo que has oído, me apetece estar sola, déjalo ya, ya nos veremos. Tampoco voy a salir de la ciudad, está anocheciendo, los bichos y los enemigos salen más por la noche y las ciudades son de lo más seguro que hay en el juego, con la guardia real protegiéndola, no entrará nadie.

—¿Sabes que pueden atacarlas no?

Sí. ¿Y tú sabes que si pasa eso, tiene que ser un jugador con varios jugadores más y de un nivel alto no? ¿Sabes que no puede entrar cualquiera?

—¿Y a ti quién te dice que eso no pasé, listilla? Entró bastante gente en el bando negro, yo no me fiaría mucho.

—¡Por favor Izan, en serio...! Salieron todos corriendo al ver que mataban a una de los suyos, que no sabemos si está viva o muerta en otra dimensión ... ¿Y me estás diciendo que crees que se han juntado para tocar las narices al resto de los jugadores? ¡Deberíamos de creer un poquito, solo un poquito en la humanidad!

Haz lo que quieras Luna, pero deberíamos permanecer juntos. Esto es mala idea créeme.

—Bueno ahora mismo no me interesa.

—Pues lo que quieras, me voy a buscar una armería, y luego miraré a ver si subo un poco más el nivel alrededor de la ciudad, te dejo sola como quieres.

Estaba anocheciendo, y me fui sola a dar una vuelta por la ciudad, una vez que la establecí como mi "punto de encuentro", algo que era vital, y que salvaba de más de un susto si necesitabas teletransportarte a la ciudad ante el ataque de algún enemigo. Supuse que Izan haría lo mismo que yo, en cuanto pudiese, o por lo menos quise confiar en ello.

Siempre me perdía en la ciudad, era demasiado grande, tenía que coger el mapa cada dos por tres, la verdad es que no me orientaba muy bien en la vida real, como para orientarse en un juego, en el que todo me venía grande. Una vez lo busqué en el mapa, tomé el camino que llevaba al distrito de los brujos, para conseguir unos cuantos hechizos para usar ya a mi nivel diez (que era el que tenía ya), por lo menos la pelea que mantuve con la banda de los ladrones había servido para que consiguiera subir más rápido de nivel, aunque fue a un alto precio que casi me cuesta la vida.

Inmediatamente después de obtener los nuevos hechizos, me dispuse a dar un paseo y disfrutar de las maravillosas vistas de fantasía que había dentro del juego, no podía dejar de admirar la ciudad, y sus pequeños rincones encantadores, repletos de hiedra que se escabullía por todas las piedras, los torreones espectaculares, las vidrieras de las ventanas, era todo extraordinario.

No podía dejar de mirar de un lado a otro asombrada, tenía todo una belleza cautivadora. Se hizo de noche, recordé que había unas casitas muy bonitas y acogedoras a la entrada de la ciudad. En el caso de que Izan tuviera razón, y un grupo de jugadores del otro bando entrara a la ciudad a atacar, la guardia real se encontraba justo al lado para atacar, así que correría menos peligro en la zona de la entrada a la ciudad.

Había una casita, que recordaba siempre verla en el juego, que no tenía ningún personaje. Quizás la persona que vivía ahí, fue pasto de los bichos que estaban fuera y no pudo volver a su casa.

«¿He dicho persona? Ya confundo la realidad con la ficción, quería decir personaje» pensé yo.

Entré en la casa, era una casita adorable, después de echarla un vistazo y ver que estaba vacía, salí a comprar un poco de comida y bebida a un mercader que había al lado de las casas. Estaba empezando a anochecer, así que me dispuse a entrar en la casa y establecerme allí. Esa sería mi nueva casa en el juego. Esperaba que no fuera mi casa para siempre, pero empezaba a pensar que quizás debería pensar a largo plazo, ya que lo más seguro es que permaneceríamos atrapados un largo periodo de tiempo en el maldito juego, esto por desgracia no tenía pinta de acabar muy pronto. Tener un hogar en el juego al que poder volver y en el que poder descansar y subir energía después de las peleas estaba bastante bien y me ayudaría a centrarme más. Así que empecé a ver el juego, como mi nueva realidad, desde ese preciso momento. Arreglé todo un poco, puse todo a mi gusto y cerré la puerta con llave.

Después de comer y beber un poco, me fui a dormir. Subí arriba y me metí en una habitación preciosa, que invitaba no solo a dormir, sino a soñar cosas agradables. Quién había vivido antes ahí, tenía muy buen gusto. Aunque la verdad es que no podía pegar ojo, pensando en Izan, sí estaría bien o se habría metido en alguno de sus líos.

De repente, empecé a escuchar voces. Eso no significaba nada bueno. Miré por la ventana y solo podía ver personajes de Ciudad Azul corriendo de un lado a otro, avisando a los demás.

—¡Están invadiendo Ciudad Azul! ¡Enemigos!¡Cuidado! — decían todos a gritos.

Me asomé por la ventana, y no me lo podía creer. Izan tenía razón. Varias de las personas que entraron con nosotros en el juego, habían subido de nivel de una forma asombrosa, y lo peor es que habían hecho un grupo y estaban matando a todos los personajes que veían en la ciudad, saqueando incluso sus casas.

Uno de ellos, un orco bastante grande y desagradable a la vista, miró hacia la casa en la que me encontraba, deje de mirar enseguida por la ventana y me agaché, el miedo se apoderó de cada uno de mis huesos. Por suerte no me vio, y al no ver la puerta abierta pensaría que era una de las típicas casas del juego que permanecían cerradas y a las que no podías acceder de ninguna forma cualquier jugador.

Estaba bastante asustada y pensaba en Izan. «Teníamos que haber activado el modo grupo» pensé yo. Ya era demasiado tarde, no podría saber dónde estaba, sentía que le había fallado, no le hice caso cuando me dijo que lo activáramos.

Por suerte a los enemigos del otro bando, los podías vigilar y saber en todo momento donde estaban (pero solo en las zonas que formaban parte del mundo de tu bando), ya que se activaba un radar a través del mapa que permitía verlos en forma de crucecitas en el mapa. Por suerte, por el momento, fueron donde pensaba que irían, al Castillo Real, a saquearlo y posiblemente intentar matar a la guardia que custodiaba al rey.

Estaba muerta de miedo, tirada en el suelo ... No sabía qué hacer, no sabía si ir a buscarlos y pedirlos ayuda, para ver si se apiadaban de mí. Pero pensándolo bien, me echaba para atrás hacer eso, lo más seguro es que si habían llegado a la ciudad matando a todos los personajes del bando azul que se encontraban a su paso, cogerían y me matarían a mí también sin más; por lo que estaba observando no eran muy agradables... Mientras estaba absorta en mis pensamientos y mis dudas, me pareció escuchar una voz.

—¡Luna!¡Luna! ¿Dónde estás? — gritaba alguien.

Era Izan gritando desesperado. Vi en el mapa que el bando negro estaba bastante entretenido matando a los guardas del rey, y salí fuera en busca de Izan gritando.

—¡Izan estoy aquí! — dije yo, para ver si conseguía guiarlo con mi voz hacia donde me encontraba.

Izan venia herido, tenía una herida en el brazo y otra en la pierna, la pierna le sangraba bastante, o se paraba a descansar para recuperarse y que se le cerrará la herida sola mientras recuperaba toda la energía o podía morir en cualquier momento, y eso no sería bueno, ya que no sabíamos que pasaba después de morir en el juego.

—¡Joder! ¿qué hacemos? — dijo Izan muy asustado.

—¿Qué te ha pasado? — dije yo.

Me han atacado, los del bando negro. Se han reído de mí, me han dicho que no me mataban porque les daba pena, ya que tengo un nivel muy bajo, los muy imbéciles ...

—Joder... ¿En serio?

—He estado a punto de morir, me he convertido en fantasma y he visto mi cuerpo en el suelo. ¡Malditos abusones!

Izan estaba bastante acelerado, iba a comenzar a soltar un rollo bastante grande sobre ellos, tuve que pararlo, lo más importante en ese momento era ponernos a salvo.

—¡Izan para!, pensemos. Vamos a la casa donde estaba, y cerremos la puerta, así pensaran que no hay nadie, antes de que vuelvan; ya que tendrán que salir de nuevo por aquí, es la única entrada y salida de la ciudad. De momento siguen en el palacio real haciendo de las suyas. Activemos el "modo grupo".

—Te dije que lo teníamos que haber activado antes— dijo Izan enfadado.

—Lo sé y lo siento, pero no es momento para discutir. ¡Venga!¡Vamos! — dije yo indicándole el camino a la casa.

Una vez que llegamos a la casa, que estaba dos calles más abajo del lugar donde había encontrado a Izan herido, cerramos la puerta con llave, a esperar que pasaran, para así quedarnos más tranquilos. En la parte de debajo de la casa, solo había bancos de madera (bastante bonitos, pero muy incómodos), no se estilaban los sofás en aquella época por lo visto ... Así que, subí a Izan como pude ayudándolo, y permitiendo que él se apoyará en mi hombro, a la cama de una de las habitaciones de arriba, allí estaría mucho mejor para descansar.

—¿Te duele? Hay un botiquín aquí...

No se te ocurra usarlo Luna, puede que lo necesitemos más adelante.

—Sí, tienes razón, aunque esperemos que no sea así.

—Es bonita tu casa...— dijo Izan.

—Gracias, es bastante cara la hipoteca, como para no serlo jaja— dije yo poniendo un toque de humor.

—Jajaja, no me hagas reír, me molestan bastante las heridas...— Izan no podía parar de reírse, principalmente de los nervios.

Me asomé a la ventana, y ahí estaban otra vez, cuatro orcos grandes como armarios, y dos elfos rojos. Los elfos rojos, se llamaban así ya que tenían la piel roja, y unos ojos rojos que parecían estar inyectados en sangre, la verdad es que podían dar más miedo incluso que los orcos, que de lo feos que podían llegar a ser, hasta resultaban adorables, siempre y cuando no te hicieran papilla con su fuerza bruta, claro está.

—¿Los estás viendo? — preguntó Izan asustado desde la cama.

Están aquí, y creo que saben que estamos nosotros también por aquí.

—¿Eso es imposible no? Quiero decir, si seguimos con el juego como siempre, no deberían de saber que estamos aquí, solo nosotros podemos verlos a ellos.

—Se supone que es así, no deberían vernos.

De repente vi a uno de los orcos, que estaba lleno de cadenas aporreando las puertas de todas las casas cerradas, y repitiendo una y otra vez:

—¡Salid!¡Salid de una vez!¡Sois unos cobardes!

Izan se incorporó como pudo y se asomó a la ventana conmigo, entre los trozos que había de tela colgados, que eso no se podía llamar cortina de verdad, se supone que no nos podrían ver. Cuando de repente, el temido orco de piel color gris negruzca y con unos colmillos que parecían de jabalí, se acercó a la puerta de la casa donde nos encontramos y comenzó a aporrearla, consiguió que retumbaran las paredes.

—¡Mierda!¡Mierda! — dije yo.

—Joder Luna, ¿nos podrán ver? Joder... ¿Y si no es como el juego?

El orco no paraba de aporrear la puerta con todas sus fuerzas, hasta conseguir que volvieran a temblar las paredes y las ventanas.

—Puuf, no sé ... Es imposible que nos puedan ver. Lo que me preocupa es la puerta... ¿Y si la tira abajo? ¿Qué hacemos Izan?

—¿Nos estará viendo?

—A ver, vamos a calmarnos, no creo, lo que quieren es que salgamos, presos del pánico corriendo, para cazarnos ... Aguantaremos— dije yo, muy convencida.

El bando negro, se quedó en la ciudad un buen rato, sabían de seguro que había alguien dentro de la ciudad. Pasaron dos largas horas hasta que conseguimos ver que se fueron, ya no podíamos divisarlos, eso quería decir que no estaban dentro de la ciudad, si el radar del mapa funcionaba como era debido claro, pero quizás nos estaban esperando fuera. Así que optamos por quedarnos en la casa, ya que era de noche a descansar.

Cerramos todas las ventanas, que eran de madera con cristales, con unas contraventanas de madera que tenían, que parecían bastante robustas. En la casa había unos palos y madera. Por suerte, no sabemos cómo, Izan consiguió hacer fuego, hacia bastante frio; pero en cuanto consiguió hacer fuego, lo usamos para encender unas velas y calentarnos un poco, pero tuvimos que apagarlo enseguida, no nos podíamos arriesgar a que nos divisaran desde fuera; habían matado a todos los personajes de la ciudad que se encontraban en el juego y tardarían en volver a salir horas; por lo que ninguno de ellos podría estar haciendo una lumbre para calentar su casa.

Por suerte a Izan se le empezó a regenerar la piel y recuperó toda su energía. Él permaneció dormido hasta que se despertó de una pesadilla. Bajó abajo, y ahí me encontraba yo, sentada en uno de los bancos de madera mirando hacia la ventana por la que no podía ver nada, bastante pensativa, sin saber que sería de nosotros.

—¿Estás bien? ¿Qué haces mirando a la ventana si está cerrada? — dijo Izan sombrado.

—¿Crees que en esta pesadilla se puede estar bien?

—No, la verdad es que no...Pero ...

—¿Qué vamos a hacer Izan? Es como si el juego se apoderara de nosotros. Esas personas que acaban de entrar a la ciudad, no parecían ya personas, se estaban comportando como orcos y elfos rojos de verdad. No sé si podremos salir de aquí algún día ...

—¿Crees que a medida que avancemos en el juego nos convertiremos en nuestros personajes? — preguntó Izan abrumado por lo que dije.

—No lo sé, pero quizás de tanto matar de verdad, nos convertiremos en bestias a las que no les importará matar a los jugadores. He sentido una fuerza extraña al matar a los ladrones. El primer ladrón que maté, parecía que lo mataba de una forma tan real, que no quería hacerlo, me estaba sintiendo muy mal al hacerlo; pero luego pensé es su vida o la mía, y esto es un juego... Los demás, para mi desgracia, no me costó tanto matarlos ...

—Estamos en un juego, no creo que eso te haga peor persona. Lo que veo mal, es que gente que ha entrado con nosotros a jugar intente matar a los propios jugadores. No sé si será el juego o no, pero eso es lo verdaderamente preocupante, que ante una situación así no nos ayudemos, sino todo lo contrario.

—Creo que vamos a morir aquí dentro— dije yo, mientras subía corriendo las escaleras y me iba a llorar a una de las habitaciones.

Izan vino detrás de mí, no sabía si para consolarme o para llorar conmigo.

De repente, se sentó a mi lado, me quitó las manos de la cara y me las agarró fuerte.

—No vamos a morir aquí, ¡por encima de mi cadáver! Y ya lo he visto una vez—dijo Izan, viendo que me venía abajo.

—No estoy tan segura de eso...

Izan se quedó pensativo por un instante. Pensó en el momento en que estuvo a punto de morir, sabía que lo podía ver todo, y cavilando llegó a la conclusión de que a mí también me había pasado lo mismo, que vi el beso que me dio cuando me estaba muriendo.

—¿Luna?

—¿Qué? — dije yo, viendo su cara de asombro, sin saber por dónde iba a salir.

—¿Te pasó lo mismo que a mí cuando ibas a morir? Quiero decir... ¿Tu alma se salió de tu cuerpo y podías verlo todo?

En ese momento yo estaba bastante asustada, y no caí en que Izan me estaba haciendo una pregunta trampa.

Sí, ¿Pero por ...? — no me dio tiempo a terminar la pregunta, ya que Izan saltó antes con otra.

—¿Viste que te besé? — dijo él sorprendido.

—Esto... ¿Qué...? ¿Qué importa eso ahora? — me puse bastante nerviosa sin saber cómo salir de esa situación.

—¡Joder Luna!¡Te hiciste la tonta con eso!¡No lo entiendo!

—¿Y qué quieres Izan? ¿Qué querías que hiciera? ¿Devolverte el beso? Estaba muerta. Además, te recuerdo que tengo novio, y que estamos en un juego de mierda, no me apetece iniciar una relación con nadie aquí ahora, perdona que te lo diga; ahora mismo tengo otras prioridades como salir viva de aquí ... — dije enfadada.

—Pero no me dijiste nada, hiciste como si nada hubiera pasado... ¿Has pensado en tener una relación conmigo alguna vez? — dijo él mientras permanecía sentado a mi lado, esperando que le dijera que sí.

Arrrgg... ¡Izan no eres el ombligo del mundo joder! ¡Mira donde estamos!

Solo quiero que me respondas, es sencillo.

En aquel momento me daba ya todo igual, total ... Veía que tarde o temprano acabaría en las tripas de algún monstruo, o decapitada por un humano saqueador de ciudades, eso si no volvían a aparecer las personas que entraron con nosotros a jugar y me matarían ellos mismos entre risas. Así que después de mucho pensar, me sinceré con Izan.

Sí. ¿Ya estás más contento? Estupendo, ahora me muero de la vergüenza ... Creo que me voy a otra casa a dormir ...— dije yo roja como un tomate.

Izan no pudo evitar esbozar una sonrisa al escucharme, me cogió la cara con sus manos y se acercó lentamente a mí y me besó sin parar de sujetarme la cara. Fue un momento mágico y extraño a la vez. Ahí estábamos los dos, él disfrazado de un guerrero aterrador y yo de una bruja con cuatro hechizos contados y poniéndome bastante roja, ya que para evitar ponerme así, no tenía ningún hechizo por desgracia.

«Creo que si sigo así me convertiré en un elfo rojo. Ojala tuviera algún hechizo para dejar de ponerme roja» pensé.

Izan estaba disfrutando bastante del beso, parecía que se había quitado un gran peso de encima, y más al escucharme decir que tendría algo con él, su amigo le importaba poco en estos momentos.

—Lo siento, me moría de ganas de hacer esto. ¡Joder siento si te he puesto en un aprieto con Bruno!

—¿Bruno? Ah si Bruno... ¿Cres que volveremos a ver a ese capullo? Jajaja— dije yo con una risa nerviosa, pensando que no saldríamos de aquí nunca.

—Espero que sí, por lo menos eso significaría que estaríamos fuera de aquí.

—Ya bueno, sería lo único bueno que tendría verlo ahora.

—No me gusta cómo te trata Luna, he tenido varias broncas con él por ese tema... Bueno, y si te digo la verdad, a mí hace tiempo que me gustaría poder empezar algo contigo, si eso supone tener que dejar de tener una relación de amistad con él, poco me importa la verdad. Este tiempo en el juego, me ha hecho ver que la vida es muy corta ...

—Jajaja... Lo siento, pero eso de que la vida es muy corta... Me ha hecho gracia, aquí tenemos a la muerte pisándonos los talones cada dos por tres jajaja... De todas formas, deberíamos de hablar en otro momento del tema ...— dije bastante cortante, entre otras cosas, por el cansancio que tenía acumulado y porque por mucho que me gustara mucho Izan, debíamos centrarnos en permanecer vivos, que ya era bastante.

—Ok, me iré abajo, ha sido un error, solo te he confundido más— dijo Izan decepcionado con el mismo.

—No, no te vayas, quédate. No es eso, solo creo que tenemos que hacer las cosas de otra forma, antes de empezar algo con alguien debería de cortar con Bruno, bueno si conseguimos salir de aquí algún día que espero que sí ...

—Ya... Lo entiendo. Me quedaré aquí contigo, mejor que estemos juntos, porque no es por nada, pero tengo bastante miedo, y eso que soy un temido guerrero jeje ...

De repente sin darme cuenta me dormí, y luego Izan cayó rendido también a mí lado abrazándome, pero yo no podía disfrutar de ese momento, por toda la tensión que tenía encima.

No sabríamos que nos iba a esperar a la mañana siguiente, pero si seguíamos en el juego, tendríamos que descansar para poder subir de nivel y hacer todo lo posible para poder terminarlo en algún momento, para ver si la suerte podía ponerse de nuestro lado y conseguir salir de aquí de una vez por todas.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro