Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4. Comienza el juego

Izan y yo seguíamos mirándonos atónitos, él seguía tumbado encima mía, noes taba costado reaccionar después de ver pasar delante de nuestros ojos a la temida reina roja, que tanto daño sabíamos qué hacía cuando iniciabas el juego a un nivel bajo.

Izan, comenzó a reaccionar, por un momento me miró de nuevo, y parecía darle vergüenza, por lo que se levantó enseguida y se sentó escondiéndose detrás de una roca, yo fui detrás y me senté a su lado, después de lo que había pasado con la araña hasta él se quedó paralizado sin saber qué hacer. Así que tuve que pensar por los dos. Comencé a respirar lentamente para calmarme e intentar tranquilizarme y empecé a hablar.

Tenemos que ir a Villa Azul, como dijiste, deberíamos de ir por los caminos, si nos adentramos en el bosque nos vamos a encontrar con más bichos que quizás no podamos matar. En Villa Azul, quizás nos den alguna misión para poder ir subiendo de nivel. Además se va a hacer de noche, deberíamos de entrar en alguna posada a descansar. Si esto es como el juego, cuanto más descansados estemos, más rápido podremos subir de nivel — dije yo.

Izan parecía no escucharme, estaba metido como en su mundo.

Luego hay que buscar la gran Ciudad Azul, para que tú consigas armas y yo nuevos hechizos— dije mientras miraba el mapa.

Izan seguía sin reaccionar.

¡Izan! ¿Qué te pasa? ¿Me has escuchado? — dije yo, bastante intranquila.

—Sí, te he escuchado hay que buscar Villa Azul.

—Pues venga, pongámonos en marcha.

Los dos nos pusimos a caminar, íbamos por los caminos de piedra y tierra que indicaban el camino hacia las zonas de seguridad.

—¡Izan! ¿Estás bien? Me estás preocupando...

—Estoy bien. No sé ... ¿No te parece todo absurdo? Yo lo único que quería era pasar un rato agradable contigo, y te he metido en toda esta mierda.

—No te preocupes, nadie sabía que iba a ocurrir esto, siento haber dicho antes lo que te dije, no quería echarte la culpa ... Yo también quería pasar un rato agradable contigo, sin todos los demás...

—Ya pero no sé ... Quizás me está entrando el bajón ... Luna, estamos metidos en el juego...

—Lo sé, ¿pero no te parece dentro de lo malo, increíble? Hay que reconocer que hay paisajes preciosos ...

—Sí claro, si no fuera porque nos puede perseguir cualquier bicho en cualquier momento y matarnos. ¡Es genial vivir en tensión! — dijo Izan.

De repente, se hizo el silencio y seguimos andando. No sabemos cuánto tiempo estuvimos caminando. Todavía no teníamos nivel para coger ningún tipo de transporte que nos llevara más rápido a cualquier sitio. En lo único en lo que pensábamos es que si terminábamos el juego, y nos enfrentábamos al Señor de los Mundos, quizás así podríamos salir de aquí, y volver de nuevo a nuestra realidad. Aunque sonará un poco fantástico, era lo que nos mantendría cuerdos a los dos, en medio del caos, pensar que en algún momento saldríamos de aquí.

Llegamos a Villa Azul, era igual que en el juego, había unos comerciantes con un carro intentando venderte todo tipo de productos, un herrero que te permitía arreglar tu equipo, por si había resultado dañado en algún combate, y varias posadas para poder dormir y poder beber y comer.

Nuestro problema es que podríamos dormir allí, pero no podíamos comer ni beber ya que costaba dinero, no teníamos ni una mísera moneda de cobre.

Entramos en una posada a descansar un poco, a la entrada había un duendecillo sonriendo, repitiendo una y otra vez la misma frase, cada vez que pinchabas en él con uno de los guantes que teníamos.

—Bienvenidos a la posada del mal, espero que tengas una estancia agradable...

—Bienvenidos a la posada del mal, espero que tengas una estancia agradable...

—Bienvenidos a la posada del mal, espero que tengas una estancia agradable...

Yo no pude evitar reírme, desde dentro sonaba un poco ridículo. Supongo que pensaba que no se podía tener una estancia agradable en una posada llamada posada del mal. Y mucho menos sabiendo que estaba atrapada en un juego, pero por suerte nos pudimos relajar allí.

En la posada había dos camareros humanos, mesas y sillas, todo muy al estilo de la edad media claro, nada tenía que ver con nuestras terrazas de ahora. «Lo que daría por estar sentada ahora en la terraza de cualquier bar, bebiendo un refresco con Izan y conversando de cualquier tontería» pensé yo.

Izan comenzó a subir las escaleras de la posada y yo le seguí, principalmente por miedo a quedarme sola. Había tres habitaciones. Una de ellas con una cama enorme, con un dosel, era muy bonita. Izan se apoyó en ella y después del largo camino andado, cayó rendido sin medir palabra y se durmió.

Yo no podía dormir, no sé cómo él podía hacerlo.

Me dio por mirarme, y tenía una ropa harapienta, típica de un nivel uno. Así que pensé que si conseguía un poco de dinero podría comprar algo a los mercaderes que había fuera, y quizás un poco de comida, abajo tenían fruta y agua y tenía que comer ya, me rugían las tripas.

Recordé que en ese nivel, había unos árboles con unas ramas vivientes situados al lado de la posada, que si conseguías matarlas o más bien dormirlas, ya que volvían a despertar en menos de dos minutos, daban bastante nivel y dinero. Aquí, como en todos lados, con el dinero llegabas a muchos sitios, sin él a ninguna parte.

Me enfrenté a ellas con el único hechizo que tenía, la bola de las sombras. No me había fijado nunca en lo maravilloso que era este hechizo, hasta ahora, de mis manos salía una bola llena de luz blanca cubierta por una luz verde que se tornaba en otros colores y conseguir aniquilar lo que tuviera delante. No sé cuánto tiempo estuve matando ramas y raíces, que me trepaban desde los pies hasta la cabeza intentando asfixiarme retorciéndose por todo mi cuerpo, pero tuvo que ser bastante tiempo; ya que conseguí subir a nivel cinco y conseguir dinero para comprar cosas para mí y para Izan.

Yo estaba absorta peleando, mientras se hizo de noche. De repente, apareció Izan bastante asustado.

Joder, estás aquí— dijo mientras me dio un abrazo enorme.

Sí, estaba probando mis superpoderes jajaja

—No me vuelvas a asustar así, sí te vas dímelo. Esto no es seguro— me dijo Izan cogiéndome con sus manos la cara y mirándome a los ojos.

En ese momento, no sabía si derretirme o no. Por desgracia, mi mente me decía que para sobrevivir aquí, tenia que estar en tensión, o si me perdía con algún tipo de tontería como esta, pensando en lo guapo que estaba Izan con su traje de guerrero, o la mirada cautivadora que ponía preocupado por mí; algo malo nos podría pasar a los dos.

—Ok, lo siento, te tenía que haber dicho algo. Te vi dormido... Y como bien sabes, a mí me cuesta muchísimo dormir. He conseguido dinero, y he subido de nivel, ahora compramos algunas cosas, la verdad he conseguido bastante.

—Ya lo veo, ya ...— dijo él.

Nos acercamos al mercader que se encontraba en la zona con un carro de productos. Me volví loca con la pantalla táctil, viendo toda la ropa que tenía para vender. Tenía varios vestidos de más nivel, túnicas, zapatos... Era como acudir a una tienda de ropa de verdad, pero en el juego. Después de echar un ojo a todo, me decidí por una túnica, unos zapatos nuevos, y un sombrero de bruja que me quedaba bastante bien. Bueno ... también cogí unos guantes, y unas hombreras, todo lo que me podía coger de tela, lo cogí sin miramientos, cuanto mejor equipamiento tuviera mejores serían mis hechizos. Eso no fue todo, también compré una varita mágica, para aprender a manejarla, cuando tuviera la oportunidad de que me enseñaran en la Ciudad Azul claro.

Mientras Izan elegía ropa para él, yo fui a comprar algo de fruta y zumos al bar de la posada, no sé cómo se podría llamar, quizás taberna; bar me sonaba bastante moderno, para todo lo que había ahí.

Izan se acercó a comer también conmigo en una de las mesas.

—Estás muy guapa—dijo Izan.

—Gracias, tú también—contesté yo.

—Me he comprado ropa, pero tendré que subir un poco el nivel, no me la puedo poner todavía, soy nivel uno. En cuanto te vayas a dormir un rato, subiré yo un poco de nivel.

—Ahí fuera están las ramas y las raíces del árbol viviente, es igual que en el juego, es fácil, yo no haría más para subir...

—Pensaba adentrarme en el bosque, me aburre tener que subir de nivel todo el rato en el mismo sitio— dijo Izan.

—Izan, no me seas ridículo. No creo que hagas eso, cuanto menos nos arriesguemos aquí será mejor, esto no es una maldita competición...— le dije.

—Haré lo que quiera Luna—dijo Izan.

—Izan, te puedes encontrar con cualquier cosa, no me parece bien que hagas eso; de todas formas como siempre tú tienes la última palabra, haz lo que quieras, al fin y al cabo solo está tu vida en juego, y nunca mejor dicho.

—Tú también te has ido en plena noche y me has dado un susto de muerte, pensé que te había pasado algo.

—No ha sido en plena noche, acaba de empezar a anochecer prácticamente hace una hora, y a diferencia de lo que quieres hacer tú, yo estaba aquí, al lado de la posada, tú te quieres adentrar en el bosque y de noche, sin saber que te puedes encontrar en el camino ... ¿Y si aparece un "boss" qué harías tú solo? En fin Izan, eres mayorcito para hacer lo que te dé la gana, esa es la única verdad, y a cabezota tampoco te gana nadie, esa es otra verdad.

Menos mal que los personajes del juego no sentían ni padecían, sino estarían pensando los camareros y los cocineros y los otros personajes que estaban en la posada, que parecíamos un matrimonio que llevaban años luz juntos, y que estábamos discutiendo, como un día cualquiera en nuestro matrimonio.

Mira, digas lo que digas Luna, me voy a ir... Y aprovecharé ahora que la mayoría de los bichos están dormidos y puedo atacarlos mejor.

—No te irás.

—Sí que me iré.

Izan se levantó de la mesa, pero yo fui más rápida y me puse delante de él en la puerta. El duendecillo no sabía si entraba alguien o no, así que seguía repitiendo su frase:

—Bienvenidos a la posada del mal, espero que tengas una estancia agradable...

—Bienvenidos a la posada del mal, espero que tengas una estancia agradable...

—Bienvenidos a la posada del mal, espero que tengas una estancia agradable...

—Déjame pasar anda...—dijo Izan hartándose de ver como el duendecillo repetía una y otra vez la dichosa frase, mientras discutíamos en medio de la puerta.

—No, te voy a dejar. ¿quieres pensar un poco? Tenemos que descansar, que mejor que descansar por la noche, para ver mejor a los bichos de día. ¿no quieres subir de nivel antes? Pues tenemos que descansar, no seas cabezota.

—No soy cabezota, eres tú la cabezota. Déjame anda.

—No te irás.

—¿En serio Luna?

—Sí en serio, es peligroso que salgas ahora. No me obligues a usar hechizos.

No quería que Izan saliera, y se expusiera a los grandes peligros que se podía encontrar por la noche, así que se me ocurrió la genial idea de activar el modo combate entre personajes del mismo bando, y como no, Izan aceptó. A partir de ese momento, nos podíamos hacer daño todo lo que quisiéramos.

Me dispuse a preparar unas cuantas bolas de las sombras, y el hechizo de absorción de vida. Me tenía bastante harta, y solo quería dormir tranquila.

El hechizo de absorción de vida no lo había usado todavía, así que se me ocurrió usarlo con él. De repente al activarlo, salió de una de mis manos un rayo bastante brillante en color verde y blanco, que fue directo al pecho de Izan, él comenzó a elevarse, cuanta más energía conseguía, más se elevaba él en el aire.

—¿Te vas a ir? — le volví a repetir.

—¿En serio me estás haciendo esto? Me estás agotando la vida. ¡Luna para, por favor!¡Estás siendo una abusona!¡Tienes más nivel que yo!

Yo veía como la vida de Izan se empezaba a consumir poco a poco, sole le quedaba la mitad, ya que aparecía en la barra de su personaje. Me hacía sentir muy poderosa el hecho de tener su vida en mis manos, era bastante tentador y aterrador al mismo tiempo, me estaba gustando y no sabía si podría parar en algún momento.

—Izan ¿te quedarás en la posada y ya está?

De repente Izan empezó a desmayarse en el aire. Tuve que bajar la intensidad del rayo, y lo bajé al suelo. Estaba preocupada, no se le había consumido del todo la vida, no sabía cómo podía estar así. Me acerqué corriendo, al verlo tumbado en el suelo, sin moverse.

—Izan joder... ¿Qué te pasa? Lo siento...

Izan lo estaba fingiendo todo para que lo bajara. Pero yo no sabía nada. Abrió los ojos y en menos de dos segundos me tumbo, se puso encima de mí, sacó un hacha de los que llevaba y me la colocó en el cuello.

—¡Eres una maldita bruja! — dijo Izan con todas sus ganas.

—Y tú eres idiota— dije yo.

—Tengo un hacha en tu cuello, tú sabrás si quieres probarlo— dijo él.

—¿Te he hecho daño? Se supone que no puedo hacértelo, supuestamente con el hechizo de absorción de vida no deberías de haber sentido nada, la muerte es dolorosa solo los últimos diez segundos cuando tienes la vida prácticamente agotada.

—¿Y te parece bien decirme eso? ¿Ibas a esperar tanto tiempo para comprobarlo?¡Me tenías el nivel de la vida a la mitad!

—No era mi intención hacerte daño. Tú con el hacha sí que puedes hacerme daño.

Izan dejó el hacha en el suelo. No sabía por dónde se andaba, me había colocado un hacha al cuello. El juego conseguía sacar lo peor de nosotros en cierto modo, cuando tendríamos que participar como un equipo para conseguir salir de aquí cuanto antes.

Él seguía todavía encima de mí. Me empezó a mirar como nunca antes me había mirado, yo también mi mirada en sus ojos, por un momento había tanta magia. Se acercó quizás a besarme, pero de repente me ofreció la mano solo y me ayudó a levantarme, fastidiando el momento, parecía que él sabía que yo pensaba que me besaría y solo por fastidiar no lo hizo.

—Venga te haré caso, vamos a dormir, ya veré mañana como subo de nivel— dijo él entre risas.

—Yo te puedo ayudar— le dije.

—Ok— dijo él.

Subimos las escaleras de la posada, yo me iba a ir a dormir a otra habitación. Cuando de repente Izan me agarró de la túnica por detrás.

—¿Dónde vas Luna? —dijo Izan con una voz muy sugerente.

—A dormir a otra habitación— le dije yo, bastante nerviosa por la situación.

—No creo. Es mejor que permanezcamos juntos. No sé si has pensado en el juego, pero igual que a nosotros se nos ha ido la pinza hace un rato, y parecía que el juego se había apoderado de nuestras mentes. Si no recuerdo mal, al entrar a jugar, con nosotros había otras personas que eligieron el bando negro, si están haciendo lo mismo que nosotros subiendo el nivel de sus personajes, les daría más experiencia matarnos a los del bando azul, tenemos que permanecer juntos, y si podemos juntarnos con otros de nuestro bando.

—Bueno tiene su lógica— dije yo, que no me podía negar a dormir con él.

Izan me cogió del brazo, me metió en la habitación con el dosel y la cama grande. Cerró la puerta y la atrancó con una silla de madera que había. Parecía que le gustaba llevar la voz cantante. Me dejó sentada en la cama. Él se fue por el otro lado de la cama y me cogió abrazándome por detrás, sujetándome las manos.

—¿Qué haces Izan? — dije poniéndome roja como un tomate.

—Prefiero tenerte controlada, no quiero que uses otro de esos hechizos contra mí.

—Sí claro, bonita excusa— dije yo, sin pensar lo que había dicho.

—Sí, tómatelo como quieras.

Parecía que Izan disfrutaba fastidiándome con sus palabras, y teniéndome agarrada al mismo tiempo, podría ser todo como una película romántica. Yo, la verdad, es que me moría de ganas de tener algo con él, pero veía que no era el momento adecuado, y mucho menos en medio del caos que suponía estar atrapados en el dichoso juego. Aunque no sabía cuanto más tiempo podría aguantar sin decirle algo.

Fruto del cansancio, quizás por la pelea que mantuvimos, caímos los dos rendidos, aunque no queríamos dormir, y queríamos permanecer en alerta, por si algún enemigo acechaba, se nos acabaron cerrando los ojos, y terminamos los dos dormidos y abrazados, después del día que habíamos tenido tan movido era lo más normal del mundo. Por lo menos habíamos conseguido sobrevivir un día al maldito juego.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro