Capítulo 3. Atrapados
De repente, nos adentramos todos de nuevo en el juego, veíamos todo y sin llevar las gafas puestas, algo que resultó bastante extraño. Era todo caótico, hubo gente que se empezó a separar y huyo corriendo despavorida ante las voces del gigante que comenzaron de nuevo a escucharse, mientras otros nos quedamos petrificados en el sitio.
-¡Todavía osáis seguir en mi casa! - gritaba el gigante con un enfado descomunal, mientras andaba de un lado a otro sin parar.
El gigante se estaba acercando hacia mí, me quedé perpleja, no sabía qué hacer en ese momento, por suerte Izan me cogió de la mano.
-Vamos hacia esa roca de allí, estaremos mejor escondidos, no creo que nos pueda ver, además con su altura no podrá entrar - dijo Izan bastante nervioso.
Nos metimos los dos detrás de una roca, vimos que tenía una especie de cueva en su interior, y ahí esperaríamos a que se fuera.
Mientras tanto, el gigante seguía gritando. El miedo comenzó a apoderarse de nosotros.
-¿Qué mierda está pasando Izan? ¿Ves lo mismo que yo? Y no tengo las gafas puestas. ¿Cómo puede ser que vea eso sin las gafas? - dije yo muy nerviosa.
-No lo sé, no sé qué pasa. ¡Joder, joder, joder ...! Me estoy empezando a poner bastante nervioso. ¿Qué narices está pasando? ¿Por qué no nos han podido sacar? - se preguntaba Izan, mientras se llevaba las manos a la cabeza.
-No lo sé, si esto es una broma, es de bastante mal gusto.
-No sé de qué va esto, en serio Luna.
-Yo tampoco sé qué está pasando. Se ha perdido la comunicación con el exterior.
De repente, vimos como todo el mundo estaba escondido. Pero de una de las rocas salió una chica para enfrentarse con el temido gigante. Algo, que no sabemos por qué, pero nos dejó más relajados al principio. Todos comenzamos a estar un poco más tranquilos, parecía que si alguien de nosotros pensaba que seguíamos en un juego inofensivo, en el que solo había que jugar para poder salir; el miedo no se apoderaría de nosotros.
Aunque veíamos que la chica no sabía muy bien lo que hacía. Ya que sí seguíamos en el juego, todos empezábamos desde el nivel uno, y el gigante era un "boss" (se llamaba así a los jefes o lideres de cada grupo de monstruos), su nivel era muy alto, sería nivel cien por lo menos, sí o sí, aunque nos juntásemos todos, acabaría matándonos a todos, sin dejar rastro de ninguno.
Pero ella se quiso hacer la valiente, era del bando negro, un orco, todos sabíamos que los orcos no precisamente brillaban por su inteligencia, y ella parecía querer hacer honor a su personaje. Así que, a lo bruto, decidió ella solita enfrentarse con el temido gigante.
-¡Tú osas retarme, insignificante ser! - gritaba el gigante.
-Sí, yo- dijo Lara convencida (así se llamaba ella, según el nombre que nos aparecía encima de su cabeza).
-¡No sabes lo que has hecho!¡Has despertado toda mi ira! - dijo el gigante.
Ella comenzó a ponerse nerviosa, no paraba de temblar, lo veía todo bastante real. A un orco nunca lo verías temblando, si pensábamos en el juego, ellos eran los más brutos, los temidos y nadie era capaz de asustarlos.
-¡Vas a sufrir toda mi iraaaaaa! - gritó el gigante con todas sus ganas.
Era todo tan real, hacía daño en los oídos tener que escucharlo gritar. De repente, sus manos comenzaron a lucir, de sus manos salieron rayos azules y blancos que sabíamos que podían fulminar a cualquier enemigo en cuestión de segundos, y por desgracia, los dirigió con furia sobre la chica. Ella intentó apartarse, pero la dio en un brazo y comenzó a sangrar.
-Joder, mierda ... ¡Estoy sangrando de verdad! - dijo la chica, mientras caía sobre el hielo exhausta y dolorida.
El gigante seguía mirándola, sabía que quería acabar con ella.
Todos escondidos, podíamos ver el terror en los ojos de Lara, que comenzaba a entender que esto no era un simple juego, y que posiblemente nunca saldría de allí, pero eso solo lo sabía ella, los demás no podíamos sentir su dolor, solo ver lo que pasaba.
-¿Está sangrando en serio? ¿O nos están tomando el pelo? - dijo Izan bastante asustado, mientras contemplaba la escena.
-Joder, joder... ¿Dónde nos hemos metido Izan? Hay que ayudarla.
Me dispuse a salir a ayudarla. Cuando Izan me agarró y me tiró al suelo.
-Pero... ¿Qué estás haciendo loca? Piensa un poco, si esto es el juego no tenemos nivel para enfrentarnos al gigante, vas a acabar igual de mal que ella. De todas formas, lo están haciendo todo muy real, es todo muy extraño...
-Izan, me estoy empezando a poner muy nerviosa, me parece un juego bastante macabro ya ...
El gigante se acercó y se agachó delante de la chica.
-¿Te he hecho daño? ¿Quieres más? - dijo con su voz ronca, sedienta de venganza.
Fue entonces, cuando volvió a lanzar uno de sus rayos y la desintegró, ante la mirada de todos, que ya no sabían si esto era un juego o no, todo era excesivamente real.
-¡Que os sirva a todos los demás de advertencia!¡Estas son mis tierras!¡Y no saldréis de aquí! - dijo el gigante a gritos, mientras se alejaba y retumbaba todo el suelo con cada una de sus pisadas.
Todos los demás jugadores que presenciaron la escena, salieron corriendo despavoridos hacia todos lados. Izan y yo, nos quedamos dentro de la cueva.
-¡Joder! ¿Has visto eso? ¿Esto que narices es? Es demasiado real... ¿Cómo nos hacen esto? - dije yo, mientras salía de la cueva y me acercaba a la mancha de sangre que parecía de los más real, y los restos de la chica que había en el suelo que apenas se podían apreciar, había una especie de mole de huesos y sangre entre cenizas.
-No sé qué está pasando Luna, en serio, ¿Cómo podemos ver todo esto sin las gafas? - dijo Izan, al que le empezaba a dar bastante mal rollo todo lo que estaba pasando.
-No lo sé Izan, ¿y si de verdad estamos atrapados en el juego? Me daría algo, si fuera así. No sé qué pensar en serio. no sé qué pensar...- me estaba empezando a poner bastante nerviosa.
Izan intentó recuperar la calma por ambos.
-A ver Luna, pensemos un poco.
-¿Qué pensemooooos? Vamos a morir aquí... Se han pirado todos, si al menos hubiéramos permanecido juntos ...
-Pensemos. Tenemos que jugar- dijo Izan mientras me zarandeaba cogiéndome por los hombros, para que tuviera un poco de cordura en toda esta locura.
-¿Jugar Izan? ¿Me estás hablando en serio? Joder no tenía que haber venido, joder ...
-¿Me estás echando la culpa por estar aquí? No me esperaba eso de ti Luna, también será culpa mía que estemos encerrados en otra dimensión, también si quieres me puedes echar la culpa de esto.
-No quiero decir eso, pero esto no va a acabar bien, lo presiento.
-Vamos a ver en serio, pensemos- volvió a repetir Izan, intentando calmarse, mientras se llevaba las manos a la cabeza.
Izan se quedó por un momento quieto, se le daba bastante bien sacar siempre el lado positivo de todo lo negativo. Era a veces tan calculador, que podía dar hasta miedo. Cuando de repente reaccionó y se dispuso a hablar.
-A ver, sea una broma o no... Si es una broma es de muy mal gusto. Y si es de verdad, que estamos atrapados en el juego, tenemos que conseguir pasarnos el juego y lo mismo así quizás podamos salir. Tendríamos que ver el mapa y ver donde estamos.
Izan desplegó el mapa que siempre se encontraba en el lado inferior derecho del juego, para ver donde nos encontrábamos exactamente. Según el mapa, la zona era el bosque gélido, algo que ya nos sonaba de haberlo visto en el juego, pero era impactante verlo en persona. Estábamos en un buen sitio para empezar el juego, todo parecía bastante sencillo, si conseguíamos hacer un grupo, para poder ir matando a los enemigos que se acercaran y así poder ir subiendo de nivel, ya que a nivel uno, éramos los dos bastante vulnerables. El problema es que no sabíamos nada del grupo que entró con nosotros, ya que todos se fueron corriendo al ver al gigante, o mejor dicho al señor de las sombras.
Solo nos teníamos el uno al otro. Tendríamos que sobrevivir en el juego solo los dos, él sin sus armas como guerrero, y yo sin poderes, ya que al no haber subido de nivel apenas contaba con un hechizo.
-Tenemos que ir por aquí, para llegar a Villa Azul-dijo Izan, señalando el mapa.
-¿En serio Izan? ¿Qué estás haciendo? - pregunté exhausta.
Mi mente no paraba de decirme que no conseguiríamos salir de allí, así que me senté a pensar, o a esperar a que volviera el Señor de los Mundos y acabara conmigo mucho antes de seguir con el juego. No paraba de temblar, estábamos en una zona llena de nieve, y a penas tenía ropa, unos zapatos harapientos, una túnica y una capa con capucha.
-Luna, ¿qué haces? - dijo Izan temblando también.
-Nada, esperar a que se acabe esto.
-¿Crees que si no hacemos nada se va a acabar? Si nos quedamos aquí, lo único que conseguiremos será morir de frio.
Fue entonces cuando reaccioné, y empecé a notar como el frío recorría cada uno de mis huesos, sin ningún tipo de reparo; pero aun así me costaba seguir adelante.
-Izan, en serio... No te entiendo. Creo que está bien ser positivo, pero creo que esto nos sobrepasa a los dos.
-¿Y ya está? ¿Te rindes? - dijo Izan gritando y cabreado.
-Es un juego Izan. ¡Estamos en un maldito juego! No sé si no te has dado cuenta todavía... No es la vida, o peor, no sé si esto va a ser mi vida real a partir de ahora, prefiero pensar que es una broma pesada del destino...
-¿Broma pesada del destino? Sea lo que sea Luna, si nos quedamos aquí moriremos congelados...
De repente se me cruzaron los cables, hablando del destino.
-Sí, no debí haber venido aquí contigo... Creo ... - dije yo sin poder terminar la frase.
Antes de que pudiera terminar de hablar, detrás de mí, se estaba acercando una araña gigantesca de color rojo, si no recuerdo mal en el juego se llamaba la reina roja, era nivel tres, en cualquier momento podría expulsar su veneno, aturdirme y matarme en cuestión de segundos. Yo no me estaba dando cuenta de nada, pero Izan la había visto, yo solo notaba que él estaba un poco nervioso, pero no me enteraba de nada, pensé que simplemente le había molestado mi comentario.
De repente Izan se abalanzó sobre mí, se quedó tumbado encima mía y me tapó la boca, podía sentir el miedo aterrador en sus ojos.
-No se te ocurra moverte, no hables-me dijo él al oído.
Yo hice caso y me mantuve quieta.
La araña se estaba entreteniendo cogiendo presas pequeñas de todo tipo, se pasó un buen rato pululando a nuestro alrededor. Sabíamos que si nos movíamos estaríamos perdidos, ya que, si la zona en la que nos encontrábamos era igual que el juego, los "temidos bichos" que aparecían tenían una especie de radar, y si te encontrabas dentro de su alcance iban derechos hacía ti para poder matarte.
Izan no paraba de mirarme, sin saber qué hacer, sus ojos estaban presos del miedo o más bien del pánico y la desesperación por querer salir de allí cuanto antes. Pero parecía que él tenía que hacerse el duro y no mostrar sus sentimientos por los dos, ya que yo no me encontraba muy bien en ese momento.
La araña comenzó a alejarse corriendo apresurada detrás de algo que había visto en uno de los arbustos frondosos que había en el bosque helado.
Por un momento pudimos respirar tranquilos, aunque aturdidos por nuestra nueva realidad que no sabíamos cuando iba a terminar.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro