Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 17. Ciudad Nevada

Despertamos en el colchón de enredaderas, por la noche habían florecido, tenían unas campanillas azules y blancas muy bonitas, la enredadera había conseguido trepar por todas las paredes de la cueva, y nos había creado una especie de nido, que quizás fue lo que nos salvó del frio.

Hugo se había dormido abrazado a mí, cuando se despertó no podía dejar de mirarme, mientras contemplaba la enredadera.

Yo me desperté y me quedé mirándolo también, mientras me incorporaba en la "cama" de enredaderas.

—Buenos días Luna, es alucinante este hechizo, mira que los elfos estamos conectados con la naturaleza, y nunca había visto un hechizo así. ¿Has visto, ha sido capaz de salvar el fuego que había hecho? No se ha quemado y ha trepado por las paredes, es alucinante ... — dijo él mientras miraba la enredadera embobado.

He visto mejores hechizos en los elfos de mi bando, quizás vosotros como tenéis un lado oscuro ...No es a malas ...

No, si tienes razón. Levántate y vete hacia la pared.

—¿Para qué?

—Te voy a enseñar un hechizo ...

—Ya sé cuál es, por desgracia me he topado con más de un elfo de tu bando y han usado ese hechizo conmigo.

—No creo que de la forma en el que yo le voy a usar — dijo con una voz aterradora de elfo rojo.

Esto... Hugo, te importaría dejar de poner esa voz, me dan ganas de irme corriendo y dejarte aquí.

—¡Es mi voz maldita humana! Vale lo siento, a veces puede conmigo mi personaje jaja

—No sé si hacerte caso, y dejarte que uses el hechizo conmigo, ahora mismo me das bastante miedo o pánico más bien.

—¡Vete hacia la pared humana!

Hice caso a Hugo y me fui hacia la pared. Él empezó a usar su hechizo, era el que me temía, era la enredadera oscura. En unos instantes, Hugo comenzó a concentrarse, moviendo sus dedos hacia abajo, como intentando ponerse en contacto con el suelo. Fue entonces cuando comenzaron a salir enredaderas de color negro de las palmas de sus manos, era todo bastante aterrador. Sus ojos, más bien su iris, se tornó color negro, puso sus manos en dirección hacia mí, y comenzaron a crecer las enredaderas por todo el suelo hasta llegar a mi cuerpo, y comenzaron a envolverme como si me tratase de una momia.

—¡Hugo!¡Para!

Hugo no podía parar, había entrado en trance, parecía que la enredadera se había apoderado de él y lo mantenía sumido en un profundo sueño.

—¡Hugoooo!— gritaba yo sin parar.

Me estaba empezando a dar miedo, la enredadera comenzaba a oprimir mi cuerpo de una manera brutal, y consiguió conseguir subirme hasta el techo de la cueva.

—¡Hugooo!¡Joder!— seguía gritando, sin obtener respuesta de él.

Por suerte paró, pero fue por que escuchó algo, y salió del trance. Cuando volvió de nuevo a su ser, yo había caído al suelo dolorida. Y él comenzó a quitarme la enredadera a toda prisa.

Yo me eché la mano a la cabeza, me había abierto como una especie de brecha, y comenzaba a sangrar mucho, si hubiera sido la vida real me hubiera mareado bastante, pero parecía que en el juego comenzaba a acostumbrarme a ello.

—¡Mierda, lo siento Luna, déjame que te cure!— dijo él poniéndome la mano en la cabeza.

Yo me levanté cabreada, y salí de la cueva.

—¡Luna!¿Qué haces? He escuchado algo fuera— vino el gritando.

Te dije que no usaras el hechizo, te lo dije ...

—Ya lo sé, lo siento, no sabía que iba a entrar en trance, no me acordaba de ello, llevaba muchísimo tiempo sin usar el hechizo, lo único que quería era atraerte hacia mí, nada más, no esperaba que fuera a pasar esto... De verás que lo siento...

—Bah déjalo... Voy a mirar el mapa y vamos a Ciudad Nevada andando, ni mi avioneta destartalada ni tu fénix van a funcionar ahora.

Estuvimos andando un tiempo considerable, yo iba bastante enfadada, me iba congelando las manos y los pies, por lo menos la cabeza se me iba curando sola, y llevaba más o menos la cabeza y la cara calentita con el gorro de la capa.

—¡Bruja!¿Vas a seguir así todo el camino? Ven aquí anda...

—Déjame elfo oscuro...

—Luna, tengo el hechizo...

—Déjate de hechizos en serio ...

—No es de ningún hechizo que me deje en trance, hablaba del hechizo de fuego de calor, podría usarlo para que no tuviéramos frio por el camino...

—No, déjalo... No sé ni como han funcionado a veces tus hechizos sin matarme...

—Es la primera vez que pasa ... Sabes que nunca mis hechizos se han vuelto contra ti, de hecho cuando estabas tan mal, el hechizo burbuja nos protegió a ambos de los orcos de mi bando, en la casa de los granjeros en la que nos alojábamos. ¿Te acuerdas?

—Ya lo sé, pero parece que ahora pasa algo raro...

—¡Bruja para!

Yo iba delante de él andando a toda prisa, con un enfado descomunal. Él me tiró de la capa, y me atrajo hacia sus brazos, me abrazó tan fuertemente que no podía escaparme.

—¡Elfo o me sueltas o usaré uno de mis hechizos!

—No creo que lo hagas bruja ...

Estaba intentando escaparme de sus brazos, aunque sabía que no quería, cuando el me agarró la cara con una de sus manos y me empezó a besar, no me pude resistir a pesar del enfado que tenía, fue quizás el beso más largo y apasionado que nos dimos, en medio de la nada, y con un frio aterrador; que apenas nos dejaba sentir el calor de nuestros cuerpos.

Pero como siempre algo tenía que fastidiar el momento.

—¡Viene alguien Luna!— dijo mientras me cogía de la mano e iba de un lado a otro para buscar un sitio para escondernos.

—¿En serio? Siempre tienes que fastidiar el momento, con tus orejas ...

—Es el oído fino, es un don de los elfos, no me lo puedo quitar ...

—Deberías ser un humano ahora mismo y no hubieras oído nada, estamos en zona azul todavía, así encima corres peligro.

—¡Luna! Si estoy de elfo es por algo, porque puedo oír estas cosas que nos salvan la vida — dijo con su voz aterradora de elfo, mientras se le inyectaban los ojos en sangre.

—A mí no me vuelvas a hablar con esa voz ...

—No puedo evitarlo cuando me enfado, no puedo, lo siento ... Pero es que tienes cada tontería ... Con eso de que estropeo todos los momentos románticos, para salvarnos la vida...

—Vale, sí, no tenía que haber dicho eso, pero me fastidia que todos los momentos románticos que podamos tener se vayan a la mierda ...

Luna en serio .... Tenemos que seguir vivos, ya habrá momentos románticos fuera... Céntrate bruja.

—Ok, vale...— dije yo con una sonrisa de oreja a oreja, pensando en lo que había dicho Hugo de tener momentos románticos fuera.

No hay nada para escondernos, y cada vez oigo pasos más cerca, y son pisadas fuertes ...

—Espera que miro el mapa.

—¡Luna!¡Míralo de una maldita vez!

—No me metas prisa...

—¡Luna joder! ¡Están aquí!

—No seas exageradoooo....

—¡Luna no exagero! Y no puedo usar mis hechizos contigo en esta zona, no sé si al ser una zona entre dos mundos, hay como interferencias, si eso puede existir con los hechizos claro ... El caso es que o lo miras de una maldita vez o vamos a morir... Noto muy cerca ya a los malditos orcos y una presencia extraña diferente quizás sea Izan.

—¿Qué? A ver empezado por ahí...

—¡Luna en serio!¡Te lo llevo diciendo todo el rato!

—¡Corre!¡Sígueme! Estamos a unos pasos de Ciudad Nevada, y yo que tú ...

—Sí, me convierto en humano brujo—dijo Hugo mientras se transformaba corriendo por el camino.

Sí, así mucho mejor, por si no puedes entrar ...

Corrimos como pudimos, empezábamos a ver Ciudad Nevada cada vez más cerca, lo peor es que ya veíamos también detrás a los orcos con Izan a la cabeza, pensaría que era su líder, el muy idiota.

—¡Corre Luna!

Estábamos ya en Ciudad Nevada. Fuimos a entrar en la primera casa que vimos y que tenía abierta la puerta, antes de que pudiéramos entrar, uno de los orcos que se había adelantado a todos los de su grupo, me cogió un pie y me tiró al suelo. Por suerte Hugo estaba allí para quemarle la mano con uno de sus hechizos, me soltó, entramos en la casa y cerramos la puerta.

Los personajes de Ciudad Nevada fueron a por los del bando negro sin piedad, por lo que se tuvieron que alejar rápidamente de la ciudad si no querían acabar muertos, eran demasiados y de niveles muy superiores a los del bando negro, no se la podían jugar.

Hugo aun así tenía una cara de preocupación bastante rara.

—¡Luna hay que salir de esta casa!

—¿Qué?

—Izan puede entrar ... Va a saber donde estamos, si hay algún elfo con mi hechizo de apariencia, va a venir a por nosotros y moriremos, han subido más rápido de nivel al ir todos juntos, no nos podemos enfrentar a ninguno.

—¡Joder!¡No hay tregua nunca en este maldito juego!¡Estoy cansada Hugo! ¡No puedo más ...!

—No, ahora si que no te pongas derrotista, estamos prácticamente en Entremundos, y ahí estaremos a salvo. Además los orcos si quieren entrar en Entremundos no podrán si no vienen de buenas, así que para lo que nos queda, no te pongas así.

—Llevamos sin comer tiempo, cada vez me dura menos la energía, mira con la carrera que nos hemos dado, se me ha bajado la vida un montón ...

Ya lo sé Luna, yo estoy igual ... Te entiendo, pero tenemos que salir de aquí. Vamos arriba, a ver si por alguna ventana podemos ir a alguna casa contigua, hay que cerrar la ventana luego con un hechizo para que no vean que hemos salido por ahí, ya que sería muy evidente.

Corrimos derechos hacia las ventanas de arriba de la casa, encontramos una que daba a otras tres casas contiguas. Salimos por ahí y nos fuimos a la última casa, ya que éramos incapaces de abrir las ventanas de ninguna de las otras dos. Hugo se estaba desesperando, tampoco podía abrir las ventanas de la última casa.

—Esto es imposible, hay que saltar a esa del otro lado, tiene la ventana entreabierta—dijo señalando la casa de enfrente, que estaba a dos metros de las demás.

—¿Estás loco?¿Y si nos caemos abajo? Nos verían enseguida.

—Luna en esa casa no miraran, está cerrada la puerta. ¿No lo ves?

—Sí, pero es muy arriesgado ...

—Yo no lo veo tan arriesgado, voy a saltar.

Hugo saltó y poco más y se cae, se quedó a un paso para caer abajo, lo que no me dio mucha confianza, pero él empezó a meterme miedo.

—Luna salta joder!¡Están ya en la puerta de la casa!¡Los noto!—dijo Hugo hablándome bajito.

—¿Qué?—dije yo asustada.

Del susto, salté corriendo, me tropecé con una de las tejas, y prácticamente caigo al vacío, por suerte ahí estaba Hugo, que comenzó a levitar para ayudarme como siempre, me agarró de la mano y me subió para arriba.

—Por casi ... Entremos—dijo él.

—¿Por qué no has ido levitando a la casa?

—No quería usar ningún hechizo, parece que aquí se vuelven en tu contra, nada más...

—Bueno, tú sabrás, pero te podías haber caído...

—¿Yo? Si la que se ha tropezado has sido tú, Luna ... Entra anda ...

Entramos por la ventana y la cerramos sin meter mucho ruido, nos fuimos hacia otra habitación y nos quedamos allí acurrucados en una esquina, esta vez estábamos tan agotados; aparte no queríamos hacer ruido de ninguna forma por si nos descubrían. Nos quedamos agazapados abrazados, esperando a que viniera Izan y algún elfo del otro bando con la apariencia del bando azul a olisquear, y sin poder vernos, con suerte se irían ... Todo pintaba muy bien, demasiado fácil para ser cierto, aunque por primera vez parecía que todo iba a ser así, y el juego nos daría un respiro.

—Se han ido Luna, tranquila— dijo Hugo mientras me achuchaba.

—¿Lo has notado?

—Sí, ya no los oigo ... Tendremos que esperar aquí ...

—Sí lo de siempre, esperar a que pase la noche, porque de noche los bichos ...

—Jajaja, si ya te lo sabes ...

—Nunca me había planteado lo aburrido que es el juego hasta ahora ...

—¿En serio? Si no paramos de huir de unos y de otros.

—Ya, pero las noches sin poder salir...

—¿Quieres que vayamos de bares?¿O de tabernas seria aquí?

—Pues no lo sé, sería un poco extraño jaja

—Si quieres salimos a dar una vuelta por la ciudad, no creo que vuelvan...

—¿Podremos abrir la puerta?

—¿Tienes algún hechizo que las abra?

—No... por eso ...

Yo la puedo reventar, o podemos salir por la ventana y entrar otra vez por la ventana ...

—Nada déjalo Hugo, mejor nos quedamos aquí, no estoy para más sustos por hoy. Y más entrando por ventanas a toda prisa, perseguidos por una jauría de fieras... Estoy haciendo cosas que en la vida real no he hecho nunca...

—¿Y que crees que yo si me he metido alguna vez por una ventana o qué?

—Puede ...

—Jajaja ... que cosas tienes Luna. ¿Bajamos a ver si hay comida?

—Vale, tengo hambre.

Fuimos hacia la cocina, había agua, zumos y fruta, también había verduras. Hugo hizo fuego, y en una especie de cacerola de barro enorme, cocinó una sopa de verduras, con zanahorias, puerros y otras cosas que habría por la cocina.

Estuvimos comiendo sin parar, riendo hasta las tantas y contándonos todo tipo de historias, me estaba empezando a pillar demasiado por él. Yo era muy joven, pero pensaba que fuera podríamos estar muy bien, y me daba miedo pensar que pasaría cuando todo esto acabara ... Si cada uno iría por su lado, si él me echaría de menos o si yo le echaría más de menos a él, que él a mí ...

Me empecé a comer la cabeza bastante, y sentía que esto, quizás estaba llegando a su final.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro