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Capítulo 14. Un camino de aventuras

Hugo decidió despertarme, así sin más ...No podía dejar de mirarme y pensar que le encantaría quedarse allí conmigo para siempre, pero no eran las condiciones más idóneas para nadie; así que todavía en plena noche, aunque iba a hacerse de día pronto, decidió despertarme.

—¡Luna!¡Luna despierta! Tenemos que irnos.

—¿Perdona? Si hace nada acabamos de dormirnos, y además es de noche todavía...

Miré el mapa y vi que era de noche efectivamente, no entendía las prisas de Hugo, y más sabiendo que por la noche te podías encontrar de todo por los caminos del juego.

Luna, no sé por dónde vamos a salir... He estado mirando por la habitación, la parte de arriba se ha derrumbado, he estado levitando hasta el techo y se ha derrumbado la casa, oigo unos crujidos bastante sospechosos, y creo que se va a acabar cayendo todo encima, si seguimos aquí, nos aplastará una masa de piedras y barro. Por suerte hay un túnel aquí, tendremos que salir ahora mismo por ahí...— dijo él.

—¿Un túnel? Imposible, no puedo entrar en un túnel ... — dije aterrorizada.

—¿Cómo que no puedes entrar en un túnel?

Soy muy claustrofóbica, me puede dar algo, pienso que me puede faltar el oxígeno, imposible ...

—Luna, es lo único que tenemos ...

—Me da igual, yo no pienso salir por ahí, ve tu si quieres ...

—Luna, no te voy a dejar aquí...

Hugo intentó pensar que podíamos hacer, ante el pánico que me estaba entrando solo de pensar que tendría que entrar en el maldito túnel.

Luna, el hechizo del agua ...

—¡Ah, no, eso es para el agua!

—Bruja, te sirve igual, además mira el mapa, el túnel tiene que se bastante corto. Ahora después del derrumbe de la casa te tendría que salir en el mapa, y tiene que dar al camino más próximo.

Efectivamente, Hugo tenía razón. El túnel conducía a un camino cercano, y era bastante corto, así que decidí hacerle caso, aun a sabiendas, que sino moría de pánico en el túnel, le mataría con mis propias manos por obligarme a entrar en un sitio así.

No sabíamos como hacerlo, si él entraría antes o yo, por más que intentó explicármelo todo, yo no lo entendía muy bien o no quería entenderlo. Al final, decidimos que entraría yo antes.

—¿Esta oscuro? ¡Da miedo!— dije yo, mientras me introducía en el túnel.

Toma— dijo él, dándome una de las luces de gas que había encendido.

—¿Y si me caigo encima con ella? Puede arder todo...

—¡Luna!¡Deja de inventarte excusas! Voy yo antes, en cuanto siga crujiendo el techo encima nuestro, verás como sales. No necesito luz, puedo iluminarlo todo con mis ojos...

—No, eso si que no, das mucho miedo ...

Luna, no voy a llevar algo que no necesito, solo porque a ti te de miedo, es más te voy a dar mucho más miedo ahora ...

Hugo se estaba cansando de la situación en la que nos encontrábamos, y no entendía que por mi pánico nos fuéramos a jugar la vida así. No entendía muy bien eso de que me iba a dar más miedo... Por lo visto como elfo, tenía un hechizo, el "hechizo del pánico" lo usaban los elfos para cuando no podían con su enemigo, servía para pegarle un susto de muerte de forma literal, yo la verdad no lo conocía.

De repente Hugo, comenzó a tambalearse de pie, parecía como si todo su cuerpo vibrara de un lado al otro, y apareció su peor cara, parecía una especie de vampiro, con unos ojos rojos que alumbraban todo.

Joder Hugo, ¿Por qué me haces esto?

—Luna, corre si no quieres que te mate— dijo con una voz ronca y aterradora que para nada parecía su voz, parecía poseído.

Yo sin mediar palabra, me metí en el túnel, fui a gatas lo más rápido que pude, ya no sabia si me daba más miedo el dichoso túnel, o llevar detrás de mí a la criatura espeluznante en la que se había convertido Hugo. Por un momento miré hacia atrás, y vi sus ojos rojos brillantes mirándome en la oscuridad.

—¡Luna!

—¿Qué?

—Corre, si no quieres que te mate...

No sé si estaba tan metido en el papel, o estaba siendo poseído por la cara de vampiro que se le había puesto; pero corrí como alma que lleva el diablo, hasta terminar con las manos y las rodillas llenas de heridas. Salí por una especie de hueco, era el tronco de un árbol, algo muy extraño, pero por lo menos había conseguido salir del túnel. Ya se había hecho de día.

Hugo salió detrás, justo a tiempo, porque el túnel comenzó a desmoronarse en cuestión de segundos, nada más salir él. Hugo seguía con esa cara que daba miedo. Y se acercó a mí.

¡No!¡No te pienso mirar!—dije asustada, poniéndome las manos en la cara.

—¡Bruja, no pasa nada!— dijo Hugo, con la voz terrorífica y grave que iba acorde con la cara.

—¡Quítate eso ahora mismo, a mi ni te me acerques así!— le dije yo asustada.

—No puedo, tarda en irse Lunaaa, tardaaa jajaja. Por cierto, estás hecha un asco, bastante sucia, y con heridas por todos lados, no pasaría nada porque te diera unos mordiscos, no se notaría en la piel, con las heridas que tienes ya ...

—Hugo, en serio...

—Vale, paro. ¿Te las curo?— dijo ya con su voz, quitándose el hechizo.

No, ya se curaran solas. No te entiendo ... ¿Por qué me haces de rabiar tanto?

—No es hacerte de rabiar. En serio, tarda en desaparecer el hechizo... ¿Es gracioso el hechizo a que si?

—Que dices ...

—Bueno, ha funcionado, de momento estamos a salvo, algo es algo... Lo que no es broma es que estas hecha un asco, y yo también, deberíamos de darnos un agua y me enseñas el hechizo ese de buceo que tienes ...

—¿Hechizo de buceo?

—Si ese que sirve para meterte debajo del agua, y que no te mate ningún enemigo que sea mayor de tu nivel jaja

—¿De qué te ríes?¡Te estás burlando de mí!

—Estaba pensando cuando lo usaste con Izan ...Me hizo mucha gracia, y ya el otro que pusiste encima para que no os atacara, ya me pareció lo más ...

—¿Crees que yo me creí que no podrías hacernos nada? El único que se lo creyó fue Izan, pero por lo menos se quedó tranquilo un rato ...

—Que bruja, hacerle creer al chico que no podría ir a por él ...

—Que irrespetuoso ...

Era broma, ya sabes que eres mi bruja preferida ...

—Ya, ya ... Habló el elfo ...

—¿Qué pasa conmigo?

—Nada ...

—Tienes una pinta de elfo, algo ridícula jaja

—¿Perdona?

—Lo que has oído, eres un elfo extraño ...

—Arrrg mira bruja, no me enfades...

—¿Por? ¿Qué vas a hacer?

Quizás le estaba tocando demasiado a Hugo las orejas de elfo, así que al igual que podía usar el hechizo de apariencia, convirtiéndose en alguien del bando azul, esta vez lo usó para convertirse en un orco de los de su bando, con un vozarrón que daba miedo.

—¿Qué decías bruja?

En cuanto, le vi y le escuché, me empezó a entrar el miedo, era todo bastante realista, y con esa voz que ponía, me costaba creer que Hugo estaba ahí debajo de ese aspecto aterrador.

Los dos necesitábamos pasar por agua si o si, y aprovechando eso me fui corriendo, entrando hacia el bosque, para no verle disfrazado de orco. Prácticamente estábamos en el Río Azul, así que corrí hacia él, sorteando toda especie de bichos.

—¿Pero Luna que haces?¿Puedes ir más despacio? Tiene que haber aquí bichos de todo tipo, que haya traído la lluvia turbulenta y el viento... — dijo Hugo, con la voz de orco.

Llegué al rio, y comencé a quitarme la ropa.

Luna, ¿qué estás haciendo?

—Quitarme la ropa, me voy a dar un baño.

Me quité toda la ropa, y por una vez en mi vida, quizás Hugo había conseguido sacar de mí, de dentro, toda esa confianza que desbordaba por todos los poros de piel, y que era incapaz de sacar muchas veces, quizás por estar rodeada siempre de las personas inadecuadas.

Hugo, no podía dejar de mirar, veía como me iba acercando desnuda al rio, mientras me adentraba y comenzaba a nadar.

Uuuf, está el agua helada...

Él se sentó en la orilla mirándome, con su cara de orco.

Bruja, solo se te ocurre a ti, acaba de pasar una tormenta y te bañas ...

Dijiste que necesitábamos un baño...

—Ya lo sé, no se me ocurrió pensar en que un tipo de tormenta de estos dejaría el agua helada.

—Bueno ...¿qué? ¿Vas a meterte en el agua o no?

—Bueno, solo porque yo también me he puesto de tierra hasta las orejas ...

Hugo dejó su apariencia de orco, y no sabía por qué, pero no se sentía cómodo con la del elfo, así que uso el hechizo de apariencia para aparecer de humano, tal y como era él en la vida real. Yo la verdad es que no me podía esperar que hiciera eso, pensaba que seguiría de elfo. Pero no, apareció como un humano brujo.

No podía evitar mirarlo, mientras se quitaba la capa, la túnica y todo lo que tenía encima... Aunque llegó un momento que por vergüenza dejé de mirar, hasta que se adentro en el agua y vino hacia a mí nadando sin dejar de mirarme ni un solo segundo.

—¡Luna!¿Estás bien?— me dijo viéndome pensativa.

—¿Te puedo hacer una pregunta?— le dije yo mientras me movía por el agua a su alrededor.

—¿Qué pregunta?—dijo él mientras me seguía con la mirada.

—¿Eres así?— le dije yo.

—¿Así? No te entiendo...

Físicamente, que si eres así físicamente en la vida real, o está todo exagerado como en el juego ...

—¿Exagerado?

Hugo me miró con cara rara, de hecho se empezó a poner más rojo que su personaje el elfo, pensando que me podía referir a algo ... Fue entonces cuando pensé que él lo había interpretado mal, e intenté explicar como pude, lo que en realidad quería decir.

—Esto ... No me refería a ...

—¡Ah vale! No sé pensé que pensabas, no sé ... Bueno ... ¿A qué te referías ...?—dijo él siguiendo con la conversación, bastante nervioso.

Nada, no quiero parecer superficial, pero no, lo decía ...

—¿El cuerpo? Me lo curro bastante en el gimnasio, creo que es algo que estoy echando de menos, ir al gimnasio digo, tampoco es que este mal ahora ¿no? ...

—Esto... Sí era eso, pero que ...

—¿Pero que qué?

—Eres muy arrogante ¿no?

—Venga bruja, yo no he sacado el tema, has sido tú...

—Pero tú has continuado ...

—Sí claro, ahora la culpa es mía, que me gusta marcar musculitos ...

—Hombre, si no, no irías al gimnasio ...

—Que prejuiciosa eres bruja, si voy es para desestresarme, de la vida diaria, la monotonía, ya sabes ... No para que me mires tú por ejemplo ...

Me puse a nadar alejándome de él, la verdad me había sentado mal que pudiera hablarme así.

—¡Luna!¿Dónde vas?

—No te importa ...

—¡Bruja, no me toques las orejas de elfo que tengo!¿Quieres que vaya a por ti o qué?

—Bah, no me das miedo ...

—¡Ah, así que esas tenemos!

Hugo vino corriendo nadando y se plantó delante de mí, mirándome con esos ojos ...

—¡No me mires así Hugo!

—Te miraré como quiera Luna ...

—Bueno, mejor no me mires ...

Fuimos a besarnos, pero sin saberlo los dos habíamos desatado algo raro en el agua, empezamos a notar vibraciones extrañas...

—¿Qué mierda es eso?— dijo Hugo, mirando hacía todos lados.

Ni idea, me parece muy raro, que vibre así el agua...

—¡Joder!¡Corre!¡No mires para atrás!— dijo él asustado.

—¿Qué pasa?

—Joder Luna, te he dicho que no mires para atrás— dijo el cogiéndome la mano y poniéndome detrás de él.

Se convirtió en elfo, y salió del agua levitando, para coger al cocodrilo descomunal que estaba a punto de devorarme. Consiguió pararlo con un hechizo en el aire, una especie de látigo le salía de las manos y consiguió atontar al cocodrilo y conseguir que cayera rendido en el agua, y salió nadando sin parar, sin volver a prestarnos atención.

—¡Joder!¡Por poco!—dijo él cayendo al agua.

—Jajajaja jajaja— me entró la risa tonta.

Bueno... ¿Y ahora de que te ríes?¿Te parece divertido que te hubiera podido devorar un cocodrilo?

—No sé, ha sido gracioso, no te has dado cuenta ni que has salido desnudo ...

—¡Bruja!— dijo él poniéndose rojo.

No te preocupes si te estás poniendo rojo, no se te nota jaja

No puedo contigo, en serio vete a la orilla, vístete y nos vamos, cuanto antes lleguemos a Ciudad Azul mejor, aquí corremos peligro, hay ahora mismo monstruos de todas las zonas y todos los niveles, y dando gracias que el cocodrilo era de nivel menor al mío ... Sino... No sé cómo podía haberme enfrentado a él y que nos dejara en paz.

—Sí, señor ...

—Luna, en serio, menos cachondeo ... Esto no es una broma.

—Vale muy bien, me callo, voy a la orilla.

—¡Luna!

—¿Qué?—dije yo mientras me giraba para mirarlo.

—No quiero que te pase nada malo— dijo él poniendo los ojos más tiernos que había visto nunca.

Me quedé en ese momento embobada mirándolo, y no sabía que decir, me acerqué a él y me tuve que contener y largarme a la orilla pensando en que corríamos peligro los dos, él también tenía una capacidad para contenerse inaudita y fue detrás de mí, pensando solo en llegar a la orilla.

Se dio la vuelta mientras se vestía, para no mirarme, quizás no quería que nada le resultara tentador, para así poder centrarse en el juego.

Nos vestimos, y emprendimos el camino hacia Ciudad Azul, él se volvió a convertir en humano brujo, para montarse en mi moto con sidecar, no se permitía que un personaje de otro bando subiera al medio de transporte de un personaje que formaba parte del bando contrario.

—¡Vamos a tardar la vida!— dijo Hugo.

Eres un quejica ...Tardaremos lo que se tenga que tardar, no tengo nivel para un medio de transporte aéreo como tienes tú...

Esta zona, creo recordar que tenía un truco...— dijo él.

—¿Un truco?

—Sí, una forma de subir de nivel más rápido matando una especie de diablos fantasma...

—Ah sí, el grupo de diablos blancos...

—¿Dónde era?

—¿Pero para qué?

—Intenta meterme en vuestro grupo, ahora soy de vuestro bando en apariencia, puede funcionar.

Entré en el grupo para poder meter a Hugo dentro, cuando sorpresa, Izan me habló, me había olvidado por completo de que existía.

—Hombre, por fin se digna la brujita a aparecer, ¿Dónde estáis?

—Vamos para allá, luego hablamos— le dije yo.

—¿Os ha pillado la tormenta?—dijo Izan.

—Sí, luego te cuento, voy a meter en el grupo a Hugo.

—¿Para qué lo vas a meter?

—Izan, ya te contaré.

A Izan no le hizo mucha gracia que entrara en el grupo Hugo, pero tampoco quería que yo acabara muerta, y vio necesario que me ayudara a volver seguramente, y estando en el grupo me tendría más controlada el elfo, para poder echarme una mano si estaba en peligro.

Bajamos de la moto, una vez que había conseguido meterlo en el grupo, y comenzó a matar a los diablillos fantasma, cuando alguno me iba a atacar, él conseguía dejarlo en el suelo, estuvimos así un buen rato, los diablillos volvían a aparecer cada cinco minutos y había cientos a la vez, hubiera sido imposible que yo los matara sola, pero gracias a Hugo conseguí subir al nivel cincuenta. La verdad, es que no me lo podía creer.

Cogimos la moto, se subió en el sidecar de nuevo con su apariencia humana y nos dirigimos a Ciudad Azul, íbamos los dos bastante contentos la verdad, empezábamos a compenetrarnos de una forma brutal, que no me había pasado antes nunca con ningún chico.

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