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Capítulo 1. Presentaciones

Mi nombre es Luna, tengo diecisiete años, mi vida podría ser aparentemente normal, hasta que ocurrió algo que lo cambió todo por completo. Todavía estoy pendiente de solucionarlo, espero que sea pronto, porque no sé cómo acabará esta historia.

Os pongo en situación, como digo, soy Luna. Era una chica normal de instituto, un poco friki (para que nos vamos a engañar), mi novio se llama Bruno, él va a otro instituto, concretamente al que está al lado del mío, con su vecino, amigo de toda la vida, él es Izan, que queda con nosotros y nuestro grupo de amigos todos los fines de semana. Excepto algunos fines de semana, en los que nos pasábamos las horas jugando a un videojuego en línea, ya sabéis el típico de la edad media, con castillos, posadas, guerreros, elfos, magos, brujos, orcos y un sinfín de bichos raros...

Un fin de semana, en nuestra propia ciudad había una feria de videojuegos que resultaba bastante curiosa. Bruno (mi novio, por si nos os acordáis) no podía asistir, ya que nuestro grupo de amigos se había empeñado en ir a una excursión de un día en la montaña; a mí en ese momento no me apetecía nada ir a la dichosa excursión, y a Izan tampoco. Curiosamente me pareció en ese momento más peligroso una excursión en plena montaña, que ir a una feria de videojuegos.

El viernes por la noche, decidimos ir a tomar algo a un bar, y hablar sobre la excursión. No sé qué me pasaba con Izan, quizás sentía cierta química con él, la verdad es que mi novio no me hacía mucho caso, quizás me sentía atraída hacia él en parte por sentirme poco valorada por mi propia pareja. En el grupo no me veían como una chica, era una más del grupo, y era la única chica, era triste, pero con mi pareja pasaba exactamente igual, parecía que el único que me veía siempre más allá de ser una especie de chicarrón para ellos, era Izan.

Como iba diciendo, que empiezo a contar cosas y no me centro, ese viernes fue el último que pasaría con todos ellos, quizás ya me estaba empezando a acostumbrar a mi nueva normalidad de forma abrumadora y me resultaba bastante cómodo, sentirme cómoda entre personas que no me valoraban.

No sé en qué maldita hora se le ocurrió a Izan proponer el tema de la feria de videojuegos, y no sé en qué maldita hora todos dijeron que no, que preferían una excursión en plena naturaleza con sus bichos más o menos grandes que hubiera sido mucho mejor que esto ¡creedme!

Todos empezaron a hablar sobre el tema de la excursión, como siempre Bruno llevaba la voz cantante.

- Bueno... ¿entonces quién se apunta a la excursión? - dijo Bruno, bastante entusiasmado.

Todos de repente levantaron la mano, excepto Izan. Hasta yo la levanté tímidamente, ante la mirada implacable de Bruno, aunque no me hacía mucha gracia pasar la noche en el monte, con todos sus peligros, si hubiera visto lo que venía después, hubiese sido la primera en levantar la mano de forma efusiva para acabar en la montaña.

-¿Qué pasa contigo Izan, no vas a venir? - replicó Bruno, que era una especie de líder de la manada.

- En realidad os quería proponer otra cosa, este fin de semana, sabéis que traen una de las ferias de videojuegos más grande del país, y curiosamente vienen los creadores de Blue&Black, el videojuego al que tanto jugamos, a traer novedades sobre el juego, ¿no sería mejor la idea? A la montaña podemos ir en otro momento ...- insinúo Izan.

- Pero que friki eres, para jugar tienes toda la vida- dijo Bruno a carcajadas, así que todos los demás comenzaron a reírse también.

Bruno tenía el poder de ser muy persuasivo sin apenas abrir la boca, nunca he entendido ese tipo de gente que tiene a todos los demás detrás de ellos, sin apenas mover un dedo, pues ese era él.

Izan se quedó bastante apenado. Mientras me miraba, volvió a insistir.

-De verdad, ¿nadie quiere venir? Venga... Podemos ir en otro momento a la montaña. Luna, a ti te da miedo dormir de noche en plena montaña ...

-Esto.... Sí, la verdad es que sí, pero no sé ...

Lo que menos quería en ese momento era enfadar a Bruno, aunque por lo visto siempre le daba igual lo que hiciera.

-Pues ya está, solucionado. Izan ya tienes compañía, llévate a Luna, esto va a ser una excursión de machos en la montaña, no me apetece estar cuidando de ella- dijo Bruno riéndose, y los demás como bobos siguiéndole el juego también.

Mientras él decía eso, en mi cabeza rondaba la frase: «¿En serio ha dicho eso?» (en ese momento hasta a mí me resultaba ilógico estar con un tipo así).

Me levanté de la mesa, y nadie me siguió, excepto Izan.

-Joder Luna, espera ...

-¿Qué quieres Izan? No estoy de humor, estoy hasta las narices de aguantar sus tonterías, de macho alfa. No sé... ¿Qué más quiere?

-Es idiota, por mucho que sea mi amigo, no debería de tratarte así. Si yo estuviera contigo, no te trataría así en mi vida. Lo siento, es mi amigo, pero creo que te mereces algo más, o por lo menos alguien que te trate mejor que él.

Supongo que esa frase consiguió nublar mi cerebro. Izan no era como los demás, era el típico chico con sensibilidad, guapo, agradable, nadie sabía cómo podía estar sin pareja.

-Bueno, ¿entonces me acompañas tú? - me dijo él, sin desaprovechar la oportunidad.

Yo estaba un poco ida en ese momento, la frase que pronunció me llegó al alma, y la verdad no sabía muy bien si era para hacerme un poco la pelota para conseguir que le acompañara "al evento del año" según él, o en realidad pensaba todo eso.

-¿Qué? ¿Perdona?

-Luna... ¿Qué si me acompañas tú a la feria? Te prometo que te lo vas a pasar en grande conmigo, podemos ir luego a otro sitio si quieres, no vamos a estar ahí todo el día, aprovechando que los demás están de excursión.

-¡Vale! - dije yo de forma muy efusiva, como si se me fuera la vida en ello.

-¡Genial! - contestó Izan.

Fue entonces cuando no se pudo aguantar, y se fundió conmigo en un abrazo. Me resultó todo tan extraño a la par de agradable. Izan olía muy bien, parecía que siempre acababa de salir de la ducha.

No era capaz de despegarse de mí, y lo peor de todo es que a mí me estaba gustando demasiado que hiciera eso. Mi cabeza iba a explotar de un momento a otro, por un momento hasta llegué a pensar que hacía con Bruno, y porque no estaba con Izan. Fueron los segundos más intensos de toda mi vida, y a él también parecía gustarle seguir abrazado a mí.

De repente, se puso rojo como un tomate y se apartó de mí, no sabía que decir, solo podía mirarme con una carita de enamorado, que nunca había visto, ni mi propio novio me había puesto esa cara antes. Desde luego, si Izan estaba intentando embaucarme para que no diera marcha atrás en nuestros planes de fin de semana, lo estaba haciendo bastante bien.

-Bueno, creo que mejor me voy ya- dijo Izan, que seguía como un tomate.

-Ok, nos vemos entonces mañana- dije yo, bastante nerviosa.

Izan intentaba alejarse, los dos íbamos andando hacia nuestras respectivas casas, tenía unas ganas enormes de cumplir los dieciocho años, solo para poder tener carnet y comprarme algún coche destartalado, y no tener que ir andando a todos lados.

Cuando de repente Izan se dio la vuelta, y comenzó a llamarme a gritos.

-¡Luna! - gritaba él, mientras se acercaba corriendo.

Se paró en frente de mí, y yo no sabía que decir. Volvió a mirarme de una forma tan intensa ... Hasta pensé que me iba a besar.

-¿Qué te pasa Izan? - le pregunté.

-No nada, ha sido todo muy extraño, no quiero problemas con Bruno, tampoco quiero problemas contigo, ni que te sientas incómoda conmigo mañana, si no quieres ir lo entendería la verdad.

-No sé porque dices eso...-dije haciéndome la tonta.

-Por nada, por nada...

-Entonces... Problema resulto.

-Te aprecio mucho Luna, desde hace tiempo, y no me gustaría romper nuestra amistad.

-No te preocupes, eso no pasará.

-Bueno... Me alegro. Nos vemos mañana. ¿Quieres que te recoja en casa?

-Pensaba ir andando...

-Sé que no te gustan las motos, pero pensaba ir en moto, si me dejas podemos ir juntos.

-Ok, bueno ... Recógeme mañana entonces.

-Ok, a eso de las diez te recojo. Ya puedes madrugar, no sabemos si podremos pasar, hay límite de aforo, y no tenemos entradas ni nada, vamos un poco a la aventura.

-Ok, lo intentaré.

-Perfecto, bueno Luna, ya me voy- dijo Izan, mientras se acercaba a darme un beso muy tierno en la mejilla.

-Hasta mañana Izan.

-Hasta mañana Luna.

Ese viernes, no supe más de mi novio, me pareció bastante grosero que dijera lo que dijo delante de todos, y más riéndose, además me vio salir con cara de ofendida, y no se molestó ni un ápice en coger y pedirme perdón, o salir detrás de mí como hizo Izan.

Supongo que no debería de pensar en Izan tanto, pero el capullo de mi novio me lo estaba poniendo muy fácil. Cada vez era más insoportable estar con él. Llevaba poco tiempo con Bruno, apenas un año, pero tenía muy claro que ni él era el amor de mi vida, ni yo era el suyo.

Quizás filosofaba mucho a mi edad, y tenía que divertirme más, quizás por eso últimamente me planteaba demasiado, si seguir o no seguir con él, no me gustaba la forma en la que me trataba y lo peor es que lo estaba normalizando de tal forma, que me veía el día de mañana aguantándole a los sesenta años como hacen otras muchas parejas que se conocen a temprana edad, y por no salir de su zona de confort, siguen con esa persona toda la vida, les tratase como les tratase. Yo, no era de ese tipo de personas, quizás era un poco rara, un poco friki, pero ya está, no iba a aguantar por aguantar a nadie.

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