
6.- Notícia.
Una semana, una semana llena de experiencias que nunca olvidare. Llena de diversión, sin duda alguna, las mejores vacaciones de mi vida.
Me encontraba recostado en la cama, en la hermosa cabaña, comiendo fruta. El día acababa de comenzar y solo espero que este lleno de sorpresas.
—¿Por qué tarda tanto Ortega? —Pregunto Pablo desesperado.
Él se movía de un lado a otro en su respectiva cama.
Todos reímos, Pablo solo decidió salir fuera de la cabaña.
—Esta rica la fruta —Marisol se levantó para tomar más.
—Pásame un poco más.
Pedro estiraba su mano con el pequeño plato en ella.
—No quiero que esto termine —Dulce sonrió.
—Fruta hay en todo el lugar.
Yulma reía sin parar, Pablo entró a la cabaña.
—Yo hablaba de las vacaciones, el viaje —Agrego Dulce un poco enojada.
Alguien toco la puerta, ya esperaba quien era. Ortega.
Me levante para abrir la puerta, exactamente Ortega estaba del otro lado.
—Hasta que llega.
Todos comenzamos a aplaudir y gritar.
—Llevare a Lizuly nuevamente —Yulma salió corriendo de la cabaña.
—Acaso nadie le habla a Yulma, ¿Por qué necesita más compañía? —Pregunto Ortega.
—En la ciudad no era muy sociable, ¿No sé qué pasa? —Comento Marisol confundida.
Ortega coloco unas cosas en el piso.
—Gonzalo traerá el resto.
Veía lo que colocaba en el suelo, parecía equipo de acampar.
Gonzalo entro a la cabaña y en ese mismo instante también Yulma y Lizuly entraron.
—Chicos, nos espera un día bastante largo y una noche igual —Gonzalo sonreía.
Lizuly saludo, después tomamos nuestras cosas y salimos de la cabaña.
—Síganme.
Gonzalo entro a la selva, rápido el clima cambio de cálido a fresco.
Seguía observando todo con mucho cuidado. Todos observaban lo hermoso del lugar.
***
Preparábamos todo para acampar. Ortega y Gonzalo acordaron que colocáramos las cosas y luego empezar nuestro recorrido.
—¡Nunca en mi vida había hecho esto! —Dianet colocaba su tienda.
—Es simple, no tarde nada —Manuel presumía que el término primero.
Ya cuando todos terminamos de hacer las tiendas, comenzamos a seguir a Gonzalo.
Dejábamos atrás nuestro pequeño campamento junto al río.
Gonzalo nos mostraba los lugares más hermosos del lugar.
Todos se divertían, cada día que pasaba nos divertíamos más y más.
Lizuly nos había contado algunas cosas de su vida, nosotros de la nuestra y así nos conocíamos más y más.
—Chicos pararemos un rato. Necesitan comer —Agrego Gonzalo.
Asentimos y Ortega comenzó a sacar unos sándwiches de su mochila, nos entregó uno a cada uno.
La verdad si tenía un poco de hambre, ¡Esto sí que lo disfrutaba!
—Cuándo nos vayamos, los extrañare mucho. Lo bueno es que existen demasiadas redes sociales en las cuáles encontrarlos —Lizuly agrego y luego le dio un fuerte abrazo a Yulma.
—¡Oye!, no es por ser feo pero ¿Acaso no te caen bien tus amigos?— Pregunto Manuel frunciendo el ceño.
—Buena pregunta, a ellos tan bien los quiero mucho, sólo que... antes de venir aquí me propuse hacer amigos en el viaje. Hasta ahora ustedes son los que mejor me caen bien —Sonrió Lizuly para luego darle un mordisco a su sándwich.
—Nosotros también creemos que eso se propuso Yulma, aunque no lo creas, ella no es así.
Pedro comenzó a reírse, Yulma le dio un leve golpe en el brazo.
—Mira Pedrito es mejor que cierres tu boquita, si no quieres que te de otro golpe y no responderé en qué lugar.
Yulma le comento, Pedro solo abrió sus ojos del asombro que se llevó.
—¡Carlos me defiende!, puede contigo.
—¡Hey!, a mí no me metan en sus peleas —Agregue sonriendo.
Todos rieron un poco, incluso Gonzalo y Ortega.
Terminando de comer, seguimos nuestro camino, aun nos faltaban más lugares que visitar antes de regresar al campamento.
El sol ya se estaba escondiendo, eso quiere decir que hoy hará un poco de frío ya que se siente un poco.
—Creo que ya deberíamos regresar, hace frio.
Dianet se colocaba un suéter que llevaba en sus manos.
—Si tienen razón, además aún falta que hagamos la fogata.
Gonzalo sonrió, mientras nos miraba fijamente.
Gonzalo retrocedió y nosotros al igual que Ortega detrás de él.
—¿Siempre hace frío así? —Pregunto Marisol un poco confundida.
—La verdad, yo apenas llevo un poquito más de un año aquí. Si, el frío suele llegar en la noche, se quita en las mañanas —Gonzalo nos contaba sobre la pregunta de Marisol.
Miraba hacia delante, desde aquí ya podía ver nuestro campamento el cual armamos nosotros mismos.
Pero algo se veía diferente en él, las tiendas estaban tiradas, no era así como las dejamos.
—¿Qué paso? —Pregunte asustado.
—Nada, solo vayamos a las cabañas, lo de acampar lo dejaremos para otro día.
Gonzalo levantaba las cosas muy de prisa.
—No nos mienta, esto es un rasguño, acaso esto lo hicieron los animales salvajes.
Yulma grito sosteniendo su tienda, yo me acerque y efectivamente esta tenía un rasguño muy grande.
—No, esto solo es de algún animal buscando donde dormir, eso es todo —Gonzalo recogía aún las cosas.
—Jóvenes tomen sus cosas, aquí no es seguro si Gonzalo nos miente —Ortega tomaba las cosas muy rápido.
Todos comenzamos a hacer lo mismo, minutos después ya teníamos todo listo.
Ortega comenzó a correr por el camino que ya sabía, que nos llevaría de regreso a la cabaña.
Todos corríamos hasta que lograba ver el conjunto de cabañas que nos esperaba para refugiarnos.
Suspire grandemente, estaba aún asustado por lo que vimos allá.
Además Gonzalo se veía tan impactado al igual que nosotros al ver esas marcas sobre la tienda de Yulma.
Llegamos a la cabaña en la cual, Dianet y Marisol rápido entraron.
—Esperen aquí. Iré a reportar esto —Ortega se alejaba lentamente.
—¡Espere!
Gonzalo también se alejaba detrás de Ortega, nosotros nos mirábamos entre sí.
Entramos a la cabaña, dentro ya no se sentía frío. Lizuly decidió quedarse a dormir en nuestra cabaña.
Acostado en mi cama, no dejaba de pensar en todo, tan bien que estaban yendo nuestras vacaciones.
***
—¡Despierta! —Grito Pablo encima de mí.
Rápido me levanto de la cama asustado, ya que él me asusto.
—¿Qué pasa? —Me levante un poco.
Todos miraban a Pablo confundidos sin saber porque nos había despertado.
—Creo que algo malo pasa, hay muchas personas fuera. Ortega nos dará la noticia —Agrego sin dejar de moverse.
—Soy la única que piensa esto. El hermano de Carlos es muy dramático.
Yulma sonreía.
—Es enserio, miren ahí viene —Pablo abrió la puerta. Por ella entro Ortega un poco asustado.
—¿Lizuly aun sigues aquí?
—Sí, me invitaron a dormir aquí —Ella sonrió levemente.
—Bueno no importa, ustedes están bajo mi cuidado, tengo que darles esta noticia.
Su rostro reflejaba preocupación, con un poco de temor a algo.
—¡Un animal salvaje!, anoche mató a un joven de otra escuela.
¡Oh dios! Sabía que algo estaba mal.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro