55.- Juntos.
Narra Rosa.
—Los he visto, Pablo y Marisol se fueron con una mujer —Daniela me decía.
—¿Mujer? ¿Qué mujer? —Le preguntó preocupada.
—No sé qué mujer, pero mira, han dejado esa bolsa, echemos un vistazo.
Nos acercamos a la bolsa, de hecho una gran bolsa que contenía fruta, sí que era grande. Más delante, se encontraban Raúl y Rubí, al parecer estaban inconscientes.
Me acerco a ellos y noto que tienen una jeringa en su pecho, cada uno. Me dispongo a quitar la que tiene Raúl.
—¡Al parecer esa chica tiene sedantes! —Sonreí un poco, mostrando el sedante a Daniela.
—Déjalos, hay que seguir. Tal vez estén con alguien más —Comento Daniela.
Estaba por comenzar a caminar, pero un furioso Raúl me toma del pie y me hace caer.
—¡Daniela! ¡Ayúdame! —Grité asustada.
Daniela volteo a verme y se dirigía hacia mí.
—¡Ustedes han hecho esto!, me las pagarán —Agregó Raúl, poniéndose de pie.
—No hemos hecho nada, ¿De qué hablas? —Pregunte, tratando de zafarme de él.
Daniela comienza a arrojarle frutas, hasta lograr que me suelte y así correr hacia ella.
—Ayer encontramos el cuerpo de Juan o al menos lo que quedaba de él, estaba junto al de una chica —Menciono enojado.
Juan está muerto, ¡Oh por dios! No puedo creerlo, él está muerto. Ya no nos hará más daño a nadie.
Pero esperen, dijo, junto a la chica, ¿Que chica?
—¿Que chica? —Pregunté.
El me mira, Daniela aún le lanzaba fruta para impedir que tratara de agarrarnos.
—¡Dianet!, esa chica ya está más muerta que todos sus amigos.
Raúl comenzó a reír, su risa me pareció muy conocida a la de Juan.
—¡Vámonos! —Gritó Daniela, comenzando a correr.
Yo la sigo, pero no puedo dejar de pensar en lo que dijo Raúl. Dianet está muerta, la verdad no sé si creerle o no.
—¡Daniela espera!
Ella se detiene y me mira fijamente, a ella no le parece importar la muerte de Dianet. Se mira tan normal.
—¿Escuchaste lo mismo que yo? —La mire, esperando una respuesta.
—¡Claro!, y me duele pero desde que perdí a mi hermano, no me interesa que les pase a los demás. Sólo quiero sobrevivir —Susurro ella.
La miró confundida, como puede decir eso, ella nos salvó la vida arriesgando la suya.
—¡Eso es mentira!, tú nos has salvado.
—Ya no importa, sólo vámonos, sigamos a Pablo y Marisol —Comentó ella.
Las dos seguimos corriendo, después de algunos segundos, notamos como un rastro de sangre se formaba en el piso.
—¿Es del hombre? —Pregunte confundida.
—Creo que sí, estaba herido.
Daniela señalaba el rastro de sangre, al parecer aún falta demasiado camino.
—¡Bueno sigamos! —Sonreí un poco.
Las dos caminamos más, hasta ver unos animales lamiendo algo del suelo.
Creo que ahí terminaba el rastro de sangre.
—¡Qué asco! Están comiendo sangre.
Miro a Daniela con una cara de disgusto.
Las dos nos encontrábamos esperando a que los animales se fueran, pero ese momento no parece llegar.
—¿Que haremos ahora? Tenemos que pasar por ahí, podríamos perder el rastro —Comento Daniela.
Las dos mirábamos todo a nuestro alrededor, algo se nos tenía que ocurrir.
—Vamos a desviarnos un poco, tú sólo sígueme.
Daniela comenzó a caminar por un costado y yo la seguí, como ella me lo indicó.
***
El camino me parecía eterno, pero por fin vamos a encontrar a nuestros amigos. Tan sólo tenemos que seguir el camino.
—¡Ahora sólo derecho! —Susurro ella.
Seguimos caminando, dimos una pequeña vuelta y alguien nos esperaba ahí.
—¡Karen!, ¡Marcos!, ¡Dulce! —Grité emocionada.
—Chicas, ¿Que hacen por acá? —Pregunta Marcos confundido.
—Hemos seguido a Marisol y Pablo, al parecer encontraron a unas personas —Agregue, dándole un abrazo a cada uno.
—Nosotros también los hemos seguido, pero ya los hemos perdido —Comenta Karen un poco decaída.
—¡Yo sé muy bien por dónde ir!
Daniela camino derecho, pues ella dice que por ahí.
—Entonces, vamos que esperan.
Dulce empieza a caminar detrás de Daniela, nosotros la seguimos.
—¡Chicos!, hemos visto a Raúl, nos ha dicho que Dianet ha muerto, aún no puedo creerlo.
Los miro a los tres, esperanzada de que uno de ellos me diga algo, pero no sólo se miraban el uno al otro.
—Me temo que si es verdad, yo estaba con ella cuando paso —Gritó Dulce, empezando a llorar.
Siento un nudo en mi garganta, Dianet está muerta, aún tenía la esperanza de que lo que había dicho Raúl era mentira, tan sólo para hacernos daño.
—¿Pero cómo pasó? —Pregunto, sin poder creerlo.
Dulce se retira un poco de mí, sus ojos aún sueltan algunas lágrimas.
—Juan, ese hombre le disparo con un arco, la flecha entro en su ojo —Dulce volvió a abrazarme.
—¡Nosotros matamos a Juan!
Marcos y Karen me miraban, yo volteo a ver y veo que Daniela ya ha caminado demasiado.
—Al menos él está muerto, vamos ya no falta mucho para llegar.
Comienzo a caminar hacia donde se ha ido Daniela.
Un silencio incómodo inundo el lugar, tan sólo nos mirábamos los unos con los otros, a excepción de Dulce, ella aún se limpiaba algunas lágrimas en sus mejillas.
—¡Tranquila Dulce!, al menos estamos juntos de nuevo —Susurro tratando de calmarla.
—Lo peor no es que este muerta, si no que abandonamos su cuerpo ahí, sin importarnos nada.
—¡Dulce ya basta!, no hablemos de eso, miren allí se ven algunas casitas —Grita Karen emocionada.
Apresuramos el pasó, ya estábamos por llegar al tan aclamado lugar, ahí han llegado Pablo y Marisol, ahora nosotros.
Podía notar como mis labios formaban una pequeña sonrisa, pero algo es algo.
—¡Espero que ellos puedan ayudarnos!, ya quiero salir de aquí —Comente sonriendo.
Unos minutos después llegamos, podía ver tan sólo dos casitas, nadie se miraba cerca.
Tan sólo Daniela, ella saludaba a alguien dentro de la casita.
Ella sale hacia fuera, y nos señala que entremos.
—¡Rápido entren!, Marcos hay una sorpresa para ti.
—¿Susan está aquí? —Pregunta Marcos sonriendo.
—Si.
Todos nos acercamos y entramos por la pequeña puerta, una gran sonrisa se dibuja en mí.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro