54.- Ayuda.
Narra Pablo.
Corría y corría sin parar, el rostro de Marisol reflejaba miedo y angustia. No podemos detenernos, algunos animales nos siguen el paso.
—¡Tenemos que perderlos de cualquier forma! —Marisol me miraba.
Sus ojos comenzaron a cristalizarse, no podemos rendirnos.
—¡Sígueme! —Grité, un poco fuerte para que Marisol me viera.
Ella asintió frunciendo el ceño, yo cambie de dirección y ella me siguió. Ni siquiera sabía que haré, pero no puedo dejar que esos animales nos coman.
—¿A dónde vas? —Preguntó Marisol confundida.
No sabía que responderle, tan sólo le indique que seguiríamos derecho. Vi un árbol e inmediatamente se me ocurrió subir.
—¡Mari!, subamos ahí, ¡Rápido!
Tomo un poco de vuelo y de un brinco logró subir a una rama. Ahora era el turno de Marisol, ella trató de saltar, pero por un mal paso estaba por caer, por suerte alcancé a tomarla de la mano.
—¡No me dejes morir! —Susurro ella, mirando hacia abajo.
Un Jaguar trataba de tomar su pie, yo no podía ayudarla. Puedo caer.
—¡Necesito que subas!, anda.
Por más que trataba de ayudarla no podía, no debía soltarme del árbol. Minutos después logre subirla y el animal aún seguía gruñendo.
—Creí que no lo lograba —Ella me dio un abrazo.
—No es nada, no podía dejarte morir.
—¿Ahora qué? —Ella me miraba, esperando una respuesta.
—Esperaremos a que se vayan.
Mire hacia abajo, esos muchos animales tratando de subir el árbol, para llegar hacia nosotros. Marisol junto a mí, llorando ya que estaremos aquí atrapados en un árbol.
—¡Moriremos aquí! —Comentó ella.
—¡No!, alguien vendrá a ayudarnos, tranquila.
Unos ruidos se escucharon, Marisol y yo tan sólo miramos a todos lados, tratando de encontrar, ¿De dónde proviene ese ruido?
Se seguían escuchando, luego uno de los tantos animales, que estaban debajo de nosotros cayó al piso.
—¿Qué pasa? —Pregunte asustado.
Los demás animales se fueron corriendo.
Marisol y yo bajamos del árbol y nos escondemos en algunos arbustos.
—¡Los hemos visto!, pueden salir —Alguien comentó a pocos metros, era una voz de mujer.
—¿Quién eres? —Marisol gritó, saliendo del arbusto.
Tomo su pie, pues puede que sea Rubí o Brenda.
—¡Lucy!, aquí mi amigo es Adam.
Marisol se acerca a ellos, mientras yo apenas salgo del arbusto.
—¡Mucho gusto!, soy Marisol, él es Pablo —Marisol me señalaba.
—Oye, ellos podrían querer comernos —Susurre cerca de Marisol.
—Descuiden, nosotros sólo comemos fruta —Lucy sonrió.
Adam si así es como se llama, nos mostró una increíble gran bolsa, con mucha fruta.
—¿Quieren?
Marisol no dudo en tomar dos frutas, así que yo también me acerque y tome algunas.
—¿De dónde vienen? —Comenté, dando un mordisco a mi fruta.
—De aquí cerca, siempre buscamos fruta en todo el lugar.
—Nosotros estamos aquí atrapados desde hace algunas semanas, ¿Nunca se dieron cuenta de eso? —Pregunto Marisol.
—Claro que sí, pero Juan y sus amigos nos prohibieron entrar hacia aquella parte, siento por todo lo que pasaron —Lucy me miraba.
—Ese hombre ha matado a muchos de mis amigos —Susurre mirando al piso.
—¡Tranquilos!, vendrán con nosotros.
Lucy saco una pistola de su mochila y los dos dieron vuelta para comenzar a caminar.
—¡Vamos! —Tome a Marisol del brazo y comenzamos a caminar detrás de ellos.
—Les gustarán nuestras casitas, ya verán —Comentó Lucy.
Marisol y yo nos miramos, habíamos oído la palabra casita, creí que serían cabañas como en cualquier lugar de aquí.
Un disparo se escucha, volteo hacia atrás, Raúl y Rubí estaban ahí.
Adam caía al piso con un disparo en la espalda.
—¡No! —Gritó Lucy, volteando con su arma.
Suelta dos disparos, pero de ellas no salen balas, si no inyecciones.
Veo como Raúl y Rubí caen al piso inmediatamente.
—¡Tienes que darme una de esas!
Comente acercándome a Raúl y Rubí. Los veo y pareciera que están muertos.
—¡Sólo son sedantes!, se les pasara el efecto en algunas horas —Añadió Lucy, auxiliando a Adam.
Me acerco a ellos, Adam ya estaba inconsciente y Marisol tan sólo los miraba.
—¡No se queden ahí parados!, ayúdenme, tengo que llevarlo con Cielo —Gritó Lucy, comenzando a tomar a Adam.
Marisol y yo tomamos de los pies a Adam y nos ponemos de pie.
—¿Quién llevará la fruta? —Pregunte.
—¡Nadie!, olvídenlas, tenemos que llevar a Adam a mi hogar.
Asentí rápidamente y comenzamos a caminar, aunque Lucy quería correr.
—Tranquila, el estará bien, pero no podemos ir tan rápido.
Dije algo cansado, pero al parecer a Lucy no le importo, pues ninguna contestación recibí.
—Oye, ¿Que no te han dicho, que no contestar es de mala educación? —Marisol agregó, frunciendo el ceño.
Ella se detuvo algo enojado, y nos volteó a ver.
—¡Si no quieren ayudarme digan!, no los obligare.
Sus ojos se estaban cristalizando, estamos aquí parados sosteniendo a un herido Adam, mientras el necesita ayuda.
—¡Ayúdenme!, por favor, no quiero perderlo.
Ella menciono limpiando algunas lágrimas de su rostro, pero tuvo dificultad, porque tiene a Adam sujetado.
—¡Vamos!, te ayudaremos —Sonreí un poco.
Lucy se puso un poco feliz, y rápido siguió el camino con nuestra ayuda.
Un rastro de sangre dejaba Adam, creo que deberíamos detener el sangrado.
—¡Está sangrando demasiado! —Argumente.
Todos nos detenemos, Lucy nos indica que dejemos a Adam sobre el suelo, así lo hacemos rápido.
Ella se dirige a su herida, corta un poco su playera y coloca ese pedazo de tela en la herida.
Quito el cinturón de Adam y lo abrocho para que detuviera la tela.
—¡Sigamos rápido!
Los tres tomamos a Adam nuevamente y seguimos el camino.
Nadie hablaba, tan sólo caminábamos en dirección a algún lugar del Amazonas.
Siento que ayudar a Lucy era lo correcto. Aunque nuestras prioridades eran encontrar a algún conocido, Carlos, Dianet o tal vez a Dawn.
—¿No vieron a más personas en su camino? —Le pregunto, lleno de esperanza, con que la respuesta sea que sí.
—No, ningún joven, sólo a esos locos preguntando lo mismo.
Ella seguía teniendo su mirada fija en el camino, ahora no sé dónde estoy, ni a donde me dirijo.
Pero se algo, que estamos haciendo esto, ayudando a una persona, que tal vez nos ayude a nosotros.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro