Era noche, todos nos encontrábamos dentro de nuestras cabañas, yo me encontraba recostado sobre una cama. No puedo dormir.

Solo miraba alrededor de mí, recordaba ese momento en que el jaguar mordió a Luis del cuello.

Cerraba mis ojos, veía a Luis siendo devorado por el jaguar. Rápidamente abría mis ojos.

—¡No podre dormir! —Susurre a mí mismo.

Me movía de un lado a otro, no lograba tener mi postura correcta, además que gano con saber cómo dormiré, de todos modos no puedo. ¡Sigo viendo a Luis!

Miraba la oscuridad profunda dentro de la cabaña, creo que hace un poco de fresco.

Cierro de nuevo los ojos, espero esta vez tener suerte de poder dormir.

Comienzo a sentirme cansado, creo que ya lo logre.

Un ruido ocasiona que abra mis ojos grandemente, miro a mis lados. Nadie más se ha despertado con ese ruido extraño.

—¿Que fue eso? —Pregunte, en un volumen un poco alto.

Veo que Karen se mueve un poco, levanta su cabeza.

—¡Algunos necesitamos dormir!, es la única forma de olvidar lo que en verdad está pasando.

Ella dijo para luego volver a recostarse, ahora pensaré ¿Que fue ese ruido?

***

—¡Carlos! ¡Carlos! —Alguien gritaba, mientras me jaloneaba.

Abro mis ojos lentamente, pues la luz me molesta un poco.

Veo a Lizuly junto a mí. Su rostro no se miraba muy feliz que digamos.

—¡Tienen algo que decirte!, ¡A todos! —Comenta, para luego salir corriendo de la cabaña.

Por impulso salto de la cama, me colocó mis zapatos y salgo corriendo al igual que todos.

—¿Qué pasa? ¿Qué tienen que decirnos? —Los invado con preguntas.

Ortega y Dawn se miran entre ellos, luego nos miran a nosotros.

—¡Debí haberme quedado vigilando!, ¡Lo siento!

Ortega frunce un poco el ceño para colocarse detrás de Dawn.

Veo a todos a mí alrededor, tengo que saber, ¿Quién falta?

—¡Es Marisol! Creemos que Juan y Emilio se la llevaron —Dawn se acercó a mí.

Tan solo pensar en esa idea, Marisol sola con ellos, ¡No!

—¡Es mi culpa!, fue mi culpa que se la llevarán —Grite asustado.

—¡No te culpes a ti!, Ortega fue el irresponsable, el debió estar vigilando —Pablo se acercó a mí.

Los mire a todos y trate de correr a la selva, por desgracia soy detenido por Ortega.

—¡Tengo que salvarla!, es culpa mía que no esté aquí —Grito, tratando de zafarme de él.

Dianet y Pablo se acercan a mí, tratan de calmarme hasta que lo logran.

—¿Por qué dices que es tu culpa? —Pregunta Dianet mirándome.

—En la noche todos dormían, menos yo. Escuche un ruido y no le avise a nadie.

Dianet me dio un abrazo.

—¡No fue tu culpa!, tranquilo Dawn irá por ella —Agrego, alejándose de mí.

Dulce y yo caminamos hasta la cabaña, aún no podía creer que Marisol este con Juan y los suyos. Ellos son demasiado peligrosos para ella.

Me recosté en la cama, tome mi mochila y saque algunas cosas, veo mi celular.

—¡Al menos aquí tengo recuerdos buenos del viaje! —Sonrió un poco.

Dulce me mira, me quita el celular de las manos y se da cuenta de que no tienen batería.

—¡No tiene batería! —Susurra.

—Lo sé, aun así cuando lleguemos a casa podre ver los buenos recuerdos, es por eso que lo cuido mucho.

Vuelvo a guardar el celular, salgo de la cabaña. Dawn preparaba todo para salir en busca de Marisol.

—¡Yo iré contigo! —Gritó deteniéndola.

Ella volteo y me mira. —Creo que no es buena idea.

—¡Es mi mejor amiga!, tengo que ir, aún sigo pensando que es mi culpa —Susurro, mirándola a los ojos.

—Está bien, ¿Alguien más que quiera ir? —Pregunta Dawn, señalando la selva.

—Ahora que lo dices, si yo quiero ir —Dianet, sale corriendo de la cabaña.

—Era un chiste, pero está bien, que cosa mala podría suceder.

Ella comienza a caminar, mientras Dianet y yo nos despedimos de todos.

—¡Cuídense mucho!, traigan a Marisol a salvo —Grita Rosa emocionada.

Yo le hago señas con las manos, diciéndole adiós.

Frente a nosotros, ahora nos espera un largo camino hacia alguna parte del Amazonas.

—Dawn, ¿Puedes esperarnos? —Grita Dianet, tratando de tomar su paso.

Yo no tenía ningún problema en seguirle el paso, ya que estoy acostumbrado a caminar rápido, siempre camino rápido.

—¡Chicos!, Marisol debe estar asustada. Así que apresuren el paso.

Dawn cada vez caminaba más rápido. Nos detenemos antes de cruzar el río, un animal se acercaba.

—¡Esperen aquí!, los alejare —Dawn se alejaba.

Solo la veía haciendo un poco de ruido tratando de llamar la atención del animal.

—¿Crees que Daniela este en algún lugar? —Pregunte a Dianet.

—Tal vez, pero creo que si estuviera, ya nos hubiera encontrado —Dianet me miraba, luego miraba a Dawn.

Ella aún seguía alejando al animal, por fin había captado la atención de él.

—¡Chicos!, vamos crucen rápido —Dawn, nos da empujoncitos hacia el río.

El agua estaba muy fría, lo que ocasiono que temblara.

—Pienso en todas las veces que hemos cruzado esto, ya deberíamos hacer un puente o algo parecido —Dawn soltó una pequeña carcajada.

Nosotros no quisimos dejarla sonriendo y riendo sola, así que también reímos un poco.

Ahora caminábamos, Dawn sostenía un arma en su mano, con la otra quitaba las ramas que nos impedían pasar.

Un ruido se escuchó y Dawn nos indicaba con su mano que nos alejáramos.

Así Dianet y yo nos escondemos entre unos arbustos.

Lograba ver a Dawn caminar, dar vueltas mirando todo a su alrededor.

Minutos después ella se acerca al arbusto en el que nos encontrábamos.

—¡Salgan, no es nada de qué preocuparse! —Dawn comento, mientras ayudaba a Dianet a ponerse de pie.

—Aún lo sigo escuchando, ¿Acaso ustedes no? —Pregunta Dianet confundida.

Trato de oír con atención, efectivamente aún se escuchaba ese ruido.

Volteo hacia mis pies, alrededor de ellos se encontraban algunas serpientes tratando de mordernos.

—¡Oh dios! Son serpientes, Dawn ayúdanos —Grito Dianet asustada.

Yo trato de alejarme de ellas, pero eran alrededor de cinco.

Dawn le dispara a una, luego a otra. Las otras tres las hemos perdido de vista.

—¡Ay! ¡Me ha mordido una! —Grita Dianet, tratando de tocarse el pie.

Dawn y yo corremos a auxiliarla, Dianet se encontraba en el piso.

Dawn le dispara a la serpiente y se acerca a verla.

—¡Es venenosa! —Menciona volteando a vernos.