43.- Rastro.
Abro mis ojos, aún seguía dentro de la red, acaso no piensan sacarnos de aquí.
—¿Nos comerán? —Pregunto Luis asustado.
—No, ni siquiera están aquí, puede que hayan ido por los demás —Susurre.
Trataba de salir de la red, pero era inútil tenía un gran nudo y es difícil tratar de quitarlo por dentro.
—¡Alguien viene! —Grito Karen.
Todos nos quedamos en silencio, Juan, Emilio, Brenda y Raúl entraron por la puerta y tomaron las redes.
—¡No!, ¿Que van a hacernos? —Gritaba Dianet, mientras la sacaban de la cabaña.
—¡Ya lo verás!, ya lo verán —Comento Juan sonriendo.
Después de algunos minutos, todos estábamos fuera de la cabaña, Rubí colocaba cuerdas en unos árboles.
—Nuestros animales tienen hambre, tenemos que alimentarlos —Agrego Brenda.
—¡Pero no con nosotros!, hay suficiente fruta para todos, hasta para ustedes —Grito Karen asustada.
—Lo sabemos, solo que comemos carne, ¡Carne! —Menciono Juan.
Nos colocaron frente a un árbol, primero ataron a Dianet, Karen, Ángel, Lizuly, Rosa, Luis y al final a mí.
—¡Esto está mal!, ustedes lo saben —Grite asustado.
***
Narra Pablo.
Estábamos por llegar a las cabañas cuando Paco pregunto por Rosa, nos dimos cuenta de que no venían detrás de nosotros.
—¡Ortega!, puedes ir tú a buscarlos, estoy cansada de todo esto —Dawn, menciono algo enojada.
—Creo que es nuestro trabajo, de los dos, no mío solamente —Ortega, se colocó frente a Dawn.
—Iremos todos, tal vez bajaron a la cascada cuando cayó Luis, querían estar seguros de lo que ya sabemos todos —Dijo Paco.
—No, no podemos estar seguros de que murió, yo caí por ahí, ¡Mírame estoy viva! —Grito Dulce.
—No sé qué pensar, no sé qué hacer, solo quiero que esto termine ya, solo eso quiero. David ya no sufrirá todo esto —Dawn se puso de pie.
Ella y Ortega comenzaron a caminar, nosotros detrás de ellos.
—¡Prepárate! —Dawn miraba a Ortega.
Nosotros solo nos mirábamos entre sí, ni siquiera tenemos un arma para defendernos, si así lo necesitamos.
—¿Es seguro que vayamos nosotros? —Pregunto Dulce.
—No podemos descuidarlos, así que Ortega los cuidara encima de la cascada —Dawn solo dijo, pero no volteo a vernos.
Llegamos al río, era refrescante entrar ya que hacia un poco de calor en este lugar. Pero rápido salimos porque se acababa el tiempo.
—¡Siento lo de Daniel! —Mire a Daniela.
Ella me miro y siguió caminando.
—Tengo que superarlo, fue un gran consejo de Carlos, es un gran amigo —Susurro, tomando el mismo paso que yo.
—¡También un gran hermano! —Sonreí un poco.
Daniela sonrió un poco, sus ojos se cristalizaron por un momento.
—¡Tranquila!, todos te apoyaremos —Tome su hombro y seguimos caminando.
***
Ya habíamos llegado a la cascada, todos nos miramos entre sí.
—¿Ahora? —Pregunto Paco.
—Ortega aquí espérame junto con todos —Comento Dawn.
Dawn comenzó a bajar por el camino en picada, se veía que batallaba en bajar.
—¿Alguien noto lo mismo que yo? —Pregunto Dulce.
—¡Creo que sí!, el cuerpo de David ya no está.
Miraba a todos lados, no sé veía el cuerpo por ninguna parte.
—No me extrañaría que se lo llevará Juan —Ortega comento.
—Hace mucho sol aquí, hay que bajar allá en aquellos arbolitos —Paco señalaba.
Ortega asintió y todos comenzamos a bajar por donde anteriormente bajo Dawn.
—Dawn camina súper rápido, ya no la veo —Comento Dulce.
—Es enserio, ya no está —Susurre.
Unos gritos provenientes de alguna parte comenzaron a escucharse.
—¡Es Dawn! ¿De dónde viene? —Grito Ortega asustado.
De pronto Marisol se lanzó al agua y comenzó a nadar al otro lado.
—¡Esta allá!, está atrapada —Grito nadando.
Veo hacia delante y Dawn estaba atrapada en una red, la cual colgaba de un árbol.
Llegamos y la ayudamos a bajar de la red. Aunque tuvimos dificultad en quitar el nudo.
—¡Creo que ellos también cayeron aquí! —Dawn señalaba el suelo.
Veo el suelo y logro notar que hay un rastro, creo que los arrastraron.
—¡Los arrastraron!, se ve perfectamente el rastro, pobre de ellos —Grito Marisol.
—¿Porque se fueron por ahí? La gran cabaña queda por allá —Dawn señalaba.
—Esas personas tienen cabañas por todos lados, no me sorprendería una por estos lados.
Ortega caminaba por el rastro, el cual estaba por el suelo en una sola dirección.
Dawn detrás de él, todos detrás de Ortega.
—Creo que es hora de quedarse aquí —Menciono Dawn.
Todos nos paramos, Ortega nos miró a todos.
—¡Esperen aquí!, iré con Dawn.
Ortega nos indicaba que esperáramos debajo de unos árboles.
—¡Está bien!, por favor tráiganlos a todos.
Grite mientras se alejaban por ese rastro en el suelo.
***
Narra Carlos.
Llevamos algunas horas aquí, por suerte ningún animal ha venido por nosotros.
—¡Tenemos que desatarnos! —Grito Dianet.
Yo ni hablar podía de lo nervioso que estaba, veía a todos lados, no quería que algún animal llegará y nos tomará por sorpresa.
—¡Ayuda! ¡Ayuda! —Grito Rosa asustada.
—¡Cállate!, puedes llamar la atención de los animales —Grito Lizuly, algo enojada.
—Creo que ya lo hicimos, mira detrás de ti —Ángel comento.
Lizuly voltea hacia atrás de ella, aunque no podía muy bien porque estaba el árbol.
El animal paso gruñendo por su lado, volteo a la cabaña, Juan y los suyos solo ven como si fuera un espectáculo.
—¡Ayúdenme!, por favor, no quiero morir —Grito Ángel, mirando a la ventana de la cabaña.
Juan solo reía, esa risa ya me tiene harto, incluso ocasiona que me duela la cabeza.
El Jaguar pasó sin ver a Lizuly, pero ahora se dirigía a Dianet.
—¡Sólo no respires!, ellos huelen tu miedo —Agrego Lizuly.
Dianet trataba de contener la respiración hasta que el animal dejo de verla, ahora se dirigía a mí.
Intente hacer lo que dijo Lizuly, contener la respiración para que no huela mi miedo.
—¡Yo no podre!, tengo miedo —Grito Luis.
—Cállate, no digas nada —Susurre despacio.
¡Oh no! El jaguar se acercó a mi cara gruñendo. Nunca había visto a un Jaguar tan cerca, incluso están bonitos, solo que son asesinos.
Siento que el sudor cae por mi rostro, ya no aguanto más mi respiración.
El desvía su mirada hasta Luis, él estaba nervioso y asustado, temo que no pueda lograrlo.
—¡Ya comete a alguien! —Grito Emilio, desde la ventana.
Juan le indico que guardara silencio.
Luis estaba muy asustado, su cara de preocupación afirmaba mi teoría.
ElJaguar se acercó demasiado a Luis, unas gotas de sangre salpicaron mi rostro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro