—¿Creen que esto saldrá bien? —Pregunto Pablo.

Él se encontraba mirando por la ventana, miraba fijamente alguna parte fuera de aquí.

—Ya no entiendo a Dawn, ella no debió irse —Comento Ortega, este estaba en la puerta.

—Claro que no, ella no debió irse, no debió dejarnos aquí con ella —Dije y luego señale a Brenda, está todavía estaba encima de la cama.

Ortega no contesto, el salió de la cabaña dejándonos ahora con Brenda esta vez, solos.

—¡Chicos!, ella está atada no pasa nada —Gonzalo, se levantó un poco de la cama.

—¡Ella me da miedo, ni siquiera puedo mirarla, pienso que me matara! —Rosa agrego.

—Mírala, esta sin posibilidades de moverse, los oficiales saben hacer buenos amarres.

Gonzalo sonrió un poco y luego se quejó, tal vez le dio un dolor en la herida.

—¡Ella debe morir!, mato a Yulma, ella morirá —Lizuly, se acercó a Brenda.

Rápido camino y me interpongo entre ellas, miro a Lizuly breves segundos y luego agrego:

—¡No somos asesinos!, ¡No vamos a matar a nadie!

—¡No puedes impedirme que haga algo!, yo haré lo que quiero, ¿Sabes porque? Porque es mi vida y nadie puede controlarme

Ella grito y salió de la cabaña, cerrando fuerte la puerta.

—¡Esta lastimada!, Yulma era su mejor amiga —Marisol me dio un abrazo.

—Trate de decirle que juntos lo superaremos, pero ella no entiende.

Me coloque sobre el piso, coloque mi cabeza sobre mis rodillas, necesitaba tranquilizarme, procesar todo lo que he pasado aquí.

Manuel, Pedro y Yulma, sin duda alguna unos grandes amigos, que desgraciadamente ya no están aquí.

Una lágrima resbalo por mi mejilla, pero rápido la limpie para que nadie me viera.

—¡Vigilare a Lizuly!, puede hacer algo malo —Daniel salió de la cabaña.

Me quede mirando hacia el techo. No tenía nada que hacer.

—¡Gonzalo!, Brenda está despertando —Pablo movía a Gonzalo.

Karen corrió hacia la puerta de la cabaña, grito a Ortega.

—¡El arma esta encima de la cama!, ella no hará nada si ustedes tienen el arma —Ortega gritaba.

Buscaba en cada una de las camas, para ver en cuál estaba el arma.

—¡Buscabas esto! —Brenda tenía en sus manos el arma.

Ella aún seguía amarrada, pero aun así en sus manos tenía el arma.

Un disparo se escuchó, las cuerdas cayeron al suelo. Brenda disparo a las cuerdas y estas se rompieron.

Nuevamente hizo lo mismo pero ahora en los pies, ahora si estaba completamente libre.

—¡Tranquilos!, solo necesito irme, eso es todo —Gritaba, ella nos apuntaba con el arma.

Lentamente se acercaba a la puerta, todos teníamos las manos arriba, no podíamos hacer nada.

—¡Al suelo! —Grito Gonzalo, este soltó un disparo, que Brenda esquivo.

Yo ahora me encontraba en el piso, solo observaba a Brenda.

—¡Ya lárgate! —Grito Luis enojado.

La expresión en el rostro de Brenda, reflejaba enojo, furia.

—¡Nadie me dispara! —Comenta Brenda sonriendo.

Ella jala el gatillo y la bala llega hasta Gonzalo, pero esta vez en la frente.

Cae en la cama ya sin vida, Brenda nos seguía apuntando.

—¿Alguien más? —Pregunta enojada.

Abre la puerta y silba, un gran silbido que no se para que sea.

Ella comienza a correr, me acerco a la ventana y veo que Juan, Emilio, otro hombre y la mujer que anteriormente le disparo a Gonzalo se acercaban, acompañados de animales.

—¡A ellos! —Grito Juan.

Los animales corrían hacia acá, pude ver como Lizuly y Daniel entraban a otra cabaña y Ortega entraba al aeropuerto.

Juan y Brenda se dan un abrazo, los animales trataban de entrar al aeropuerto.

Karen cierra la puerta y veo que ha llamado la atención de los animales que ahora se dirigen aquí.

Juan, Emilio, Brenda y los otros dos comienzan a lanzar una serie de disparos hacia nosotros.

Cierro la ventana rápidamente y me lanzo al piso.

—¿Qué pasa? —Preguntaba Dianet asustada.

Yo le señalaba que guardara silencio, ella asentía y un silencio a excepción de los animales tratando de entrar invadió la cabaña.

***

Han pasado horas, minutos y segundos y los animales aún trataban de entrar.

—¡Gonzalo está muerto!, ¿Qué hacemos con él? —Daniela, se encontraba junto a él.

Miraba por algunas aberturas de la ventana cerrada, lograba ver a Ortega, tratando de ahuyentar a los animales.

—No soporto ese sonido, ¡Ya! —Comento Dulce.

Ella se tapaba los oídos con la almohada.

Mientras esos grandes gruñidos, arañazos y mordiscos a la cabaña se seguían escuchando.

No sabía qué hacer. No hay señales de que Dawn regrese pronto, Ortega lidia con el mismo problema que nosotros.

Solo que los de afuera no saben que Gonzalo ya murió.

Me acerco a la cama, en la cual yace su cuerpo, lo miro, ese hoyo en su frente, esos ojos abiertos.

Coloco mis manos sobre sus ojos y los cierro, tomo una sábana y la coloco encima de él.

—¡Están rompiendo la puerta! —Menciona Karen, tratando de impedir tal cosa.

Me acerco a ella y le ayudo a impedir que la rompan, ellos son más fuertes que nosotros.

—¡El arma!, está en la mano de Gonzalo —Susurre, tratando de hacer el menor ruido posible.

Paco se acerca a Gonzalo y quita el arma de la mano, me la lanza y yo rápido la cargo.

—¡Esto estará muy mal!, solo no se ¿Qué hacer? —Mis manos temblaban.

No podía controlar mis manos, inserto el arma por un pequeño orificio en la puerta.

Respiro profundamente y disparo, logro ver que un animal cae al piso.

A los demás no les importa, ellos siguen empujando la puerta, tratan de comernos.

—¡Tenemos que hacer algo! —Rosa estaba desesperada, caminaba por todo el lugar.

Karen, Pablo y yo tratábamos de detener la puerta, ellos eran demasiado fuertes.

—¡Dispara más! —Ángel se acercó a mí.

Le entregue el arma y el lanzo otros dos disparos más, pero solo un animal cayó al piso.

—¡Se han terminado las balas! —Comento, lanzando el arma al suelo.

Estaba asustado, Ortega, Lizuly y Daniel también estaban en problemas.

—¡Chicos!, miren esto —Grito Dianet, soltando un grito.

Me separo de la puerta y miro a donde señala Dianet, un animal rascaba fuerte.

¿Acaso estamos rodeados?