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31.- Huida.

Narra Carlos.

Pablo y yo caminamos hacia la selva, los demás se divertían alrededor de la fogata.

—¡Mejor regresamos! —Susurre, mientras caminaba detrás de Pablo.

El solo caminaba sin ponerme atención.

—¿Escuchas eso? —Pregunto Pablo, volteando a verme.

Lo miro fijamente, luego trataba de oír lo que el escuchaba pero no era así.

—No, ¿Qué es?

Me acerque a él, mientras me acercaba logre escuchar gruñidos de animal.

—¡Vámonos de aquí!, escuche eso, no creo que sea algo bueno —Agregue asustado.

—Claro que no, tal vez sea amigable, déjame buscarlo.

Tome el brazo de Pablo impidiendo que se alejara.

—¡Debemos regresar, ahora!

El me miro molesto, se dio la vuelta e iba a comenzar a correr.

—¿Haz viso eso? —Grito asustado, estaba tan asustado que hasta cayó al suelo.

Yo trataba de mirar, pero el comenzó a correr hacía las cabañas, mire hacia la oscuridad y fue ahí cuando vi un rostro con una sonrisa malévola.

***

Daniela lloraba en el rincón del sótano, desde que despertó no ha hablado con nadie.

—¡Yo no quiero morir! —Marisol comento mirándome.

—Nadie va a morir, no digas eso, los demás regresarán por nosotros —Mencione y luego mire esa ventanita por donde habían salido.

Esa ventanita ahora se encontraba tapada por fuera, colocaron algo detrás de ella.

—Nunca me puse a pensar, en que había más allá del río —Gonzalo comento, el cual aún se encontraba tocando su herida.

—¡Ya no quiero ver a nadie morir!, por favor dime que no morirás —Dulce se acercó hacia él.

Gonzalo la miro por algunos segundos, Dulce hacia lo mismo.

—¡No moriré!, los ayudare a salir de aquí, no pienso morir y dejarlos a su suerte —Gonzalo sonrió.

Mire la puerta ya que se escuchaban ruidos detrás de ella. Fue ahí cuando se abría, Juan, Brenda y Emilio entraron por ella.

—¿Quien fue? —Brenda aún lloraba, creo que es aún por la muerte de Martín.

La escena en que Ángel le dispara a Martín llega a mi mente, después miro demasiada sangre.

Toco mi rostro, recuerdo que me había caído sangre.

—¿Quién de todos ustedes mocosos le hizo eso a mí Martín?

Ella se acercó y nos apuntaba con el arma.

—Brenda no podemos matarlos a todos juntos, no podríamos comerlos a todos —Juan sé acerco a ella y le quito el arma.

—¡Fue el! —Emilio señalo a Ángel, quien trataba de esconderse detrás de Marisol—. El mato a tu Martín.

Brenda se acercó hasta él y sin pensarlo le dio un golpe con el pie en la cara.

Ángel cayó al piso y sangre comenzó a salir de su nariz.

—¡Lo siento! Esa nunca fue mi intención —Ángel tapaba su nariz.

—Tráelo.

Brenda grito, Emilio se acercó a Ángel y se lo llevo arrastrando hasta fuera del sótano.

—¡No le hagas daño! —Grite, Juan solo volteo a verme y se acercó a mí.

—Recuerdo aquélla vez, cuando tú y Pablo caminaban por la selva. Pensé grandemente en matarlos a los dos, pero eso no estaba acordado —Él sonrió y luego salió cerrando la puerta fuertemente.

Marisol me miro, no decía nada solo me miraba, estaba a punto de hablar pero es interrumpida por un disparo.

Mientras colocaba mis manos en mis oídos, pensaba en que Ángel siempre fue una buena persona.

—¡Pobre de Ángel!, era buen muchacho —Ortega, quien ya había despertado comento.

Unos gritos se escuchaban fuera de la cabaña, ahora no sé ¿Qué pasa?

Me levante al igual que Dulce, Marisol y Pablo.

Salimos del sótano, ya que sabía perfectamente que ellos no estaban dentro.

Entro a la cocina rápidamente. No esta Ángel ahí, solo aún el cuerpo de Martín.

Me dirigí a la puerta, fuera alcanzaba a ver a Dianet y dos oficiales.

—¡Son los que llegaron en el helicóptero!, ¿Verdad? —Pregunto Marisol, emocionada.

—Todo parece indicar que sí, tenemos que ayudar —Susurre.

Pablo abrió la puerta y salió, yo decidí correr hacia el sótano para hablarle a Ortega.

La chica desconocida aún no despertaba, estoy comenzando a asustarme, no vaya a estar muerta y nosotros sin saber.

Desato a Ortega de la silla y los dos corremos hasta la puerta principal.

Veo a Ángel junto a Juan, él lo tiene de rehén para que los oficiales no les hagan daño.

Dianet al verme, corre hacia mí y me da un fuerte abrazo.

—¡Dawn y David nos ayudarán!, aunque creo que no tanto.

—¿Cómo ayudamos? —Pregunte confundido.

—No lo sé, Marisol ayúdame a sacar a los demás —Comento Dianet, entrando a la cabaña.

Me acerque más a la discusión que estaba teniendo Juan con Dawn.

—¡Están bajo arresto!, dejen al muchacho en paz, déjenlo ir —Grito David.

Me acerco lentamente con una roca que he encontrado, estoy dispuesto a salvar a Ángel, solo necesito acercarme.

—¡Este mocoso mato a mi Martín! —Brenda gritó asustada.

Logre ver la cara de los oficiales, Yulma, Lizuly, Luis, Karen sus rostros reflejaban confusión, no sabían si era real o no lo que dijo Brenda.

—¡Eso no puede ser verdad!, Ángel no es capaz de eso, y si lo hizo tuvo sus razones.

Yulma grito desde lejos, estaba detrás de Dawn.

Estaba por llegar detrás de Brenda, levante la roca para golpearla pero Juan me lanza hacia un lado.

—¡Mocoso!, así te quería ver —Grito, levantándome del suelo.

Me agarro, ahora me encontraba en la posición de rehén.

—¡Al menos lo intente! —Susurre, cerrando mis ojos.

Sentí una pistola encima de mi oreja la cual ocasiono que comenzara a temblar.

—¡Ellos nos salvarán!, tranquilo abre los ojos —Ángel comento.

Yo abrí los ojos, Juan me apuntaba con el arma, estaba tan asustado.

Ortega tampoco no podía hacer nada ya que le dispararan si intenta algo.

—¡Usaré la fuerza si no sueltas a los jóvenes! —Ahora Dawn grito, su mirada se veía distinta, ahora si es capaz de ayudarnos.

—¡Has lo que quieras, ellos morirán de todas maneras!

Emilio grito, David comenzó a correr hacía Juan, se miraba tan cerca, Juan le disparaba pero David esquivaba cualquier disparo.

Llego hasta nosotros y golpeo a Juan quien rápido cayó al piso al igual que yo.

Yo rápido me levanto y corro hacia Ortega que ayudaba a los demás a salir de la cabaña.

¡Oh no! Veo a Juan tomar la piedra, con la que iba a golpear a Brenda.

Golpea a David, solo veo un poco de sangre que salta al piso. David cayendo al piso.

Después, Brenda, Martín y Juan, los tres comienzan a correr en dirección a la selva.

—¡No! —Dawn grita, tirando disparos hacia los tres que corren lejos.

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