25.- Encerrados.
Narra Carlos.
Los animales que nos rodeaban cada vez se acercaban más, unos minutos más y no tendremos escapatoria.
—¡Hagan algo!, yo no quiero morir —Luis me mira asustado.
Los miro y luego miro a los animales, no podemos hacer nada.
—¡Nadie morirá! —Grite preocupado.
Todos posaron sus miradas en mí, pero rápidamente dejaron de verme. Se había escuchado un disparo, el cual nos aturdió.
Veo como los animales salen corriendo, se habían asustado con el disparo.
—¿Están bien? —Pregunta un joven, el cual se encontraba frente a nosotros.
Nadie contestaba, el joven solo se acercaba hacia nosotros.
—¡Soy Paco!, ¿Están bien? —Volvió a preguntar.
Logre ver que Lizuly asintió, Paco aún nos miraba.
Unos pasos comenzaron a escucharse y la puerta de la cabaña se abrió.
—¡Síganme!, rápido —Paco comenzó a correr, lejos de la cabaña.
Nosotros sin pensarlo lo seguimos, nos encontrábamos corriendo detrás de Paco, un joven que acabamos de encontrar, mejor dicho, él nos encontró.
—¡Esperen! —Dianet grito, ella se había detenido.
La miramos, sabía exactamente que ella querrá volver por los demás.
—¿Qué hay de los demás? —Pregunto un poco enojada.
—Tu misma lo has visto, ellos son demasiados.
Karen se acercó a ella, Dianet solo la miro sin saber que responder.
—¡Yo les puedo ayudar!, tengo un arma —Paco saco el arma, que anteriormente había usado.
—Yo también tengo una, lo siento pero no se la regrese a Gonzalo.
Ángel también mostraba el arma, que se suponía le regreso a Gonzalo.
—¡Sigo pensando que eso no funcionará! —Luis comento angustiado.
El no dejaba de moverse, estaba nervioso al igual que todos.
—Entramos por la ventana, encontramos a Gonzalo para que nos ayude a salvar a los demás —Dijo Lizuly, para luego comenzar a caminar de regresó.
—¡Vamos!, ahí están nuestros amigos, necesitamos salvarlos.
Agregue y camine detrás de ella, todos detrás de mí, caminaban.
Minutos después, veía nuevamente la gran cabaña.
Lizuly corrió hacia una ventana que estaba abierta, ella estaba por entrar pero es detenida, por Karen que la estiro del hombro.
—¿Qué te pasa?, ¿Acaso ves a alguien? —Lizuly preguntaba a Karen.
—Recuerda, eso creímos antes —Karen se asomó por la ventana.
—¡Estoy lista!, sólo mira esta lanza.
Lizuly entro a la cabaña, después de ella entro Karen, Paco, Luis, Ángel, Dianet y yo.
Todos entramos, todo se miraba tranquilo, inclusive Gonzalo tampoco no estaba.
—Vayamos al piso de arriba —Lizuly comenzó a caminar por las escaleras.
Todos la seguimos y subimos detrás de ella.
***
Caminábamos por el pasillo, aún no encontramos a nadie.
Karen abrió una puerta, que estaba enfrente de nosotros.
—¡Hasta aquí llegaron! —Un hombre lanzo un hacha.
Todos nos tiramos al piso rápidamente, lo bueno fue que no logro darle a nadie.
Todos comenzamos a separarnos, teníamos que escondernos, ahora un hombre sabía que habíamos entrado.
Volteo hacia atrás de mí, nadie me sigue, abro una puerta y entro rápidamente por ella.
Una habitación sola, no tiene nada en su interior, logro ver algo sobre la pared del fondo.
¡Un cuerpo! ¡Oh dios mío! Me acerco lentamente hacia él, de espalda parece Dulce solo espero que no sea verdad.
Solo de pensar que Dulce no sobrevivió a este lugar, me deprime un poco.
Tomo el hombro del cuerpo y le doy la vuelta lentamente, siento un gran alivio al saber que no es Dulce.
Me acerco a la ventana, por ella logro ver hacia fuera. El hombre que trato de matarnos con la hacha cargaba a Paco.
El solo gritaba mientras era ingresado en este horrible lugar.
—¡Sé que estas aquí! —Gritan fuera de la puerta.
Doy un brinco asustado, sin saber dónde esconderme, de hecho no tengo donde esconderme.
La puerta se abre fuertemente, por ella entra un hombre pero no es el mismo que antes, es otro.
—¡Deja ir a mis amigos! —Grite, mientras él se acercaba a mí.
Respiraba hondo, no sabía que era lo que me esperaba.
Trató de correr, pero el hombre se lanza encima de mí, me carga y salimos del cuarto.
—¿A dónde me llevas? —Gritaba asustado.
—¡Una reunión familiar! —Él sonreía de oreja a oreja.
Bajamos las escaleras, por un momento llegue a pensar que me lanzaría hacia fuera.
Pero no fue así, junto a las escaleras había una puerta, la cual el hombre abrió, esta daba hacia abajo.
Terminando de bajar, logro ver a todos amarrados de pies y manos.
—¿Yulma? ¿Dulce? ¿Están bien?
Grite sorprendido, aquí estaban todos, Pablo, Marisol, Daniel y Daniela, todos.
—¡Están bien!, pero no por siempre —Una mujer entro por la puerta.
—¿Quiénes son ustedes?, ¿Que quieren de nosotros? —Me di vuelta.
La mujer se acercó a mí y me dio un empujón, el cual ocasiono que cayera al piso.
Tomo unos lazos y comenzó a amarrarme las manos y pies.
—¡Ellos son!, Emilio y Martín —Señalo brevemente a los hombres—. ¡Yo soy Brenda! —Ella sonrió y siguió atándome los pies.
Al terminar, los tres salieron por la puerta dejándonos a todos solos.
—¿Qué nos harán? —Pregunte asustado.
—Nos comerán, eso han hecho con todos los que hallan —Una joven, a la cual no conocía menciono.
—¡Ya no digas eso Maggie!, por favor, ya no nos asustes —Daniela comento asustada.
—Nunca paso por mi mente, morir comido por personas —Pablo sonrió, él se encontraba junto a Maggie.
—Creí que nunca nos encontrarían —Dulce menciono.
—Gracias a Daniel y Daniela te encontramos, ellos nos dijeron que estaban aquí —Marisol agrego brevemente.
—Ellos tres, son amigos de Juan, él les ayudo a traernos —Menciono Yulma.
Solo eso faltaba, Juan amigo de estos otros tres locos. No pudimos con Juan solo, menos podremos con los cuatro.
—Alguien sabe, ¿Dónde está Gonzalo?
Pregunte confundido, había recordado que lo golpearon pero al entrar nuevamente ya no estaba ahí.
—Dos hombres están en otra habitación, entre ahí cuando intente huir —Paco comento.
—¿Dos hombres? —Pregunto Luis sorprendido.
—¿Creen que uno sea Ortega? Nunca nos enteramos, ¿Qué sucedió con él?
Karen me miraba desde lejos, no podíamos movernos.
Ortega, en este lugar, ahora sé porque nunca lo encontramos, nunca supimos que paso con él.
—¡Sí es Gonzalo y Ortega!, solo espero que estén bien —Dulce sonrío un poco.
—Por cierto, tengo otra noticia mala que darles —Yulma se puso sería, nosotros solo la miramos esperando a que hablará.
—¿Qué noticia? —Pregunte preocupado.
Ella esta pensando, en sí o no decirnos.
—Emilio, Martín y Brenda, fueron los que robaron el cuerpo de Pedro, tal vez aún siga aquí —Susurro en voz baja.
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