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Una nueva amenaza

El club por fin había sido establecido formalmente, aunque nuestras actividades eran demasiado similares a las del año pasado. Las únicas diferencias eran que Lena muchas veces se iba a dormir a un rincón y Tosako-sensei en ocasiones venía a ver qué hacíamos mientras nos decía que no desperdiciáramos nuestro tiempo.

Por cierto, ella nos había contado que el sensei por quien se había transferido de la Academia Darwin era nada más y nada menos que Terano-sensei. Según su historia había algo de "química" entre ellos pero al final el tiranosaurio no tuvo el valor para confesarse a Tosako-sensei... Y ella digamos que le guardó un poco de rencor al respecto pero tampoco es que se hubiera rendido en su misión de conquistarlo.

Por otra parte también nos habíamos enterado de la historia que había entre Lena y Cal, al parecer ambos se conocieron de pequeños cuando Cal ayudó a Lena a regresar a su casa porque se había perdido, un poco cliché si me lo pregunta. El punto es que desde ese momento habían sido "inseparables". Obviamente por la personalidad de ambos y sobretodo porque ambas especies son muy solitarias no iban a admitirlo jamás.

Y también estaba el asunto de Mizuhara-sensei, luego de haberse perdido durante varios días en el exterior por fin pudo encontrarnos y aunque le dijimos que ya no era necesario ella pensó que era una broma, así que éramos el primer club en la historia de la academia en tener dos supervisores... Claro aunque ella sería más como un reemplazo de Tosako-sensei ya que rara vez nos encontraba en la superficie y aunque la buscáramos cada que se perdía no siempre la encontrábamos.

Fuera de eso no habíamos hecho gran cosa, estábamos realmente perdiendo el tiempo cuando de repente la puerta de nuestro club se abrió de golpe.

—¡Mike-san! —me llamó Jin—, necesito que veas algo.

—Primero que nada buenas tardes —dije bromeando—. ¿Qué quieres que vea?

—Se trata del león idiota.

Todos mis furros y yo seguimos a Jin hasta llegar al club de cocina. Una vez dentro vimos que King estaba todo puteado y las hembras del club junto con su novia Shiho estaban curándole las heridas.

—Jin —lo llamé—... Aunque mi club se enfoque en el estudio de los animales, quiero recordarte que eso no me hace un veterinario y no puedo tratar las heridas de un león.

—No, no es eso —dijo él rápidamente—. Lo encontramos por los pasillos pero no ha dejado de murmurar que "ellos" ya vienen. Pensé que sabrías algo.

—Pues no, realmente no me entero de mucho de lo que pasa en esta escuela —dije cruzado de brazos— ¿No se referirá a las hienas? Sabes que los leones y las hienas siempre se la pasan peleando.

—Por cierto —interrumpieron Leyi y Ranka al mismo tiempo— ¿Quién es ella?

Ambos apuntaban en direcciones opuestas. Leyi apuntaba a una murciélago que se encontraba un poco escondida, era la misma que Cal le había tirado su comida el primer día, y Ranka apuntaba directamente a Lena. Ahora que lo pienso realmente no nos habíamos vuelto a hablar hasta ahora por lo que no estábamos al tanto de nuestros nuevos miembros.

—¿En serio preguntan eso ahora perros tontos? —dijo Jin.

—Nos dio curiosidad —respondieron ellos.

Dejé salir un suspiro y mientras todos se presentaban me acerqué a King mientra le daba unas pequeñas bofetadas para que reaccionara.

—¡Ey King! —seguía abofeteandolo— ¿A qué te refieres con "ellos"? ¿Quiénes son "ellos"?

—M-Mike-dono —dijo con la voz entrecortada—. Creo que la escuela está en peligro.

King tosió un poco y luego todos sus músculos se tensaron para después dejar de responder. Shiho empezó a llorar y se acercó a mí.

—Mike-san —pedía ella—. Por favor ayúdanos a descubrir a quien le haya hecho esto a Kin-kun.

—¡Lo haremos! —Aby se metió a la conversación de la nada.

—¿lo haremos? —preguntamos todos los demás.

—¡Lo haremos! —volvió a decir la ajolote—. Recuerden que los amigos son amigos para siempre y por siempre, en las buenas y en las malas.

¿De verdad había dicho eso cantando?

—Yo no tengo ningún problema —oí la voz de Romina a mis espaldas.

—Ni yo tampoco. Los ayudaremos mi ciela —dijo Leyi joteando como siempre.

Bien, creo que estaba básicamente decidido. Pero mi mirada se fijo en Lena que había permanecido callada, aunque fuera el miembro más reciente también tenía que dar su opinión. Ella se sonrojó al tener todas las miradas clavadas en ella, y solamente se puso a jugar con su cola.

—N-no somo amigos —dijo finalmente—. Pero parece que no tengo opción. Los ayudaré.

—¡Enana! —gritó Cal— ¡Pensé que también estarías en contra de meternos en más problemas que no son nuestros!

—¡Que no me digas enana, idiota!

Lena volvió a saltar encima de Cal y comenzaron a pelear mientras rodaban por el piso, en dirección a la puerta, todos mis furros comenzaron a salir uno por uno.

—De momento deberían llevar a King con Guwano-sensei —dije antes de salir—. Si descubrimos algo se los diré en seguida.

Mientras caminábamos por el pasillo, no dejaba de pensar en lo que podría haber pasado. Esas heridas en King no eran como las que las hienas les hacían a los leones en sus peleas. Y la forma de en la que todos sus músculos se habían tensado era bastante extraña era como...

—¡Si lo hubieran paralizado! —dije de repente.

Todos me miraban de una forma extraña. Pero estaba bastante seguro de que había sido paralizado.

—Muy bien —me aclaré la garganta—, Iré de vuelta al club...

—¡... Y yo te acompañaré! —interrumpió Aby.

—...A leer todos los libros que tengamos para ver si puedo encontrar información de algún animal capaz de paralizar —continué.

—...Yo iré con Leyi a preguntar si no vieron a King meterse en problemas con algún otro estudiante. Cal y Lena irán también para conseguir más información.

—¿Qué? —preguntaron ambos mientras dejaban de pelear.

—Ya oyeron —dijo la ajolote—, es momento de ser los héroes de esta historia ¡Vamos Leyi!

Aby tomó la mano de Leyi y salieron corriendo, dejándonos al resto sin saber que decir. Finalmente Lena y Cal se pusieron de pie y limpiaron el polvo de sus uniformes.

—Como sea —suspiró Cal—. Acabemos con esto rápido y... ¡¿Qué crees que haces?!

Lena le había tomado la mano a Cal mientras miraba al suelo con vergüenza.

—¡Yo solamente los estaba imitando a ellos! —gritó Lena—, pensé que era necesario para que fuéramos juntos ¡Es más, deberías sentirte agradecido de que haga esto. Idiota!

Después de unas cuantas discusiones más finalmente se par se fue dejándonos únicamente a Romina y a mí en medio del pasillo. Ella dijo que me ayudaría a revisar los libros, así que nos dirigimos nuevamente al club no sin antes pasar por el consejo estudiantil para pedir a Miki información sobre todas las especies que estaban inscritas en la escuela, no íbamos a desperdiciar nuestro tiempo en buscar información de algún animal que no estuviera aquí. Pasamos al menos unos 45 minutos leyendo hasta que por fin encontré algo de utilidad.

—¡Eso es! —dije mientras me ponía de pie—. Romina, ¿recuerdas a ese tal Hitokuchi?

Ella miró hacia el techo con una mano en su mentó durante un par de segundos hasta que recordó.

—¿El Loris Perezoso? —preguntó.

—Exacto, wacha esto:

Los loris perezosos (Nycticebus) son un género de primates perteneciente al suborden Strepsirrhini. Habitan en el sur y el sudeste de Asia, desde Bangladesh y el noreste de India en el oeste hasta Filipinas en el este, y desde la provincia china de Yunnan en el norte hasta la isla de Java en el sur. Es el único primate venenoso conocido. El origen del veneno es una toxina producida por una glándula en el brazo. Cuando el primate lame la glándula, la secreción se mezcla con la saliva y se activa. Muerden para disuadir a posibles depredadores, e incluso aplican veneno en el pelaje de las crías con el fin de protegerlas.

—Sí lo que dice esto es cierto —dije—. Eso significaría que Hitokuchi mordió a King en defensa propia o porque accidentalmente el león entró en "su territorio" ya que los Loris también suelen ser territoriales. ¡Muy bien Romina! Llama a todos, iremos a obtener respuestas de Hitokuchi.

Luego de unos 10 minutos por fin estábamos todos reunidos a fuera de la habitación del primate, también nos sirvió para que los demás furros nos contarán que tampoco habían encontrado ninguna pista con respecto a lo que paso. Me acerqué a su puerta y toqué varias veces.

—Hitokuchi —lo llamé— ¡Abre la puerta! Sé que estás adentro!

—¡Lárgate Mike-san! —respondió después de varios minutos— ¡Estoy ocupado! ¡Momento! ¡¿Qué haces en mi territorio?!

—Como miembro de una especie de primate superior puedo hacer lo que quiera —dije— ¡Tenemos preguntas que hacerte!

—¿Qué, acaso ya eres de la policía? —se burló el Loris.

—Ya está —dijo Lena de repente.

Vi que ella estaba con una de sus garras metida en el cerrojo de la puerta, de alguna manera había forzado el seguro y por fin pudimos entrar.

Hitokuchi estaba abrazando a una dakimakura la cual guardó rápidamente al ver que entramos de golpe. Las chicas por su parte se cubrieron los ojos mientras gritaban.

—¡Ah perro! —rió Cal—. Te estabas dando amor.

—¡¿Qué es lo que hacen aquí?! —preguntó Hitokuchi molesto.

Él comenzó a lamerse los codos y empezar a salivar en exceso. Estaba listo para modernos en cualquier momento y si queríamos evitar mayores complicaciones debía actuar rápido.

—Solamente queremos saber si no tuviste que ver con lo que le pasó a King. Él fue envenenado y paralizado hace poco.

—Yo no tuve nada que ver —dijo sin dejar de salivar—, y lo que le haya pasado no me preocupa.

—Tratamos de ayudarte Hitokuchi. Eres el único animal que puede envenenar a otro en toda la escuela. Los sensei empezarán a sospechar de ti si no nos cuentas que pasó.

—Yo he estado en mi habitación todo el día luego de las clases —dijo finalmente—. Puedes preguntarle a cualquiera de los demás primates.

—Puede que lo hagamos.

—Y por cierto, la toxina de mi mordedura no paraliza, sino que provoca una inflamación, así alguien envenenó a King te aseguró que no fui yo, pudo haber sido cualquier otro animal con el conocimiento suficiente de otros venenos.

—Los únicos que podrían ser serían Pan y los chimpancés —dije para mí mismo, luego volví a preguntar al Loris— ¿Crees que haya sido idea de Pan?

—No lo sé y no me interesa —escupió Hitokuchi—, yo ya te dije todo lo que querías saber.

—Bien, te lo agradezco.

Mis furros y yo caminamos hacia la puerta.

—Oh, y Hitokuchi —dije antes de salir completamente de su habitación—. Tranquilo, no le diremos a nadie lo que estabas haciendo con esa Dakimakura.

—¡Los voy a morder ahora sí!

Hitokuchi corrió molesto hacia nosotros, mientras que nos echábamos a correr.

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