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Los ductos (parte 1)

—¡Corran! —dije.

—No, yo creo que hoy si nos morimos —dijo Cal.

—¿Habrá algún día en que no nos arrastren a sus problemas? —preguntó Romina.

—¡Vamos Aby! No dudamos que seas fuerte, pero no puedes parar una estampida de elefantes —dijo Leyi.

—¡Koko wa danjite toosan!* —gritó ella en japonés

*Lo que pasaba por la mente de Aby :v

https://youtu.be/Fb1ZODfKav8

—Sí, sí suficiente de Aby la gris —la tomé de la cola y la arrastré con nosotros.

Es momento que se congele la imagen, suene la canción de Baba O'riley y diga "Sí, esos somos nosotros. Quizá se pregunten cómo terminamos así. Bueno todo empezó hace dos días cuando mi madre me levantó para el colegio".

Pues no, alv. Mis padres están a más de 10,000 km. Y en realidad todo esto empezó hace 5 minutos, porque los elefantes finalmente decidieron vengarse de las veces que los estuvimos molestando. No nos pondré en el papel de las victimas porque eso nos buscamos así que... Alv, que siga corriendo la imagen.

Corríamos por el pasillo, y nuestra única opción era escapar por los ductos de ventilación. 

—¡Entren! —ordenó Cal.

—¡Espera Mike! —gritó Aby.

Ella se había atorado en el hueco, más bien su casco había hecho que se atorara.

—Bien, ahora estamos atrapados aquí —dijo Cal—, supongo que viviremos aquí de ahora en adelante.

—No seas tonto —le dije—, sólo es cuestión de encontrar otra salida.

—¡No! —me respondió— ¿Cómo no se me había ocurrido antes?

—Oye, noto el sarcasmo en tu tono de voz.

—Vamos, no se peleen —dijo Leyi—. Recuerden que Romina y yo estamos en medio, no queremos salir heridos.

—Bien —suspiré— ¿Aby, puedes salir?

—No —dijo ella como si nada—, está algo estrecho.

—¿Entonces la dejaremos?

—No podemos —dijo Romina—, tenemos que intentar liberarla.

Entonces la tomé de la cola, Romina de mis hombros, Leyi de Romina y así. Todos tiramos pero parecía no moverse.

—¡Ah! —gritó Aby— ¡Esperen, me van a arrancar la cola!

—Vaya, es inútil —dijo Cal— ¡Bueno, diría que fue un honor conocerte Aby, pero no me gusta mentir, así que... Adiós!

—¡Okay Adiós! —dijo Aby—, de todas maneras no quiero la ayuda de un coyote viejo como tú.

—Basta los dos —dije—, aunque, es cierto Aby. Es inútil tratar sacarte desde aquí, tenemos que ir por otro lado y volver a sacarte desde afuera ¿Te molesta si nos vamos un momento?

—Por supuesto que no —dijo ella—, sólo apúrense. Estoy segura que otra salida está cerca. 

—¡Pero no lo digas tan fuerte! —le reclamé—, el punto es que los elefantes no nos busquen en otras salidas.

—Tranquilo —dijo ella— ¡Oigan! ¿Escucharon nuestro plan de salir por otra parte para escaparnos de ustedes? —le preguntó a los elefantes.

—¡Aby! —gritamos Romina, Leyi y yo.

—¿No podemos usarla de carnada? — me preguntó Cal.

—No creo que sepan —dijo Aby—, de hecho algunos de ellos ya se fueron. Bueno, bueno. Ya váyanse, yo me quedaré aquí y pretenderé que estoy en un estanque sin moverme.

Los ajolotes pasan inactivos durante gran parte del día en el lecho de los estanques, solo salen ocasionalmente a respirar.

—Vaya... Sé que ellos se están vengando de nosotros. Pero me pregunto cuál será el motivo exacto. —dije.

Los 3 se quedaron callados pero con cierto nerviosismo en su mirada.

*En la mente de Cal*

—¿Estás seguro de eso, Cal? —me preguntó Leyi.

—Es su culpa por molestarme a mí —le respondí.

—¡Ah! —gritó Meimei —P-por favor Cal-kun, no seas tan malo conmigo.

Como castigo por seguir acosándome la lancé en contra de los elefantes, también como forma de no aburrirme ahora que Mike está quien sabe dónde.

*En la mente de Leyi*

Era mi deber defender el territorio ya que a Mike parece no importarle y Cal me lo había ordenado como Beta, así que paseaba por los alrededores del club y aullaba para ahuyentar a aquellos no deseados. De vez en cuando escuchaba los aullido de otros confirmando que cada quien estaba en su respectivo territorio, hasta que encontré a uno de los elefantes.

Por lo general en una manada de elefantes al menos uno se queda despierto para vigilar los posibles peligros.

—¡Ey tú! —me dijo— ¡Detente! Tus aullidos se escuchan por todo el lugar.

A los elefantes les molestan los ruidos altos y los aullidos de los lobos pueden alcanzar una frecuencia entre 270 y 720 hz.

—¡Ey fuera del territorio! —le advertí—. No quiero lastimarte.

—¡Y tú deja de aullar! —me respondió.

—¡Lo haré cuando te marches!

—Por eso odio a los lobos —dijo con desdén mientras daba media vuelta.

—¡Oh! Eso es racista ¡Ey, esto no se quedará así! —le grité.

Y así fue otra noche de vigilancia exitosa para Leyi Canlu. Aullé de felicidad.

—¡Qué te calles maldita sea! —gritó el elefante.

*En la mente de Romina*

Iba caminando con Yukari, hablando de nuestros platillos y nuevas combinaciones que podríamos probar, toda esa conversación me dio hambre y luego de que ella corriera con sus amigos del club un olor delicioso me llegó a la nariz.

En uno de los salones había una inmensa cantidad de hierbas ¡Oh, jugoso y delicioso manjar de los dioses! Mire a ambos lados y no vi a nadie, así que lo normal fue tomar algo.

—¡Ey, nos están robando la comida! —gritó alguien a mis espaldas.

Volteé y eran los elefantes, estaban molestos así que huí de ahí lo más rápido posible.

*De vuelta a la realidad*

—Ey, ey —dijeron—. No busquemos culpables, debemos irnos.

Dejamos a Aby ahí y empezamos a gatear por los ductos, eran algo estrechos para mí, y los otros furros a pesar de su tamaño más pequeño también se sentían sofocados.

—Mike —dijo Romina.

—¿Sí?

—Apreciaría que no miraras tanto mi trasero...

—¿Cómo supiste qué...?

—Desde que contaste lo de Miki quedó en claro que eres un pervertido, así que ahora siento tu mirada sobre mí.

—Oye, oye —dije rápidamente—. Quedamos en que eso fue solo un momento de debilidad.

—Pervertido de clóset.

—¡Mike! Luego cortejas a tu segunda novia —dijo Cal desde enfrente—. Mira, el camino se divide en dos.

—Hmph... ¿A dónde deberíamos ir amiguitos? —dijo Leyi— ¿Izquierda o Derecha?

—¿Con quién coño hablas? —le preguntó Cal.

—¡Oh! yo me entiendo.

—Será mejor separarnos, dos de un lado y dos del otro —dijo Romina.

—Bien, tu novio y tú vayan por allá... Agh, desgraciadamente deberé llevarme a este man conmigo —dijo Cal.

—Si hemos pasado momentos increíbles juntos amigo —le dijo Leyi.

—En serio wey, tú siempre haces que las cosas suenen raro ¡Basta!

Estuvimos unos minutos más dentro de los ductos y por alguna razón sentía cierta hostilidad por parte de Romina, como si no quisiera hablarme. Era incómodo ¿Debería intentar descubrir la verdad? Bueno, me refiero a que ya me la imaginaba pero quería estar seguro.

—Ah —suspiré—, me pregunto cómo les estará yendo a los otros.

*Con Cal y Leyi*

—Entonces... Solos tú y yo compañero —dijo Leyi— ¡Genial, como los dos buenos amigos de manada que somos!

Cal seguía gateando sin prestarle atención a Leyi, mientras que él después de cada oración silbaba un poco.

—¿Crees que salgamos en algún lugar extraño y pronto? Estoy empezando a sentir un poco de calor... ¿Crees que los otros estén bien? Me refiero a que, hay algo raro entre Mike y Romina, podrían aprovechar este momento para arreglar la situación amorosa ente ellos.

Cal seguía ignorándolo.

—Pregunta hipotética: Si no lo lograses y no pudieras volver a la manada ¿Podría quedarme con tu posición de Beta?

—¡Shh! Mira —dijo Cal.

Había una pequeña abertura y justamente este hueco daba a los baños femeninos. Sin dudarlo ni un segundo ambos machos miraron.

—No me molestaría quedarme aquí un poco más —dijo Cal.

—Me sorprende que los baños de las hembras tengan un colo diferente al de los machos. La paleta de colores no queda muy bien que digamos.

—¿En serio? ¿De entre todas las cosas te estás fijando en eso? —preguntó Cal—, mira hacia allá. Es Ranka.

—¡Alv! La paleta de colores —dijo Leyi moviendo la cola felizmente.

—Sabía que había algo de macho después de todo. Pero diablos, sí que es plana. No como su hermana de ahí, dijo que se llamaba Ferril, ¿cierto?

Los dos machos seguían mirando, hasta que Ferril percibió el aroma de los dos amigos Y se paró sólo para descubrirlos por el agujero.

—Vaya, vaya ¿Qué tenemos aquí?

—¡Oh oh!

Continuará...

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