"La cita"
Muy bien, todo empezó la vez que los elefantes nos quisieron matar ¿Recuerdan?
—¡Oh sí, bellos tiempos! —dijo Aby—. Lo recuerdo como si hubiera sido hace un mes.
—De hecho fue hace dos semanas —la corregí.
—¡Qué rápido pasa el tiempo! —dijo ella.
—Cómo sea, todo empezó por culpa de estos dos —señalé a Cal y a Leyi.
*Flashback, que serán inevitablemente interrumpidos porque ninguno del club sabe como quedarse callado por más de cinco minutos*
Gracias a que nos dejaron solos, nos aburrimos y decidimos molestar a los elefantes. Y queríamos probar ese mito, ya saben el de los ratones. Pero no encontramos ninguno así que decidimos usar a los miembros del consejo, desde luego teníamos que ir y llevarnos a uno, pero obviamente no íbamos a llegar y decir "¿Ey Miki, nos prestas a uno de tus amigos para que lo pisoteen los elefantes?"
—¿Qué tal si se lo pedías amablemente? —dijo Aby con una sonrisa enorme.
—Aby, no interrumpas —dijo Cal.
En fin, a Leyi se le ocurrió la brillante idea...
—¿En serio? —preguntó Cal— ¿Espías?
—Exacto, todos sabemos que son los maestros de la infiltración —dijo él—. Puedo ser 0-0-Leyi. Con mi esmoquin espía, con toda clase de herramientas espías como una mini-cámara espía en mi moño espía.
—Suena absurdo... —dije.
— Iremos por los ductos de ventilación en lo que tú distraes a la presi —me dijo Cal.
—¡Vamos Cal! Finge que tienes un Jet-pack espía —dijo Leyi y después se fue corriendo haciendo ruidos con la boca.
—Más vale que la broma valga la pena, no voy a estar soportándolo así —me dijo Cal antes de irse.
Llegamos y todo iba bastante bien (En realidad no) pero de una forma u otra Miki nos descubrió y no tuve más opción así que la besé y eso hizo que se desmayara.
—Ajá —dijo Romina—... Porque esa fue tú única opción.
—Sólo fue un beso de nada —respondí.
Romina suspiró con molestia pero me dejó continuar.
Luego terminamos atrapados en ese árbol un buen rato, bastante a decir verdad. Y de no haber sido por esa tal Kurumi habríamos muerto.
—Nya, ¿Qué hacen aquí? —preguntó la gata.
—Sí verás —dijo Cal—, esto pasó porque...
—...A un idiota se le ocurrió la gran idea de asustar a los elefantes —le interrumpí.
—¡Oh sí! Y entonces dos idiotas más apoyaron la idea —siguió Cal— Y pues terminamos aquí luego de que nos persiguieran.
—¿Nyecesitan ayuda? —preguntó.
—Mike, dile que consiga ayuda —me susurró Cal.
—¡Oh! Mike, dile que queremos comer, ella es del club de cocina —susurró Leyi.
—¡Mierda sí! —dijo Cal—, mejor la comida Mike, olvida lo demás.
—¿Tendrás comida? —le pregunté.
Kurumi entonces se fue saltando entre las ramas y volvió al poco rato con los bocadillos que habían preparado en su club, y unas cartas para "no aburrirnos"
—¿Y preferiste eso a qué llamara a algún sensei? —preguntó Romina.
—Tenemos mentes sencillas —respondí—, en su momento teníamos hambre.
Pero sabíamos que nos iban a rescatar. Y así lo hicieron, gracias a ustedes pudimos bajar del árbol.
—¡Oh, oh! Fue cuando amenazaste a la presidenta, Romina —dijo Aby.
—¡¿Qué?! —literalmente gritaba nerviosa— No, ¡No Aby! Lo recuerdas mal ¡Yo definitivamente no me rebajaría a amenazar a la pretendiente de Mike, poniendo mis sentimientos en evidencia, ni intentaría comenzar una rivalidad inexistente con ella solo porque él se me hace algo atractivo! ¡Tonterías, Aby!
Como sea, luego pasó el incidente con esas morritas que las empezaron a atacar sin motivo evidente, no es como si tuvieran un motivo para hacerlo jeje.
—Nos preguntamos por qué... —dijeron todos.
—Créanme chicos, ni yo lo sé —reí nervioso.
Bueno, luego de que las dejé Miki me encontró y me dijo que si la podía llevar al consejo ya que sus ratas estaban ocupadas con otras tareas. Y la terminaron atacando por la espalda, y pues yo como todo un caballero que soy...
—¡Pervertido!
¡Cállate! Ahem... Como todo el caballero que soy la tuve que cargar a la enfermería
—Entonces la estuviste tocando, eh —afirmó Cal.
—¡No!... Quizá.... Sólo un poco. Verán es que...
—¡Bien Miki! —le dije cuando se veía recuperada del golpe— Guwano-sensei dijo que estarías bien. Te traje estos bocadillos por si tenías hambre.
Miki estaba recostada. Y no pude evitar no ponerme un poco nervioso porque cuando la cargué, ya saben quizá toqué un poco de su trasero y ella me veía sonrojada.
—Mike-kun, gracias por traerme aquí —me dijo con vergüenza.
—Sabes Miki, siempre me he preguntado porqué siempre pareces estar avergonzada cuando estás en la superficie. Sé que tu especie no está acostumbrada a estar vestida, pero ¿tan vergonzoso es?
—S-sí —respondió ella—. Es tan indecente, quisiera poder quitarme este sucio uniforme.
¡Y fue ahí cuando supe que tenía que hacer lo que un hombre hace!
—¡Miki! —le dije con seriedad— ¡Quítate el uniforme!
—Mi-Mike-kun... —dijo avergonzada y sonrojada.
—Así no te dará tanta vergüenza hablar conmigo.
Sorprendentemente ella obedeció. Si les soy sincero no esperaba que esa mierda fuera a funcionar. Y ella quedó entonces en ropa interior mientras que yo me esforzaba primero por: No tener una hemorragia nasal y segundo: Por no dejar que esa sangre que ahorraba se me fuera abajo. Obviamente ella aún seguía un poco avergonzada porque tampoco quería que la mirara demasiado, pero era imposible.
—Mike-kun, no mires tanto mis pechos.
—Lo siento —dije, aclaro que estaba igual de avergonzado—, pero es un poco difícil.
Y entre una cosa y otra terminamos conversando bastante bien a decir verdad, comimos los bocadillos que había traído y fue cuando olvide por completo que tenía que verlos en el club.
—Meh, no te perdiste de mucho —respondió Cal—, solo fuimos a molestar a los elefantes otra vez, no fue la gran cosa!
—¡Claro que lo fue! —dijo Leyi—, por su culpa terminaron pisoteándome y el caso de Aby se rompió, estaba ahogándose.
—Vi toda mi vida pasar delante de mis ojos —dijo ella— ¡Quiero hacerlo de nuevo!
Y ya después una cosa llevó a la otra y otra y de no haber sido por culpa de esa vaca enfermera hubiera terminado alcanzando ese gran corazón que tiene Miki. Nos fuimos de la enfermería, la acompañé hasta la entrada de los dormitorios subterráneos, quizá eso fue la cita que estuvo alegando hace rato. Luego me fui como novio de rancho, vestido y alborotado ¡Iba a alcanzar el climax de mi juventud!
—Eres un pervertido Mike —me dijeron casi todos.
—¡¿Qué haces?! —grité al sentir algo suave en mis manos— ¡Aby!
—No es la gran cosa —dijo ella tan relajada para haberme hecho tocar su pecho— ¿Lo ves?
—Aby, eres más pervertida que Mike —dijeron Cal y Leyi.
—¡Aby! Suelta a Mike.
—Jajaja, qué puros son —dijo ella.
Romina rápidamente me separó de ella y comenzó a "golpearme" diciendo que era un pervertido y que no le podía hacer eso a ninguna hembra. Independientemente de eso, sólo podía pensar: ¡Mierda! Sí que son suaves.
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