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Capítulo25














Pov Magnus.















Lunes. Quinto día de castigo
















Oh no... no otra vez, por favor no...

-Imasu idiota, no seas molesto –espeté furioso siendo seguido, nuevamente, por mi estúpido amigo mientras me dirigía hacia el salón de castigo.

-Quiero ayudar –rugió el chico mientras caminaba en medio de saltos, ¿qué clase de energizante tomaba este chico?

-Ya conoces a Ragnor y Raphael, sal con ellos.

-Lo intenté, pero me dijeron que mi presencia y excesiva energía les dañaba su existencia –el chico hizo un gran puchero–. Así que me quedo contigo.

Yo suspiré resignado y entré al salón junto con el chico; allí ya estaban Robert y Alexander esperándonos, mi lindo suegro rodó los ojos al ver a Imasu pero Alec solo pudo reír mientras Imasu se arrojaba a sus brazos.

- ¡Déjalo que es mío! –Regañé a Imasu antes de tomarlo bruscamente de la cintura para separarlo de Alexander.

-Muchachos –Robert aclaró bruscamente su garganta–. Hora de trabajar, hoy tienen que limpiar las duchas, están del asco –indicó el hombre–. Las cosas los están esperando en su lugar de trabajo. Buena suerte.

Robert se sentó en su escritorio antes de empezar a leer; con eso definitivamente nos echó de aquel lugar.

Los tres nos dirigimos a los baños, Imasu corriendo completamente feliz mientras que Alec y yo caminábamos en un silencio cómodo.

Hoy era el día.

Tenía que serlo.

















Pov Alec.



















Hoy era el día.

Tenía que serlo.

Tenía que dejar de ser un idiota. Sí, me hubiese gustado estar a solas con Magnus, pero bueno, mirando a Imasu, aquel chico seguro se distraería con cualquier cosa, ya tendría mi tiempo con Mags.

Una vez llegamos a las duchas, Imasu se metió a una y comenzó a lavarla con entusiasmo, yo lo miré enternecido antes de tomar uno de los cepillos que había dejado mi padre junto con una cubeta y una toalla, cuando me giré para dejar mis zapatos en uno de los casilleros, me detuve de golpe cuando miré a Magnus quitarse la camisa y dejarla en otro casillero.



- ¿Qué estás haciendo? –Inquirí sorprendido.

-Me estoy quitando la ropa, no pienso arruinarla... a parte no tengo más ropa de cambio, ¿tú sí?

-Eh... no, en realidad no, no sabía que lavaríamos baños.

- ¿Lo ves? No quiero resfriarme, tú deberías hacer lo mismo.

-No se... yo...

-Alexander, tú tienes un cuerpo increíble, no te cohíbas cariño –el moreno me guiñó el ojo y se acercó para tomar el borde de mi camisa. Yo me congelé, pero luego mis músculos se relajaron y Magnus me quitó lentamente la camisa antes de pasar sus cálidas manos por mi pecho desnudo–. Eres tan hermoso Alexander...





-Magnus...

-Te amo Alexander, eres el gran amor de mi vida.

Y no pude aguantar más. La necesidad se apoderó de mí. Todo dejó de importar y simplemente me arrojé a los brazos de Magnus, rodee su cuello con mis brazos al tiempo que mis manos se enredaban en su bello cabello. Sentí las manos de Magnus agarrar con seguridad mi cintura al tiempo que me abrazaba con fuerza contra su cuerpo.

Magnus me llevó hasta los casilleros y choqué suavemente contra ellos mientras lo besaba con fervor, con necesidad, con desesperación...

Tan pronto como Magnus notó que la intensidad de nuestro beso aumentaba, mordió mi labio inferior tirando suavemente de él en un intento de conseguir que un poco de aire entrara en sus pulmones. El moreno soltó mi labio y besó mi mandíbula, arrastrando los labios hacía mi cuello.

Magnus siguió besando aquel punto en mi cuello, allí donde era sumamente sensible mientras sus manos delineaban mi torso, brazos y espalda. El moreno dejó mi cuello un momento solo para admirarlo como siempre lo hacía, haciéndome sentir que era la criatura más bella que existía.

Mis mejillas se sonrojaron completamente y agaché la cabeza sintiéndome avergonzado.

-Eres jodidamente excitante –dijo Magnus y sonrió de lado mientras me miraba con adoración.

-Magnus... también te amo.

-Alexander...

- ¡Son tan lindos! –Chilló Imasu desde su ducha.

- ¡Imasu, idiota, dañas el ambiente! –Regañó Magnus aunque estaba sonriendo mientras me abrazaba con fuerza.

-Lo siento chicos, es que ustedes son tan sexys, me fascinan, tantas feromonas me ponen...

-Okay –lo corté en seco–. Sin detalles por favor.

-Ay es que... –Imasu pegó un chillido emocionado–. ¡Viva Malec! –Gritó antes de seguir con su labor.

Tanto Alexander como yo, reímos mientras negábamos antes de seguir con mi labor.

Definitivamente este era el mejor día de mi vida.


























Pov Magnus.



















Definitivamente este era el mejor día de mi vida.

Después de un par de horas, por fin terminamos de limpiar las duchas, quedaron relucientes. Nuestros pantalones estaban empapados, por lo cual tuvimos que dejarlos en las secadoras mientras eliminábamos cada rastro de agua de nuestros cuerpos.

En aquel momento Imasu estaba encargado de la ropa, Alexander y yo estábamos en los vestidores mientras terminábamos de secarnos.

- ¿Te ayudo? –Preguntó Alec señalando mi cabello mientras yo me encargaba de mi pecho.

-Sería un honor –respondí sonriendo coqueto; Alec rodó los ojos pero se acercó a mí.

Sus hábiles manos se encargaron de secar mi cabello con delicadeza y una vez hubo terminado, el chico dejó la toalla sobre mis hombros.

-Me gusta tu cabello pero la verdad lo prefiero con purpurina –musitó Alexander junto a mi oído, yo sonreí de lado cuando sentí los labios de Alexander acariciar suavemente mis hombros.

- ¿Tienes planes para hoy? –Inquirí curioso; Alexander tomó un mechón de mi cabello y comenzó a enredarlo en su dedo.

-En realidad no, ¿y tú saldrás con Imasu?

-Creo que puedo enviarlo a la casa... así tú y yo podemos salir juntos... solos.

Alexander sonrió al tiempo que miraba el contraste de nuestras pieles.

-Me parece una muy buena idea, te quiero sólo para mí.

Alec sonrió y se inclinó para besarme; justamente cuando nuestros labios estaban a punto de rozarse, Alexander soltó un quejido, yo lo miré sorprendido, puesto que Imasu se encontraba sobre la espalda de mi chico y lo abrazaba con fuerza antes de empezar a saltar allí, yo lo fulminé con la mirada al tiempo que me cruzaba de brazos.

- ¡Imasu idiota, apártate de mí Alexander!

Imasu hizo un puchero y negó con fervor.

-No quiero, él es cómodo.

-Ya lo sé imbécil, pero es mi novio, así que quítate de encima.

Imasu volvió a negar, Alexander rió suavemente pero con extremo cuidado sentó al chico en una banca.

-Lo siento chico, pero estás pesado.

- ¿Me estás llamando gordo? –Inquirió Imasu completamente ofendido; Alexander le sonrió como disculpándose y se encogió de hombros.

-Prefiero abrazar a mi novio.

Mi corazón dio un brinco.

¿Su novio? ¿Me llamó su novio?

¡Mi corazón dio un brinco de emoción!

No pude disimular mi sonrisa bobalicona y una risa tonta se me salió, Alec arqueó una ceja mirándome divertido.

- ¿Pasa algo? –Inquirió divertido.

-Es solo que te amo –solté con sencillez mientras lo miraba con adoración.

Alexander me miró con adoración mientras me acariciaba la mejilla.

-También te amo Magnus...

- ¡Son tan lindos! –Gritó Imasu sonriéndonos emocionado.

Tanto Alexander como yo, rodamos los ojos antes de mirar al chico irritado.

-Es mejor que vayas a casa. Ahora –refunfuñamos los dos al unísono.

¿Por qué demonios ese chico tenía que ser tan irritante? 

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