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Capítulo 21














Pov Magnus













❀◕‿◕❀ Miércoles. Segundo día de castigo ❀◕‿◕❀










¡Me duele todo!



Y es obvio que quiero ver a Alexander. Yo siempre quiero verlo, sin embargo me fascinaría verlo en otras circunstancias... pero bueno... las locuras que uno hace por amor. Con la manicura destrozada, el cuerpo dolorido y la esperanza a punto de morir, me encontraba esperando a mi lindo suegro y su hijo, en el salón de castigo.

-Hola Magnus –me saludó una bella voz angelical. Mi hermoso Alexander–. Te ves terrible –señaló en tono burlón.

-Yo también te quiero –refunfuñé mirándolo mal; aunque quería saltar a sus brazos y jamás dejarlo alejarse. Fue encantador ver como sus mejillas se sonrojaron de un lindo color manzana. ¡Era simplemente adorable!–. ¿Tu padre no vendrá? –Inquirí poniéndome en pie para acercarme a él.

-Oh eso –pareció recordar algo importante que decirme–. Nos está esperando en el gimnasio.

- ¿Qué haremos hoy? –Pregunté confundido.

-Papá quiere que pulamos el suelo del lugar y limpiemos las bancas. El partido de baloncesto será mañana y quiere que todo esté perfectamente arreglado.

Pasaron unos minutos en tenso silencio mientras nos dirigíamos al lugar, antes de que me decidiera a hablar.

-Oh, ¿y tú...? –Empecé curioso pero fue tarde, habíamos llegado al gimnasio con Robert.

Aquel hombre nos miró impaciente mientras su pie golpeaba el suelo ansiosamente y sus brazos cruzados lo hacían parecer un tipo duro. ¿Quién se imaginaría que sería el ser más tierno y comprensivo que había? Bueno, aparte de mi bello Alexander.

-Llegan tarde, ¿qué se quedaron haciendo? –Exigió saber con tono duro, aunque su mirada estaba cargada de picardía.

- ¡Papá! –Lo regañó mi hermoso ojiazul.

- ¿Qué? –Robert fingió una mirada inocente–. Yo solo pregunté.

-Como sea –musité mirando al hombre con exasperación, Robert me miró orgulloso–. ¿Qué haremos hoy?

- ¿Alexander no te explicó? –Inquirió el hombre sorprendido.

-Oh sí, por supuesto que lo hizo pero...

-Entonces no me hagas perder el tiempo con tus preguntas bobas.

-Lo siento Miranda Priestly –refunfuñé frunciendo el ceño.

Robert me fulminó con la mirada antes de pasarme los implementos de aseo con brusquedad.

-Ahí están los guantes, aunque creo que ya no te harán falta.

Yo lo miré completamente ofendido pero antes que pudiera hacer algo, el hombre se alejó de mí, le deseó suerte a su hijo –no entendí el por qué lo hizo –y desapareció por las puertas del gimnasio.

-Ignóralo, solo quiere molestarte –señaló Alec quitándome delicadamente los implementos de aseo.

-Eso sí es verdaderamente triste –dije con dramatismo mientras ponía mi mano sobre mi pecho–. Yo que creí que mi amistad con mi suegro era fuerte, verdadera y hermosa.

Alexander me miró con exasperación y me arrojó los guantes antes de morderse el labio ocultando su bella sonrisita.

-A trabajar Bane, queda mucho por hacer.











Pov Alec.












Tanto Magnus como yo, llevábamos una hora trabajando en silencio, no habíamos cruzado una sola palabra.

-Así que... –empezó el chico cansado de aquel silencio incómodo–. El partido es mañana...

Yo lo miré arqueando una ceja; ¿de verdad iniciaría una conversación como esa?

-Sí, supongo que sí, por eso estamos arreglando este lugar.

-Ya sabes a qué me refiero, Jonathan...

- ¿Qué tiene que ver? –Magnus soltó una risita y negó; yo fruncí profundamente el ceño–. ¿Me he perdido de algo?

-Espera un momento, ¿estás hablando serio? ¿No lo sabes?

-No Magnus, ¿de qué demonios estás hablando? –Pregunté con impaciencia.

-Jonathan es el capitán del equipo de basquetbol, mañana va a jugar.

-Oh... claro...

- ¿No sabías que tu novio juega en el equipo de basquetbol? –Inquirió él, completamente sorprendido.

-Ya te dije que no es mi novio, simplemente... estamos saliendo.

-Es lo mismo.

- ¡No, no lo es! No sé... no sé si quiero ser su novio, la verdad... no sé si quiero seguir saliendo con él.

- ¿Ha pasado algo malo? –El rostro de Magnus se endureció–. ¿Te ha hecho algo malo?

-No, no es eso... creo que no es mi tipo.

-Oh... –el rostro de Magnus se iluminó de una forma tan bella, que agradecí haber pronunciado esas palabras–. ¿Entonces cual es tú tipo?

Yo me sonrojé hasta las orejas y me encogí de hombros.

-Creo que no tengo ninguno... o sólo uno...

- ¿Qué quieres decir con eso? –Preguntó con su rostro lleno de esperanza. Era tan hermoso.

«Quiero decir que sólo eres tú, que solo te quiero, no, te amo a ti» quise responder, pero en lugar de eso dije: –Creo que es mejor volver a trabajar, ¿sabes? Donde papá llegue y no hayamos terminado, se enfadará demasiado, no quiero que te... nos regañe más.

El rostro de Magnus se apagó inmediatamente y asintió con tristeza al tiempo que seguía puliendo las gradas del gimnasio... Y eso era todo, de nuevo yo lo había arruinado todo.

¿Por qué demonios eran tan idiota?















ʕ•ܫ•ʔ















- ¡Terminamos! –Grité completamente feliz mientras me dejaba caer en el suelo del gimnasio; Magnus soltó una risita y se tiró a mi lado.

-Suenas más feliz de lo que estabas ayer, yo personalmente odié más la limpieza de los baños, fue asqueroso.

Yo lo miré arqueando una ceja.

- ¿Por el agua de pis?

El moreno soltó una risita y me dio un suave codazo en el costado.

- ¡Cállate! No quiero recordar aquella experiencia tan traumática, jamás podré recuperarme de eso.

-Eres tan exagerado –señalé riéndome al tiempo que me recostaba de lado para verlo; el chico hizo lo mismo.

-Cualquier cosa para escuchar esa risa tan hermosa, creo que podría escucharla toda mi vida y seguiría enamorado de ella, es como escuchar a los mismísimos ángeles.

Yo me sonrojé totalmente y rodé los ojos.

- ¿Por qué siempre tienes que decir cosas así? Te encanta avergonzarme.

-No, no, por supuesto que no, eso sólo es una feliz coincidencia –dijo divertido; yo bufé y Magnus se encogió de hombros–. Estoy siendo honesto, quisiera grabar tu risa y ponerla como tono de llamada, sería feliz sólo con escucharla, quisiera escucharla toda mi vida.

- ¡Ya para, por favor!

- ¿Te molesta? –Preguntó él completamente preocupado; yo negué mientras lo miraba atentamente–. ¿Entonces por qué debería parar?

-Porque me gusta demasiado.

- ¿Eso es malo?

-Sí, estoy luchando día a día para no sentir más cosas por ti.

- ¿Y los logrado?

Yo solté una carcajada amarga y negué.

-No, por supuesto que no, y tú no me lo pones más fácil.

-Nunca lo haré, estoy completamente enamorado de ti Alexander, ¿por qué te ayudaría a que me olvides? Prefiero ayudarte a qué te vuelvas a enamorar de mí.

-Magnus... yo jamás he dejado de estar enamorado de ti.

- ¿Entonces por qué estás con Jonathan?

Tan pronto como Magnus pronunció aquellas palabras con ese nudo en su garganta y ese dolor reflejado en sus ojos, solté un suspiro. Me odié nuevamente por haberle mentido de aquella forma.

-Supongo que creí que él me haría olvidar de ti.

- ¿Es en serio? Es decir, soy fantástico, si querías olvidarme al menos consigue alguien mejor, no ese rubio oxigenado.

Yo solté una carcajada y rodé los ojos.

-Eres tan egocéntrico.

-Estoy hablando en serio –señaló el chico.

Yo sólo suspiré y me encogí de hombros.

-No hay nadie mejor que tú, Magnus Bane.

-Entonces quédate conmigo Alexander.

-No puedo...

-Sé que fui un idiota, pero por favor dame otra oportunidad, déjame demostrarte que en realidad estoy profundamente enamorado de ti, qué te haré la persona más feliz del mundo, que no volveré a dejar que ninguna lágrima caiga de tus bellos ojos, te protegeré, te amaré como lo mereces.

Yo lo miré con dolor mientras le acariciaba suavemente la mejilla.

-No me lo hagas más difícil...

-Ámame Alexander, ámame como yo lo hago, y si no puedes, al menos déjame amarte, por favor déjame estar a tu lado.

-Lo siento Magnus –musité poniéndome en pie y recogiendo rápidamente los implementos de aseo–. No puedo.

-Alexander por favor...

-Lo siento Magnus –me disculpé besándole suavemente la mejilla antes de alejarme del chico y salir del gimnasio.

A veces olvidar a alguien tan maravilloso como Magnus, era simplemente imposible.









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