CAPÍTULO XXI
LA QUE HE LIAO, PAKO
Pecados - Natos y Waor & Recycled J
Eh, robando minutos al reloj. Deshacer el nudo de tu voz.
○○○
BROOKE
Prefiero no comentar el poco esfuerzo que le cuesta a Sharif cogerme de la cintura y tirarnos al agua sin compasión ninguna en cuanto me quito la camiseta. Mi chillido debe escucharse hasta en Singapur. Que fría está la piscina, me cago en...
一¡Dios! 一grito en cuanto emerjo, cabreada y feliz a partes iguales一. ¿Eres tonto o qué?
Le echo agua a Sharif y me dejo contagiar de su risa cuando pone pose de león al acecho, meneado los hombros, antes de abalanzarse sobre mí, salpicándome entera. Yo doy otro gritito y me protejo con los brazos al tiempo que giro el cuerpo para darle la espalda a la ola que el idiota acaba de volcarme encima.
一¡Sharif! 一protesto.
Él se coloca de rodillas en el suelo y queda cubierto de agua hasta la mitad del cuello. Hemos invadido la parte media de la piscina, tirando más hacia la zona baja, entonces a mí el agua me llega por la cintura y Sharif puede permitirse arrodillarse en el fondo sin morir ahogado.
Entonces, lo veo ahí abajo, tan indefenso y vulnerable, que no puedo evitar cometer una maldad. Mi cara debe expresar antes que yo mis propias intenciones, porque Sharif trata de ponerse de pie enseguida, pero yo ya me he lanzado a su cabeza, intentando hundírsela sin mucho éxito.
一¡Mi cuello! ¡Mi cuello! 一se queja, y aunque hable en serio yo lo ignoro porque esto es personal一. Brooke, Brooke, Broo...waucecje... Brooke.
一Húndete, tío一protesto, frustrada y humillantemente suplicante.
Sharif rezonga algo por ahí atrás antes de claudicar y dejar que le haga una aguadilla. Luego saca la cabeza del agua y su cara de mala leche desaparece cuando ve mi expresión de felicidad. Entonces, una sonrisa se dibuja sola en sus labios y yo, por alguna razón, siento una corriente en el estómago a la vez que unas ganas tremendas de salir corriendo... no sé si hacia él o hacia el lado opuesto.
La tarde continúa desenvolviéndose con Hunter como DJ, con chapuzones en la piscina, con muchas cervezas que posteriormente evolucionaron a mojitos que prepararon Larichi y Sharif, con campeonatos algo sangrientos y violentos de volley, con partidos de fútbol donde Baxter nos fundió a todos, con juegos de cartas que a veces acababan derivando en pequeñas discusiones y con una conversación filosófica sobre por qué el ser humano es tan competitivo.
一No sé一rezonga Trevor, enfurruñado一, que les pregunten a Baxter, Henzo, Brooke y Cano. Especialmente al primero...
一No va a dar por culo...一masculla el aludido, repanchigado en la silla de mimbre del porche.
一¡Me has pegado un balonazo!
一¡Ha sido sin querer!
一Pero ¡Si juegas en los Mundiales; tienes más puntería que un halcón! ¡Y encima te has reído!
一Joder, cómo para no reírme一y de pronto se empieza a mear de risa一. Me acabo de acordar del momento, lo siento.
Ya ha empezado a anochecer cuando muevo la cabeza en busca de Sharif. No lo encuentro en el porche en el que bebemos, charlamos y reímos todos, así que escaneo de nuevo la zona y al no ver a Barrilete deduzco que estará con ella. Hunter ha puesto la música muy alta y la perrilla se agobia un poco con tanto griterío.
Efectivamente, solo necesito rodear la vivienda para encontrar al cachorro dormido en las piernas de Sharif, que se ha sentado en un sofá de mimbre con cojines marineros. Un camino de piedrecitas que conduce a una especie de cobertizo de madera se abre paso entre la zona de césped que envuelve la casa. Unas cuantas farolas y otras cuantas lámparas negras con formas de farolillos que sobresalen de las paredes colorean de amarillo toda la zona.
一¿Tan pronto desistes de la fiesta? 一me acerco a él, con dos copas en la mano一. Qué mal te sienta la paternidad...
Le ofrezco un vaso de plástico y lo coje con la mano que no pinza el cigarro mientras ocupo el espacio que había a su derecha. Disimuladamente, me quito la sudadera del culo para que la tela no se estire, me apriete la garganta y moleste.
一Gajes del oficio一acepta la bebida y me mira después de darle un sorbo一. ¿Y a ti? ¿Qué te trae por aquí?
Pues tú. Pero no lo digo, evidentemente. Con una sonrisita para nada sospechosa, lo miro una última vez más antes de volverme hacia el pozo de enfrente y encoger un hombro, haciéndome la misteriosa.
一Ya veo一murmura, divertido一. Mucho agobio con Hunter cantando canciones de Danny Romero ¿no?
Me río y vuelvo a mirarle, a los ojos esta vez.
一En realidad, solo quería estar contigo.
Eso debe pillarle desprevenido, porque alza ambas cejas en un gesto de sorpresa absoluto y no dice nada durante unos breves pero paradójicamente largos instantes. Aunque enseguida sonríe de una forma muy diferente a la que lleva sonriendo toda la tarde y deja escapar una risa suave cuyas ondas se transforman en cosquilleos al entrar en contacto con mi piel.
一Vaya一murmura一. Reconozco que eso no me lo esperaba.
¿No se lo esperaba?
Bueno, ¿Cómo se lo va a esperar, si no muestro emociones ni sentimientos ningunos? Además, hasta hace pocos días Sharif todavía se creía responsable del horror de aquella noche. Un pellizco de culpa se hace eco de ese recuerdo y pongo una mueca. Menos mal que no me ha pillado porque está atento a quitarle una pizquita de algo a Barrilete, que continúa plácidamente dormida en su regazo.
一Oye一murmuro de pronto一. Esto... Mhm... Me hubiera gustado haberme quedado muchísimo más aquella noche, puede que incluso me hubiera quedado todas. Pero...
Sharif me mira y yo enseguida bajo la cabeza hacia el contenido del vaso que agarro y aprieto entre las piernas. No sigo hablando y antes de poder evitarlo mis dientes se hunden con fuerza en mi labio inferior. Como ha refrescado, llevo puesta una sudadera enorme que él muy amablemente me ha prestado sin saberlo, y recordar ese hecho empeora aún más la situación, porque ahora todo me huele a Sharif y no puedo pensar nada más que no sea por qué coño he tenido que sacar el tema ¿Cómo se me ocurre?
No debería beber más cerveza.
Pero le doy un trago a la copa.
Bueno, en tu defensa, habías dicho cerveza, no ron.
¡No me defiendas ahora!
Chica, ahora mismo necesitas más ánimo que nunca. Ya te recriminaré luego.
Me aclaro la garganta y, como siempre que me pongo nerviosa, me recojo un mechón de pelo detrás de la oreja. Rozo los pendientes con forma de aro y siento el movimiento del acero contra la piel.
一Yo... 一empiezo一. Lo que quiero decir es que... Mhm... Me lo pasé genial contigo y... y, si todo hubiera sido diferente, yo...
一Habrías respondido a mi mensaje一termina por mí, aunque el tono comprensivo no consigue que levante los ojos del vaso.
一Sí. Supongo. No sé. Todo ocurrió muy rápido y... No supe gestionarlo y tú te comiste todo el marrón.
一Bueno, todos la cagamos cuando la situación nos sobrepasa.
Aprieto los labios y me atrevo a mirarlo, frunciendo un poco el ceño. No me vale esta comprensión. No la merezco.
一Ya, pero yo te arrastré conmigo y te dejé pensar auténticos disparates.
一Es lo que tienen los malentendidos.
一No fue un malenten...一me callo en cuanto me doy cuenta de una cosa一. ¿Por qué me justificas?
Sharif parpadea ante la pregunta, como si no se la esperara, y luego arruga un poco el ceño.
一¿Cómo?
一Estás justificándome. ¿Por qué?
Vuelve a parpadear, y eso me pone un poco nerviosa, porque toda esta situación de abrirme emocionalmente no me gusta ni cuando voy borracha y, aunque Sharif siempre me haya hecho sentir segura y tranquila, estoy empezando a pensar que esto de venir hasta aquí ha sido muy mala idea.
一Porque te entiendo一responde al final.
«Porque te entiendo».
Joder. No sé si ha sido la delicadeza del tono de extrañeza que ha empleado para decirlo o las palabras en sí, pero algo muy pesado desaparece de mi cuerpo al escucharlo y de pronto siento que peso cien kilos menos. Solo han sido tres palabras, pero... joder. Lo bien que sienta escucharlas no lo sabe nadie hasta que lo vive.
Miro a Sharif al instante para cerciorarme en sus ojos de que dice la verdad, de que no acaba de usar la típica frase de persona que solo busca que te calles. Entonces, alzo la cabeza y me recibe una oleada de comprensión que por un instante consigue que olvide el sentimiento de haberme sentido la persona más incomprendida del mundo durante toda mi vida.
一Vaya一murmuro al final, sonriendo con unos poquitos de temblores一. Reconozco que eso no me lo esperaba.
Sharif se ríe por la referencia, aunque luego niega con la cabeza y no entiendo por qué lo hace. Se recoloca mejor en el banco y pasea la mirada por el camino de piedrecillas de delante.
一¿Sabes una cosa? 一me mira de reojo, y la sonrisa de complicidad de sus labios me pilla con la guardia baja一. Volví a escribir la noche en la que te diste a la fuga. Leí la canción hace poco.
一¿A-ah, sí?
Asiente con la cabeza, despacio, tranquilo, con una copa y un cigarro en una mano y la otra en el lomo de Barrilete. Transmite una serenidad apabullante. No sé si es algo que solo sienta yo porque soy idiota o es algo que siente todo el mundo, pero el caso es que al lado de Sharif siento que nada puede afectarme, que todo saldrá bien. Me transmite muchísima seguridad, incluso cuando el suelo está temblando bajo nuestros píes.
一No está mal一reconoce, y sonríe de lado cuando me mira a los ojos一. La canción, digo. No está mal. Hablo de toda la noche que pasamos juntos. Incluso de la parte... emocionante.
Bonito eufemismo.
Me pongo un poco roja, pero como el alcohol siempre dibuja coloretes en mis mejillas, el sonrojo se camufla.
一Ah... Sí... Ejem... Fue... Fue emocionante, sí. Y... Mhm... ¿Cómo se llama la canción? Por curiosidad.
一No sé一encoge un hombro一. Aunque tu nombre se ha tenido que quedar atrapado en mis versos, porque desde que te conozco solo sé escribir sobre ti.
一¿Lo siento? 一respondo, divertida.
Sharif se ríe y se relame los labios con aire ansioso. Y yo de pronto noto la garganta seca y necesitada de saliva. Trago disimuladamente, pero como eso no basta le doy otro sorbo a la copa. Venga, chica, relájate. No estés tan tensa, que tienes los músculos como cuerdas de guitarr...
一Oye, Brooke一me mira de pronto y yo, desprevenida, despego los morros de la copa al instante一. Yo... Mira, no me quito de la cabeza lo que pasó en los baños de la fiesta de disfraces.
一Yo tampoco一aseguro al instante, interrumpiéndolo.
一Ya一aprieta los labios de una forma que parece que le va a joder tener que admitir algo一, pero yo no me refiero a la discusión de después.
Parpadeo.
一Ni yo一aseguro enseguida—. De hecho, he pensado mucho más en lo que hacíamos antes de que nadie nos interrumpiera que en otra cosa.
Entonces, algo en su mirada cambia y lo siguiente que alcanzo a sentir son sus labios sobre los míos.
Oh, guau.
Sí, creo que eso define muy bien la situación.
El beso me pilla completamente desprevenida, entonces, entre los nervios, las copas y la oleada de sentimientos que me ha asolado de pronto, solo soy capaz de parpadear. Sharif, al darse cuenta de que me he quedado más tiesa que un palo, se separa con la lentitud de alguien que sabe que acaba de liarla y prefiere no hacer ningún movimiento brusco que delate su presencia más de lo necesario.
一Esto... 一empieza, y carraspea一. Yo... Creo que... 一se pasa una mano por el pelo y masculla una palabrota一. Joder. Mejor me voy.
一Sharif一lo llamo en cuanto hace el amago de ponerse de pie, y cuando vuelve a mirarme no necesita que siga hablando.
La urgencia que destilaba mi voz se pierde entre nosotros en el momento en el que nuestros labios vuelven a entrar en contacto. Barrilete no tarda en notar movimiento y, adormilada, baja al suelo y se recuesta debajo del sofá de mimbre. Encima de ella, un par de manos se deslizan en perfecta fluidez por mi espalda hasta agarrarme de la cintura e impulsarme un poco hacia arriba. Entiendo lo que Sharif pretende y no necesito que insista más para que, sin parar de besarnos, me suba encima de él.
Es aquí cuando todo adquiere un cariz mucho más intenso, más hambriento e incluso más acelerado. Mis dedos se enredan en los mechones de su pelo, mi respiración se confunde con la suya y el sonido de los besos llena la parte trasera del porche. Sin poder contenerme más, escurro las manos hacia su cuello. Noto como la piel de gallina explota contra las yemas de mis dedos y sonrío sobre su boca, a lo que Sharif me mira.
一¿Qué pasa? 一pregunta, agitado.
一Nada一me río, de pronto vergonzosa一. Solo... Bueno, menudo giro de acontecimientos.
一Me gustan los giros de acontecimientos.
一Sobre todo si son así ¿No? 一bromeo.
Sharif se queda mirándome fijamente el tiempo suficiente para que capte en sus ojos la pregunta de ¿Quieres continuar?. Evidentemente, respondo que sí, pero no lo hago mediante palabras, sino que me muerdo el labio inferior con cierto nerviosismo y, muy cautelosa, bajo las manos por su pecho hasta llegar al borde inferior de la camiseta. Sharif no despega los ojos de mi cara; los puedo sentir pegados como cera caliente en la piel. Noto el final de la tela en los dedos y, con un remolino de anticipación en el estómago, hundo las manos debajo y Sharif suelta un fuerte suspiro en cuanto entramos en contacto.
一Brooke一empieza, con la voz ronca.
Pero no le dejo seguir, subo las manos y arrastro la tela conmigo, empujándola con las muñecas. Él no opone resistencia y suelta mi cintura para estirar los brazos hacia arriba y que así pueda quitarle la prenda. La dejo a un lado del sofá y me concedo unos segundos para admirar toda la piel que acabo de dejar al descubierto.
Lo siguiente que ocurre es que Sharif vuelve a besarme, pero esta vez con el doble de ansias, con el doble de ganas y con el doble de fuerza. De un momento a otro, el porche nos sabe a poco y él propone irnos a la cama. Acepto enseguida y entre pasos torpes, besos risueños y tocamientos acelerados entramos al dormitorio. Hemos usado la puerta de la cocina para que los chicos no nos pillen.
一Vamos al sofá-cama一tira de mí hacia él一. Baxter lo ha abierto al llegar y es lo más grande.
一Genial.
No entra mucha luz de las farolas y los farolillos de pared de fuera, pero la escasa iluminación sirve de sobra para alumbrar las sábanas blancas típicas de hotel en la que los dos empezamos a revolcarnos como si nos fuera la vida en ello. La verdad, ninguno de los dos nos detenemos demasiado en formalidades y tardamos apenas dos segundos en desnudarnos mutuamente.
Se nota que algo nos insta a ir más rápido, a juntarnos hasta fusionarnos, como una fuerza que ya no pudiera aguantar más tiempo alejada de su foco de atracción. Y es que todos estos meses nos hemos comportado como dos imanes que no hacían más que alejarse cuando el campo magnético les pedía acercarse.
一Dios一jadeo cuando noto la humedad tibia de sus besos en la garganta, luego en las clavículas, después en el centro del pecho y la sensación continúa bajando hasta perderse entre mis piernas.
Aprieto los muslos por acto reflejo y Sharif encaja las manos en los pliegues de mis rodillas para separar un poco los muslos de su cabeza. Vuelve a pasar la lengua por esa zona tan sumamente sensible y mi cabeza se hunde más todavía en la almohada cuando una oleada de placer me hace arquear la espalda y retorcer las sábanas en dos puños.
Miles de escalofríos discurren por mi cuerpo, exigiéndome que respire más fuerte, que pida más y que no permita que esto pare. Noto como los dedos de Sharif se hunden más en mis muslos cuando se me empiezan a escapar ciertos sonidos que preludian un final que todavía no queremos que llegue. Como se da cuenta de que me falta muy poco, tarda cuestión de segundos en volver a mi boca y murmurar que va a por el condón.
一Vale一medio jadeo, algo frustrada porque de verdad que estaba a puntito.
Pero bueno, es por una buena causa. Los ojos ya se han acostumbrado a la semioscuridad del cuarto, de modo que no me pierdo detalle mientras Sharif busca su maleta en el suelo. Se me escapa una sonrisa cuando masculla una palabrota.
一No me digas que no encuentras tus pertenencias一bromeo.
一Joder一se pasa las manos por el pelo一. No me jodas, macho.
一En la mochila de Trevor一le digo一. Bolsillo derecho. Se los he metido yo porque a mí no me cabían.
Sharif va enseguida hacia la cama en la que descansa la mochila de Trevor, y cuando vuelve a la cama con unos cuantos condones, se coloca sobre mí y sonríe con ese aire granujilla que me encanta.
一Conque... ¿A ti no te cabían? 一empieza一. ¿Qué malas intenciones traías a esta inocente quedada amistosa, señorita Arison?
一No lo sé. Supongo que las mismas que el chico que hasta hace poco no encontraba su mochila.
一Touché.
No perdemos más tiempo hablando y enseguida retomamos la parte interesante. Por un instante, había pensado que íbamos a follar como suele follar todo el mundo al principio, pero Sharif me coge de la muñeca para ponerme de rodillas delante de él. Lo miro, un tanto perdida, aunque luego mueve la boca a mi cuello y ahogo un gemido cuando hunde una mano entre mis muslos.
一¿Cómo te gusta? 一me pregunta, y sonrío al recordar que la primera noche me preguntó lo mismo.
一Pues muy parecido a ti一respondo, y lo tumbo de un suave empujón.
Oigo su risa y clavo las rodillas a ambos lados de su cuerpo, colocándome encima de él. Sus manos vuelan a mi cintura y, sin más dilación, empiezo a moverme sobre él. Enseguida encontramos el ritmo perfecto y nos perdemos en una acompasada secuencia de movimientos que terminan en algún que otro cambio de posturas. Al final, Sharif se coloca sobre mí y, abrazándose a sí mismo la cintura con mis piernas, nos hace acabar con cuatro embestidas más.
Sin importarnos una mierda el ruido que podamos causar, ambos dejamos salir un orgasmo bastante potente que espero que con la música no se haya oído, y de pronto siento todo el peso y el calor de su cuerpo encima de mí. Pongo una mueca, porque ahora mismo estoy sudando, tengo un sofoco enorme y lo último que me apetece es que don estufa me contagie el fuego de su piel.
一Creo que hace demasiado calor para esto一murmuro.
一Ya一medio jadea, y coge aire antes de dejarse caer al otro lado de la cama一. Puf... Deberíamos abrir la ventana.
La casa realmente, al estar fabricada con piedra, guarda bastante bien el frío, pero, joder, estamos casi en verano y el esfuerzo que acabamos de hacer nos ha dejado a ambos empapados y más que sofocados. Al final, le lanzo una miradita adorable a Sharif y termina siendo él quien abre la ventana. Cuando vuelve al sofá-cama, se tumba de cualquier manera y compartimos unos minutos de silencio hasta que me pregunta algo y empezamos una conversación bastante guay mientras compartimos un cigarro.
Acabamos echando otro polvo, uno un poco más suave esta vez. Ahora, sí que nos tomamos nuestro tiempo para saborear el cuerpo del otro, para memorizar las parcelas de piel que nos componen y para recrearnos en los suspiros que se nos escapan. Los movimientos se vuelven lentos, incluso densos, aunque llegados a un punto determinado, la situación pide más y nosotros volvemos a darnos todo.
Esta vez, Sharif se deja caer directamente en el otro lado de la cama y después de unos minutos de recuperación, se enciende un cigarro y luego me lo pasa.
一¿Sabes una cosa? 一me dice, y por la risa que se le ha escapado al principio ya sé que va a soltar alguna chorrada一. Pregúntame qué cosa.
一Te estoy mirando, Sharif一me río一. No necesitas que diga nada para saber que te estoy escuchando.
一Pero quiero algo de feedback. Ya sabes, comunicación.
一¿Vas a decírmelo ya?
一No.
一Vale, pues no me lo digas.
Uno, dos, tres, cuatro, cin...
一Te iba a decir que deberíamos haber hecho esto mucho antes一se arrastra por la cama hasta pegarse a mí, lo que me hace poner una mueca por el calor一. Ya estás con la cara de asco.
一¡Es que hace calor!
一¿Y qué hago yo si es verano?
一Pues no te pegues tanto...
一Qué arisca...—bromea, pero sigue bien arrimado.
一Es que das mucho calor一protesto, sintiéndome un poco mal con mi actitud一. Eres como una especie de estufa y lo paso muy mal.
Sharif se ríe, bastante poco afectado con la situación, y encoge un hombro con ese pasotismo suyo.
一¿Sabes otra cosa? 一pero no continúa y yo pongo los ojos en blanco.
一¿Qué cosa...?
Sonríe de oreja a oreja.
一Pues que a mí tampoco me gusta eso de acurrucarme en verano, pero solo quería picarte un poco.
一Vaya, acabas de conseguir que me enamore perdidamente de ti一ironizo.
一Qué va. Eso ya lo conseguí cuando te enseñé a bailar rumba.
La sonrisa que se me escapa al recordar ese momento habla por sí sola, pero yo igualmente me hago la ofendida y levanto el dedo índice.
一Para empezar, no conseguiste enseñarme nada...
一Tienes razón一me interrumpe, solemne一. Es prácticamente imposible que tus pies pillen algo de ritmo.
一¡Eh!
Le doy un manotón en el hombro y él aprovecha para cogerme de la muñeca y devolverme a encima de su cuerpo. Seguimos un poco pegajosos por el sudor, pero no importa. Y yo, como si hasta hace poco no me hubiera quejado del calor, me estiro sobre su cuerpo como un gato y acurruco la cabeza entre su barbilla y su pecho.
一Y, para acabar一sigo hablando, y soy consciente de que me atrevo a decir esto porque voy borracha y no estoy pensando en nada一, en el hipotético caso de que me hubiera enamorado de ti, lo habría hecho cuando conseguiste que creyera que todo saldría bien en el peor momento de mi vida.
○○○
A la mañana siguiente, cuando me despierto por culpa del sol, me doy cuenta de un par de cosas que volatilizan de golpe cualquier intención de volver a roncar: Primero ¿Qué coño hago desnuda? Porque muevo las piernas y noto airecillo en zonas en las que no debería sentir airecillo. Y segundo, ¿Qué coño hace Sharif en pelotas a mi lado? Y, bueno, también, se me ha ocurrido otra: ¿Por qué ninguno bajamos la persiana, pero sí nos desnudamos como dos monos?
Pregunto.
Parpadeo y me incorporo un poco para recostar la espalda en el cabecero del sofá-cama. La habitación huele a tío, así que deduzco que es la que comparten Baxter, Trevor y Sharif. Todos los dormitorios se organizan de la misma manera: una cama de noventa en la esquina derecha, un sofá cama paralelo a la ventana y otra cama un poco más grande por debajo del armario que linda con el marco de la ventana.
Nosotros decidimos follar en el sofá cama, que cuando se abre adopta las medidas de una cama doble. Fuimos listos.
Mentira.
Vale. Fuimos más ladrones que listos. Se supone que iba a ser Baxter quien durmiera en el sofá-cama, entonces había decidido dejarlo abierto con antelación para que luego por la noche no le diera pereza montar el chiringuito. ¿Qué pasa? Pues que Sharif y yo vimos la amplia superficie de sábanas blancas de hotel y no pudimos resistirnos.
A parte del culo de Sharif, que duerme abrazado a la almohada, no veo a nadie más en la habitación, cosa que agradezco bastante; imagínate qué vergüenza follar con alguien durmiendo al lado.
一Madre mía...一murmuro, no sé si borracha todavía, angustiada, emocionada o adormilada.
Entonces, como ni yo misma sé lo que siento, echo un último vistazo al dormitorio y, con un gruñido de molestia, le doy la espalda al sol y me tumbo para volver a dormir. Ya gestionaré todo esto cuando haya descansado un par de horas.
○○○
一¡GUAU, GUAU!
一¡Barrilete, no!
¿Esa es Laric...?
一¡Tus muertos!
Me despierto dando un bote cuando oigo el grito. Miro a los lados, desorientada, y apenas me da tiempo a pensar nada cuando me sorprende el peso de algo sobre las piernas. ¿Qué...?
一Joder, hermano一oigo la voz de Sharif por ahí atrás, que ya anda quejándose desde por la mañana temprano一. Que susto me ha pegado, la puta perra.
Por acto reflejo y porque tengo a Barrilete lamiéndome la mejilla como la perrilla más mona del mundo, le atizo a Sharif un manotazo en el hombro.
一No llames puta a Barrilete.
Él, que me estaba dando la espalda, vuelve la cabeza lo justo y necesario para mirarme y que yo vea como entrecierra los ojos.
一Me ha pisoteado los huevos. No la defiendas.
一Solo quería saludar一y la agarro de las mejillas para darle un beso en la punta del hocico一. ¿A qué sí? ¿A qué solo querías dar los buenos días?
一Son las siete de la tarde一masculla一. Llega doce horas tarde.
一A las siete de la mañana no estábamos precisamente dormidos, que yo recuerde...
Tampoco estábamos follando. Estábamos bebiendo como piratas en el porche mientras jugábamos a juegos de sortear chupitos entre los presentes. En esos momentos, Barrilete no sé dónde estaría, pero Sharif tampoco se había parado a buscarla porque tenía las manos ocupadas con mi cintura y la mirada pendiente de que le correspondiera todas las sonrisas divertidas.
Sharif tarda un poco más de la cuenta en desperezarse del todo, lo que supone un problema porque durante todo ese proceso a mí me ha dado tiempo de sobra para pensar en todo lo que ha pasado. Vale, hemos follado. Y ha estado bastante bien. Pero... ¿Vamos a seguir haciéndolo o nos quedamos con el polvo de tensión sexual resuelta y listo?
Para cuando Sharif se deja caer en el respaldo del sofá y me mira, yo ya tengo la pregunta en la garganta y a la resaca emocional empujándola para salir. Carraspeo, pero no consigo tragarme las palabras y termino escupiéndolas como si tuviera prisa.
一¿Qué? 一parpadea.
Joder, y lo tendré que repetir...
一Pu-pues... que... Pues que ¿Qué pasó anoche? 一me río, muy nerviosa.
Sharif se queda mirándome durante un rato y por su cara de tonto me da la sensación de que no se está enterando de lo que está pasando. Carraspeo para ver si lo interpreta como una señal y arranca. Pero es un hombre y no lo capta bien, así que su respuesta consiste en parpadear otra vez, pero ahora con sorpresa, y luego soltar lo primero que se le pasa por la cabeza con la esperanza de que sea lo que queremos escuchar.
Nunca aciertan.
一Ah, sí一se ríe一. Claro que usé condón. Ya he conocido la paternidad y no quiero más.
Ahora soy yo la que parpadea. Barrilete sigue tumbada entre nosotros, mordisquéandonos los hombros y las rodillas respectivamente. Sharif continúa tumbado bocarriba, mientras que yo permanezco recostada en el cabecero.
一No... 一empiezo, y me da la risa tonta一. No te había preguntado eso, pero bueno.
Sharif me mira y sonrío levemente cuando veo como tiene cruzadas las manos sobre el abdomen, igual que un señor de setenta años.
一Ah一responde, cauteloso一. Y... mhm... ¿Qué era?
一Nada一encojo un hombro, divertida一. Solo... Bueno, ayer pasaron cosas.
Casi al instante, una sonrisa para nada inocente se estira libertina sobre sus labios.
一Sí, pasaron cositas.
Sharif suelta una risita de esas que te hacen pensar que esa persona está imaginando cositas y pongo los ojos en blanco.
一No me refería a... Dios, acabas de ser tan básico.
一Joder, lo siento一se echa a reír一. Es que lo tengo todo muy reciente.
一Sí, ya lo veo一gruño, señalando lo reciente.
Entonces, él baja los ojos y levanta ambas cejas en un gesto bastante indolente de sorpresa. Sin prisa ninguna, vuelve a mi cara y encoge un hombro con desinterés.
一El pan de cada día.
¿No quieres tostadas, Brooke?
Cállate.
一Bueno, yo...一yo creo que deberíamos hablar. Uf, pero ¿Cómo voy a decir eso? 一. Bueno, yo tengo un hambre que me muero.
一Y yo一pone una mueca一. Y sed. Joder, hermano, ahora que lo pienso, tengo una sed increíble.
Y así es como evito las ganas de iniciar una conversación emocional con una persona que, por lo que se ve, se muestra muy de acuerdo y cómodo con ese juego de evasivas y prefiere no alterarlo. A Larichi es a quien no le hace tanta gracia...
Cuando bajamos al comedor, una vez vestidos con una camiseta y el bañador, nos encontramos a todos tirados en los sofás jugando a la Play Station mientras Larichi toma el sol. Se la ve en la piscina a través de la amplia ventana.
—Vaya, vaya—dice Baxter en cuanto nos oye, sin parar de mirar la pantalla—. Espero que hayáis dormido bien...
Noto rencor en sus palabras.
—Muy bien—sonrío, y me dirijo a la cocina americana—. ¿Hay algo de comer?
—Ayer sobró barbacoa—responde Trevor—. Yo he desayunado un bocata de panceta con mayonesa.
—Perfecto para el colesterol—murmura Rash—. También hay fruta, por si quieres depurar un poco el organismo.
—Le doy yo ahora a mi cuerpo una ciruela y ya te digo yo lo que me responde—comenta Baxter, divertido—. ¡Agh! Mierda, puto zombie.
—¿Os habéis traído la Play Station de casa? —pregunta Sharif, que se ha apoyado en el respaldo del sofá en el que están tirados Hunter y Rash.
—Qué va—responde Trevor—. Estaba aquí. Es de las antiguas. Pero cumple su función.
Sin mucho interés en continuar esa conversación, Sharif se viene a la cocina conmigo y se queda mirando como me preparo unas tostadas mientras él mordisquea una manzana.
—No pongas ojitos golosos—le advierto—. Son mías.
—Ya, ya.
Pero acabamos compartiéndolas igual que acabamos compartiendo la cama el resto de las noches.
La que hemos liado...
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