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Capítulo 9

Draco y Hermione estaban los dos tumbados en la cama con la cara roja de vergüenza mientras yo no podía  evitar reírme.

-Tessa...verás...nosotros...- empezó a balbucear Draco.

-Hace tiempo que os veis, lo sé.- dije tranquila mientras apoyaba la espalda en la puerta. Hermione abrió los ojos sorprendida, pero Draco no pareció haber escuchado mi respuesta.

-Nosotros...no te lo dije... porqu...- se paró. Me miró y continuó.- ¿Lo sabías?- parecía igual o más confuso que Hermione.

-Ajá. No me costó mucho averiguarlo. Solo tuve que darme cuenta de algunas señales y luego atar cabos.- dije encogiéndome de hombros.

Ellos no parecieron entenderme. Suspiré.

-Lo primero que me pareció raro fue que Draco olía a vainilla. Draco siempre ha olido a menta, de echo siempre alardeaba de su colonia especial de yo qué sé que. Días después me di cuenta de que Granger también olía a vainilla. Os puse juntos en los duelos y vi que fuiste incapaz de lanzar un simple Expelliermus contra ella. Eso fue suficiente para comprender la situación.- los dos cada vez estaban más rojos.

-¿Te diste cuenta solo por eso?- preguntó Hermione hablando por fin. Me encogí de hombros.

-Soy muy perceptiva.- los dos se miraron. -Pero bueno, que más da. Si no os importa voy a bajar a cenar. Mi primo está esperando allí y va a matarme.- dije mientras comenzaba a cerrar la puerta. Justo cuando iba a cerrarla del todo escuché una voz.

-Tessa por favor no...-

-No diré nada.- Aseguré, pero lancé una mirada divertida a Draco.- Pero luego quiero que me cuentes de donde a salido este inesperado romance.- le guiñé un ojo en señal de complicidad y Draco se tranquilizó. Cerré la puerta.

Al bajar las escaleras no pude evitar reírme en silencio. Justo cuando yo estaba saliendo por la puerta, Potter junto con la pequeña de los Weasley entraron. Aprovechando el momento no pude evitar soltar el comentario mientras reía.

-Usad protección chicos.- mis palabras obtuvieron un rostro rojizo por parte de la chica y cara de vergüenza por parte del chico.

Bajé las escaleras alegremente hasta llegar a las puertas del comedor. Allí me esperaba un impaciente Blaise que me asesinó con la mirada nada más verme aparecer.

-¿Se puede saber dónde estabas? ¿Y Draco?- miró por encima de mi hombro por si veía rastro del rubio. Reprimí la sonrisa.

-Está indispuesto.- y le arrastré a dentro.

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Me desperté sudorosa mientras un grito de dolor salía de mi boca. Al ver que me encontraba en mi habitación, me llevé las manos a la cabeza como signo de tranquilidad. Otra vez el mismo sueño. Otra vez las mismas imágenes. Otra vez su muerte.

Me levanté de la cama y envolviéndome en una manta salí de la habitación. Mis pies descalzos hacían un ruido sordo sobre las escaleras de piedra. La sala común estaba vacía, como todas las noches. Con un movimiento de varita encendí la chimenea y una poca cantidad de luz inundó el lugar.

Me senté en el mismo lugar de siempre y mirando las llamas canté por lo bajo la canción de cuna.

Una estrella en lo alto se ilumina.
No es la que más brilla,
Ni la más grande de todas,
Pero es la más especial ,
Ya que es el alma de una persona.

La letra salía de mi boca de manera automática, como si fuera algo que hiciera día tras día. Hubo un tiempo en el que fue así, pero no todo es para siempre.

Las llamas iluminan la noche,
Y la sombra de la luna se refleja.
Su alma pasea por el bosque,
Formando parte de él.
Convirtiendose en otra sombra más.

Las lagrimas caían silenciosas mojando la manta, pero no me importaba.

Sigue la luz del corazón.

Las llamas crepitaban y pequeños restos de ceniza manchaban el suelo que se encontraba más cercano a la chimenea.

Las horas pasaban y el sueño no llegaba a mi. No subí a mi cuarto, me quedé en la sala común. No comprendía por qué pero prefería este lugar a mi habitación.

Siendo ya de madrugada, escucho el sonido de unos pies bajando las escaleras. Levanté la cabeza y pude ver a Hermione Granger con el uniforme mal puesto y el pelo revuelto. No se percató de mi presencia hasta que carraspeé divertida. Sus ojos me miraron asustados hasta que de dio cuenta de que era yo.

-Deberías mirar como tapar eso. No querrás que os descubran.- le dije divertida mientras le señalaba con la cabeza la pequeña mancha morada que tenía en el cuello.

Ella pareció percatarse de a qué me refería y su cara se tiñó de un rojo intenso, pero se tornó pálida en cuanto escuchamos abrirse una de las puertas de los dormitorios, los que se encontraban en el ala derecha. El ala de los Griffyndor.

Me levanté de un salto y le indiqué que se escondiera tras un armario donde estaban los libros a los que solo podían acceder los premios anuales. Ella hizo lo que le pedí.

Volví a sentarme en los sofás.

-Accio libro- susurré. Uno de los libros de la estantería se posó en mi regazo. La persona llegó al último escalón.

Harry

Había vuelto a discutir con Ginny. Cada vez se hacían más constantes nuestras disputas y ya comenzaba a cansarme.

Dejé a Ginny en mi habitación y decidí bajar a la sala común. Esta vez habíamos discutido por otro de sus ataques de celos.

No le sentó bien el comentario que hizo Tessa cuando entramos en la torre. Después de eso empezó a acusarme de flirtear con ella y que le parecía inadecuado que viviésemos tres hombres con una mujer medianamente solos. Incluso la acusó de ser una víbora que lo único que buscaba era acabar en la cama de alguno.

Claramente no pude quedarme callado. Todo lo que dijo era mentira. También salió a relucir el tema de que era una ex-mortífaga y que seguro que estaba libre por haber mentido diciendo que el Señor Tenebroso la había tenido bajo un Imperio. Ahí fue cuando estallé.

Ginny no sabía nada acerca de lo que hizo la Slytherin en su estancia en la casa de los Malfoy, y yo no podía contárselo. Pero no pude evitar defendedla. Tessa había arriesgado su vida, y perdido la de su hermano por darnos información. Gracias a ella Ron y yo pudimos salir de aquella habitación en la cada de los Malfoy y así pudimos salvar a Hermione. Gracias a ella pudimos saber cuando atacaría Voldemort el colegio.

Ella fue la que evitó la muerte de Fred creo que me contó Ron.

No me parecía justo que alguien que había arriesgado tanto, tuviera tan poco respeto.

Salí enfadado de mi habitación y bajé las escaleras. Escuché unos susurros y bajé más rápido, pero lo único que encontré fue a Tessa leyendo en uno de los sofás frente a la chimenea. Cuando notó mi presencia levantó la cabeza y sonrió.

-Veo que no puedes dormir Potter, o te has despertado muy pronto. No te veía como alguien madrugador.- se la notaba tranquila, pero no me pasó desapercibido las oscuras sombras que tenía bajo sus ojos. No pude evitar preguntarme por qué hasta que recordé la otra noche.

-Algunos seguimos sin poder dormir por las noches Potter, no todos tenemos el privilegio de olvidar lo ocurrido.- dijo ella con la mirada y la voz como el hielo.

-Una mala noche, solo eso.- me senté a su lado. Miré el libro que reposaba sobre su regazo.

-¿Qué lees?- pregunté para continuar la conversación. En estos momentos no me apetecía subir a mi habitación y encontrarme con una furiosa pelirroja.

-Oh,- miró confundida el libro. Lo entrecerró y leyó el titulo. -Pociones para venenos nivel avanzado.- dijo.

La miré curioso. No parecía un libro muy interesante de leer, y menos de madrugada. Empecé a reírme y ella me lanzó una mirada asesina.

-No sabía que te fuera el rollo asesina discreta- dije refiriéndome al empleo del veneno. Ella levantó una ceja y habló.

-Supongo que si alguna vez mueres envenenado sabrás quién a sido.- sonrió de una manera atractivamente aterradora.

Fui a contestar cuando un ruido nos asustó a los dos. Provenía del ala de Griffyndor, más concretamente de mi habitación. Noté la mirada de Tessa sobre mí.

Encogió sus piernas sobre el sofá. Abrió de nuevo el libro y con una sonrisa divertida habló.

-Parece que la pequeña Weasley se ha despertado.- su voz sonaba como un canturreo divertido. No pude evitar maldecir por lo bajo.

Me levanté y despidiéndome de ella subí a mi cuarto de nuevo.

Tessa

Escuché la puerta cerrarse y miré hacia la estantería.

-Ya puedes salir.- dicho esto la joven de cabellos rizados salió de detrás de la estantería expulsando el aire.

-Por poco.- dijo sentándose a mi lado. No pude evitar reírme.

-Sabes que si seguís así tendrás que acabar diciéndoselo ¿verdad?- le pregunté.

-Lo sé, pero tengo miedo de su reacción. Sobre todo la de Ron, él es el que menos.... relación tiene con Draco.- suspiró mientras cerraba los ojos.

-Tú no te preocupes, ellos lo comprenderán. Si de verdad son tus amigos, que no lo dudo después de lo que he visto, te apoyarán.- le dije.

Ella abrió los ojos y me miró agradecida.

-Gracias- dijo.

-No hay de que. Eso sí, me duele haberme tenido que enterar por casualidad, sin duda Draco va a tener que contarme mucho- dije bromeando. Ella se rió.

-Te sorprenderá saber que fue gracias a ti- me dijo mientras se levantaba y se dirigía a la puerta.

-¿Mía?- pregunté extrañada. -Explícate- exigí. Ella se rió.

-Como bien has dicho, que te lo cuente Draco. Adiós- y desapareció por la puerta.

Corrí escaleras arriba.

Este iba a darme una muy detallada explicación.

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