Capítulo 6
-¡Deja de dar vueltas! Vas a hacer un agujero en el suelo. Además, me estás poniendo de los nervios- escuché gritar la voz de mi primo.
Abrí lentamente primero un ojo y después el otro. La luz me molestó al principio pero acabé acostumbrándome.
Me encontraba en una camilla de la enfermería del colegio. Las altas paredes acabadas en arcos y los enormes ventanales de varios colores daban al lugar un aire de tranquilidad. Lo malo es que olía a desinfectante.
-¿Quieres dejar de gritar pedazo de muggle?- le murmuré. Creí que no me había escuchado pero giró su cabeza y una sonrisa de alivio invadió su rostro. Me abrazó fuertemente haciendo que el cuerpo me doliera.
-Me haces daño- seguí susurrando. Me costaba hablar.
-Veo que ni moribunda pierdes tu esencia querida prima- me sonrió feliz. Llevo toda mi vida intentando que alguno de mis comentarios le afectara pero este chico o es tonto o inmune a mis ataques de sarcasmo.
-Quita Blaise que la vas a acabar matando tú- dijo Draco sentándose al otro lado de la camilla. -¿Cómo te sientes?- me dijo preocupado.
-Dolorida. Me siento como si me hubiera encontrado por lo menos con veinte dementores hambrientos- dije mientras intentaba incorporarme. Me ayudaron entre los dos.
-¿Recuerdas algo de lo que pasó?- Draco me atravesaba con la mirada esperando una respuesta a su pregunta. Sus ojos grises estaban oscuros, lo que significaba que algo le preocupaba.
-Algo no. Todo ¿Cómo he acabado aquí?- miré a mi alrededor. Era la única en la enfermería. Blaise y Malfoy se miraron y me miraron a la vez. Esto era raro.
-Verás- comenzó mi primo. -Cuando dejaste desmayado al mortífago te derrumbaste. No respondías y te llevamos a la enfermería. Al parecer habías perdido mucha sangre. Potter y Weasley fueron corriendo a buscar a la directora mientras Granger y Draco intentaban reanimarte con algunos conjuros. Yo y el resto de la clase nos encargamos de que el mortífago no despertara y volviera a dar problemas-
-Granger y yo no conseguimos nada por eso te trajimos a la enfermería donde Madame Pomfey te estabilizó. Al parecer en uno de los golpes que te diste con la cabeza te hiciste daño en un lugar que....bueno, eso da igual, ahora estás bien y eso es lo que importa- acabó Draco.
Les miré asombrada.
-¿Qué ha pasado con el mortífago?-
-Ahora mismo está en manos del ministerio. Será juzgado mañana- agregó Blaise.
Fui a preguntar una cosa cuando escuchamos que la puerta de la enfermería se abría y por ella entraban la Directora Mcgonagall y Madame Pomfey. Las dos se acercaron a la cama y me miraron sorprendidas.
-¡Señorita Zabini! Que alegría verla despierta- dijo la enfermera levantando mi mentón mientras me miraba las pupilas y el resto de la cara buscando no sé que.
-Querida Theresa. No sabe el susto que nos ha dado. Quiero que sepa que lamento muchísimo lo que ha ocurrido y que no se preocupe que ya he contactado con el ministerio para informarle de la situación. No volverá a correr peligro, se lo prometo- me dijo la directora mientras me miraba medio preocupada medio aliviada.
-Lo que no comprendo es cómo logró pasar desapercibido en el lugar- dije.
-Oh. Bueno, eso fue porque el profesor de DCAO me envió una carta días antes de que empezaran las clases diciendo que iba a retrasarse unos días, pero el mortífago la interceptó y vio la oportunidad para infiltrase. Se hizo pasar por el profesor y bueno, lo demás ya lo sabe usted-
Asentí ante toda la información.
Sinceramente. Que toda la escuela se haya enterado de la muerte de mi hermano, su causa, de que yo era una espía de Dumbledore y todo lo demás no me hacía mucha gracia.
-No se preocupe Zabini, le hemos hecho prometer a los que presenciaron lo ocurrido que no hablaran con el resto de los alumnos por intimidad. Pero supongo que ellos querrán saber lo ocurrido y a lo que se refería ese mortífago- añadió la directora pareciendo que leía mis pensamientos. Asentí un poco más aliviada.
-Querida, me alegra decirla que ya no tiene ninguna hemorragia, por lo que puede irse ya. Pero si ve que se encuentra peor en algún momento viene enseguida. Malfoy, Zabini os dejo a cargo de que no le ocurra nada- dijo feliz Madame Pomfey antes de irse con la Directora por donde habían venido.
Entre los dos me ayudaron a ponerme en pie y agarrándome cada uno con un brazo me ayudaron caminar.
Notaba las piernas dormidas y el cuerpo entumecido.
-Me siento como si llevara dormida días- dije estirándome.
-Tessa, has estado inconsciente semana y media- me dijo mi primo mirándome apenado. Abrí los ojos como platos.
-¿Qu.. qué?- pregunté sin creérmelo todavía.
-Eso. Has estado inconsciente muchísimo tiempo. El pobre Jaime casi se desmalla cuando se enteró de tu estado. Ha estado viniendo día sí y día también. Sin duda creo que le gustas- sonrió Draco al recordar la imagen del pequeño Slytherin sentado en la silla de al lado de la camilla mientras comía grageas y le contaba a una inconsciente Tessa cómo había sido su día.
Me ayudaron a caminar entre los dos hasta llegar a la puerta de la torre de Prefectos. Una vez allí Blaise se despidió de mi con un muy fuerte y doloroso abrazo y se fue a su casa.
Draco abrió la puerta y antes de que entráramos me miró preocupado.
-Te aviso que ahí dentro encontrarás a un muy preocupado Potter y un impaciente Weasley- volvió a colocar mi brazo sobre su hombro y noté un leve olor a vainilla. Le miré extrañada. Draco olía a menta, no ha vainilla. Decidí olvidarlo en cuanto entramos a la sala.
Harry
Ron y yo estábamos sentados en los sofás de la sala común de la torre de Prefectos jugando al ajedrez mágico. Ron me iba ganando como siempre.
-Harry, me das pena. Nunca habías jugado tan mal al ajedrez, y mira que eres malo- me dijo Ron.
Sacudí la cabeza en un estúpido intento por eliminar mis pensamientos sobre ella. Desde que había ocurrido aquel incidente en la clase de Defensa no había podido parar de pensar en ella. Yo sabía que ella era la que pasaba información junto con Snape, pero no sabía lo de la muerte de su hermano, ni lo de sus constantes tipos de tortura.
Cuando aquel mortífago habló todo en ella comenzó a cobrar sentido. Su frialdad, sus ataques sarcásticos, sus evasiones a preguntas... todo.
El sonido de la puerta al abrirse nos sobresaltó a Ron y a mi. Nos despreocupamos al ver entrar a Malfoy pero al ver quien lo acompañaba nos pusimos rápidamente de pie y fuimos a su encuentro.
Tessa se encontraba caminando débilmente a su lado. Todavía se apreciaban las marcas en el cuello y la brecha en la frente de uno de los golpes. Pero lo peor era sus ojos. Estos estaban vacíos, como si no tuvieran alma.
-Al sofá, debe sentarse- dijo Draco. Y como dijo, la sentamos despacio. Ella puso una débil mueca de dolor pero enseguida la borró. Sus ojos se abrieron de nuevo.
-Ya puedes empezar a hablar.- dijo un impaciente Ron de brazos cruzados.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro