Capítulo 18
En un movimiento rápido Draco nos agarró a Harry y a mí y nos introdujo en su habitación, cerrando luego la puerta de golpe.
-Dime exactamente qué ha ocurrido- preguntó mi amigo entre preocupado y estresado.
-Yo...yo...no lo sé- y así era, apenas recordaba aquella tarde mucho menos aquella noche.
-¿Cómo que no lo sabes?-
-No recuerdo nada Draco, nada. Me he despertado hace cinco minutos en el cuarto de Potter y he visto la marca- me senté en el borde de su cama. Estaba cansada, y mareada, y aturdida. Sin duda no era mi mejor momento.
-¿Y qué hacías en el cuarto de Potter?- no pudo esconder ese toque de enfado en la voz. Yo solo puse los ojos en blanco.
-La encontré tirada en la torre de astronomía, pensé en llevarla a la enfermería pero ella me suplicó que no lo hiciera, y para no despertarte y preocuparte la llevé a mi cuarto- dijo Potter de forma simple. Sin duda, si tenía miedo de Draco lo ocultaba bien.
-¿Y qué hacíais en los pasillos?- su voz sonaba cada vez más acusadora. Me daban ganas de golpearlo.
-Teníamos ronda Malfoy, así de simple- Harry se cruzó de brazos y conectó su mirada con Draco. Aquello parecía una batalla por demostrar una superioridad que ninguno poseía.
-Parad de una vez- rogué. Pareció que ambos aceptaron la tregua y dejaron aquello de lado. -Hay que averiguar como deshacerme de esto- Draco asintió comprendiendo lo que pedía.
-Pero yo sigo sin comprender qué es esa marca- dijo el ojiverde.
Un silencio se formó en la habitación. Aquella marca era algo creado por los mortífagos en medio de la guerra, una posible arma contra los enemigos, pero al no quedar concluido el experimento se dejó de lado. Claramente Harry no sabía lo que era. Yo no era capaz de decirlo en voz alta, supongo que por miedo de que se hiciera más real. Todavía tenía la esperanza de que todo esto fuera una pesadilla y que acabaría despertando por la mañana.
-Es la marca de la Cobra Rey- comenzó a explicar el rubio. -En cierto momento de la guerra, un mortífago afirmó ser capaz de crear un hechizo capaz de administrar una alta dosis de veneno regularmente en una persona simplemente dejando una marca-
>>Voldemort, entusiasmado con aquella idea, accedió a que aquel hombre experimentara para desarrollar aquel conjuro y poder llevarlo a cabo en la guerra, pudiendo causar así un gran número de bajas. James, que así se llamaba el hombre, pasó meses intentando que la marca se quedara de forma permanente y no fuera capaz de desaparecer, pero sus intentos fallaron, causando así que muchos de los prisioneros utilizados para aquellas pruebas murieran.
>>Cansado de esperar, Voldemort decidió que aquello había sido un fracaso y cerró el experimento, pero todos aquellos que vivimos en aquella casa sabíamos de los estragos que dejaban aquella marca.
>>La primera semana solo hay mareos, jaquecas, vómitos e incluso, dependiendo de la persona, desmayos. Más adelante, cuando el veneno comienza a recorrer todo el cuerpo, el cansancio es inevitable, pesadillas, alucinaciones, dolores e intensificación de los síntomas anteriores. Hasta que por último el afectado cae en una especie de coma inducido. Algunos mueren, otros despiertan, o simplemente continúan así, dormidos.
>>Este hechizo se probó con cincuenta prisioneros, de los cuales solo sobrevivieron cinco, quienes a su vez solo dos continúan en coma.
Draco terminó de hablar. Mi cabeza daba vueltas sin parar mientras la angustia me subía por la garganta. En un momento de poca lucidez, decidí levantarme levemente la manga para encontrarme con aquella marca; esta era una serpiente de color rojizo, enrollada sobre si misma, pero lo que la hacía tan extraña, era que estaba en movimiento. Sus escamas se deslizaban y su lengua salía de su boca mostrando también aquellos dientes.
Se me revolvió el estomago y corrí al baño para acabar tirada en el suelo devolviendo lo poco que quedaba en mi estómago. Mi garganta quemaba y mi cabeza giraba sin parar, creando una sensación de malestar abrumador.
Una vez terminé me enjuagué la boca y me dejé caer al suelo, apoyando la espalda en la pared como sustento. Me sentía cansada, sucia y dolorosa. No comprendía cómo había acabado así, se suponía que en el castillo estaría a salvo.
Tardé en darme cuenta que ambos chico me observaban desde el marco de la puerta, preocupados. No tuve más que dibujar una sonrisa en el rostro y rezar para que mi actuación resulte creíble. No quería que se preocuparan por mi culpa.
-No os preocupéis, estaré bien, solo debemos averiguar como deshacerme de esta maldición. Ya veréis que no es nada- me levanté intentando demostrar que estaba bien y agradecí a mis piernas que no temblaran.
-Tessa, no deberías estar tan despreocupada, esto es algo...- comenzó Draco pero le interrumpí.
-Lo sé, pero si yo no me preocupo vosotros tampoco deberías. Ya abarcaremos este tema mañana, es tarde y deberíamos dormir- intenté sonar autoritaria, y creo que lo conseguí.
-Está bien- dijo Potter. -Entonces nos vemos mañana- y dicho esto se despidió de nosotros y desapareció tras la puerta. Comprendía su forma de actuar. Debía estar confuso por aquella situación y asimilar que a lo mejor él también podía acabar así si no tenía cuidado.
Una vez Draco y yo nos quedamos solos este se acercó a mí y me agarró por los hombros, estrechándome entre sus brazos. Sabía lo que pretendía, que era lo que hacía siempre en un pasado, desahogarme en sus brazos o en los de mi primo, dejando salir toda la ira, la frustración y el dolor en forma de lágrimas, pero esta vez no podía permitirme llorar frente a él, debía ser fuerte, aguantar y superar esto.
-De verdad estoy bien Draco, no debes preocuparte por mí, resolveremos esto, como siempre- acaricié su espalda en un intento por calmarle.
-No deberías estar tan bien Tessa, esto es algo serio y peligroso y... y... podrías morir- dijo entre mi cuello y mi pelo. Agarraba con fuerza mi camisa, señal de que se sentía enfadado, pero yo sabía que no conmigo, sino con la situación.
-Yo sabía que algo como esto podría pasar. Asimilé mi muerte desde el momento en el que acepté espiar para Voldemort. La muerte no me asusta-
-¡Pero nosotros no lo hemos asimilado!- él se separó de mí y en sus ojos pude distinguir lagrimas contenidas. - Blaise y yo te queremos como si fueras nuestra hermana, y no dejaremos que te mueras, por mucho que lo tengas asimilado no te dejaremos irte a ti también, joder- me dio la espalda y golpeó la pared con el puño.
Me quedé sin habla. Es verdad que yo siempre he tenido en cuenta que podría morir dentro de poco, y es algo que me asusta, pero aun así asumí hace tiempo aquello, pero nunca pensé que los demás no hicieran como yo. Había actuado de forma egoísta al pensar que si me voy no cambiaría nada, que no sería un gran impacto. Pero, oh idiota de mí, no pensé en las dos personas que más quiero en este mundo.
-Yo... lo siento. Nunca había pensado en eso y...- no pude acabar ya que mi mejor amigo se giró de nuevo y conectamos miradas. No necesitamos más palabras. Yo le comprendí al igual que él a mí. Ambos nos dijimos todo aquello en una simple mirada.
Nos despedimos con un abrazo y lo dejé en su cuarto para adentrarme en el mio. Una vez en él fui capaz de dejarme caer al suelo y llorar de la impotencia, pero sobre todo de terror, en la oscuridad y en el silencio de aquellas cuatro paredes.
¿Qué tal lectores?
Como podéis comprobar estoy cumpliendo la promesa de actualizar más a menudo. Por fin la inspiración ha venido a mí y me alegra comunicar que tendréis varios capítulos hasta que esta se me acabe, o incluso podría acabar en un final.
No se sabe.
¿Os está gustando el rumbo que está tomando la historia?
Espero que sí.
Un saludo enorme
~Claudia_mp~
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