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Capítulo 14

Harry

Su respiración  se volvió lenta y acompasada, mostrando que se había quedado dormida.

No podía acabar de procesar toda esta información. Tessa y yo nos encontrábamos en un pequeño armario de almacenaje, habíamos hablado de temas tabú y ella se había abierto conmigo de una manera que no esperaba de ella.

Desde que era pequeña, Tessa, había sido una persona de esas frías que no parecía tener sentimientos, o al menos con aquellos que no eran sus amigos. Por ello, se me hacía extraña esta situación.

En un movimiento cuidadoso saqué la varita que tenía guardada en bolsillo y con un simple Alohomora abrí la cerradura de la puerta y asomé la cabeza para cerciorarme de que no pasaba nadie por allí. Al ver que no, me giré hacia Tessa, le pasé un brazo por debajo de las rodillas y otro por la espalda, levantándola en un ágil movimiento. Pesaba poco y era fácil trasladarla.

Hice todo el camino hacia la torre de prefectos con ella en brazos. Entré en la sala común y el silencio reinaba en ella. Intentando no montar escándalo subí las escaleras despacio he hice algo que no esperaba hacer nunca; entrar en el ala de Slytherin. Yo sabía que su cuarto era el primero, así que abrí la puerta con el pie y entré en ella.

Esta era amplia, al igual que la mía, pero los colores que la pintaban eran verde y plateado, los colores de su casa. Había una cama en medio de la habitación y un armario a su derecha. Un pequeño escritorio debajo de la ventana y una puerta que conducía al baño.

Tessa se revolvió en mis brazos y me puse tenso pensando que se despertaría, pero no lo hizo. Lentamente la dejé en la cama y la tapé. Sé que debería haberme ido y olvidar todo aquello, pero no lo hice.

Me senté en la cama y la observé embelesado. En la oscuridad de la noche su pelo resaltaba más, la sombra de sus pestañas hacía que parecieran más largas de lo normal y su piel parecía de porcelana. Todo mi ser pedía a gritos que no me alejara nunca de ella, pero mi cabeza me decía que saliera de allí corriendo. Una batalla se había producido en mí y todo por aquella joven de ojos verdes.

Dejé que el tiempo pasara y cuando mis parpados empezaron a cerrarse por si solos entendí que debía irme a dormir. En un impulso, besé su frente. Ella se revolvió pero siguió dormida. Yo me levanté y comencé a alejarme de la cama, pero su mano agarró mi brazo y todos mis sentidos se pusieron alerta. Si ella me descubría no viviría mucho más, pero sin abrir los ojos ella habló:

-Draco...- fue un simple susurro, pero fue suficiente para sentarme como un puñetazo en el estomago. Intenté irme, pero su mano seguía rodeando mi brazo. -...dile a Daniel que lo arreglaré, le sacaré de aquí. Dile que se lo juro...-

No podía creer lo que acababa de decir, pero aun así me deshice delicadamente de su brazo y lo dejé sobre la cama. De puntillas llegué hasta la puerta y la abrí un poco, pero volví a entornarla cuando vi que la puerta de al lado se abría, la de Draco.

Vi su silueta apoyada en la puerta de espaldas al pasillo, hablaba con alguien pero no pude distinguir quién. Él llevaba puesto simplemente unos pantalones de pijama y el torso descubierto. Siguieron hablando un rato más hasta que él se apartó y una mujer salió por la puerta. Mis ojos se abrieron como platos y tuve que llevarme una mano a la boca para acallar el sonido de sorpresa que salió de ella.

Hermione se estaba alejando del cuarto de Draco mientras sonreía. Pero esto no acabó aquí, él la agarró del brazo y de un tirón hizo que ella volviera hacia atrás y la besó. Hermione no se separó, ni gritó. Le siguió el beso de manera apasionada hasta que debieron quedarse sin aire. Juntaron sus frentes y él la susurró algo que la hizo reír. Ella asintió y se separó de él, empezando a bajar las escaleras. Él se apoyó en el marco de la puerta y con una sonrisa la siguió con la mirada hasta que despareció.

Mis ojos no podían creerse lo que estaban viendo. Segundos después Draco se introdujo de nuevo en su cuarto y cerró la puerta.

El shock del momento impidió que escuchara el sonido de las sabanas moverse. En segundos me encontraba contra la pared y una muy enfadada Tessa me atravesaba con la mirada mientras su brazo ahogaba mi cuello.

-Quiero una muy detallada explicación Potter- sus ojos de un verde profundo me miraban en una mezcla entre furiosos y enfadados.

-Eh... pues yo...- no sabía que decir. Me había pillado en su habitación de madrugada cuando se suponía que debíamos estar en un armario incómodos.

-Tenías la varita- sentenció quitando el brazo de mi cuello. Se separó de mí y desde su pequeña estatura me miró cruzándose de brazos.

Estaba tan avergonzado que solo pude asentir con la cabeza gacha.

-Y me mentiste- se hizo un silencio. -¿Qué es lo que buscas Potter?- preguntó. Esa pregunta hizo que levantara la cabeza y la mirara sorprendido.

-¿A qué te refieres?-

-Me has seguido hasta la torre de astronomía, en el armario me has mentido y me has dicho que no tenías la varita, y ahora, para colmo, me despierto y me encuentro que estoy en mi cama y tú en la puerta observando el pasillo-.

Comencé a procesar toda la información y me di cuenta de que ella tenía razón, ¿Qué he estado haciendo? Lo que me hizo asustarme fue que la respuesta a su pregunta la tenía muy clara. Ella, al no recibir respuesta, bajó la cabeza y pasando por mi lado abrió la puerta.

-Buenas noches Harry-.

La miré una última vez y atravesé la puerta. Giré al estar en el pasillo y tras lanzarme una última mirada cerró la puerta. Yo me quedé ahí plantado, mirando la blanca puerta como un idiota. Antes de irme, susurré;

-A ti-.

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