Capítulo 77
Antes de empezar pido paciencia porque en los juicios os ponéis muy nerviosos con las pruebas xD Cada una a su tiempo, a todas les llegará su hora, pero hay que ir por pasos. ¡Y recordad que vosotros sabéis más que Shuichi! Así que paciencia con él también. Y un consejo para el juicio: no confiéis en nadie, hay mucho mentiroso suelto. xD
-Shuichi-
Salimos de mi habitación y llegamos al punto de encuentro. Le ofrecí a Kaito mi hombro para que se apoyara mientras esperábamos a que llegaran los demás para subirnos en el ascensor que nos llevaría a la sala de juicios. Y, para mi sorpresa, no se negó ni se enfadó conmigo. No sabía si eso era una buena o una mala señal. Mientras tanto, el tic en mi pierna estaba en su mayor apogeo. Era la quinta vez que bajaba a la sala de juicio, pero estaba igual de nervioso que el primer día.
Durante el tiempo que habíamos pasado investigando, la noche había extendido sus sombras. Podía escuchar el sonido de los grillos escondidos entre la hierba y ver el intenso destello de la luna llena. De reojo, vi como Kaito la miraba, nostálgico, casi pidiéndole ayuda. Tragué saliva y me estremecí. La verdad era que... no sabía si Kaito iba a aguantar hasta el final del juicio.
Por encima del ruido de los grillos, se oyeron los pasos de Himiko y Keebo que se acercaban a nosotros. Al parecer les había dado tiempo de confirmar que la máscara de gas pertenecía al laboratorio de Kokichi. En ese instante, los barrotes del ascensor se deslizaron hacia un lateral para permitirnos la entrada. Keebo se adentró el primero y Himiko, antes de seguirlo, observó a Kaito con ojos entristecidos. Este último arrastraba sus pies mientras yo hacía mi mayor esfuerzo por guiarlo hasta el interior del ascensor.
No tuvimos que esperar mucho más, porque Kokichi, Rantaro y (T/N) llegaron en ese preciso momento. Me preguntaba qué habrían estado haciendo durante el tiempo que duró la investigación. Cuando todos pusimos un pie dentro del ascensor, se escuchó el chirrido de las cadenas oxidadas en movimiento y comenzamos a descender hasta la sala donde nos debatiríamos entre la vida y la muerte.
Monokuma ya estaba sentado en su prominente asiento de color escarlata cuando nos colocamos en nuestros respectivos podios. A mi lado, Kaito hizo un esfuerzo por recomponerse, pero yo tenía la sensación de que se derrumbaría en cualquiera momento. Mis ojos pasaron de Kaito a Himiko, que estaba unos podios más alejada. Ella también estaba nerviosa, y a su lado Kokichi sonreía despreocupadamente. En el borde contrario se encontraba Rantaro con la mirada clavada en el suelo, al igual que (T/N), que estaba a su lado.
Monokuma no dijo ni una sola palabra para dar comienzo al juicio. Y como ya no quedaba resto alguno de los Monokubs, su trono lucía vacío. Ninguno de nosotros fue capaz de inaugurar el debate, y me sentí en la obligación de hacerlo, pero ni siquiera sabía por dónde empezar. Habíamos recopilado demasiadas pruebas y cada una de ellas daba vueltas en mi cabeza. Por suerte, uno de nosotros se decidió a hablar.
"Creo que la manera correcta de comenzar este juicio es haciendo partícipes a Kokichi, Rantaro y (T/N) de lo que hemos descubierto en la guarida de la mente maestra." Proclamó Keebo, y todas las miradas se fijaron en él. "De esa manera, estaremos en igualdad de condiciones para empezar un debate."
"¿Guarida de la mente maestra?" Preguntó (T/N) con los ojos salidos de sus órbitas.
"¿Habéis conseguido entrar?" Rantaro colocó la misma expresión de sorpresa que (T/N).
"¡Y os lo habéis perdido!" Exclamó Himiko, y relató lo sucedido con una mano en el pecho, como si fuese un acto heroico. "Entré como una valiente en el baño de las chicas y abrí la puerta secreta con la tarjeta."
"¡Vaya, Himiko, cuánto has progresado!" Se burló Kokichi con una sonrisa socarrona. "¿Ya hasta te lavas los dientes tú solita?"
"¡No voy a caer en tus provocaciones, Kokichi!" Exclamó Himiko, indignada. "Y para tu información, ¡sí! ¡Me los lavo solita!"
"Espera, ¿a qué te refieres con tarjeta?" Quiso saber (T/N), que había entrado en un estado de conmoción. "¿Habéis encontrado la tarjeta que encaja con la cerradura de la puerta secreta?"
"Encontrar no es la palabra correcta." Repuse. "Alguien la deslizó por debajo del umbral de mi puerta mientras Kaito y yo estábamos en su habitación."
"¿Alguien?" Repitió Rantaro, pensativo. "Entonces, no sabes quién la puso ahí, ¿no?"
"En un noventa y ocho porciento aseguraría que ha sido la mente maestra." Adjuntó Keebo.
"¿Qué ha pasado con ese dos porciento, Keebo?" Quiso saber Himiko.
"En lo que respecta a cálculos, nunca se puede estar seguro al cien por cien." Se apresuró a responder Keebo.
"Pero ¿por qué la mente maestra te ayudaría a entrar en su guarida?" Preguntó (T/N), dirigiéndose a mí.
En ese momento, se escuchó un estruendo metálico que fue acompañado por una voz pomposa y chillona.
"Quizá la mente maestra se ha enamorado de Shuichi y solo estaba... Ya sabes." M1-U, que había salido del sistema de Keebo, nos guiñó un ojo a todos. "Le estaba mandando una indirecta muy directa a Shuichi para pasar una noche de pasiones y perversiones con él."
"Eso es lo más estúpido que he escuchado nunca." Protestó Himiko, y cuando cruzó su mirada con la mía, enrojeció de la vergüenza. "¡Perdón, Shuichi, no pretendía ofenderte! No me refería a que nadie pueda enamorarse de ti... Claro que pueden, pero es obvio que la mente maestra no haría tal cosa... ¡Enserio, lo siento!"
"Himiko, no me ha ofendido, no te preocupes." La tranquilicé con una sonrisa forzada, y la chica suspiró aliviada.
"Tienes razón, Himiko, no creo que la mente maestra tenga tan mal gusto." Se jactó M1-U.
"¿Solo has salido para soltar mierda por la boca?" Soltó Kokichi con tono de repugnancia.
"Y vas a tener que aguantarte, porque no pienso perderme este debate por nada del mundo." Proclamó M1-U, enseñándole la lengua con desprecio.
"Aún no hemos respondido a la pregunta de (T/N)." Recordó Keebo. "¿Por qué la mente maestra dejaría la tarjeta en el dormitorio de Shuichi? ¿En qué le beneficia?"
"Puede que estemos haciéndonos las preguntas equivocadas." Terció Kokichi, lanzándome una mirada sagaz. "En cambio, ¿qué nos asegura que Shuichi no esté mintiendo?"
"¿Mintiendo?" Repitió Himiko, como si Kokichi se hubiera vuelto loco. "¿Por qué mentiría?"
"¿Que nos asegura que realmente «alguien» la coló por debajo de su umbral?" Kokichi formó unas comillas en el aire cuando pronunció la palabra «alguien». "¿Quién nos dice que no la ha tenido todo este tiempo junto a él?"
Estaba a punto de contestar cuando la persona a mi lado alzó la voz.
"Serás idiota..." Era la primera vez que Kaito hablaba, y no tenía muy buen aspecto. "¡Yo estaba con él, Kokichi! Salimos de su habitación y no había ninguna tarjeta en el suelo. Solo apareció cuando regresamos."
Kokichi no dijo nada al respecto. Parecía sorprendido por el aspecto de Kaito, que con su rostro lívido y sus ojeras pronunciadas, se aferró a los laterales del podio para mantenerse en pie. Kaito apenas podía hablar, pero eso no fue un impedimento para saltar en mi defensa. Dejé asomar una sonrisa que él interpretó como un «gracias».
"Retomando la discusión." Intervino Keebo, y se dirigió a Rantaro, Kokichi y (T/N). "Debéis saber que en el interior de la guarida encontramos un pasadizo que conducía a un pasillo lleno de ascensores. Cada uno de ellos tenía un cartel con el nombre del propietario de la habitación a la que conectaría ese elevador."
"Por lo tanto, sabemos que la mente maestra puede entrar a nuestras habitaciones con mucha discreción gracias a esos elevadores." Añadí.
"¿Ascensores?" (T/N) parecía más confusa que nunca. "¿Cómo? ¿Dónde? Es imposible..."
"Detrás del armario de nuestras habitaciones la pared está hueca, yo mismo lo comprobé con Kaito. Y si das con la ranura, la pared se desplazará hacia un lateral para dejar a la vista la puerta del elevador." Expliqué, y (T/N) se estremeció. "Pero solo puede usarse con una llave, cuyo paradero desconocemos."
Inconscientemente, metí la mano en mi bolsillo para comprobar que el collar de (T/N) seguía allí. Y, efectivamente, ahí estaba. Tenía en mente sacarlo a colación en cuanto pudiera, pero no debía precipitarme. Tenía que medir bien mis movimientos si quería llegar al fondo de la cuestión.
"¿Cómo es que nadie se ha dado cuenta antes de la existencia de esos ascensores?" Cuestionó Rantaro, escéptico.
"La mente maestra sabe lo que hace." Repuse. "He vivido toda mi vida rodeado de pasadizos secretos, y nunca había visto uno tan bien oculto como ese. Nunca lo habría encontrado de no ser por el accidente de Kaito."
Y al ver sus caras de confusión, añadí:
"Se tropezó y desplazó el armario. Yo golpeé la pared al intentar recolocarlo y ahí me di cuenta de que estaba hueca."
"¿Qué más encontrasteis en la guarida de la mente maestra?" Preguntó (T/N) con interés.
"No fueron pocas cosas." Alegó Himiko, intentando enumerarlas. "Vamos a ver, estaban las revistas, el baúl con los juguetes... ¿Y qué más? ¡Ah, sí! Una nevera portátil, libros muy bien cuidados... ¡Madre mía, casi se me olvida Madrekuma!"
"¿Madrekuma?" Preguntaron Rantaro y Kokichi al unísono, cosa que pareció incomodarlos a ambos.
A diferencia de ellos, (T/N) no se había sorprendido como había hecho segundos antes cuando le contamos la existencia de los ascensores. Eso me inclinó a pensar que ya sabía de la existencia de Madrekuma. Pero eso era imposible, a no ser que fuese la mente maestra. ¿Podía afirmarlo simplemente por la ausencia de sorpresa en su expresión? Definitivamente, no.
"Es una asquerosa cabeza de Monokuma gigante que no sabe apreciar el humor." Escupió M1-U, que al parecer seguía molesta por el comentario que había hecho Madrekuma sobre sus chistes. "¡Dijo que mis chistes eran peor que los trucos de magia de Himiko! ¡Nunca me habían hecho un insulto tan grave!"
"¡No dirás lo mismo cuando te eche un maleficio!" Protestó Himiko, que había hecho un movimiento con la mano como si sostuviera una varita invisible.
"Madrekuma es la fuente de todos los Monokumas." Explicó Keebo. "Se encuentra en el interior de una vitrina y está conectada a una máquina capaz de crear Monokumas al instante. Lo único que necesita son las palabras clave por parte de su líder, en otras palabras, la menta maestra."
"Entiendo... solo la mente maestra puede darle esa orden." Repitió Rantaro para sí mismo, y luego se volvió hacia Keebo. "¿Os dijo algo más? ¿Alguna pista sobre quién puede ser?"
"Nanay." Negó Himiko, decepcionada. "Y eso que Kaito lo intentó, ¿verdad, Kaito?"
Éste solo asintió con la cabeza. Himiko quería que participase más en el debate, porque daba la sensación de que de otra manera acabaría durmiéndose en el sitio. Pero Kaito estaba guardando fuerzas, y me pareció una decisión muy sensata viniendo de él.
"Aparte de Madrekuma..." Comenzó a decir Keebo. "Encontramos una habitación muy interesante donde había un monitor que..."
No dejé que Keebo continuase.
"Me gustaría hacer un apunte antes de continuar." Anuncié por encima de su voz y sintiéndome muy avergonzado al hacerlo, pues Keebo me observó confuso.
No podía dejar que contase lo que habíamos visto en las cámaras. Aún no. Porque si quería llevar a Kokichi a mi terreno necesitaba ocultar algo de información. Él era astuto, por eso sabía que sería difícil acorralarlo, pero no imposible. Carraspeé y me volví hacia Kokichi.
"Kokichi, la última vez que uno de nosotros te vio fue cuando sonó la alarma, y luego pasaron horas sin que nadie supiera de ti." Tragué saliva al ver la malicia en sus ojos. Era muy posible que ya supiera lo que yo estaba intentando, así que solo me quedaba cruzar los dedos. "Tsumugi también se encontraba desaparecida durante ese tiempo. Me gustaría saber dónde te encontrabas exactamente."
«Por favor, cae en mi trampa», deseé para mis adentros.
Kokichi me observó vacilante y luego esbozó una sonrisa de niño inocente.
"¿Sabes lo que es el insomnio, Shuichi? Me imaginó que sí. Verás, me está costando mucho dormir, así que aproveché para echarme una cabezadita. Que yo sepa eso no es un crimen, ¿no?"
"En otras palabras, estabas en tu habitación." Intuí.
"¡Exactamente!" Exclamó, manteniendo la sonrisa inocente.
«Has caído de lleno en mi trampa, Kokichi»
"Kaito y yo tocamos varias veces en tu puerta, ¿no nos escuchaste?" Pregunté con recelo.
"Cuando consigo dormirme profundamente no suelo oír ruidos externos, ¿sabías?" Replicó con ojos llenos de malicia, que reflejaban la mentira desde lejos.
«Te tengo exactamente donde quería. Si algo había aprendido de un mentiroso, es que solo se le puede combatir con mentiras.»
"Bien, pues resulta que en la guarida de la mente maestra encontramos un monitor con todas las cámaras de la academia, incluidos nuestros dormitorios." A medida que yo hablaba, la sonrisa de Kokichi fue descendiendo hasta que acabó formando una línea recta. Sabía que lo había acorralado. "Revisamos todas las habitaciones y no te vimos allí, Kokichi. ¿Cómo explicas eso?"
Himiko abrió la boca para hablar, y si no fuera por el gesto de negación que le hice, ella hubiera admitido que la cámara del dormitorio de Kokichi no funcionaba. Pero necesitaba mentir para presionarlo. Kokichi estaba acorralado. Él sabía que yo mentía, pero no podía desmentir mis palabras sin admitir que le hizo algo a las cámaras de su habitación, y entonces no tendría más remedio que explicarnos cómo las desactivó.
Kaito frunció el ceño, pero, como no tenía fuerzas, no dijo ni una sola palabra. Keebo entendió al toque mis intenciones; y aunque tenía ganas de desmentir mis palabras, no lo hizo, porque sabía que Kokichi no hablaría de otra manera. De hecho, me jugaba el cuello a que ahora mismo a Kokichi le hervía la sangre en las venas, porque abría la boca para decir algo pero inmediatamente la volvía a cerrar.
"¿Dónde estabas realmente?" Insistí. "Nadie te vio y no estabas en tu dormitorio."
"¿Te ha comido la lengua el gato, Kokichi?" Le pinchó M1-U, que parecía estar gozando el momento.
Kokichi permaneció en silencio, y eso solo lo hizo lucir más sospechoso. Si quería desmentir mis palabras, no le quedaba más remedio que admitir aquello que le hizo a las cámaras. Y si no, tendría que admitir dónde se encontraba en aquel momento.
Era un jaque mate.
"Yo lo vi." Dijo (T/N) de repente, y mi euforia se desvaneció. "Rantaro y yo lo vimos, de hecho."
"¿Lo visteis?" Quiso saber Keebo, escéptico.
"Sí, cuando fuimos a por las bebidas en el comedor, justo después de cruzarnos con Shuichi y Kaito, ¿verdad, Rantaro?" (T/N) ni siquiera necesitó mirar a Rantaro para que éste le siguiera la corriente.
"Correcto, justo cuando nos dirigíamos al comedor para coger las bebidas que habíamos olvidado, nos encontramos a Kokichi allí."
"¡Qué torpe soy!" Kokichi había recuperado su sonrisa inocente. "Había olvidado que estaba en el comedor. ¡Gracias por refrescarme la memoria, (T/N)!
"¿Estuviste en el comedor todo el tiempo? Eso es imposible..." Repliqué. "Keebo estuvo mirando las cámaras. Y cuando nos enseñó el comedor, no había nadie."
"Afirmativo, el comedor estaba vacío." Confirmó Keebo.
"¿Keebo, estuviste todo el tiempo observando la cámara del comedor?" Soltó (T/N), alargando la «o» de la palabra «todo».
"No todo el tiempo." Repuso éste. "Fue la primera que vi y no la volví a mirar después de eso, pero..."
"Pues ahí lo tienes." Le atajó (T/N), triunfal. "No puedes afirmar que Kokichi no estaba allí si dejaste de mirar esa cámara durante un buen periodo de tiempo. Además, cuando nos cruzamos con Shuichi ya habíais salido de la guarida de la mente maestra, ¿no es así?"
"Pues sí..." Respondió Himiko con voz queda.
"¿Primero estabas en tu dormitorio y ahora en el comedor?" Kaito había vuelto a hablar, y parecía irritado. "¿Nos estás jodiendo?"
"Tengo dos testigos que afirman haberme visto allí, Kaito." Repuso Kokichi, arrastrando las palabras con aire victorioso. "No sé si recuerdas que en este juego no pueden haber cómplices. No hay ninguna razón para que Rantaro o (T/N) mientan por mí si es eso lo que insinúas. Porque si es así estarías llamándolos mentirosos, y no creo que esa sea tu intención, ¿verdad?"
Kaito empezó a echar fuego por la boca, estaba muy enfadado por cómo Kokichi había logrado salirse con la suya.
"Queremos sobrevivir al igual que vosotros." Añadió (T/N). "Y sabéis que nunca antes he mentido en un juicio."
"¡Eso es cierto!" Exclamó Himiko. "¡(T/N) siempre nos ha ayudado mucho! Yo me fío de ella y de Rantaro."
"¡Considera como contestada tu pregunta, Shuichi!" Exclamó Kokichi, y me lanzó una mirada tan llena de malicia que no pude evitar tragar saliva.
Estaban mintiendo. Era obvio. Pero, como bien dijo (T/N), no podíamos demostrarlo. Y eran dos testimonios los que afirmaban haberlo visto. ¿Por qué estaban encubriéndose? Se suponía que no podían haber cómplices. Viniendo de (T/N), y sabiendo su cercanía con Kokichi, no me extrañaba que lo defendiera, pero ¿Rantaro?
"Bueno... prosigamos..." Proclamó Keebo algo incómodo. "Como esta vez Monokuma no nos proporcionó ninguna información en el archivo, no podemos estar seguros de la hora de la muerte ni de la causa."
"¡Creo que la causa es muy obvia!" Exclamó M1-U, e hizo ese gesto de altivez con la cabeza que hacía cuando estaba a punto de hacer una mofa. "«Tsumugre» entró en la sala de control, fue hasta la trampilla de la trituradora y... ¡Pum! ¡Se convirtió en nuggets!"
"No, Keebo tiene razón." Repuse, ignorando el comentario final de M1-U. "No podemos estar seguros de que la trituradora haya sido la causa de la muerte. De hecho, es bastante complicado utilizar la trituradora como arma homicida si la persona no está inconsciente, pues el asesino tendría que asegurarse de que su víctima permanece quieta encima de la trampilla. Eso me inclina a pensar que cuando la trituraron ya estaba muerta."
"Pero, como bien has dicho, el asesino pudo dejar a Tsumugi inconsciente para facilitarse el trabajo." Terció Rantaro.
"¡Eso tiene más sentido!" Exclamó Himiko. "¿Para qué iban a triturar un cuerpo que ya está muerto?"
"Para eliminar las pruebas que hayan quedado en él." Sentencié, y todos se volvieron hacia mí.
"¿Pruebas?" Repitió Kokichi, desdeñoso.
"Sí, como marcas de tortura." Declaré, pensando en lo que habíamos encontrado en el laboratorio de (T/N).
Tuve la sensación de haber pillado desprevenida a (T/N) con ese comentario, porque se estremeció y rehusó mi mirada.
"¿Insinúas que Tsumugi fue torturada?" Quiso saber Rantaro con voz queda.
"Estoy seguro de que lo fue." Afirmé, y rebusqué el collar en mi bolsillo para mostrarlo ante todos. "Creo que esto te pertenece, (T/N)."
"M-Mi c-collar." Balbuceó (T/N), y su rostro palideció. "¿Dónde lo has encontrado?"
"Atascado en la trituradora." Repuse, y ella tragó saliva. "Casi queda hecho añicos, pero, por suerte, la cuerda del collar se enganchó en el conducto y no sufrió daños."
"Alguien debió cogerlo, lo perdí hace horas." Se apresuró a contestar (T/N).
«Maldición, no recuerdo si (T/N) llevaba puesto el collar cuando la vi en el pasillo con Rantaro», debatí para mis adentros.
"Puede que ese alguien fuese Tsumugi." Sugirió Himiko.
"Entonces ¿no has entrado en tu laboratorio?" Cuestionó Keebo con dureza.
"Hace días, semanas diría yo, que no entro en mi laboratorio." Contestó ella un poco más firme. "¿Por qué? ¿Ha ocurrida algo en mi laboratorio?"
"Desde luego que sí." Afirmé.
"Shuichi ¿quieres dejar de hacerte el misterioso?" Saltó Kokichi con irritación. "¡Dinos qué has encontrado! ¿O acaso estás marcándote un farol?"
"¿Farol?" Repitió Himiko, extrañada. "No, no. No encontramos faroles en el laboratorio de (T/N)."
A Kokichi pareció irritarle aún más el comentario de Himiko. Lo que él no se imaginaba es que Himiko no lo había dicho para burlarse de él, sino que realmente había pensado que Kokichi estaba preguntando por faroles.
"Después de investigar la sala de máquinas..." Comenzó a relatar Keebo. "... fuimos directos al laboratorio de (T/N), pues Shuichi tenía sospechas de que esa llave coincidía con la cerradura. Y no se equivocó. Cuando llegamos, la puerta del laboratorio estaba cerrada y utilizamos la llave para abrirla."
"¿Tú sabías que la llave abría tu laboratorio, (T/N)?" Preguntó Kaito, de repente.
Sabía que Kaito quería creer en (T/N), pero le estaba costando hacerlo porque él estuvo presente en el momento en el que ella nos dijo que su llave no abría su laboratorio.
Ésta se agitó un poco, pero finalmente respondió:
"No tenía ni idea."
"Dijiste que lo habías intentado pero que la llave no encajaba con la cerradura." Insistió Kaito casi en contra de su voluntad. Se estaba dando cuenta de que, quizá, (T/N) no era la persona que él creía que era. Pero conocía muy bien a Kaito como para saber que no iba a desechar tan fácilmente la confianza que había puesto en ella.
"Eso dije sí, puede que no lo intentara lo suficiente..." Se excusó nerviosa.
"¿Qué importa una maldita llave?" Kokichi volvió a saltar, esta vez más irritado que antes.
"Importa porque se utilizó para cerrar la habitación donde Tsumugi fue torturada." Aclaré, y la irritación de Kokichi se transformó en sorpresa.
"¿Mi laboratorio?" (T/N) se quedó petrificada "¿Mi laboratorio fue usado para torturar a Tsumugi?"
O no tenía ni idea del estado en el que se encontraba su laboratorio o era muy buena actuando. Y optaba por lo segundo.
"Es lo que hemos deducido, después de todo nadie escucharía sus gritos allí." Declaró Keebo. "En tu laboratorio encontramos una silla con una cuerda atada a las patas y otra que yacía en el asiento, por lo que dedujimos que fue utilizada para atar de pies y manos a la víctima."
"¡Y no te olvides del balde de agua!" Añadió Himiko. "Las gafas de Tsumugi estaban dentro."
"¿Balde?" Repitió Rantaro, sorprendido.
"Estaba lleno de agua «congelada» y estamos seguros de que fue parte de la tortura." Expliqué, mirando duramente a Rantaro y a (T/N).
"¿A alguien más le excita la idea de la tortura?" Preguntó M1-U, babeando. En repuesta, Himiko le lanzó una mirada fulminante y murmuró algo como «la próxima vez usaré un encantamiento silenciador contra ti, mini Miu...».
"Por cierto, M1-U, ¿has podido reunir los trozos de papel que habían en el balde?" Quise saber.
"¡Estoy en ello!" Exclamó, sudando. "No es tan fácil, ¿sabes? Incluso para una cerebrito como yo. Los he puesto dentro de mi función, Encaja las partes, y luego los meteré dentro de otra llamada Seca las partes."
"Eso de las partes no me da buena espina." Balbuceó Himiko.
"Cierto, casi se me olvida." Keebo se dirigió a Rantaro, Kokichi y (T/N). "Encontramos un papel despedazado dentro del balde, junto con varios cristales rotos."
"¿Creéis que usaron los cristales para torturarla?" Inquirió (T/N). "¿Para hacerle cortes o algo así?"
"No creo." Negué con la cabeza. "No había ni una pizca de sangre en toda la habitación. Más bien, trataron de ahogarla."
"¿No encontrasteis ninguna pista que pueda llevarnos hasta el culpable?" Preguntó Rantaro.
"El lugar donde se produjo el acto de la tortura es pista suficiente para deducir que..." La frase de Keebo quedó en el aire.
"Para deducir ¿¡qué!?" Le interrumpió Kokichi con irritación.
"Para deducir que la propietaria del laboratorio tiene algo que ver." Repuso Keebo, que había empezado a sentirse intimidado por la mirada de Kokichi.
"Ella ya dijo que había perdido su llave." Sentenció Kokichi.
Kokichi estaba defendiendo a (T/N) a capa y espada. Saltaba ante cualquier comentario que sugiriera que era la culpable, pero no era algo que me sorprendiera. Lo que sí lo hacía era lo fácil que conseguían irritarle esos comentarios. Kokichi siempre se había mantenido impasible en todos los juicios, pero en éste tenía la sensación de que se armaría la tercera guerra mundial.
"Lo sé, pero no la podemos creer sin más." Insistió Keebo, que estaría sudando ahora mismo si M1-U le hubiera instalado una función que se lo permitiera."No es que tenga nada contra ella, pero hemos hecho lo mismo en todos los juicios. La palabra de una sola persona debe ser cuestionada si no hay pruebas porque..."
"¡Vamos! ¡(T/N) no es estúpida!" Espetó Kokichi, volviendo a interrumpir a Keebo. "Ella no torturaría a nadie en su propio laboratorio. De hecho, no creo que (T/N) sea capaz de torturar a alguien."
"¿Y tú?" Preguntó Kaito con los ojos fijos en Kokichi. "¿Serías capaz de torturar a alguien?"
La sonrisa de Kokichi se amplió y no dudó ni un segundo en contestar:
"Por supuesto."
"¿Eso es una confesión?" Preguntó Himiko con el ceño fruncido.
No era una confesión. Lo que intentaba Kokichi era desviar el tema. Y estaba de acuerdo con él, porque seguir discutiendo sobre eso no nos iba a llevar a ningún sitio. En cambio, tenía una nueva teoría en mente que necesitaba corroborar.
"Hay un tema que me gustaría tratar." Me apresuré a decir antes de que Kokichi contestase a Himiko.
"¿De qué se trata, Shuichi?" Preguntó Rantaro.
"Los exisals." Repuse. "Al principio solo daban vueltas por el exterior de la academia, como Kokichi le ordenó a Monotaro, pero luego entraron al interior del edificio."
"¡Cierto! Keebo y yo vimos a dos pasar mientras le enseñaba mi magia con las cartas en el comedor." Añadió Himiko con emoción.
"Kaito y yo también vimos uno, estaba en la zona común de las habitaciones." Agregué, y luego me volví hacia Kokichi. "¿Tienes algo que ver con ese cambio de trayectoria de los exisals?"
"Me gustaría tener algo que ver, pero lo cierto es que no seguían mis órdenes." Dijo con una enorme sonrisa.
"¡Cuéntale ese cuento a otro!" Exclamó Kaito, que parecía que tenía mejor aspecto. "Tú mismo me dijiste que habías manipulado a Monotaro para que siguiera tus órdenes."
"Monotaro desapareció después de que yo le diera la orden de activar los exisal alrededor de la academia." Repuso Kokichi, impasible.
"Kokichi tiene razón, Kaito." Declaré, y Kaito me observó confundido. "¿Recuerdas que vimos a Monotaro totalmente destruido? En su interior estaba marcada la hora en la que se había producido la autodestrucción. Fue antes de que comenzara a sonar la alarma y los exisals los vimos después de eso."
Kaito abrió la boca como si acabase de recordar de ese pequeño detalle.
"¿Y si le dio la orden antes de que se autodestruyera?" Preguntó Himiko.
"No creo que eso fuese posible." Espeté. "Estoy seguro de que la mente maestra provocó que Monotaro se autodestruyera para volver a tener el control de los exisals. Desde que se quitase a Monotaro de en medio, la mente maestra volvería a recuperarlos. Y no importarían las ordenes que le hubiera mandado Kokichi antes de su muerte."
"Entonces la persona que cambió el rumbo de los exisal fue la mente maestra." Observó (T/N).
"No lo creo." Negué con la cabeza. "Hubieron dos exisal que sí siguieron dando vueltas por el exterior, pero cuatro de ellos estaban desactivados. De la misma manera que quedó desactivado el exisal que intentó asesinar a Keebo en el gimnasio, justo antes del show de Himiko."
"¿Y qué sugieres?" Quiso saber Rantaro.
"Creo recordar que había un objeto capaz de derribar a los exisals, ¿verdad, (T/N)?" Dije con un hilo de voz para no resultar acusador.
"¿Un objeto?" Repitió ella, aparentemente confundida.
"Los martillos eléctricos que Miu fabricó." Proclamé, y la sala se hundió en un silencio que solo M1-U pudo destrozar:
"¿Te refieres a la espectacular genia entre las genias, belleza entre las bellezas, cerebrito entre los cerebritos, buenorra entre las buenorras...?"
"¡Lo hemos pillado! ¡No hace falta tanto piropo!" Exclamó Himiko, molesta. Y luego, masculló por lo bajo: «Juro que voy a hacerle ese encantamiento silenciador».
"Shuichi..." Intervino Kokichi con una sonrisa socarrona. "¿Te has dado un golpe en la cabeza y te has olvidado de que esos martillos ya no existen? Yo mismo los rompí delante de ti."
«O pretendiste haberlos roto»
"No me gusta darle la razón a este pavo, pero esta vez la tiene." Masculló Kaito.
Ignoré a Kokichi y a Kaito. Tenía que centrarme en confirmar mi teoría, y para ello necesitaba a (T/N).
"(T/N), ¿puedo hacerte una pregunta?" Dije, dirigiéndome a ella.
Ésta vaciló por unos instantes, pero luego asintió:
"Claro."
"Tú le pediste a Miu que fabricara algo para combatir a Monokuma y ella creó los martillos, ¿me equivoco?" Inquirí, y cuando ella lo confirmó, proseguí: "Y tú sabías más o menos cómo funcionaban. Por lo que deduzco que Miu te lo explicó antes de morir. Ella los llamó martillos eléctricos porque necesitaban carga, ¿no es así?"
Tuve la sensación de que (T/N) buscaba la mirada de Kokichi, como si estuviera esperando a que él le diera su aprobación antes de contestar. Y tuve la sensación de que Kokichi asentía con la cabeza muy sutilmente.
"Sí, según Miu, los martillos necesitaban cargarse después de haberlos usado una vez." Explicó. "Y ella calculó que tardarían un poco más de veinticuatro horas en cargarse al completo para volver a ser funcionales."
"Entiendo, sí, gracias." Y con estas últimas palabras, todos fruncieron el entrecejo.
"¿Qué entiendes, Shuichi?" Se atrevió a preguntar Kaito. "¿A qué ha venido esa pregunta sobre los martillos?"
"Estaba pensando en el cuarto juicio." Declaré, haciendo que todos me miraran como si estuviera loco.
"Eh, Shuichi, no sé si te has enterado de que el cuarto juicio acabó hace mucho." Dijo Kaito en un susurro para que solo yo lo escuchara. "Tranquilo, diré que te has confundido para que dejen de mirarte así. Con suerte pensaran que ha sido por la presión y el estrés."
"No hace falta, Kaito." Repuse, y alcé la voz para que todos me escuchasen. "Estaba pensando que hay algunas cosas del cuarto juicio que quedaron en el tintero, y creo que ahora lo entiendo todo mucho mejor."
"¿Cosas que quedaron en el tintero?" Repitió Himiko, entristecida. Estaba claro que no le hacía ilusión volver a hablar del cuarto juicio.
"¿Podrías explicarte, Shuichi?" Me pidió Keebo, y yo asentí con la cabeza.
"¿Recordáis que Kiyo utilizó un generador para su crimen? Lo hizo porque vio a Kokichi con uno, y entonces se le ocurrió que de esa manera podía inculparlo. Esa fue la conclusión a la que llegamos, pero nunca supimos por qué cogió Kokichi ese generador." Comencé a explicar. "Estuve dándole vueltas al asunto durante todo el juicio, pero no llegué a ninguna conclusión lógica. Ahora, en cambio, entiendo para qué lo quería. Ese generador lo utilizaste para cargar los martillos eléctricos, ¿verdad, Kokichi?"
Kokichi esbozó una sonrisa maliciosa antes de contestar:
"Esos martillos están rotos, hecho pedazos. Te has emocionado demasiado y has sacado conclusiones muy precipitadas. Algo nada propio en un detective."
"Guardaste los martillos en tu habitación y los probaste para ver si funcionaban." Insistí, ignorando sus negativas. "Entonces, te diste cuenta de que necesitabas cargarlos si querías usarlos de nuevo. Por eso te llevaste el generador.
"¿No me has escuchado? ¡Esos martillos son historia, Shuichi!" A Kokichi le hervía la sangre en las venas. "Ni siquiera tienes pruebas sólidas para hacer tal afirmación."
"¡Sí que las tiene!" Exclamó la última persona que pensé que me apoyaría: M1-U.
"¿Las tiene?" Preguntó Kaito, perplejo.
"¡Por supuesto que sí, idiota! Las tiene justo aquí." M1-U se puso de pie y señaló la sien de Keebo. "Cuando mi creadora fabricó esos martillos, el Keebo del pasado seguía vivo. Solían estar juntos en su laboratorio, así que estoy segura de que le habló de ellos. Y esas grabaciones siguen en su mente."
"¡Vaya!" Exclamó Himiko, sorprendida. "¡Pero si eres muy lista cuando quieres!"
M1-U se echó el diminuto cabello hacia detrás con aires de suficiencia.
"Ahora que lo dices... me suena haber hablado de unos objetos que Miu creó para derrotar a los exisals." Keebo se llevó una mano a la frente. "¡Sí! Lo había olvidado. Ella me explicó todo sobre esos martillos. Tengo esas grabaciones por algún lado. ¡Dadme un segundo!"
Keebo llevó una mano a la esfera que simulaba su oreja y la giró hacia detrás. Se empezó a escuchar un sonido parecido al que hacen las cintas de video cuanto están siendo rebobinadas, y no paró hasta que Keebo presionó la esfera hacia su interior. Entonces, se escucharon voces procedentes de su sistema como si salieran de una radio antigua.
«Vamos... Déjame modificarlo un poco.» Dijo una voz femenina, que identifiqué como la de Miu Iruma.
«¡Esto no está bien, Miu!» Esa era la voz de Keebo. «Acepto que mejores mi sistema introduciendo nuevas funciones, pero esto es traspasar la línea.»
«No seas aguafiestas... ¿Qué tiene de malo pintar tus placas metálicas de rosa? ¡Irás a la última moda!»
«¡Ni hablar! ¡Me gusta mucho el color de mis placas!»
«¡Pero si el gris es lo más soso que...!»
La conversación quedó interrumpida por el sonido de cintas siendo rebobinadas. Keebo había vuelto a girar la esfera y se le habían subido los colores a las mejillas.
"¡Lo siento! Me he equivocado de grabación." Se disculpó, intentando ocultar su rostro con su mano libre.
A M1-U, en cambio, parecía haberle gustado la idea de pintar de rosa el cuerpo de Keebo.
Por segunda vez, Keebo presionó la esfera del lateral de su cabeza hacia el interior. Y esta vez sí dio con la grabación correcta.
«¿Qué es eso, Miu?» Preguntó la voz de Keebo.
«¿Esto? No es más que una absurda petición que me ha hecho el gremlin.» Contestó ella, desdeñosa.
«¿Quién?»
«¡Kokichi! ¡Tiene la cara más dura que el cemento! Se cree que puede venir aquí y pedirme que le fabrique cualquier cosa. ¡Encima él! ¡Que no lo soporto!»
«Yo también pensaba que podías fabricar cualquier cosa.» Repuso Keebo.
«¡Pues claro que puedo fabricar lo que sea! ¡Pero no lo iba a hacer por su cara bonita! ¿Se creía que no le iba a pedir nada a cambio? ¡Mi ingenio no es gratis!»
«¿Y qué le pediste?»
«Pues... Esto... Al principio le iba a pedir que me guardara una tarjeta muy especial, pero aún no he guardado en ella el contenido que quiero grabar. Supongo que tendré que buscar a otra persona para que la custodie cuando haya terminado de transferir todas las memorias.»
«¿Qué Tarjeta?» Preguntó la voz de Keebo con curiosidad.
«¡Da igual! ¡No es asunto tuyo! El caso es que al final me ha dado algo mejor, algo que he estado deseando desde hace mucho tiempo. ¡Unas lentes de contacto! ¿Sabes todo lo que puedo hacer con eso? Puedo modificarlas para que sean lentes de rayos X capaces de ver a través de la ropa. ¡Incluso a través de la ropa interior! Creo que también les añadiré la capacidad de grabar...»
«¿Cuál es el objetivo de esas lentes?»
«¡Sigue sin ser asunto tuyo! En fin, te presento mi última invención. Esto es un martillo eléctrico capaz de derribar un exisal de Monokuma. En la cabeza del martillo hay un voltaje superior a ochocientos amperios que hará picadillo a ese ejército aberrante de exisals. Lo único que no he conseguido es aumentar la velocidad de carga, tardan más de veinticuatro horas en volver a ser funcionales. Y se gasta toda la electricidad al usarlo una vez.»
«¡Ochocientos amperios! ¡No pensé que pudieras crear un arma para luchar contra Monokuma tan fácilmente! ¡Es genial!» Keebo se escuchaba emocionado.
«¡Pues claro que soy genial! ¿Qué te esperabas de alguien tan inteligente como yo?» Se pavoneó Miu.
«¿Por qué no fabricas uno para cada uno? ¡Podríamos derrotar a Monokuma!»
«Oye, estoy en ello, no es tan fácil. ¿Ves esos martillos de ahí? Son los primeros que hice y no me salieron nada bien. Son basura. Pero éste me ha salido mucho mejor, es más difícil de romper. Creo que me dará tiempo de hacer dos más antes de la casa del terror. ¿A qué viene esa cara? No hace falta que digas nada, Keebo. Ya sé que estás pensando en cómo es posible que sea tan inteligente, pues verás...»
La voz de Miu se hizo más débil hasta que finalmente desapareció. Keebo volvió a girar la esfera que simulaba su oreja, pero esta vez para dejarla en su posición original. Lo que habíamos escuchado era suficiente para confirmar mi teoría.
"Ahora sé por qué Miu siempre sabía el color de mis bóxers..." Murmuró Kaito, traumatizado, y en voz tan baja que solo yo lo pude oír.
"Nunca rompiste los verdaderos martillos, Kokichi." Declaré, y él me lanzó una mirada fulminante. "Los que rompiste fueron aquellos que Miu creó en primer lugar. Aquellos que ella llamó «basura»."
Kokichi temblaba de la rabia.
"Le pediste a Miu que creara un arma contra los exisal antes que (T/N), ¿verdad?" Dije con un hilo de voz. "Es gracias a eso que la conversación de los martillos quedó grabada, ya que cuando (T/N) fue a pedírselo a Miu, ésta ya había guardado las memorias. Nunca hubiéramos tenidos pruebas sólidas si no se lo hubieras pedido antes de que ella transfiriese las memorias de Keebo. Ha sido simple casualidad, pero has cavado tu propia tumba, Kokichi."
"Entonces, es verdad." Añadió Kaito. "Guardaste los tres martillos que sí funcionaban y utilizaste los que le salieron mal para hacernos creer que los habías roto."
"¿Qué? ¿QUÉ?" Escupió Himiko, que comenzaba a ponerse roja de la ira." Tú... Tú tenías esos martillos que podían habernos ayudado a derrotar a Monokuma ¿y no dijiste nada? ¡En ese momento Tenko estaba viva! ¡Ella podía... Ella podía haberse salvado! Eres igual que ellos... ¡Eres igual que Monokuma!"
El rostro de Himiko se había llenado de lágrimas por la rabia. Comprendía su enfado, pero también sabía que encararle eso a Kokichi no cambiaría nada. Porque el pasado ya no se podía cambiar, por mucho que doliera. Hasta la propia Miu podía haber utilizado los martillos en lugar de cometer un asesinato, pero la presión le pudo. Igual que a mucho de nosotros. Sin embargo, no le dije nada de eso a Himiko y dejé que se desahogara.
Kokichi había clavado la mirada en la punta de sus zapatos. Tenía la sensación de que estaba avergonzado por sus acciones. Y mientras Himiko le gritaba todo tipo de improperios, él no abrió la boca ni una sola vez para defenderse. Quizá pensaba que se los merecía.
"Himiko." Rantaro la llamó, y solo entonces dejó de insultar a Kokichi. "Lo sentimos mucho. Todos sentimos mucho tu pérdida y comprendemos tu dolor. Pero estoy seguro de que Tenko no querría verte así. Necesitas concentrarte en este juicio. Debes demostrarle que su sacrificio no fue en vano y que lograras salir de aquí, tal y como le prometiste."
Las lágrimas no pararon de brotar del rostro de Himiko, pero su ira había desaparecido. Rantaro había conseguido tranquilizarla. Himiko olisqueó y asintió con la cabeza.
"Tienes razón." Musitó entrecortada por los sollozos. "Tengo que demostrarle que soy fuerte."
Hubo un momento de silencio en el que solo se escuchaban los sorbidos de Himiko, que poco a poco paraba de llorar. Pasé la vista por los rostros de los demás. (T/N) estaba pálida y tenía la sensación de que estaba preocupada por Kokichi. Rantaro seguía mirando a Himiko con una expresión compasiva. Y Kaito estaba rabioso, pero no le quedaban fuerzas para expresar la rabia.
"Todo apunta a que la teoría de Shuichi es cierta." Intervino Keebo. "Kokichi utilizó los martillos para desactivar los exisals y controlarlos desde dentro con las palancas que hay en su interior, tal y como vimos aquel día que Monotaro se dejó el exisal desactivado en el gimnasio."
"Lo único que no acaba de encajar es que había más de un exisal en el interior de la academia." Argüí, llevándome una mano a la barbilla. "Debemos tener en cuenta que los exisals que se quedaron fuera de la academia eran los que seguían siendo controlados por Monokuma y los que entraron en la academia eran los controlados por Kokichi gracias a los martillos. Himiko vio pasar a dos de ellos y Kaito y yo vimos otro en la zona común de las habitaciones, haciendo un total de tres. Y recordad que solo cabía una persona dentro, por lo que es imposible que Kokichi estuviera dentro de los tres al mismo tiempo. Lo que me lleva a pensar que obtuvo ayuda."
"¿Ayuda?" Se espantó Kaito, y me dio la sensación de que sus ojos se posaron en (T/N). "Pero la existencia de cómplices no tiene sentido."
"Nunca pensé que estaría de acuerdo con Kaito." Se jactó M1-U. "¡Casi me siento estúpida al decirlo!"
"En teoría la existencia de cómplices no debería ser posible, pero este caso es distinto. Aún no entiendo bien por qué, pero hay tres personas trabajando juntas." Dije, mirando a los acusados. "Demasiadas coincidencias. Recordemos que Miu solo fabricó tres martillos, y solo hemos visto tres exisals rondar por la academia. Es imposible que Kokichi estuviera dentro de todos ellos, pero no lo es si tiene la ayuda de (T/N) y Rantaro."
"¿CÓMO?" Gritó Kaito, atónito. "¿Rantaro también?"
"¿Y (T/N)?" Se sorprendió Himiko.
"Por eso mismo lo defendieron antes." Afirmé con dureza. "Nunca vieron a Kokichi en el comedor, pero lo encubrieron porque los tres son cómplices. Ellos tres fueron los únicos que desaparecieron durante horas y los únicos que no avistaron ni un solo exisal."
"¡Porque estaban dentro de ellos!" Exclamó Keebo, que ahora comprendía mejor la situación.
Kokichi, Rantaro y (T/N) no dijeron ni una sola palabra. Solo ellos sabían la razón por la que trabajan juntos, pero, aunque hubiésemos destapado parte de su plan, no tenían intenciones de contárnoslo. Pero no importaba, porque este último descubrimiento me había dado la confianza necesaria para destapar el resto del plan. Uno de ellos tres tenía que ser el verdadero asesino de Tsumugi, y lo iba a averiguar.
• ────── ❋ ────── •
Un comienzo lento, pero no os preocupéis porque se irá poniendo cada vez mejor.
He estado un poco desmotivada esta semana. Me estresé un poco con el tema de la narraciones en los primeros capítulos de la historia, porque no me gusta nada. Y a eso se le ha sumado otros problemas que he tenido. Y es que tengo un defecto muy jodido, soy muy perfeccionista, y cuando veo que algo no está bien me agobio. Pero bueno, al menos puedo desahogarme con vosotros. Espero recuperar la motivación esta semana.
Sin más que añadir, gracias a todos por el apoyo y nos leemos la semana que viene. <3
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