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Capítulo 76


-Shuichi-

Sostuve delante de mis ojos el collar de (T/N). Detrás de él, las expresiones de Himiko y Kaito mostraban el terror absoluto. No era la primera vez que encontrábamos un cadáver ni la primera vez que nos enfrentábamos a un juicio, pero se sintió como si lo fuera. Aquella forma en la que había quedado el cuerpo de la persona triturada era devastador, lo nunca visto. Se podía decir que los anteriores asesinatos eran casi una bendición al lado de éste.

Mis pensamientos fueron cortados al instante por un chorro de agua congelada que cayó desde mi cabeza hasta la punta de mis zapatos. El frío se coló por mis huesos, y la ropa, empapada, se pegó a mi piel. El agua que cayó sobre mis pies se mezcló con la sangre que había barrido de mi brazo y zapato, dejándolos libres de ese líquido viscoso. A pesar de todo, en la manga, que antes estaba cubierta de sangre, había persistido una mancha oscura. Y el zapato que había hundido en el charco había adquirido un color pardo.

La llave había quedado libre de manchas de sangre, de manera que el metal brilló bajo la luz del sol que traspasaba los ventanales. Me froté los ojos y sacudí la cabeza para esparcir las gotas que caían de mi cabello, mojando la chaqueta de Kaito en el proceso. Ni él ni Himiko habían sido rociados por aquel chorro de agua caído del cielo, pero estaban tan sorprendidos como yo.

Tanto Himiko como Kaito se fijaron en algo que había detrás de mí, y en sus rostros brilló la comprensión. Cuando me di la vuelta, lo comprendí todo de golpe.

"¿Os gusta mi nueva y asombrosa función que he creado yo misma, la ingeniosa y perfecta creación de la genia entre las genias, Miu Iruma." M1-U estaba de pie en el hombro de Keebo y su brazo había sido reemplazado por una especie de manguera que apuntaba directamente hacia mi cabeza. "La llamo el gran clímax, porque suelta la misma cantidad de líquido que soltaba mi creadora cuando llegaba a ese punto de culminación. Pero no os preocupéis, esto solo es agua."

"Eso es asqueroso." Protestó Himiko.

"Y me parecía que necesitabas un lavado, Shuichi." Dijo M1-U, ignorando el comentario de Himiko.

"Vale, pero deja de apuntarnos con esa cosa." Se quejó Kaito, señalando la manguera con una mano y protegiéndose el rostro con la otra.

"No hace falta que me des las gracias, Shuichi." Espetó M1-U de manera pomposa, y remplazó la manguera por su habitual brazo metálico.

"Creo que Shuichi tiene que darse un buen baño." Dijo Himiko, tapándose la nariz. "Apestas a muerto."

"¡No será porque tenemos un cadáver hecho trizas ahí mismo!" Exclamó Kaito, aterrado, mientras señalaba el charco de sangre.

"¿Eso es un cadáver? ¡Pensé que eran las reservas de Ketchup!" Se mofó M1-U.

"Me cambiaré de ropa cuando terminemos la investigación, no nos queda mucho tiempo antes del juicio." Declaré, y me guardé la llave de (T/N) en el bolsillo.

"¿¡Pero cómo vamos a investigar si ni siquiera sabemos quién es la víctima!?" Bufó Kaito como si fuese culpa nuestra.

"¿Un cadáver sin identidad? Esto cada vez se pone más interesante, ¿no creéis?"

Detrás de nosotros se escuchó una voz muy característica que arrastraba las palabras.

"¡Kokichi!" Exclamó Himiko, casi decepcionada de que no fuese suyo el cuerpo triturado.

El chico apoyó su espalda en el marco de la puerta y observó por detrás de nosotros el charco de sangre bajo la trituradora. En sus ojos noté un atisbo de sorpresa, pero desapareció tan rápido como apareció su sonrisa maliciosa.

"¡Al fin alguien se ha decidido a matar!" Exclamó Kokichi con maldad. "Ya me estaba aburriendo..."

"¿¡Y tú no tendrás nada que ver, no!?" Kaito le lanzó una mirada fulminante. "¿Dónde has estado?"

"Eso no es asunto tuyo, Kaito." Espetó Kokichi en tono de burla.

"¡Es asunto mío cuando nuestras vidas están en juego! ¡Además, te estoy dando el beneficio de la duda!" Protestó Kaito. "Por eso no te he acusado directamente. ¡Así que contesta!"

Kokichi abrió la boca para hablar, pero la cerró en cuanto escuchó que alguien se acercaba a la puerta. Una figura robusta y alta se apoyó en el marco contrario al de Kokichi y se quedó observando el charco de sangre detrás de nosotros.

"¡Rantaro!" Exclamó Himiko, alegre de saber que no era suyo el cadáver.

De nuevo, volví a reconocer en Rantaro la misma expresión de sorpresa que había colocado Kokichi minutos antes. Pero, al igual que este último, la intentó disimular.

"Entonces... el cadáver...." Kaito no se atrevió a terminar la frase.

"Solo puede pertenecer a Tsumugi o a (T/N)." Completó Keebo.

Todos nos volvimos hacia el charco de sangre que adquiría una coloración cada vez más parda. Sabíamos que solo podía ser una de ellas dos. Sentí una sensación de vacío en mi estómago, como si estuviese bajando una escalera y me hubiese saltado un escalón.

Y entonces, se oyeron los pasos de la única persona que no había visto el cadáver. Aquella que nos permitiría descubrir la identidad del cuerpo por descarte. Mi cerebro se quedó en blanco por unos instantes antes de girarse hacia la puerta.

La última persona se había parado en el umbral de la puerta en medio de Kokichi y Rantaro y había colocado la misma expresión de sorpresa que ellos. Aunque en su rostro también distinguí un deje de confusión y terror.

"¡(T/N)! ¡Estás bien!" Exclamó Himiko radiante de felicidad. Sin embargo, se dio cuenta de lo que significaba aquello y su sonrisa desapareció. "Tsu-Tsumugi..."

"Está claro entonces." Anunció Keebo sin ningún tipo de compasión. "El cuerpo pertenece a Tsumugi Shirogane."

Ninguno de nosotros dijo una sola palabra, como si quisiéramos darle unos minutos de silencio al cuerpo sin vida de Tsumugi por respeto a ella. No había congeniado tanto con ella como lo había hecho con Kaito, pero su presencia siempre fue agradable. Y no merecía acabar de aquella manera. No se lo hubiera deseado ni a mi peor enemigo.

Kaito había apretado los puños a ambos lados de sus costados mientras se maldecía en voz baja y Himiko volvía a tener lágrimas en sus ojos. Ambos habían creído firmemente a la bola de cristal, la cual había afirmado que no habría ni un cadáver más, pero, como Keebo y yo ya sabíamos, estaba equivocada.

A diferencia de ellos, Kokichi, Rantaro y (T/N) no se veían tan afligidos, más bien, estaban conmocionados. Se miraban como si algo no les cuadrase y retrocedieron para hablar entre ellos. (T/N) estaba muy nerviosa; temblaba y hacía aspavientos con las manos mientras hablaba en voz tan baja que era imposible escucharla desde tan lejos. Suerte para mí que había aprendido a leer los labios hace mucho tiempo.

Los observé con disimulo y traté de descifrar lo que hablaban. Al mismo tiempo, las luces de la sala se encendieron, pero no les di importancia, estaba concentrado en esos tres. (T/N), que no había echado en falta su característico collar, se llevó las manos a la cabeza mientras pronunciaba algo como «Tiene que haber un error». Kokichi era el que más relajado se veía; miró con despreocupación a (T/N) y dijo algo como «Tranquila, seguro que el anuncio estaba programado». Rantaro se llevó una mano a la nuca y se mostró de acuerdo con Kokichi, «Estoy con él. Es imposible que ella no fuera... ya sabéis». Pero (T/N) seguía temblando mientras negaba con la cabeza, «No, no, no y no. Hay algo muy raro aquí, creo que...».

Sin embargo, antes de que pudiera terminar de leer los labios de (T/N), una camiseta blanca se interpuso en mi campo de visión.

"Shuichi, ¿qué haces aquí parado?" Me preguntó Kaito, levantando una ceja. "Tenemos que empezar la investiga... ¡Ey!"

Aparté a Kaito hacia un lado para seguir escuchando la conversación de aquellos tres, o más bien, leyendo sus labios, pero ya no había ni rastro de ellos. Habían puesto pies en polvorosa y no había podido averiguar lo que tenían entre manos.

"¿Por qué has hecho eso?" Bufó Kaito muy ofendido.

"Lo siento, Kaito, solo quería... da igual."

Kaito, aún algo molesto por haberlo empujado, suspiró y señaló la sala de control que se encontraba en medio de la habitación.

"Deberíamos comenzar la investigación en la sala de control. Keebo ha vuelto a conectar la electricidad para facilitar la pesquisa. No tengo ni idea de qué significa pesquisa, pero Keebo no paraba de decirlo, y suena bastante culto, ¿verdad?"

"Una pesquisa es una investigación... " Dije mientras sacaba el monopad para leer el archivo de Monokuma. "Menos mal que me he traído el monopad. Veamos que información nos proporciona esta vez."

Kaito pareció acordarse de la existencia del archivo de Monokuma en ese momento e imitó mis movimientos. Sin embargo, no ocurrió nada cuando intenté encender el mío. Fruncí el ceño y volví a intentarlo. Esperé unos segundos pero la pantalla se quedó en negro.

"¿Qué ocurre, Shuichi?" Preguntó Kaito cuando vio que mi monopad seguía apagado mientras que el suyo ya se había encendido.

"No lo entiendo, no se enciende." Repliqué.

"¿El tuyo tampoco funciona, Shuichi?" Preguntó Himiko, que se había acercado lentamente a nosotros y nos había enseñado el suyo cuya pantalla también estaba apagada. "Creo que el mío también se ha estropeado."

"¿C-Creéis que Monokuma os castigará por ello?" Preguntó Kaito, aterrado.

"En las normas pone que aquel que rompa su monopad será ejecutado, pero nosotros no hemos hecho nada." Repuse. "Esta mañana me funcionaba perfectamente y no lo he tocado desde entonces, incluso lo dejé olvidado en mi habitación..."

"El mío también funcionaba esta mañana." Añadió Himiko. "Y no tiene ninguna rayadura, simplemente no se enciende."

«Qué extraño...» Pensé para mis adentros. «Quizá alguien ha entrado en mi habitación y le ha hecho algo a mi Monopad. Pero ¿por qué? Quizá para que yo no viese el archivo de Monokuma. No, eso no tiene sentido. Puedo verlo a través del monopad de Kaito. Quizá para borrar todos los apuntes que pudiera tener dentro. Aunque al de Himiko también le han hecho algo. O puede que simplemente se hayan estropeado. Pero ¿es eso posible?»

"No os preocupéis, podemos usar el mío y el de Keebo." Anunció felizmente Kaito, como si estuviera orgulloso de poder aportar algo importante a la investigación. "Muy bien, veamos que... ¿¡Qué carajos!?"

Kaito frunció tanto el ceño que consiguió unir sus dos cejas. Luego, se dio cuenta de que Himiko y yo no entendíamos su enojo, de modo que nos enseñó la pantalla de su monopad y comprendimos al instante por qué había protestado.

MONOKUMA FILE
Víctima: Error.
Hora estimada de la muerte: Error.
Causa de la muerte: Error.
Información adicional: Error.

"¡Muchas gracias, Monokuma!" Bufó Kaito con tono irónico. "¡De verdad que tu archivo nos ha servido de mucha ayuda, de hecho ya sé quién es el asesino con toda la información que nos has proporcionado!"

"Error, error, error..." Murmuraba Himiko mientras leía el archivo.

Kaito soltó un chasquido de molestia y guardó su monopad con decepción. Parecía que al final no iba a poder ofrecer la aportación a la investigación que él había esperado.

"¿En vuestro archivo también sale error?" Quiso saber Keebo cuando se acercó a nosotros con su monopad en las manos.

Kaito respondió con un gruñido y asintiendo con la cabeza.

"Keebo ¿tú puedes arreglarlo?" Preguntó Himiko, esperanzada.

"Me temo que no." Denegó. "Es un objeto creado por Monokuma, no tengo la capacidad para modificarlo."

"¡Ese oso se está burlando de nosotros!" Espetó Kaito. "¡En nuestra cara!"

"No importa, podemos resolver este caso sin necesidad de ningún archivo." Dije en un intento de subir la moral al grupo.

"Tienes razón." Me apoyó Himiko. "Tenemos que esforzarnos al máximo. Vamos, Keebo, tú y yo investigaremos juntos."

Himiko tiró del brazo de Keebo, pero no fue capaz de moverlo ni un milímetro.

"¿A dónde han ido Rantaro, Kokichi y (T/N)?" Cuestionó el robot, entornando sus ojos. "¿Acaso no van a investigar?"

Himiko volvió a tirar del brazo de Keebo, pero éste siguió en el mismo sitio exacto.

"Ni idea." Contestó Kaito encogiéndose de hombros. "Han salido por patas de las sala."

"Es mejor que nos olvidemos de ellos por ahora." Repuse.

Himiko tiró por quinta vez del brazo de Keebo.

"¡Vamos, Keebo!" Exclamó comenzando a irritarse.

"De acuerdo." Finalmente accedió, pero antes de alejarse se dirigió hacia Kaito. "Kaito, necesito tu ayuda unos segundos. He visto un objeto en lo alto de la cámara frigorífica, pero está demasiado alto y el único que puede llegar a él eres tú."

En el rostro de Kaito se volvió a formar la misma sonrisa de suficiencia que se había formado minutos atrás cuando pensaba que podía ayudarnos a obtener información del archivo a través de su monopad.

"Ahora vuelvo, Shuichi." Proclamó con la cabeza bien alta. "Keebo, me necesita."

Se me escapó una risita muda antes de contestar.

"De acuerdo, yo estaré en la sala de control para ir adelantando."

Dicho esto, Himiko, Keebo y Kaito se dirigieron hacia el enorme congelador que estaba en el otro lado de la habitación, mientras que yo me encaminé hacia las escaleras que me llevarían hasta la sala de control. Ésta contenía los mecanismos necesarios para activar todas las máquinas; y como estaba en lo alto, tenía que subir unos cuantos escalones para llegar a ella. Además, justo debajo de la sala de control se encontraba el arma homicida, la trituradora.

Una vez llegué a la cima de las escaleras, tuve que apretar el botón rojo que había al lado de la puerta para que ésta se abriera, y así acceder al interior. Era curioso pero la puerta estaba hecha de acero puro y la única forma de abrirla era con ese botón, que se encontraba tanto en el exterior como en el interior de la sala de control, ya que la puerta no tenía pomo.

Cuando lo apreté, la puerta se deslizó hacia un lateral. Y al entrar, volvió a cerrarse. En el frontal de la sala de control había una enorme cristalera desde la que se podía observar la mayoría de las máquinas, incluso pude ver a Kaito alcanzando aquello que estaba en lo alto de la cámara frigorífica. Delante de la cristalera, había una mesa con diferentes botones y palancas, siendo uno de ellos el mismo botón rojo que se usé para abrir la puerta desde fuera, por lo que intuí que servía para abrirla desde dentro.

Me agaché enfrente de la mesa y abrí el compartimento que había debajo de ella, en el cual me suponía que encontraría el cableado de aquellos botones y palancas. Y estaba en lo correcto. Cuando abrí el compartimento, me encontré con una inmensidad de cables tan enrollados que era imposible saber a qué botón pertenecía cada uno de ellos.

Sin embargo, había algo que desentonaba entre todo el entramado de cables, y es que en el fondo del compartimento habían unas grandes tijeras, una linterna y unos alicates. No recordaba que estuvieran allí la última vez que investigué este lugar. Parece que alguien ha estado trasteando con algunos cables. Si estuvieran más ordenados, quizá podría averiguar qué cables habían cortado o modificado.

Cerré el compartimento y me incorporé. Pasé mi vista por todos los botones de la mesa de control hasta dar con el que controlaba la trituradora. Lo supe porque en letras muy pequeñas había escrito: «activar trituradora». Desde la mesa podía ver la trampilla que había en una esquina de la sala de control, la cual conectaba directamente con el conducto que conducía hacia la trituradora. Era lo suficientemente grande para que un humano pudiera caer por ella. Monokuma se había asegurado de ello.

En mi mente recreé un posible escenario de los hechos. Alguien había colocado a Tsumugi en la trampilla, probablemente ella estuviera inconsciente, y había apretado el botón que activaba la trituradora. Para comprobarlo, apreté el botón que activaba la máquina esperando que la trampilla se abriese, aunque esta vez sin nadie encima de ella. Pero no ocurrió nada. La trampilla siguió cerrada y la trituradora no emitió ningún sonido. En ese momento, Kaito abrió la puerta de la sala de control y entró dando tumbos.

"He vuelto." Anunció Kaito entre escalofríos. "Será mejor que no veas lo que está haciendo Keebo ahí abajo. Está rebuscando entre los restos del cuerpo por si hay alguna pista." A Kaito le volvió a dar otro escalofrío. "¿Has encontrado algo?"

"No funciona la trituradora." Contesté perplejo.

"¿Cómo que no funciona? Pero si hace un momento estaba en funcionamiento..." Replicó él.

"Lo sé, es bastante raro... ¿Estás seguro de que Keebo volvió a activar la electricidad?"

"Segurísimo. Yo mismo le he visto hacerlo y las luces de la sala están encendidas." Dijo Kaito, señalándolas a través de la cristalera. "Puede que la trituradora se haya estropeado por... bueno ya sabes."

"No tiene sentido." Negué con la cabeza. "Funcionaba perfectamente hasta que desactivamos la electricidad."

"Con las máquinas nunca se sabe. Yo tenía una televisión que funcionaba cuando le daba la gana. Debo admitir que estaba bastante vieja, pero no había nada que unos buenos golpes no arreglaran... y volvía a funcionar como el primer día." Kaito esbozó una sonrisa nostálgica y se perdió entre sus recuerdos.

Me volví a fijar en la mesa de control y uno de los botones llamó mi atención. Era algo más grande que los demás y de color amarillo chillón. En su centro había escrito con letras minúsculas de color negro: «Botón de emergencia para detener la trituradora».

Ya lo había visto la última vez que investigué este lugar, justo después del cuarto juicio, pero el botón se encontraba en un estado deplorable comparado con la última vez. Se había descolocado de su posición original, parecía que alguien lo había golpeado con fuerza, y su cable asomaba entre el hueco que había dejado el botón al desplazarse hacia un lado.

"El botón de emergencia está completamente destruido." Le dije a Kaito, y al tocarlo con mi manos me di cuenta de que no estaba unido a la mesa porque el cable de su parte inferior estaba roto. "Alguien ha cortado el cable con las tijeras que he encontrado en el compartimento."

"Y al parecer eso no le pareció suficiente porque ha golpeado el botón hasta deformarlo." Añadió Kaito.

"¿Por qué el asesino lo cortaría?" Pregunté para mí mismo. "¿Para no arrepentirse o para evitar que alguien más parase la máquina?"

"Está claro que alguien intentó pararla, mira cómo ha quedado el botón..." Repuso Kaito.

En ese momento, se volvió a abrir la puerta de la sala de control dejando entrever a Himiko, que nos hacía señas con las manos para que nos acercáramos a ella.

"Shuichi, Kaito, tenéis que ver lo que hemos descubierto, rápido." Proclamó desde la puerta. Y como ya no había nada más que investigar allí, la seguimos antes de que la puerta se volviera a cerrar.

Bajamos las escaleras guiados por Himiko y nos acercamos a Keebo, que estaba agachado en el suelo analizando aquello que acaba de encontrar. En cuanto nos escuchó llegar, se levantó.

"He estado buscando pistas entre el charco de sangre que dejó la trituradora." Informó el robot mientras M1-U hacía un gesto de asco. "M1-U me ha ayudado a limpiar la sangre con la misma función que limpió la tuya, Shuichi, para facilitarme la búsqueda. Y esto es lo que he encontrado."

Keebo señaló una montaña de pequeños trocitos que había conseguido extraer del charco de sangre. Y no eran más que trozos de tejido de color azul marino y blanco, por lo que supusimos que se trataba de la ropa triturada.

"He cotejado la tela triturada con la ropa que solía llevar Tsumugi." Continuó Keebo. "Y, efectivamente, coinciden."

"Tampoco hay que ser Einstein para darse cuenta de eso..." Musitó Kaito, y luego me susurró en el oído: "Mejor no le decimos que podía haberse ahorrado el rebuscar entre la sangre."

Keebo, que no había escuchado lo que Kaito había susurrado, prosiguió:

"También he encontrado algunos pelos de color azul pertenecientes a la víctima, aunque me ha costado lo suyo porque estaban muy hundidos entre la sangre."

Kaito volvió a susurrar en mi oído:

"Me rindo. Alguien tiene decirle que eso no era necesario."

"Y lo más importante." Continuó Keebo. "El objeto que estaba en lo alto de la cámara frigorífica..."

"El cual yo alcancé." Le interrumpió Kaito con esa sonrisa de suficiencia.

"Repito. El objeto que estaba en lo alto de la cámara frigorífica era esta máscara de gas." Comunicó el robot, tendiéndome la máscara para que yo la examinara también.

"Me suena haber visto unas parecidas en el laboratorio de Kokichi." Espeté, escudriñándola con la mirada.

"¿Conseguiste entrar en su laboratorio?" Preguntó Kaito, estupefacto. "Kokichi se aseguró de mantenerlo oculto. Yo ni si quiera sé dónde está ubicado."

"Lo estuve buscando durante toda una tarde y tardé lo suyo en encontrarlo. Está bajo tierra, al lado de la entrada de la casa del terror." Expliqué. "Recuerdo ver máscaras de gas parecidas a ésta en su laboratorio. Deberíamos pasarnos por él si nos da tiempo."

"Eso no es todo." Anunció Keebo, captando de nuevo nuestra atención. "Analizándola con meticulosidad he encontrado un cabello incrustado en su parte interior. Se ve que la persona que la usó no se dio cuenta de las pruebas que dejó en ella."

"¡Madre mía, Keebo!" Exclamó Kaito, sorprendido. "No se te escapa ni una."

"¿A que es genial?" Los ojos de Himiko destellaron felicidad. "No sé qué haríamos sin Keebo."

Por alguna razón, sentí una punzada de celos al ver que ambos lo halagaban por haber llevado a cabo una buena investigación. Se suponía que yo era el detective definitivo y hasta un robot conseguía hacerlo mejor que yo... ¿Pero qué estaba pensando? ¿No sé suponía que no me gustaba que me presionasen? Debería estar contento ahora que no recaía todo el peso sobre mis hombros, pero no podía evitar sentirme inútil.

Intenté disipar esos pensamientos negativos y me apresuré a preguntar:

"¿Sabemos a quién pertenece el cabello que has encontrado?"

"Afirmativo, el cabello era de color verde pistacho, y solo hay una persona que encaja con ese perfil." Repuso Keebo.

"Rantaro..." Musitó Himiko con un tono de decepción.

"¿Para qué carajos iba utilizar Rantaro una máscara de gas?" Quiso saber Kaito.

"Esa es la pregunta del millón." Contesté, pensativo.

"Shuichi, ¿recuerdas el material que mantenía cerrada la tapa del cuadro de electricidad?" Enunció Keebo.

"El mismo que encontraste en la puerta de tu laboratorio, ¿no es así?" Recordé.

"En efecto." Confirmó el robot. "Himiko y yo lo hemos encontrado también en la cámara frigorífica. La puerta de éste está completamente sellada por el mismo material."

Keebo nos condujo hasta la cámara frigorífica, que era tan alta como Kaito con los brazos extendidos hacia el cielo y tan ancha como quince cabezas de Himiko. La enorme y única puerta de entrada estaba sellada por una masa similar a la que había visto en el cuadro eléctrico, con la pequeña diferencia de que en la cámara frigorífica había el cuádruple de material. Incluso la manivela que abría la puerta estaba cubierta por aquella espesa masa, que se asemejaba bastante al cemento.

Keebo volvió activar la misma función que había utilizado para deshacerse del material en el cuadro eléctrico: su brazo fue reemplazado por un tubo alargado que desprendía una luz roja y saltaron chispas cuando comenzó a derretir esa especie de cemento.

"Hay grandes cantidades de material, voy a tardar unos cuantos minutos." Avisó, concentrado en deshacer la masa que cubría la manivela. "Procurad no acercaros demasiado. Si os alcanza una chispa, vuestra ropa podría prenderse."

Ante este último aviso, Kaito se alejó tanto que casi acaba fuera de la sala de máquinas. Decidí inspeccionar los alrededores de la cámara frigorífica mientras esperaba a que Keebo terminara de eliminar todo el material. Me preguntaba qué intentarían ocultar, porque si la habían sellado de esa manera solo podía ser para ocultar lo que había en su interior.

El enorme congelador no solo era alto y ancho, sino que también era alargado, por lo que para llegar a su parte posterior tenía que avanzar hasta el fondo de la sala de máquinas. En mi bolsillo la llave de (T/N) tintineaba con cada paso, recordándome que aún tenía una cita pendiente con su laboratorio. Pues por fin podría confirmar lo que llevaba sospechando desde que nos enseñó su llave: que su función era abrir y cerrar su laboratorio.

Y de paso la probaría en la cerradura de los ascensores. Dudaba que funcionase, pero no perdía nada por intentarlo.

El lateral de la cámara frigorífica era liso y estaba pintado de blanco. Habían ranuras por las que caían algunas gotas de agua debido al hielo que se descongelaba. Seguí recorriendo la periferia de la cámara frigorífica mientras escuchaba el sonido metálico de la función de Keebo y olfateaba el olor a quemado de la sustancia que estaba siendo calcinada.

Cuando por fin llegué a la parte trasera de la cámara, me quedé atónito con lo que vi. Justo en el centro había un agujero con forma cuadrada y perfectamente bordeado. No era tan ancho ni alto como la puerta de la parte frontal, pero era lo suficientemente grande como para entrar y salir por él a gatas. Definitivamente, ese agujero no estaba la última vez que investigué este lugar, y estaba hecho de manera tan perfecta que parecía casi imposible.

Asomé la cabeza por el lateral de la cámara y alcé la voz por encima del sonido metálico de la función de Keebo:

"Keebo, creo que no hace falta que despejes la puerta para poder entrar. Venid, he encontrado algo bastante curioso."

El ruido de la función de Keebo cesó y los tres chicos se apresuraron a llegar a mi lado.

"¿Cómo narices han hecho este hueco?" Preguntó Kaito. "¡Han tenido que romper la pared de la cámara frigorífica para hacerlo! Y no es precisamente blanda..."

"Afirmativo, solo un máquina ejecutaría un trabajo tan perfecto." Añadió Keebo.

"¿Efectuado por un exisal quizá?" Preguntó Himiko con timidez.

Nuestras miradas, sorprendidas, se clavaron en la chica. Que el agujero había sido hecho por un exisal era exactamente lo que Keebo y yo habíamos deducido, pero ninguno de los dos esperaba que Himiko también hubiera llegado a esa conclusión. Y ella se ruborizó.

"¿Qué?" Dijo la chica, desviando la mirada. "E-Era l-lógica."

"Pues yo no lo había pensado." Repuso Kaito algo conmocionado.

"Deberíamos entrar para inspeccionar el interior." Sugirió Keebo mientras se agachaba y entraba gateando por el hueco.

Himiko imitó sus pasos y entró detrás de él. Kaito se dispuso a hacer lo mismo, pero lo detuve antes de que le diera tiempo a agacharse.

"La temperatura dentro de la cámara es muy baja, es mejor que nos esperes aquí." Le recomendé, aún sabiendo que no me haría caso.

Él negó con la cabeza y se deshizo de mi agarre.

"¡Te he dicho mil veces que dejes de preocuparte por mí!" Exclamó, irritado. "¡Ya soy lo suficientemente inútil como para que encima te haga perder el tiempo a ti!"

Nunca había visto a Kaito tan enfadado y de la impresión me quedé petrificado. Él aprovechó mi conmoción para agacharse y pasar por el hueco, pero no sin antes añadir:

"Te lo pido por favor, Shuichi, no me hagas sentir más inútil todavía."

La repentina ira de Kaito me pilló desprevenido. No estaba acostumbrado a verlo así. Él siempre era el alma del grupo, intentaba animarnos a todos y nunca se derrumbaba. Pero la enfermedad estaba haciendo estragos con él. Y me dolía ver como mi amigo se moría y yo no podía hacer nada para evitarlo.

Por si eso no fuera poco, teníamos que investigar para resolver el asesinato de Tsumugi. Y, honestamente, tenía cero ganas de hacerlo. Pero Kaito tenía razón de cierto modo. No valía la pena preocuparme por él ahora, porque si no resolvíamos el crimen todos moriríamos.

Me agaché y entré a gatas por el hueco. Las manos se me congelaron en cuanto las apoyé en el interior de la cámara frigorífica. Debíamos estar como mínimo a cinco grados. Se podía notar en el castañeo de los dientes de Himiko y en el vaho que expulsaba Kaito por la boca al respirar. El único que no parecía afectado por las bajas temperaturas era Keebo, que ya estaba inspeccionando cada rincón de la cámara.

"Será mejor que nos demos prisa, no vamos a aguantar mucho aquí dentro." Advertí mientras me frotaba los brazos para entrar en calor.

Como había un hueco en la cámara, el frío no se conservaba de la misma manera, pero aun así estaba seguro de que más de cinco minutos no podríamos pasar ahí dentro. Nos abrimos paso entre los cuerpos de los cerdos congelados que colgaban del techo de la cámara y al fondo vimos la puerta frontal cerrada, la cual habían sellado desde fuera. Entonces, de improviso, Himiko captó nuestra atención.

"Chicos, mirad eso." Himiko señaló un enorme saco marrón tirado en una de las esquinas de la cámara.

"¡Kaito, es el saco que llevaba el exisal en las manos, el que vimos en la zona común de las habitaciones!" Exclamé, volviéndome hacia él. "¿Lo recuerdas?"

Kaito gruñó en respuesta. Aún estaba molesto.

"Está vacío." Comunicó Keebo cuando se hubo acercado a él.

"No parecía que estuviese vacío cuando nosotros lo vimos. Puede que lo usaran para transportar el cuerpo de Tsumugi." Sugerí.

"¿Y por qué lo dejaron aquí con la puerta sellada?" Inquirió Keebo.

"O-Oye, no es p-por interrumpir, pero si seguimos aquí... voy a convertirme en un cubito de hielo." Dijo Himiko, temblando.

"No parece haber nada más relevante, así que salgamos." Proclamé, y nos dirigimos de nuevo hacia el hueco de la parte posterior de la cámara.

Nuestro cuerpo agradeció que saliéramos de aquel congelador y poco a poco fuimos recuperando nuestra temperatura corporal. Ya habíamos inspeccionado toda la sala de máquinas y nuestro próximo destino no quedaba muy lejos de allí. De hecho, estaba justo en el mismo piso: el laboratorio de (T/N). Metí la mano en mi bolsillo y agarré con fuerza el collar de (T/N) para asegurarme de que seguía allí.

Cuando llegamos a su laboratorio, la puerta estaba cerrada. Keebo se ofreció a abrirla con una de sus funciones, pero lo detuve antes de que siquiera pudiera activarla. Por fin podía comprobar si mi teoría era correcta. Saqué la llave de mi bolsillo y, mientras los demás me observaban con cautela, la introduje en la cerradura. De primeras encajó a la perfección, y cuando la giré hacia la derecha, se escuchó un «click» que nos indicó que la puerta se había abierto.

Tal y como pensaba, esa llave abría y cerraba su laboratorio. (T/N) nos mintió deliberadamente. Y no había tenido oportunidad de probarlo hasta ahora.

Sin embargo, la euforia que sentí al saber que mi teoría era correcta desapareció en cuanto Keebo abrió la puerta al completo.

"¿Qué demonios?" Kaito, al igual que los demás, no daba crédito a lo que veía.

"¡Por las barbas de Merlín!" Exclamó Himiko al mismo tiempo que se tapaba la boca con las manos.

El laboratorio de (T/N) se había convertido en una terrible cámara de tortura. Y no solo por el hecho de que estaba insonorizada gracias a los paneles de sus paredes, ya que en el centro de la habitación había una silla de madera raída, probablemente sacada del almacén, en cuyo asiento yacía una gruesa cuerda enrollada, probablemente también sacada del almacén. Pero no acababa ahí la cosa, porque en las patas de la silla había enrollada otra cuerda idéntica a la que reposaba en el asiento.

Aunque lo que realmente confirmaba que alguien había sido torturado en esa sala era el balde de agua que había justo delante de la silla. Y alrededor de éste, el suelo estaba completamente mojando, indicando que el agua había rebosado varias veces fuera del balde. Estaba seguro de que habían hundido repetidas veces la cabeza de alguien en ese balde, como una especie de tortura.

"Creo que todos estamos de acuerdo en que Tsumugi ha sido torturada aquí." Proclamó Keebo, que era el único al que no había afectado en absoluto la escena.

"N-No puede ser... ¿Quién podría ser tan cruel como para torturarla?" Himiko tragó saliva nerviosa. "Porque no creeréis que ha sido (T/N), ¿verdad? Ya sé que éste es su laboratorio, pero aun así..."

"¡Esto es otro nivel de sadismo! ¡Es imposible que (T/N) haya hecho esto!" Exclamó Kaito, que con el aturdimiento había olvidado que estaba enfadado conmigo. "Esto suena más a Kokichi."

"Sin embargo, estamos en el laboratorio de (T/N), y la puerta estaba cerrada, lo que quiere decir que la propietaria de la llave la cerró." Se apresuró a decir Keebo.

"O sea que crees que ha sido (T/N)." Espetó Kaito, indignado.

"Creo que no hay que dejarse llevar por los sentimientos. Debemos enfocarnos en las pruebas, y las pruebas nos dicen que (T/N)..." Pero Keebo no pudo terminar de hablar.

"¡(T/N) nunca torturaría a nadie!" Le cortó Himiko. "¡Me niego a creerlo!"

"Solo os quiero recordar que, busquemos por donde busquemos, las pistas siempre acaban llevándonos hasta ella." Soltó Keebo, causando un gesto de reprobación por parte de Kaito y Himiko.

Mientras Kaito, Keebo y Himiko discutían, yo me había acercado al balde de agua para inspeccionarlo mejor. Descubrí que habían unas gafas ovaladas hundidas en el fondo del balde, que pude reconocer como las que llevaba siempre Tsumugi. Y junto a ellas quedaban los restos de un papel que por culpa del agua se habían deshecho por completo. Era imposible leer lo que antes había escrito en él. Además, el fondo del balde estaba repleto de cristales rotos.

Escuché los pasos de mis amigos, que habían dejado de discutir, y se agacharon alrededor del balde.

"Son las gafas de Tsumugi." Himiko fue a cogerlas, pero en cuanto hundió la mano en el agua la sacó de inmediato. "¡Está congelada!"

Todos metimos la punta de nuestro dedo dentro del agua y, al igual que Himiko, lo retiramos al momento. Tenía razón, el agua estaba helada, como si «alguien» hubiese utilizado cubitos de hielo para enfriarla. Sabía que (T/N) y Rantaro no iban a utilizar esa cubitera para «enfriar sus bebidas». Pero ¿por qué iban a torturar a Tsumugi? ¿Tendrían algo que ver en su asesinato? ¿O sería una simple coincidencia?

"La torturaron con agua congelada." Dijo Kaito con voz queda.

"Pero ¿por qué le haría alguien esto a Tsumugi?" Quiso saber Himiko, que tenía una expresión de terror en el rostro. "Ella solo era una chica normal y corriente..."

"Según mis conocimientos básicos, el principal motivo de tortura es intentar obtener información de la víctima." Comunicó Keebo con frialdad. "Aunque también puede ser por simple diversión, pero este último corresponde a perfiles psicópatas."

"¿Solo ese último?" Gritó Kaito, alarmado. "¡Creo que ambos corresponden con perfiles psicópatas!"

"¿Qué creéis que era ese papel?" Pregunté para evitar que empezaran a discutir de nuevo.

"¿Te refieres a los trozos que quedan en el fondo?" Añadió Himiko, señalándolo pero teniendo cuidado de no volver a meter la mano en el agua.

"Es imposible saberlo, se ha deshecho por el agua." Soltó Kaito, decepcionado.

De repente, se escuchó un ruido metálico acompañado de una voz aguda y pomposa que conocíamos muy bien.

"Lo que es imposible es que sigas en pie cuando no te queda ni una sola neurona, Kaito." Se mofó M1-U, que acababa de salir del sistema de Keebo.

"¡Si es lo único que vas a aportar, será mejor que te vuelvas a meter ahí dentro!" Exclamó Kaito, que se había sentido muy ofendido por el comentario.

"Para tu información he salido a ayudaros." Terció M1-U. "Creo haber oído algo de unos papeles deshechos... Bien, pues yo puedo intentar volver a unir los que quedan, incluso si están mojados, y todo gracias a mi nueva función llamada..."

"Sí, sí, corta el rollo y ayúdanos." Espetó Kaito de manera cortante.

"¿Y a éste que mosca le ha picado?" Bufó M1-U.

Y, aunque no lo dije, opinaba igual que ella. Por alguna razón, Kaito estaba más irascible ultimamente. Se lo había atribuido a la enfermedad, pero ya no sabía que pensar.

M1-U y Keebo fueron recuperando todos los trozos de lo que antes era un papel en condiciones para intentar recabar información sobre su contenido. Sabíamos que era difícil pues estaban en muy mal estado, pero confiábamos en las capacidades de las funciones de M1-U. Nos advirtió que tardaría unas horas en recuperar el contenido del papel, pero ninguno de nosotros puso pegas, porque estábamos la mar de contentos de tener al menos una oportunidad de saber lo que había escrito en él.

Paseando por el laboratorio me di cuenta de que en una esquina había una mancha negra en el suelo. Me acerqué para inspeccionarla y, al pasar un dedo por ella, reconocí de inmediato el material. Era pólvora. Pero era muy extraño porque no habían armas de fuego en toda la academia.

"¿Por qué dejaría el asesino todas estas pistas aquí?" Preguntó, de repente, Himiko. "¿Por qué no deshacerse de ellas?"

"Supongo que no se esperaba que consiguiésemos la llave para entrar." Repuse. "Recuerda que la puerta estaba cerrada. Seguramente, el culpable pensó que nadie podría entrar y no tendría que molestarse en eliminar las pruebas."

Me limité a usar la palabra culpable para que Kaito y Himiko no me saltaran encima, pero sabía que solo habían dos posibilidades: o (T/N) perdió su llave y el culpable la cogió o ella es la culpable.

"Hemos sacado todos los trozos de papel." Anunció Keebo, poniéndose en pie. "Ya que aún tenemos algo de tiempo, propongo que vayamos al laboratorio de Kokichi para confirmar si sacaron de allí la máscara de gas."

"Estoy de acuerdo, pero creo que es mejor que nos dividamos." Propuse. "Himiko y tú podéis ir al laboratorio de Kokichi mientras Kaito y yo volvemos a mi habitación. Necesito comprobar si la llave de (T/N) concuerda con la cerradura del ascensor."

"Y date un baño de paso." Añadió Himiko, tapándose la nariz al pasar mi lado.

Himiko y Kaito fueron los primeros en salir del laboratorio, y cuando me dispuse a hacer lo mismo, Keebo me detuvo.

"Confío en que tú no te dejarás llevar por las emociones en este juicio, Shuichi." Declaró, clavando su mirada en la mía. "Debemos ceñirnos a las pruebas."

"No te preocupes, destaparemos al asesino de Tsumugi." Aseguré.

Dicho esto, salimos del laboratorio y nos separamos para aprovechar el poco tiempo que nos quedaba. Kaito y yo pusimos pies en polvorosa y nos dirigimos a la zona de habitaciones. Pero antes de llegar, me fijé en cuatro grandes figuras inmóviles que había en el jardín de la academia.

A pesar de que Kaito insistió en que no nos acercáramos, hice caso omiso a sus advertencias y me aproximé a las cuatro figuras que resultaron ser cuatro exisal desactivados, mientras que habían otros dos que aún daban vueltas por el exterior. Me recordaron a la vez en que Monotaro había dejado uno de ellos desactivado en pleno gimnasio. Pero como no teníamos mucho tiempo, los dejamos allí y corrimos hasta mi dormitorio.

Una vez dentro, repetimos por tercera vez el proceso de buscar la ranura para desplazar la pared a un lado y dejar al descubierto la puerta del elevador. Lo único bueno era que nos habíamos ahorrado mover el armario, pues la última vez no lo colocamos en su posición original.

Tragué saliva y sujeté la llave con fuerza. El hecho de que la llave encajase en la cerradura podía cambiarlo todo. Sería un «game over» para la mente maestra, pues solo ella tendría la llave capaz de hacer funcionar esos ascensores.

Era demasiado fácil para ser verdad.

Y Kaito y yo lo comprobamos en cuanto vimos que la llave no encajaba en la cerradura. Es más, ni siquiera eran del mismo tamaño, la cerradura del ascensor era mucho más pequeña. Kaito pareció aliviado, pero yo no sabía que pensar. Keebo ya se había posicionado en el bando de «no confiar en (T/N)» y Himiko y Kaito en el contrario. Yo, en cambio, me consideraba neutral. Era cierto que tenía mis sospechas, pero quería mantenerme fiel a las palabras de mi tío: «A veces las cosas no son como uno cree».

Finalmente, Kaito se echó en mi cama mientras yo me daba una ducha. Era verdad que la necesitaba. No fue agradable meter mi zapato dentro del charco ni mi brazo dentro de la trituradora; pero si no lo hubiera hecho, nunca habríamos explorado el laboratorio de (T/N). Así que me consideraba satisfecho.

Me cambié de ropa y de zapatos después de haberme aseado en menos de dos minutos, pues no disponíamos de un tiempo mayor. Y justo cuando salía por la puerta del baño para reencontrarme con Kaito, que estaba hecho polvo, sonó la voz de Monokuma por los monitores.

"Probando, probando, ¿se me escucha? Parece que sí. Maldita sea, Monotaro era el que se encargaba de estas cosas. En fin, el periodo de investigación ha concluido. ¡Qué comience el quinto juicio!"

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Después de leer toda la investigación, ¿qué teorías se os ocurren? ¿Quién creéis que es el/la culpable?

Y una pregunta sobre nuestra protagonista... ¿Cuál creéis que es su Ultimate? Dentro de poco lo sabremos y quiero ver quien acierta :)

Estoy muy emocionada porque este juicio me gusta mucho. No puedo dar detalles, pero tengo muchas ganas de que lo leáis. Aaaah!!

Y como siempre, estoy muy agradecida con la gente que me apoya y que lee esta historia, incluso si sois lectores/as fantasmas. Gracias por tomar unos minutos de vuestro tiempo para leer una historia que he creado yo, un insignificante punto en el mundo. Desde el fondo de mi corazón: GRACIAS❤️

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