Capítulo 63
Keebo había quedado completamente aturdido después de largas horas de explicación detallada sobre lo ocurrido cuando él no estaba. Fue demasiada información en muy poco tiempo y eso lo sabíamos.
Al recordar la muerte de nuestros compañeros se nos revolvió el estómago, por ello cada uno se fue por su lado para intentar distraerse en cuanto pusimos a Keebo al día. Estábamos felices de que hubiese vuelto, pero a la vez el tenerlo a él de vuelta nos hizo recordar que hay otros que nunca podrán volver. Fue una extraña sensación, pero necesitábamos un tiempo para nosotros mismos, hasta el propio Keebo lo necesitaba.
Estaba sola en mi habitación, tumbada en la cama y mirando a un punto fijo en el techo. No tenía otra cosa mejor que hacer en ese momento o quizá solo quería vaguear un poco. Ultimamente me encuentro agotada, puede que tenga que ver con el maldito virus...
A veces me olvido de él, al igual que me olvido de donde vengo. Supongo que es mejor así. Pensar en cosas que no se pueden solucionar, cosas que son imposibles, no vale la pena, ¿verdad?
Cosas imposibles...
Una de ellas sería el que yo esté aquí, es algo imposible, ¿no?
Sin embargo aquí estoy, atrapada en la ficción.
Si hace unos meses me hubieran dicho que me iba a colar como una estudiante más en uno de mis videojuegos favoritos, hubiera estallado en carcajadas, probablemente hasta revolcado por el suelo.
Era impensable en ese momento, pero ocurrió. Si algo así pudo pasar, ¿significa que no hay nada imposible?
Llegué a la academia pensando que tenía ventaja sobre todos, ya que conocía la historia original. Pero ahora no estoy tan segura de eso. Quizá sé menos de lo que creo, o quizá solo intento ocultarme a mí misma la gran verdad. Una tan cruel, que supera con creces la ficción.
Me incorporé en la cama y me apoyé en la cabecera con las piernas recogidas. Busqué la foto entre mi ropa, esa en la que salgo abrazando un peluche de Monokuma con una sonrisa muy escalofriante. Me quedé un rato observándola mejor, yo ni si quiera tuve nunca un peluche como éste. Si es verdad que era fan del juego, pero nunca gasté dinero en merchandising.
¿De dónde demonios han sacado esto? Al mirarla siento que hay algo dentro de mi cabeza luchando por salir. Y es muy doloroso. Pasé la yema de mi dedo por la esquina rota del papel, se notaba que había sido arrancada a la fuerza.
Siento que olvido algo...
Algo muy importante.
¿Quién demonios soy? ¿Por qué estoy aquí? ¿Qué es lo que ha pasado con el mundo real? ¿Es si quiera esto ficción?
Me levanté de un salto de la cama mareándome en el acto. Quizá no debí ser tan brusca, pero no quería pasar un segundo más en mi dormitorio. El estar sola me hace querer buscar una respuesta a preguntas que simplemente no la tienen, al menos no por ahora.
Decidí darme un breve paseo por el exterior de la academia y así aclarar mi mente. De paso miraría si había alguien por allí. Me había pasado casi una hora en mi habitación comiéndome la cabeza y necesitaba urgentemente alguna interacción social. En cuanto llegué divisé desde lejos una figura sentada en un pequeño bordillo de piedra.
A medida que me acercaba pude distinguir a Keebo con los codos apoyados en sus rodillas metálicas. Su mirada se perdía en la lejanía y a pesar de que no era muy expresivo se podía intuir que no se encontraba bien.
Cuando llegué a su lado pude ver mi sombra reflejada en sus partes metálicas. El chico levantó la mirada y apenas hizo ningún gesto cuando estableció contacto visual conmigo. Simplemente desvió la mirada de nuevo hacia la lejanía. Nunca había visto a Keebo así, también es verdad que hacía tiempo que no lo veía...
Tomé asiento a su lado y dirigí mi mirada hacia el punto más lejos al que alcanzaban ver mis ojos. Coloqué mis manos encima de mi rodillas y dejé que la brisa golpease con suavidad mi rostro.
"¿En qué piensas, Keebo?" Pregunté mirándolo de soslayo.
"En mis circuitos." Su tono de voz sonaba algo afligido, pero su respuesta era cuanto menos peculiar.
"¿En tus circuitos?" Repetí sus palabras con la intención de que me aclarase mejor lo que significaba aquello.
"Hay algo que duele en el interior de mi pecho."
En cuanto dijo esas palabras giré mi rostro hacia él con los ojos como platos. El chico hablaba como si ese sentimiento fuese desconocido para él.
"¿Quieres decir en tu...corazón?" Pregunté emblandeciendo mi mirada.
"Negativo, no tengo un corazón." Negó el chico con una frialdad que erizó mi piel. "Funciono a partir de algoritmos."
Fruncí el ceño algo confusa, nunca se me habían dado bien las ciencias. Que hablase de algoritmos me hacía sentir igual que cuando mi profesor de física hablaba de mecánica cuántica.
"Este dolor en mi pecho debe ser un error del programa." Afirmó Keebo con preocupación. "Creo que Miu no instauró bien el sistema, ojalá estuviera aquí para arreglarlo."
Entonces comprendí que era lo que pasaba. Era obvio que no sabía reconocer sus sentimientos, después de todo hasta a los humanos nos cuesta a veces identificar nuestras emociones.
"Te equivocas Keebo, no es un error." Negué con la cabeza a la vez que mostraba una sonrisa compasiva.
"¿No lo es?" El chico giró su cabeza hacia mí por primera vez en todo este tiempo. Sus ojos estaban algo más abiertos de lo normal, pero su rostro seguía sin expresar ninguna emoción en concreto. Bien podía decirse que estaba enfadado, triste o feliz, no había diferencia."Pero duele mucho, tiene que haber algún fallo."
"No, no lo es." Insistí mirándolo con ternura. Parecía estar hablando con un niño que descubre lo que es el dolor emocional por primera vez. "Es lo que se llama ser humano."
"Humano..." Keebo volvió a mirar al frente, pero juraría que esas palabras lo hicieron algo más feliz.
"Ese dolor que sientes es un sentimiento muy humano." El chico parecía estar analizando cada una de mis palabras y eso me hizo pensar mejor lo que iba a decir. "Es el sentimiento de la pérdida."
Solté un suspiro lleno de nostalgia y reuní fuerzas para continuar. Hablar de pérdida me hacía recordar inevitablemente a todas esas personas que este juego me ha quitado.
"Es normal que te sientas dolido, traicionado, triste... Has recibido demasiada información en muy poco tiempo, sobre como varios de nosotros han sido asesinados, otros ejecutados injustamente..." Clavé mi mirada en el suelo. "Incluso que Miu y tú..."
No me atreví a terminar la frase, tampoco creo que fuese necesario hacerlo. ¿Para qué recordarle a alguien, que ha resucitado, el día de su muerte? Suena estúpido lo mires por donde lo mires.
"Todo eso es algo difícil de procesar." Dije mientras colocaba una mano en su hombro en señal de apoyo.
"Pero mi programa debería estar hecho para procesar cualquier tipo de información." Replicó contrariado. "Tiene un almacenamiento ilimitado."
"Esto no se trata de almacenamiento ni de programas, Keebo." Dije indicando con mi dedo índice su pecho. "Se trata de tus emociones."
"¿Te refieres a esas que tienen los humanos?" El chico me volvió a mirar y me mostró una orgullosa sonrisa. "Puedo calcularlas al milímetro e imitarlas a la perfección."
"No las tienes que imitar más porque están floreciendo dentro de ti." Dije con ternura. "Después de todo eres más que un robot, tal y como Miu dijo aquella vez...y tenía razón."
Los ojos de Keebo se iluminaron levemente, denotando en ellos un resquicio de esperanza. Aunque estaba mezclado con la nostalgia, se ve que recordarle a Miu le había abierto la herida.
"¿Tú...también piensas que tengo humanidad?" Preguntó mirándome con ojos de cachorro indefenso.
"Pues claro, no la reprimas, déjala florecer." Le animé. "Necesitas liberar esa rabia, frustración y melancolía, solo así tu dolor en el pecho se apaciguará."
Para cuando me di cuenta el iris de sus ojos estaba deformado, ya no presentaba su característica forma circular sino una muy irregular. Creo que esa era su forma de llorar, aunque no pudiera soltar una sola lágrima.
El chico clavó la mirada en el suelo y luego apoyó una de sus manos en su pecho. Todo parecía nuevo para él. En cierto modo entendía que no era fácil su posición. Imagínate tener un amigo dentro de este infierno y de un día para otro despiertes y te digan que hace semanas que fue ejecutado junto a ti. No es algo fácil de digerir, eso estaba claro. Omitiendo el hecho de la culpabilidad que debes sentir al saber que has matado a alguien y ni si quiera lo recuerdas.
"(T/N)..." La voz ronca de Keebo me despertó de mis pensamientos, fue casi como un susurro.
"Dime, Keebo."
"Estoy....estoy asustado." Su voz se oía tan frágil que parecía que en cualquier momento se rompería en mil pedazos. "¿Este si quiera soy yo?"
"¿Qué quieres decir?" Pregunté alzando una ceja.
"Técnicamente fui ejecutado, solo mis memorias fueron salvadas." Explicó. "Tan solo soy partes metálicas con las memorias de alguien difunto."
"Yo no lo veo así, después de todo nuestras memorias y experiencia es que lo que nos hace ser como somos y pensar como lo hacemos. Incluso comportarnos de la manera en que lo hacemos." El chico me escuchaba atentamente y sus ojos brillaban tanto que podía ver mi propio reflejo en ellos. "Tus memorias te hacen ser tú, si te las borrasen o modificasen dejarías de comportarte como solías hacerlo, condicionan tu personalidad. Es por eso que, aunque no tengas el mismo cuerpo que antes, sigues siendo el Keebo que todos conocemos."
Keebo soltó un suspiro pero levantó levemente la comisura de sus labios. Al menos mis palabras lo había alegrado un poco.
"Miu...Hace poco que recuerdo verla pero...la echo de menos." Dijo de repente con una mirada nostálgica. "No me importa que me utilizase para un asesinato, sé que estuvo mal. Pero eso no quita que ella fuese mi primera amiga, la primera que me vio como algo más que un simple trozo de chatarra. Era grosera y mal educada, pero al menos con ella me sentí un chico normal."
"Sin duda Miu se preocupaba por ti." Esbocé una amplia sonrisa. "Se preocupó por traerte de vuelta, eso no es algo que haría cualquiera."
"¿Cuando se irá este dolor?" Preguntó con la mirada clavada en el suelo.
"Solo necesitas un tiempo para asimilar todo lo que ha pasado. Y aunque hay veces que tu dolor no se elimina del todo, siempre se apaciguará."
El chico me mostró una mirada de agradecimiento. "Creo que me vendrá bien estar solo un rato."
Tomé eso como mi señal para continuar mi camino. "Está bien, no te preciones mucho."
Dicho esto, me levanté y le dejé su espacio. No era fácil procesar todo lo que había pasado. Ni si quiera lo es para nosotros el que haya vuelto, es como si fuese un sueño. Sin embargo, tenerlo de vuelta me ha dado esperanzas. Después de todo él puede ser la clave para poner fin a este juego de la muerte y acabar con la mente maestra.
Estaba inmersa en mis pensamientos y no vi la gran placa que había entre la hierba. Tropecé con ella pero logré recuperar el equilibrio antes de caer al suelo. Me maldije a mí misma en voz baja, me había golpeado la punta del dedo meñique y me dolía horrores.
A pesar de todo, olvidé cualquier tipo de dolor en cuanto identifiqué aquella placa. Se trataba de la roca en la que Kokichi estaba escribiendo 'este mundo es mío'. Lo más curioso de todo es que a estas alturas en el juego Kokichi debía haber completado el mensaje, pero aquí aún no lo había terminado. ¿Significa eso que he cambiado algo o es irrelevante? Decidí no darle muchas vueltas y seguir mi camino hacia el interior del edificio.
Mientras daba tumbos por la academia escuché varias voces hablando agitadamente. Provenían del pasillo. A medida que me acercaba pude reconocer la chirriante voz de Tsumugi y la que parecía ser de Himiko. Cuando se interpusieron en mi campo de visión me di cuenta de que no eran las únicas, Kaito y Rantaro también estaban con ellas. Que extraño, ¿qué hacen hablando en medio del pasillo?
"¿De qué habláis?" Pregunté acercándome a ellos y provocando que se giraran hacia mí.
Rantaro soltó un suspiro antes de hablar. "Tsumugi está empeñada en ayudarme a descubrir mi talento."
"¡Y has llegado en el momento indicado (T/N)!" Exclamó Tsumugi con una sonrisa perversa en su rostro. Bueno, quizá no era perversa pero a mí me lo parecía. "Vuestros talentos son todo un misterio."
"Tsumugi tiene razón, me pregunto porqué Monokuma ha borrado los talentos de vuestra memoria." Kaito frunció el ceño y colocó una mano en su barbilla pensativo.
"Quizá fue un error de él." Sugirió Himiko. "¿No tenéis ni una pista de cual puede ser?"
"Por desgracia nada viene a mi memoria." Contestó Rantaro algo desilusionado. "Se supone que todos tenemos nuestro propio talento especial, pero ambos no logramos recordar el nuestro. Quizá es porque no tenemos uno."
"Si lo dices así, me hace pensar que no somos tan especiales después de todo." Dije clavando mi mirada en el suelo. Tampoco es que hubiese pensado alguna vez que fuera especial, ¿cierto? Bueno, ya era hora de que bajase de mi nube.
"No penséis así, estoy seguro de que ambos tenéis un talento muy especial." Kaito nos guiñó un ojo mientras mostraba su dedo pulgar. Él siempre tan positivo y alegre.
"Quizá tengáis el talento más importante de todos." Anunció Himiko con emoción.
"¡Es por eso que quiero averiguar cual puede ser!" Tsumugi golpeó la palma de su mano con el puño de la contraria. Se la veía bastante decidida, si lo estaba actuando se le daba muy bien.
"Podría hacer un hechizo para descubrir sus talentos, pero lo dejaré en tus manos Tsumugi." Himiko colocó las manos en su cintura y mostró una expresión infantil.
"No creo que podáis averiguarlo así como así." Dije con una sonrisa forzada.
"(T/N) tiene razón, Monokuma se ha esforzado mucho en ocultarlos." Añadió Rantaro.
Sin embargo, Tsumugi no nos estaba escuchando. La chica daba vueltas de un lado a otro del pasillo con la mano en su barbilla. Nunca la había visto tan concentrada. De repente se paró en seco y levantó el dedo índice a la vez que se le iluminaban los ojos.
"¡Lo tengo!" Cuando dijo eso todos pensábamos que diría algo crucial, pero no fue así. "Puede que vuestro talento esté relacionado con la moda."
"¿Con la moda?" Hice una mueca de desaprobación, pero a la chica no pareció importarle.
"¡Mirad estas uñas!" Tsumugi levantó ambas manos para enseñarnos unas uñas bastante bien pintas y matizadas. "Le pregunté a Rantaro si les podía dar un toque y lo hizo de maravilla."
Kaito abrió tanto la boca que por suerte su barbilla no rozó el suelo. "¿Eso lo ha hecho Rantaro?"
"¡No hay duda de que eres el manicurista definitivo!" Exclamó Himiko.
"N-No lo creo, solo sé hacerlo porque solía pintárselas a mis dos hermanas." Explicó con cierta nostalgia y dolor en sus ojos. "Les gustaba mucho que lo hiciera y terminé perfeccionando la técnica."
"¡Ya lo tengo!" Volvió a gritar Tsumugi. "¡Puede que seáis modelos!"
"No lo había pensado, pero ahora que lo dices tienes razón." Kaito nos miró a ambos de arriba abajo, analizándonos con la mirada. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral, no me gustaba ser el centro de todas las miradas.
"Ambos tienen buen cuerpo, no sería de extrañar que fuesen modelos profesionales." Tsumugi nos señaló a ambos mientras aparecían pequeñas estrellas en sus ojos.
"¡Eso quiere decir que sois famosos!" Dijo Himiko emocionada.
"Creo que estáis exagerando un poco, no creo que sea modelo." Puede que algún mundo paralelo lo sea pero estoy segura de que en éste no.
"No soy de sacarme muchas fotos, así que no creo que mi talento tenga algo que ver con eso." Agregó Rantaro con una sonrisa forzada. Ambos nos miramos de reojo con cara de 'que alguien nos saque de aquí'.
"¿Y qué tal actores de doblaje?" Sugirió Tsumugi. "Aunque eso solo sería en el caso de Rantaro."
Mis ojos se abrieron de par en par en cuanto pronunció esas palabras. "¿¡Ey, qué quieres decir con eso!?"
"No me malinterpretes pero tu voz es un poco..." La chica hizo una pausa llevando el dedo índice a sus labios. "¿Cómo decirlo?, chillona."
"¿Chi...llona?" Mi rostro en ese momento era un poema, ¿acaba de decirme sin ningún escrúpulo que mi voz era horrible?
"Yo no pienso que la voz de (T/N) sea..." Kaito trató de defenderme pero Tsumugi lo cortó enseguida.
"En cambio la de Rantaro es bastante sexy."
"¿Sexy?" Rantaro enarcó una ceja con diversión.
"No solo eso, también es tranquila y melódica." Añadió Himiko.
"Es la voz perfecta para interpretar el papel de un chico misterioso y seductor." Tsumugi parecida demasiado entusiasmada. Solo tenía ganas de lanzarle una silla, suerte para ella que no había ninguna a mi alcance. "Por no hablar de que podría ser actor, con esas grandes pestañas, esa sonrisa seductora y sus modales de príncipe."
"T-Tsumugi a veces me das miedo." Espetó Kaito aterrado.
"Creo que nos estamos desviando del tema." Intercedió Rantaro."No creo que mi talento tenga algo que ver con eso. Y debo añadir que (T/N) tiene una voz muy bonita."
El comentario final de Rantaro plantó un sonrisa en mi rostro, siempre sabía como animarme. Aunque tampoco es que me hubiese importado lo de mi voz. Lo que realmente hacía que apretara los dientes fue la persona que lo había dicho.
"Quizá alguna prenda que llevéis nos pueda ayudar a adivinar vuestro talento." Sugirió Kaito. "Algo así como el estampado del espacio que hay en mi chaqueta."
"O como el sombrero que solía llevar de mago." Agregó Himiko acariciando levemente el moño de Tenko. "Aunque ahora prefiero llevar esto."
"No creo que en nuestro caso sea así." Negué con la cabeza.
"Es como yo, es difícil saber mi talento solo con mirar mi vestimenta." Proclamó Tsumugi.
"¿Y si sois espías?" Propuso Himiko.
"Quizá trabajáis para una corporación super secreta, es por eso que no sabemos vuestro talento." Explicó Tsumugi bajando la voz. "No es que no lo recuerden es que lo mantienen en secreto."
"Eso no tiene sentido, si somos espías...¿qué se supone que hacemos aquí?" Pregunté enarcando una ceja.
"Estáis en una misión super secreta para destruir a Monokuma y al mastermind." Declaró Himiko con decisión.
"Si eso fuera así estaríamos en problemas porque no recordamos nada de eso." Rantaro soltó unas risitas. "Seríamos muy inútiles."
"¿Y qué me decís del detective definitivo?" Sugirió Kaito. "(T/N) siempre resuelve gran parte de los juicios."
"Ya tenemos uno, ¿recuerdas?" Espeté divertida. "Tiene el pelo oscuro, siempre va de negro, es tímido y se llama Shuichi." Ahora que ha salido el tema...¿dónde está Shuichi? Normalmente no se despega de Kaito.
En ese momento sentí detrás de mí dos cálidas manos posándose encima de mis hombros. La persona en cuestión inclinó la cabeza hacia un lateral aún sosteniéndose en mis hombros.
"¿Estáis hablando de algo divertido?" Era la inconfundible voz de Kokichi y el oírla tan cerca provocó que un agradable escalofrío me recorriera de pies a cabeza.
"Solo tratan de averiguar nuestros talentos, pero no están teniendo mucho éxito." Dije tratando de no tartamudear por el creciente nerviosismo que se apoderaba de mí.
"¡Me quiero unir, me quiero unir!" Exclamó colocándose a mi lado. Bueno, más bien entre Rantaro y yo.
"¿También tienes curiosidad por sus talentos?" Preguntó Tsumugi con entusiasmo.
"¡Pues claro!" La emoción del chico cambió radicalmente a una sonrisa tenebrosa. "Quiero decir, sería un inconveniente que resultasen tener el talento más peligroso de todos."
"¿P-Peligroso?" Kaito frunció el ceño. "No empieces con tus teorías locas."
"No sería muy raro que Rantaro en realidad fuera nuestro enemigo." La sonrisa del chico creció aún más cuando dijo esas palabras. Estaba disfrutando del momento. "Tan solo míralo es aburrido y soso."
"Ser aburrido y soso no te hace un enemigo." Declaró Himiko. "Además, Rantaro no es así."
"No pasa nada, estoy acostumbrado a sus comentarios." Espetó Rantaro con una sonrisa forzada.
"¿Tienes algún problema con Rantaro, Kokichi?" Esta vez la sonrisa de Tsumugi era perversa y no eran imaginaciones mías. Parecía que se había dado cuenta de algo que nosotros no.
"Para nada, es solo que odio a la gente aburrida." Espetó Kokichi con desdén.
"Bueno, es que has empezado a hablar en plural, pero terminaste solo incluyendo a Rantaro y excluyendo a (T/N)." Tsumugi miraba a Kokichi con perspicacia, está claro que me estoy perdiendo algo.
"Solo juego con las probabilidades, Rantaro tiene un número más alto de ser el enemigo." Dijo entre dientes, no parecía que le estuviese agradando la conversación con Tsumugi.
"Eso es un buen razonamiento, no puedo negar que me veo sospechoso al no recordar mi propio talento." Dijo Rantaro con una tierna inocencia.
"¡P-Pero Rantaro no le des la razón!" Bufó Kaito.
"Creo que haría las cosas más interesantes si ese fuera el caso." Enunció Kokichi con un tono provocativo. "Es por eso que nadie debería confiar en él."
"Nunca me acostumbraré a este tipo." Espetó Kaito llevándose una mano a la frente.
"Aunque tiene razón, si lo ves desde ese punto puede que uno de los dos esté ocultando el talento más peligroso de todos." Puntuó Tsumugi mirándome de soslayo, quizá deberían enseñarle a disimular. "Puede que sean la clave para resolver todos los misterios."
De repente Kaito dio un paso al frente y nos miró a todos con decisión. "Incluso si ese fuera el caso, si alguno de ellos resulta tener el talento más dañino de todos, no pienso dejarlo atrás."
"¿A qué te refieres?" Pregunté asombrada. El astronauta se veía demasiado seguro de repente.
"Si se termina descubriendo que sois el enemigo, no me importa. Os seguiré apoyando porque no dejaré a nadie atrás, ni si quiera al mastermind." Kaito levantó la comisura de sus labios y frunció el ceño con determinación. "Es difícil en estas circunstancias pensar en ideales, sueños y esperanzas, solo para ser aplastados por la cruel realidad. Sin embargo, me sigo aferrando a esa esperanza, porque a pesar de todo sigo creyendo que la gente es buena de verdad en el fondo de su corazón."
Ante el inesperado discurso de Kaito todos nos quedamos perplejos. Mirábamos al astronauta prácticamente sin parpadear. Por unos segundos se hizo el silencio entre nosotros haciendo que el astronauta comenzara a ponerse nervioso.
"Kaito, eres demasiado inocente." Tsumugi fue la primera en romper ese silencio incómodo.
"Es solo la ignorancia y la estupidez lo que le hace pensar de esa manera." Espetó Kokichi con malicia.
"¡Dejad de meteros conmigo!!" Bramó Kaito dolorido.
La mayoría esbozó una sonrisa divertida al ver la reacción del astronauta, pero fue sustituida por una expresión de sorpresa en cuanto hablé.
"Aún así, creo que es bueno tener a alguien que nunca pierda la esperanza entre nosotros. Nos hace mantenernos a los demás positivos."
"(T/N) tiene razón, apoyarnos unos a los otros tiene que ser la clave para salir de aquí, incluso si alguno de nosotros esconde algo." Me apoyó Rantaro.
"Yo seguiré dudando de todo el mundo como siempre." Kokichi me miró de soslayo y susurró en un tono tan bajo que solo yo pude oírle. "Aunque hay algunas excepciones..."
Sus palabras hicieron que mis mejillas comenzaran a arder y que una sonrisa tonta apareciera en mi rostro.
"¿¡¿De verdad?!?" Bufó Kaito. "¿¡No podrías intentar confiar algo en nosotros!?"
"Veo que las cosas nunca cambian." Rantaro soltó unas tiernas risitas.
Mientras conversábamos nos habíamos colocado formando un círculo imaginario, de manera que todos nos podíamos mirar a los ojos. Sin embargo, no tardó en deformarse en cuanto alguien vino corriendo frenético hacia nosotros.
De lo rápido que había llegado no pude identificar quien era, pero cuando se paró a pocos metros de nosotros pude reconocer ese cabello blanco y esas extremidades metálicas. Keebo se veía bastante alarmado, temblaba ligeramente y nos observaba con terror. Tardamos unos segundos en entender la conducta del chico, pero en cuanto escuchamos una especie de pitido intermitente que cada vez se hacía más intenso nos contagió su miedo.
"C-Chicos, creo que algo va muy mal en mi sistema."
El pitido era tan agudo que rebotaba como cuchillos en nuestros tímpanos. No sabíamos que significa, lo único que teníamos claro era que provenía del propio Keebo. Y a juzgar por su reacción él estaba tan confundido como nosotros.
"¡Va a explotar!" Exclamó Kokichi con tanta emoción que se dibujaron estrellas en sus ojos. "¡Al fin esto se pone divertido!"
Por puro instinto nos alejamos unos metros más de Keebo. El comentario de Kokichi nos había alertado y el pitido sonaba cada vez con más intensidad.
"¿Q-Qué es ese sonido?" Himiko tragó saliva nerviosa.
"¿Y si Miu instaló una bomba en Keebo?" Tsumugi dio varios pasos hacia detrás. "A-Alejaos de él."
"¿B-Bomba?" El rostro de Kaito se volvió blanco como la nieve. "N-No digas tonterías, e-eso es imposible."
"Ayudadme, por favor." Suplicó Keebo acercándose a nosotros.
"¿Q-Qué hacemos?" Pregunté con la esperanza de que a alguien se le ocurriese algo.
Rantaro dio un paso hacia delante. "Keebo, mantén la calma. Tiene que haber algo en tu sistema que hayas activado, concéntrate en volverlo a desactivar."
"N-No consigo identificar la fuente del sonido, es ajeno a mi sistema." Keebo se escuchaba desesperado, pero ninguno sabía que hacer.
"¡No hay tiempo, suena cada vez más rápido!" Advirtió Tsumugi.
"¡Agachaos, os protegeré con mi cuerpo!" Gritó Kaito colocándose delante nuestro y extendiendo los brazos de par en par.
"¡Me parece buena idea!" Exclamó Kokichi.
"M-Mis circuitos se están sobrecalentando." Espetó Keebo asustado.
"P-Pensándolo mejor...¡qué otro se ponga delante!" El astronauta dio varios pasos hacia detrás con el terror en el cuerpo.
"Oye, no me empujes a mí." Se quejó Himiko temblorosa.
Antes de que alguien pudiera efectuar otro movimiento el sonido llegó a su punto más álgido. Entonces ocurrió lo que nadie esperaba. Las placas metálicas que formaban el hombro de Keebo se levantaron para dejar un compartimento en su interior. Uno del que salió un pequeño robot cuyo diseño era muy familiar.
"¡He vuelto pedazos de mierda!"
Esa voz...no puede ser.
El robot se situó en el hombro de Keebo unido a él por un cable que desaparecía en el interior de la maquinaria. Su tamaño podía ser comparable al de la palma de mi mano y su diseño trataba de imitar el cuerpo y rostro de Miu. Los detalles no estaban bien pulidos, pero era fácil reconocer que se trataba de una copia robótica de la inventora.
"¿Creíais que me iba a ir sin más?" El robot con apariencia de Miu soltó una carcajada bastante artificial. Por su tono se podía distinguir que era una voz femenina, pero estaba lejos de conseguir un tono tan realista como el de Keebo. "¡Este privilegiado cuerpo e ingenio nunca morirán!"
"¿Qué carajos es ese bicho?" Preguntó Kaito con una expresión asqueada mientras lo señalaba con su dedo índice.
"¡Cómo te atreves!" Refunfuñó el robot. "Soy una inteligencia artificial con consciencia propia. Mi dueña, la única, inigualable y todo poderosa, Miu Iruma, fue capaz de programarme con un sistema de aprendizaje cognitivo en base a la experiencia. También instaló en mi base de datos más de cien mil frases hechas y un millón de palabras."
"No entendí nada." Resopló Himiko.
"¿Miu se ha convertido en robot?" Preguntó Kaito.
"No soy Miu, puerco descerebrado." Espetó con soberbia. "Soy su maravillosa, perfecta e impecable creación. Me podéis llamar M1-U."
"¿M1-U?" No daba crédito a lo que veía. Un pequeño robot que imitaba a la perfección la actitud prepotente y grosera de Miu. Parece sacado de una película mala de comedia.
"Ese nombre es muy molesto, mejor te llamaremos mini-Miu." Alegó Himiko.
"Logramos deshacernos de la irritante de Miu para tener ahora un robot igual de estúpido que ella." Kokichi rodó sus ojos con molestia. "Debo estar en mi peor pesadilla."
"Es como un doppelgänger de Miu, lo que decir que es su doble malvado y fantasmagórico." Declaró Tsumugi con emoción.
"¿¿F-Fan...Fantasmagórico??" Pude ver como el alma de Kaito se escapaba de su cuerpo.
"Está incorporada en mi sistema, no la puedo separar de mí." Keebo estaba algo aturdido.
"¿No puedes controlarlo de alguna manera?" Pregunté llevándome una mano a la barbilla. "Como volver a ocultarla en tu hombro."
"¡Mejor destruyámosla, suena más divertido!" Exclamó Kokichi con entusiasmo.
"No os hagáis los duros, sé que estabais deseosos de verme." La prepotencia que transmitían las palabras del mini-robot chirriaban en nuestros oídos."Cumpliré el deseo de mi creadora."
"¿El deseo de Miu?" Preguntó Rantaro enarcando una ceja.
"¡¡Joderos hasta el día de vuestra muerte!!" La mini-Miu soltó varias sonoras carcajadas. "Es el castigo que debéis sufrir por haber destapado el maravilloso plan de mi creadora."
"Miu realmente lo tenía todo pensado." Tsumugi apoyó su mejilla en la palma de su mano.
"¿Tienes las memorias de Miu?" Era difícil de discernir pero en el tono de voz de Keebo había cierta nostalgia. "¿Todo lo que ella vivió?"
"Mi creadora no me dio sus memorias, solo me programó con millones de palabras que mi cerebro artificial es capaz de ordenar para formar una frase coherente en base a un contexto. Algunas palabras tienen más prevalencia que otras y mi sistema tiende a utilizarlas con más frecuencia. Algunos ejemplos son, cara de mierda y tetas de silicona para hablar acerca de otras personas y puta genia para hablar de mí misma. Cada palabra está clasificada en un contexto determinado."
"Me está entrando sueño." Musitó Himiko mientras se le escapaba un pequeño bostezo.
"Creo que la última neurona que le quedaba a Kaito ha explotado." Se burló Kokichi.
"No sé de que hablas, lo he entendido todo perfectamente." Espetó Kaito entre dientes. "Pero que alguien lo resuma."
"Creo que voy a unirme a la idea de Kokichi sobre destruirla." Dije soltando unas risitas.
"¡Eek, no puedes destruirme!" Clamó con voz temblorosa. "Si lo haces, Keebo también será destruido."
"¿Vuestros circuitos están unidos?" Cuestionó Rantaro.
"Es como el hilo rojo del destino." Tsumugi entrelazó sus dos manos con emoción. "Se me ocurren un montón de historias de amor en base a esto."
"Somos dos mentes artificiales en un solo cuerpo metálico." Explicó el mini-robot.
"Al menos tendré a otra persona más a quien recordarle su estupidez, Kaito ya me estaba aburriendo." Espetó Kokichi observando la palma de su mano.
"Creo que puedo forzarla a..." Keebo comenzó a presionar el mini-robot de nuevo hacia el interior de su hombro.
"¡Ey, ni se te ocurra volverme a meter ahí!" Exclamó desesperada mientras Keebo aumentaba la fuerza que ejercía en su brazo. "¡Está muy oscuro y huele a chamusquina!"
Haciendo caso omiso a sus quejas, Keebo continuó presionándola hacia el interior mientras los demás lo mirábamos divertido.
"¡Volveré, cucarachas infectas!" Fueron las últimas palabras que pronunció la mini-Miu.
Justo en ese momento se escuchó un click y el pequeño robot se introdujo de nuevo en el hombro de Keebo. Las placas de metal volvieron a su posición original y no quedó ni rastro de la mini-Miu.
Todos nos miramos sorprendidos por lo que acababa de pasar, pero lo que realmente llamó nuestra atención fueron las pequeñas carcajadas de Keebo. Unas que transmitía nostalgia y felicidad. Una parte de Miu seguía junto a él y eso pareció animarle.
Finalmente cada uno se fue por su lado y aproveché para ocuparme de mis propios asuntos. En concreto quería verificar algo que había estado rondando por mi cabeza. Se trata de la foto que apareció misteriosamente en mi habitación. Mis sentidos más racionales me dicen que debo deshacerme de ella, sin embargo mi parte emocional no me permite destruirla.
No sé en que momento fue tomada esta foto, ni en que lugar o contexto. Pero había algo que intuía, algo que me taladraba la cabeza una y otra vez. Esa pared blanca en el fondo de la foto recuerda a la de mi laboratorio. Al principio pensaba que no tenía talento, que la sala estaba vacía por esa simple razón. ¿Pero y si no es así?
Me encaminé hacia mi laboratorio a toda prisa. No entraba en él desde hace ya unos días. Tampoco es que hubiese algo que hacer allí. No puedes ver nada, no puedes oír nada, estás completamente aislado del mundo.
Esta foto, mi laboratorio, la llave, las pesadillas, todo tiene que guardar alguna relación conmigo. Pero de alguna manera hay algo en mi cabeza que falta para unir las piezas del puzzle.
Estaba a pocos metros de la puerta de mi laboratorio, pero antes de que pudiera entrar, un fuerte estruendo me sacó de mis pensamientos e hizo que me detuviera en seco. El ruido provenía del mismo piso en el que me encontraba. Más concretamente del laboratorio de Shuichi.
La puerta estaba entreabierta y el golpe fue un sonido seco que dio paso a un silencio aterrador. Tragué saliva nerviosa y me acerqué lentamente a echar un vistazo. En otras circunstancias no me hubiera puesto tan tensa, pero en este juego de la muerte es inevitable pensar en lo peor.
A escasos centímetros de la puerta apoyé la palma de mi mano en ella para abrirla poco a poco. Cuando el hueco entre el marco y la puerta fue suficiente para dejarme pasar, asomé la cabeza.
Cual fue mi sorpresa al ver al detective sentado en el suelo y rodeado por miles de papeles desordenados.
"¿Shuichi?"
El chico levantó la cabeza de los documentos que estaba observando con detenimiento. Estaba tan concentrado que no se dio cuenta del momento en el que abrí la puerta.
"¿Qué fue ese ruido?"
"Perdona, ¿te he asustado?" Se disculpó mientras se levantaba y estiraba su espalda. Seguramente llevaba horas en la misma posición. "Se me cayeron algunas carpetas de la estantería."
"¿Qué son todos estos papeles?" Pregunté entrando al laboratorio y cerrando la puerta a mi paso.
"Son casos archivados de crimenes sin resolver." El chico señaló las dos grandes estanterías que habían en una de las esquinas de su laboratorio. "Los he estado analizando por si encontraba alguna pista que nos ayudara a salir de este lugar o a comprender quien está detrás de esto."
"¿Y has encontrado algo relevante?" Pregunté curiosa. Por las tres grandes pilas de documentos que habían en el suelo, podía intuir que el chico había trabajo bastante duro.
"No del todo, pero sí encontré un caso...muy perturbador." El detective se agachó y buscó con la mirada el documento del caso que estaba nombrando."Es más, fue uno de lo casos más impactantes y célebres del mundo, pero nunca oí hablar de él y eso es lo que más me extraña."
Shuichi frunció el ceño mientras buscaba los papeles relacionados con el caso, hasta que surgió un destello en sus ojos que indicaba que los había encontrado. Me hizo un gesto con la mano para que me acercara. Y eso hice. La tensión que acumulaba Shuichi en su mandíbula hacía que mi nerviosismo creciera.
"El caso se llama, La cúspide de la desesperación."
• ────── ❋ ────── •
Nota de autora: Sé que no es día de subir capítulo, pero la verdad me apetecía y como ayer no pude subir pues decidí hacerlo hoy. Espero que lo hayáis disfrutado.❤️ Probablemente no habrá otro hasta la próxima semana, aunque el siguiente es uno de mis favoritos y ya tengo ganas de subirlo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro