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Capítulo 57


"N-No es Tenko, a-aún quedan pruebas, ¿verdad Shuichi?" Preguntó Himiko temblorosa.

"..." El detective desvió la mirada dolorido.

"No hay más pruebas, Gonta terminó muriendo por el veneno y la última persona en darle un sorbo fue Tenko." Enunció Kiyo con astucia.

La respiración se me cortó en cuanto comprendí quien sería la persona ejecutada. Un fuerte pitido en mis oídos no me dejaba escuchar con claridad lo que sucedía a mi alrededor, ¿cómo ha podido suceder esto? Me ofrecí a participar en el ritual de Kiyo para proteger a Tenko y aún así no ha servido de nada.

¿Se puede se más lamentable que yo?

Debería estar yo en su lugar, esto no tendría que estar pasando, ¿me estás diciendo que Kiyo va a librarse de todos sus intentos de asesinato? No lo puedo aceptar, simplemente no puedo. Sin embargo, no era la única que pensaba así, el doloroso grito de Himiko me devolvió a la realidad.

"¡¡Tenko es inocente!!" El rostro de la maga iba enrojeciéndose poco a poco, nunca la había visto tan enfadada. "¡¡No permitiré que se la lleven!!"

"¡Kiyo es el verdadero culpable de este crimen y el que no lo vea simplemente está ciego!" Bufó Kaito con ambos puños apretados. "¡Es imposible que salga impune!"

Cuando divisé el rostro de Tenko, vi que varias lágrimas amenazaban con caer por su mejilla, pero la chica se frotó rápidamente los ojos para hacerlas desaparecer.

"Esto es una injusticia." Declaró Tsumugi contrariada. "Nunca había sentido tanta impotencia en un juicio."

Seguía observando con detalle el rostro de Tenko hasta que su mirada se encontró con la mía, sus ojos se emblandecieron y sus labios temblorosos se curvaron ligeramente. La chica estaba haciendo su mejor esfuerzo para calmarme, ya que mi expresión delataba una pronta explosión de locura.

El nudo en mi garganta se hacía cada vez más grande obstruyendo el paso del aire hacia mis pulmones, lo cuales se expandían y se contraían con una rapidez descomunal. Sentía una presión en mi pecho que se intensificaba hasta el punto de amenazar con estrujarme todos los órganos.

"¡¡El culpable de todo es Kiyo!!" De la rabia que sentía Himiko, al intentar gritar se ahogaba con su propias palabras. "¡¡Nadie será ejecutado excepto él!!"

"No dejaré que....." Quise soltar toda la furia que sentía florecer dentro de mí, pero se me rompió la voz en mil pedazos cuando lo intenté. A pesar de todos, respiré hondo y le lancé a Kiyo la mirada más repulsiva que pude. "No dejaré que Tenko muera, el único que merece ser ejecutado aquí eres tú, escoria."

"¡¡Tenko no ha hecho nada malo!!" Kaito alzó la voz a la vez que le daba un fuerte golpe a la parte delantera de su podium. "¡¡Ella solo quiso hacer lo correcto, no podemos votarla por eso!!"

Sin embargo, los rostros de la mayoría de nuestros compañeros mostraban que no estaban de acuerdo con nosotros, compartían nuestro dolor ante tal injusticia, pero sabían que era imposible oponerse a Monokuma.

"Sé que duele hacerlo, pero las normas de Monokuma..." Shuichi trató de alzar la voz de la razón, pero ni si quiera fue capaz de terminar la frase.

"¡¡No me importan las estúpidas normas!!" La mirada de Himiko se oscureció emanando pura furia de sus ojos. "¡¡Tenko se queda conmigo!!"

"Negarlo solo te hará más daño, Himiko." Tenko trató de tranquilizarla, a pesar de que ella también se estaba rompiendo por dentro. "No te preocupes, estaré bien si tú lo estás."

"¿¡¿Cómo vas a estar bien?!?" La voz de Himiko se quebraba por momentos. Había entrado en un estado de negación, pero no la culpo porque yo también. "¡¡Hay que vengar la muerte de Gonta votando a Kiyo!!"

"Kehehe, ¿no has prestado atención todo este tiempo?" La voz de Kiyo chirriaba en mis oídos "La última persona en matar a Gonta fue Tenko, es la única culpable."

"¿¡Cuando vas a dejar de reírte como un maldito creepy!?" Bufó Kaito lanzándole una mirada amenazante. "¡¡Nadie quiere escucharte, el verdadero asesino eres tú!!."

"Creo que todos opinamos igual, no vendría mal que cerraras la boca de vez en cuando, Kiyo." Le advirtió Rantaro amenazante.

"¡Exacto, odio a los asesinos y más si son asesinos mentirosos!" Espetó Kokichi con falso enfado.

"¿Qué hacemos ahora?, dentro de poco tendremos que votar..." Declaró Tsumugi algo asustada.

"¡¡Está claro lo que vamos a hacer!!" Gritó Himiko tan alto como le permitieron sus pulmones. "¡¡Votaremos por el psicópata de Kiyo!!"

"Vamos Himiko, sabes que eso no es posible." Le advirtió Kokichi. "Monokuma nos ejecutará a todos."

En ese momento se me encendió la bombilla, sabía perfectamente que todo el juego era un show que se estaba transmitiendo a millones de personas. Si ese es el caso, a Monokuma no le interesa que todos seamos ejecutado a la vez. Está claro que al público no le gustaría nada.

"¡Puede que no!" Grité con desesperación captando la atención de todos, los cuales me miraban con confusión. "Monokuma disfruta viendo como nos matamos unos a otros, ¿de verdad terminaría tan rápido con todo esto?"

"¿A qué te refieres?" Preguntó Shuichi. "Monokuma ya ha dejado claro que no le importa asesinarnos cuando él quiera."

"¿Estás proponiendo que todos votemos a Kiyo y que Monokuma no podrá hacer nada al respecto?" Preguntó Rantaro frunciendo el ceño.

"Kehehe...eso es ridículo." El antropólogo soltó varias molestas risitas. "Si votáis por mí todos excepto Tenko moriremos."

"¡¡Pues que le jodan, prefiero morir a dejar que tú vivas!!" Le encaró Kaito apretando los dientes.

"Chicos, me hace feliz que me defendáis, pero soy la culpable, nunca me perdonaré haberle hecho esto a Gonta." Tenko bajó la mirada y apretó ambos puños con fuerza.

"Tú no has hecho nada Tenko, por favor no pienses lo contrario." Dijo Shuichi llevándose una mano al pecho con aflicción.

"Nunca lo mataste Tenko, tenlo claro, la persona que asesinó a Gonta es Korekiyo." Espeté mientras le lanzaba una mirada asesina al chico. "Es por eso que debemos votar por él, por el verdadero culpable."

"¿Habéis perdido el juicio?" Cuestionó Kiyo con una mirada aterradora. "Todos votaremos a Tenko, dejad vuestras alucinaciones."

"¡Me niego, me niego, me niego, me niego, me niego!" Himiko cerró con fuerza los ojos y comenzó a gritar con toda la fuerza que le permitían sus cuerdas vocales. Era evidente que la chica no se encontraba bien y estaba al borde de un colapso mental. "¡No!, ¡¡No!!, ¡¡¡No!!!, ¡¡¡Todos votaremos por Kiyo!!!"

"Kehehe, veo que-." La escoria de Kiyo trató de replicar, pero fue cortado de inmediato.

"¡¡Cállate!!" Ninguno de nosotros había visto a Himiko lanzar una mirada tan llena de furia antes. "¡¡No queremos oír tu irritante voz, cállate de una vez y muere!!"

"No lo podía haber dicho mejor, Himiko." Espeté con desdén. "Pagaras MUY caro por esto, no dejaré que salgas vivo de esta sala."

"¡¡Es todo su culpa!!" La voz de Himiko se quebraba por momentos haciendo que mi corazón se retorciera de dolor. "¡¡No es justo!!"

"Dejadme adivinar, nunca podréis perdonarme." Espetó Kiyo en un tono de jocosidad que me enervaba por dentro. "(T/N), Himiko, debéis odiarme demasiado."

Antes sus palabras todos le lanzamos una mirada de repulsión, la última persona que queríamos escuchar ahora mismo era la basura putrefacta de Korekiyo. A pesar de nuestras expresiones de advertencia, el chico continuó hablando como si estuviera orgullo del desenlace final del juicio.

"Quizá os sentiríais mejor si fuese ejecutado por Monokuma." Declaró con un tono que hacía que me hirviera la sangre en las venas. "Pero desafortunadamente para vosotras, eso no pasará."

"¡Si todos votamos por ti, Monokuma no tendrá más remedio que ejecutarte!" Bramé apretando con tanta fuerza los dientes que podía partírmelos ahí mismo.

Kiyo me sacaba de mis casillas, solo pensaba en correr hacia su podium y ahorcarle con mis propias manos hasta que su último soplo de aire expirara. Y no miento si digo que lo disfrutaría.

"Kehehe, ¿quién es la que dice cosas sin sentido ahora?" Se burló Kiyo cruzando sus brazos. "Está claro que no estás pensando con claridad, todos moriremos si votáis por mí."

"¡No me importa morir mientras caigas conmigo!" Bufó Kaito con el puño apretado con tanta fuerza que se le salían las venas.

"¡¡Serás ejecutado, si no es por Monokuma, será con mi magia!!" Himiko le lanzó una mirada fulminante a Kiyo, estaba cegada por la rabia.

"Observar a los dos más necios de acuerdo es como un mal chiste." Espetó Kiyo mientras soltaba unas asquerosas risitas.

"¡Ey hombre degenerado, no le vuelvas a hablar así a Himiko!" A pesar de lo abatida que estaba Tenko, sacó fuerzas para proteger a Himiko una vez más. "Voy a ser ejecutada, no me importaría que hubiese otro cadáver ahora mismo."

La amenaza de Tenko pareció mantener alerta al antropólogo, los ojos de la chica indicaban que no estaba bromeando. Incluso en estas situaciones saltaba en defensa de Himiko.

"Quien iba a decir que este juicio se avivaría tanto, ahora estoy completamente satisfecho." Monokuma alzó la voz con diversión. "Diría que uno de los mejores finales que he visto."

Estabamos tan demacrados que ninguno de nosotros tenía la fuerza suficiente para contestarle a Monokuma, ni si quiera Kaito como normalmente haría. El astronauta estaba frustado con ambos puños agarrando fuertemente los laterales de su podium, se notaba que estaba haciendo un gran esfuerzo por no explotar allí mismo.

"Y-Yo...no puedo aceptarlo, Tenko, no puedo aceptar que seas la culpable." Desvié mi mirada hacia la chica mientras varias lágrimas de rabia se asomaban por el borde de mis ojos.  "No puedo ni pensar en verle la cara todos los días a ese parásito sabiendo que, no solo mató a Gonta, si no que te mató a ti también, es por eso que lucharé contra Monokuma sin importar qué."

En mis palabras quedaba reflejado un odio inmenso, un odio por este juego, por Monokuma, por Kiyo. No pienso perder a Tenko, estoy segura de que aún la podemos salvar. No pienso acatar las normas de Monokuma incluso si eso significa mi muerte.

"¡¡Así se habla!!" Me halagó Kaito algo más motivado. "¡Alcémonos contra Monokuma, no podrá hacer nada contra todos!"

"Siento aguaros la fiesta, pero no sé si habéis olvidado que Monokuma tiene un ejército de exisals ahí afuera." Declaró Kokichi con un tono impasible.

"¡¡Qué le jodan a los exisals, no me dejaré vencer tan fácilmente!!" Kaito se veía más decidido que nunca.

"¡¡Tenko se vienen con nosotros a la academia!!" Bufó la maga dirigiendo su mirada hacia la chica y haciéndole un gesto con la mano. "Vamos, Tenko."

"Quien se vaya de aquí sin votar será ejecutado de inmediato." Advirtió Monokuma con una sonrisa atroz.

"¡¡No me importa, no pienso escucharte más!!" Podía sentir el odio y la rabia que emanaban de Himiko, podía sentirlo porque yo estaba igual que ella. "¡¡Haré lo que yo quiera y me voy a ir de aquí con Tenko!!."

"¡¡Por encima de nuestro cadáver le tocarás un pelo!!" Grité con furia mientras le lanzaba una mirada fulminante a Monokuma, el cual parecía divertirle el momento.

"¡¡Esto no puede ser así, tiene que haber alguna maldita norma que diga que Kiyo es el que debe ser ejecutado!!" Le encaró Kaito a Monokuma.

"Por desgracia para ustedes esa norma es inexistente." Se burló el oso mostrando sus afilados dientes.

"C-Chicos ya basta, me duele veros así." Musitó Tenko temblando ligeramente. "N-No luchéis contra algo que no podéis vencer, al menos no ahora mismo, porque sé que algún día lo lograréis."

"¡¡¡No!!!" Gritó Himiko con pura desesperación. "¡¡No quiero que te vayas!!"

Cada palabra que emitía Himiko era como una cuchillada para Tenko, pero si quería calmar a la maga no podía entrar en la desesperación y eso ella lo sabía.

"Shuichi, ¿p-puedes hacerme un favor?" Los ojos de Tenko se cristalizaban poco a poco a la vez que su voz apenas lograba salir de su garganta. "¿P-Puedes aclararlo todo desde el principio?"

"¡¡No!!, ¡¡Shuichi no hay nada que aclarar!!" Himiko no podía ni mantenerse en pie, si seguía así colapsaría en cualquier momento. "¡¡Ya sabemos quien es el culpable y es Kiyo!!"

Shuichi se estremeció de dolor en el podium debatiendo en su mente que es lo que debía hacer.

"Shuichi, por favor." Tenko se lo estaba rogando, quería que Himiko comprendiese la verdad, quería que yo la comprendiese, pero nunca lo aceptaré.

"Está bien, Tenko." El detective accedió apenado.

"¡¡Shuichi ni se te ocurra, no lo hagas!!" El tono de voz de Himiko era capaz de desgarrarte la piel, estaba consumida por la desesperación. "¡¡No aclares nada, no hay nada que aclarar!!"

"..." Shuichi bajó la mirada dolorido, pero finalmente frunció el ceño y comenzó la explicación.

"Todo comenzó con el nuevo motivo de Monokuma, un libro de resurrección, que prometía entablecer una conexión con una entidad espiritual de uno de los recientes fallecidos. A pesar de que la mayoría no creía que algo así pudiera ocurrir, fuimos convencidos por Kiyo para realizar un ritual de resurrección. Lo que ninguno se imaginaba es que su verdadera motivación para realizarlo sería llevar a cabo su plan de asesinato."

"Kiyo tenía un pasado que todos desconocíamos, uno en el que asesinaba a mujeres dignas de la amistad de su hermana, pero por razones obvias lo mantuvo en secreto. Embaucado por ese deseo, armó un plan para acabar con todas las chicas de la academia, empezando por Himiko. El antropólogo sabía de los ingredientes del brebaje de la maga gracias a la nota que escribió ella, por lo que aprovechó este conocimiento para llevarse del invernadero unas semillas muy similares a las que ella tenía en su pócima, unas tóxicas y mortales, las semillas de la planta del diablo."

"Esa misma noche Himiko dejó la pócima en su laboratorio, pues según ella los buenos brebajes necesitan fermentar. Todo eso lo usó Kiyo a su favor, de manera que consiguió envenenar el brebaje sin ser visto, pero no acaba ahí la cosa, con la intención de hacer ver su muerte como un suicidio intercambió las semillas del bote de Himiko por las envenenadas."

"A la mañana siguiente, el plan de Kiyo hubiera salido a la perfección de no ser porque Kokichi, aún no sabemos si conscientemente o no, dejó que Gonta se tomara el brebaje de Himiko, mientras ésta estaba en la cocina. Esta acción fue lo que desencadenó que el plan de Kiyo fallase flagrantemente, ya que en lugar de Himiko fue Gonta la persona que había sido envenenada."

"Sin embargo, ocurrió algo terrible. Himiko quiso volver a hacerse un segundo brebaje, pero sin darse cuenta usó las semillas envenenadas que había colocado Kiyo en su bote. Tanto el culpable como ella no se dieron cuenta del error y siguieron con normalidad hasta que llegó la hora del ritual. Kiyo debió estar muy confundido al no ver ningún cadáver por la mañana, ya que Himiko hubiera muerto por el veneno con rapidez, pero Gonta fue capaz de aguantar más tiempo con él en el cuerpo. A pesar de todo el antropólogo procedió con su plan de la sesión."

"Una vez en el ritual, Kiyo asignó una tarea a cada uno de los presentes, de modo que Gonta se quedó solo en el cobertizo. Fue en ese momento que ocurrió la injusticia por la que todos estamos dolidos. Las primeras en llegar de nuevo al cobertizo fueron Himiko y la culpable. Gonta seguía quejandose de sus dolores en el pecho a causa de la primera poción envenenada. Por esta razón Himiko, con buenas intenciones, le ofreció su brebaje asegurándole que se pondría mejor. Lo que ni la culpable ni ella esperaban era que ese brebaje estaba envenenado, acelerando el proceso de parálisis muscular en Gonta y llevándolo más rápido a una muerte segura."

"Cuando todos llegaron al cobertizo procedieron a comenzar el ritual. Kiyo había preparado con anterioridad el generador en el subsuelo con los cables pelados para electrificar la jaula de metal y asesinar a la persona en su interior con solo apretar un simple botón. Además, cortó el agua de la academia y envolvió los cables en una sustancia inflamable para causar un incendio que destruiría todas las pruebas. Entre ellas las semillas de sésamo en la bolsa transparente, las cuales nosotros pensamos que eran las del diablo."

"Por suerte Kiyo no pudo completar su plan, pero a cambio una vida inocente se terminó perdiendo, la vida de Gonta, un caballero de gran corazón. Cuando Gonta fue a abrir la jaula para que (T/N) entrase, el veneno ya estaba en su punto más álgido y se desplomó en el suelo, incapaz de mantenerse en pie. Todos los allí presentes, incluso Kiyo, estaban estupefactos por lo ocurrido sin comprender qué era lo que estaba sucediendo."

"La culpable y Himiko salieron a por ayuda cogiendo un kit médico por el camino, mientras que Kiyo y (T/N) eran testigos de como Gonta escupía sangre. Ambos salieron del cobertizo a por ayuda dejando a Gonta solo. Poco después llegaron el culpable y Himiko con el kit, pero Gonta estaba demasiado mal en ese momento. Nuestra culpable vio que la sangre de Gonta tenía las mismas semillas que las que Himiko había puesto en su brebaje y recordó rápidamente el momento en el que la maga le ofreció a Gonta la pócima. Debido a su gran corazón, no podía permitir que Himiko se volviera culpable, así que por puro instinto y sin saber muy bien lo que hacía, le dijo a la maga que le diera la pócima y que se fuera con el kit a buscar más ayuda. Himiko del pavor que tenía asintió sin imaginarse lo que estaba apunto de ocurrir."

"La culpable, con todo el dolor del mundo, hizo que Gonta se bebiese los últimos sorbos del brebaje, de manera que se sacrificaría por la pequeña Himiko. Tanto Gonta como la culpable nunca desearon estar en ese lugar, ninguno de ellos se mereció pasar por lo que tuvo que pasar, tenían un buen corazón y un gran espíritu de protección hacia los demás."

"La culpable, dolorida, salió del cobertizo y alcanzó a Himiko, la cual estaba igual de aterrada que ella. La culpable convenció a Himiko de que no dijera nada sobre la pócima, ambas no sabían exactamente que había pasado. Finalmente Kaito y yo las encontramos mientras la culpable sujetaba el brebaje y Himiko el kit. Justo en ese momento sonó el anuncio de cadáver y fuimos corriendo al cobertizo para encontrarnos el cuerpo de nuestro gran amigo Gonta."

"Sin embargo, se encontraba en una posición diferente y con unos cables enrollados al cuello, ya que el chico cuando vio que la culpable se estaba sacrificando por Himiko, él quiso hacer lo mismo. El único deseo de Gonta era protegernos a todos hasta el final. Por eso, se arrastró por el suelo y a su paso tiró la jaula, descubriendo los cables que habían debajo de ésta. El chico, como pudo, se los enrolló en el cuello dispuesto a asesinarse él mismo para que la culpable no tuviera que ser ejecutada, no hay palabras para describir el heroísmo de la víctima y del culpable. A pesar de todo, su plan no pudo terminarse, ya que la parálisis muscular le impidió tener la fuerza suficiente para ahorcarse y terminó falleciendo debido al veneno, convirtiéndo en culpable a la persona que no se lo merecía y dejando escapar al verdadero asesino de este caso, Korekiyo Shinguji."

"Tenko Chabashira, Ultimate Aikido Master, se sacrificó por Himiko y eso es un gesto que nunca olvidaremos."

"..." Las palabras de Shuichi hicieron que mi cabeza diera vueltas, aún no era capaz de aceptar la situación y la impotencia me carcomía por dentro.

Himiko apenas podía mantenerse en pie y se sujetaba torpemente al podium, su rostro aún seguía enrojecido y sus labios temblaban demostrando el miedo que la engullía.

"Está bien, Himiko." Tenko alzó su temblorosa voz con la intención de calmar a la maga. "Sonríe, me duele verte así."

La expresión de Himiko delataba un estallido de furia inminente. Cuando estableció contacto visual con Tenko y vio que ésta le ofrecía una sonrisa de compasión, no pudo contenerse y varias lágrimas de ira se escaparon de sus ojos.

"¡¡Como quieres que sonría si me estoy muriendo por dentro!!" El gritó de Himiko hizo eco en toda la sala y rebotó en mis oídos como un cuchillos desgarrando mi piel.

Esas palabras destrozaron a Tenko por dentro, se notaba que la chica estaba haciendo un gran esfuerzo por no mostrarse débil y por no romperse delante de la maga. Hacia lo posible para que tanto Himiko como yo no sufrieramos más de lo que ya lo estabamos haciendo. El simple hecho de darme cuenta de que, incluso en ocasiones como esta, pensaba en nuestro bien, hizo que un dolor intenso se acumulara en mi pecho, teniendo que apretármelo con una de mis manos a modo de calmar ese intenso sufrimiento.

Estaba cegada por la furia y el odio, así que desvié mi mirada hacia Kiyo y lo amenzacé con un tono frío como el hielo.

"Kiyo te juro que cuando salgamos de aquí no dejaré que pongas un pie en la academia."

"¿Piensas matarlo delante de todos?" Kokichi me miraba con una expresión que no pude descifrar, pero juraría que en su tono de voz había algo de preocupación. "Vamos (T/N), no eres tan estúpida."

"Kehehe...si intentas algo así solo acabarás con tu propia vida." Espetó Kiyo con un tono provocativo que me hizo apretar el puño tan fuerte que clavé mis uñas en él.

"¿Qué se supone que debemos hacer ahora?" Preguntó Tsumugi apenada.

"¡Me alegra que preguntes, porque es momento de votar!" Anunció Monokuma con una repulsiva emoción."

"¡¡NOO!!" Himiko abrió los ojos de par en par aterrorizada. "¡¡¡No pienso votar!!!"

"¡¡Yo tampoco voy a votar para que Kiyo se salga con la suya!!" Bufé cegada por la ira.

"Sé que duele, pero si no votamos, Monokuma..." Shuichi fue cortado antes de que pudiera terminar la frase.

"¡¡ME DA IGUAL!!" Rugió Himiko a la vez que su cara se volvía de un rojo intenso.

"¡¡Esto es injusto, yo votaré por el verdadero asesino!!" Anunció Kaito con decisión.

"¿Quieres decir que votarás por Kiyo?" Preguntó Tsumugi estupefacta.

"Esto es un juicio, ¿no?" El astronauta se veía mas decidido que de costumbre. "Nosotros somos como el jurado, si todos creemos firmemente que el asesino es Korekiyo, Monokuma no tiene nada que hacer al respecto."

"Kaito eso no tiene nada de lógica, ¿te estás escuchando?" Espetó Kokichi con un tono de voz impasible.

"¿Y qué vas a hacer?" Cuestionó el astronauta en cólera. "¿Votar por alguien inocente?, no pienso caer tan bajo al nivel de Monokuma y menos a uno al que favorezca a Kiyo."

"Está situación es muy complicada, pero si no nos remitimos a las normas de Monokuma, nos ejecutará a todos." Enunció Rantaro desviando la mirada.

"¡¡No me importa, no dejaré que Tenko muera!!" Replicó Himiko entrecortada por su agitada respiración.

"Himiko deja tus rabietas de niña para después." Dijo Kokichi con un expresión seria, impropia de él.

"¡¡Cómo te atreves!!" Le encaró la maga. "¡¡Tenko merece vivir, ella no ha hecho nada!!"

"¡Estáis alargando mucho lo inevitable!" Monokuma alzó la voz con un tono jocoso que solo hizo aumentar mi odio interno. "¡Es hora de votar!"

"¡¡¡AÚN NO!!!" Gritó Himiko casi con súplica.

Sin embargo, Monokuma ya había activado nuestras pantallas con las respectivas casillas de los estudiantes, era el momento de votar.

En ese instante comprendí que tenía que hacer algo, aún hay esperanzas por Tenko, aún puedo hacer algo.

"¡¡Monokuma no nos puede matar a todos!!" Bufé con un rayo de esperanza en mis ojos que solo me hacía caer aún más hondo en la desesperación. "¡¡Si Kiyo sale culpable no tendrá más remedio que ejecutarlo!!"

"(T/N) comprendo tu ira pero..." Rantaro trató de calmarme, pero era imposible.

"¡¡Enserio escuchadme, podemos salvar a Tenko!!" Grité con súplica que denotaba ráfagas de locura. "¡¡Creed en mí, por favor!!"

"Yo lo tengo claro, este osucho no me va a decir quien es el culpable correcto." Espetó Kaito apretando el puño. "¡Sé perfectamente quien es el que debe ser ejecutado!"

"Si votamos a Kiyo todos moriremos, ¿entendéis?" Enunció Kokichi con una seriedad que asustaba.

"¿Tengo cara de que me importe?" Fue la contestación que le dio Kaito a la vez que le lanzaba una mirada fulminante a Monokuma.

"¿Kaito alguna vez has votado por la persona correcta en algún juicio?" Espetó Kiyo con una tranquilidad que me enervaba la sangre en las venas. "Eres la imprudencia en persona."

"¡¡No te atrevas a dirigirme la palabra, basura!!" Le encaró el astronauta apretando los dientes. "¡¡Al carajo, no pienso dejar que Kiyo viva!!"

En ese momento Kaito apretó en su pantalla una de las casillas con total decisión y levantó la cabeza sin arrepentimiento. "Hecho, Kiyo no te vas a librar de esta."

Desvié mi mirada hacia la gran pantalla que había colocado Monokuma, en la que se mostraban los votos que recibía cada uno de nosotros. El astronauta no mentía, debajo del nombre de Kiyo había un voto....no, ¡habían dos!

"¡Ahí tienes Kiyo, serás tú el ejecutado!" Exclamó Himiko con un rayo de esperanza iluminando sus ojos.

"¡Esperad!" Shuichi se comenzó a alarmar. "No podemos votar a-"

"¿Es que quieres que muera Tenko?" Le reprendió Kaito dejando al detective en silencio.

"Kehehe, está claro que no estáis pensando con claridad, Monokuma no me va a ejecutar." Espetó Kiyo con una serenidad escalofriante.

"Kiyo creo que es buen momento para mantener tu maloliente boca cerrada." Dijo Kokichi con burla. "El aliento te canta desde aquí."

"Shuichi, dime que no ves la injusticia." Espetó Kaito apretando los dientes.

"Lo sé Kaito, pero..." Shuichi respiró hondo antes de hablar. "Monokuma nos ejecutará si no la votamos."

"No pasa nada." De repente la armoniosa voz de Tenko se alzó entre todas las demás, la chica no era capaz de hablar sin romperse en mil pedazos, pero aún así mantenía su temblorosa sonrisa para nosotros. "Debéis votarme."

"¡¡No Tenko, hazme caso aún hay esperanzas!!" Exclamé casi sin fuerzas para emitir una palabra.

"Entiendo que vuestro corazón no os deje pensar con claridad, pero no nos arrastréis a los inteligentes con vuestras ideas sin sentido." Enunció Kokichi desviando la mirada.

"¡¡No son ideas sin sentido, Tenko es mi amiga y nadie la va a tocar!!" Bufó Himiko apretando ambos puños con fuerza.

Al oír la palabra amiga, Tenko dejó escapar una pequeña lágrima que pasó desapercibida para la mayoría. Su sonrisa se curvó aún más, esas palabras la habían hecho feliz.

"Eso mejor díselo a Monokuma." Espetó Kiyo para acto seguido apretar la casilla de Tenko, de manera que un voto apareció debajo de su nombre.

"No pienso morir, dije que ganaría este juego y eso haré." Anunció Kokichi mientras apretaba la casilla de Tenko sumándole otro voto.

"Mi pobre corazón no aguanta verlas separadas, son uña y carne." Declaró Tsumugi con aflicción. "Yo votaré por Kiyo."

Abrí mis ojos de par en par al ver que Tsumugi estaba de nuestro lado, ¿eso quiere decir que hay alguna posibilidad de ejecutar a Kiyo en lugar de a Tenko? Si la hay me aferraré a ella como la hiedra a la roca. Desvié mi mirada hacia la gran pantalla de votos para descubrir que Kiyo ya tenía tres mientras que Tenko solo dos.

"Lo siento, pero mientras estemos atrapados en esta academia estamos sometidos por Monokuma." Musitó Rantaro algo dolorido y evitando el contacto visual conmigo. El chico pulsó la casilla de Tenko dejándolos a ambos en un empate.

"Shuichi, tú estas con nosotros ¿verdad?" Kaito le lanzó una mirada de complicidad, pero se sintió traicionado cuando el detective no la correspondió.

"Yo..."

Antes de que Shuichi pudiera seguir hablando, tomé la decisión, no dejaría morir a Tenko. Con el ceño fruncido y sin ningún arrepentimiento apreté la casilla de la imagen de Kiyo. Si mi teoría es correcta, Monokuma no nos matará a todos, ya que el show terminaría muy rápido y eso no sería bueno para su audiencia. En la pantalla todos pudieron ver como Kiyo superaba a Tenko por un voto, algunos me lanzaron una mirada de alegría mientras que otros solo se aterraron.

"(T/N)..." Rantaro trató de decirme algo, pero simplemente no pudo.

"No puedo votar por Tenko." Anuncié con firmeza. "Lo siento, simplemente no puedo, me come por dentro ver como ese engendro va a vivir y mi amiga va a morir."

Al terminar de hablar le lancé una mirada esperanzadora a Tenko, la cual emblandeció su rostro causando que mi corazón se estremeciera de dolor.

Ante mi decisión de voto, Shuichi pudo aclarar su mente y votó por Tenko. "Lo siento Kaito, pero prometí que os sacaría de aquí, no puedo hacer esto."

Todos desviamos nuestra mirada hacia la pantalla, tanto Kiyo como Tenko tenían cuatro votos, habían quedado en un empate.

"Están empatados..." Enunció Tsumugi aterrada.

"Pero somos impares, ¿verdad?" Cuestionó Kaito. "Entonces falta alguien por votar."

"¿Quién?" Preguntó Tsumugi.

Como si todos nos hubiésemos coordinado, nos giramos hacia Tenko al mismo tiempo, la chica no eliminaba la dolorosa sonrisa de su rostro.

"¡¡Falta Tenko!!" Toda la rabia e ira de Himiko había desaparecido, en su lugar había una expresión de pura felicidad y emoción. "¡Lo hicimos Tenko, lo hicimos, solo tienes que votar por Kiyo!"

"No tienes escapatoria Kiyo, te hemos vencido." Espetó Kaito victorioso.

Un silencio aterrador impregnaba la sala, la tensión entre nosotros crecía a niveles estratosféricos.

"¡Tenko, lo hicimos, lo hicimos!" Repetía la pequeña Himiko con ilusión mientras daba un ligero salto de alegría. "¡Acabemos con Kiyo!"

"..." Tenko miraba a Himiko como una madre mira a un hijo que se está haciendo mayor. El cariño que transmitía una simple mirada era tal que la maga al notarlo paró de saltar de alegría y la miró en confusión.

"Sí Himiko...., lo hiciste." Proclamó Tenko con alegría. "Vivirás y eso es lo único que me importa."

"¿Huh?" Himiko la miró con el terror reflejado en sus ojos. "¿Q-Qué dices?, ¡tú también vivirás, vota a Kiyo rápido!"

"Lo siento Himiko, no puedo hacer eso." Dijo finalmente reteniendo las lágrimas que amenazaban con desbordar sus ojos.

"¿P-Por qué no?" Preguntó la maga comenzando a desesperarse. "S-Solo le tienes que dar a la casilla..."

"Ojalá pudiera seguir viendo tu sonrisa todos los días, pero no puedo dejaros morir, ni a ti ni a (T/N), aunque eso signifique dejar vivir a Kiyo." La voz de Tenko se quebraba por momentos, pero aun así sonaba orgullosa de haber salvado a Himiko de una muerte segura.

Dentro de mí una voz gritaba con fuerza que tenía que parar eso, quiero salvarla, sé que puedo, solo tenemos que votar a Kiyo. Esta vez te protegeré de verdad Tenko.

"¡¡Tenko, hazme caso, si votas por Kiyo monokuma no nos matará!!" Grité con la voz tan ahogada que creer mis palabras sería muy complicado. "¡¡No podrá matarnos a todos, por favor!!"

"(T/N) tranquila estaré bien." La chica dirigió hacia mí su mirada, causándome un dolor tan intenso que solo quería agarrarla de la mano y llevármela a algún lugar seguro para protegerla. "Sabes que eso no pasará, ya sabemos de lo que es capaz Monokuma."

"¡¡No!!" Negué dado un golpe al lateral de mi podium, causando que la chica me mirase entristecida como si le doliera más verme así que el hecho de saber que iba a ser ejecutada. "¡¡Tenko te lo digo enserio, por favor vot-!!"

No era capaz de percibirlo, pero por fuera se me veía bastante desesperada y al borde de la locura, lo único que me hizo darme cuenta de ello fue el grito de advertencia de Kokichi.

"¡(T/N) basta!" Vi de reojo como el chico me miraba fijamente con la intención de que desviara mis ojos hacia él, pero simplemente no podía dejar de observar el rostro de Tenko. "Esto es difícil para Tenko también, no se lo compliques más."

"Pero..." No pude replicar a eso, Kokichi tenía razón, solo se lo estábamos poniendo más difícil.

"A vosotras aún os queda un largo recorrido, me gustaría estar a vuestro lado, pero el mío se acaba aquí." Cada palabra que emitía Tenko era como si todos los huesos de mi cuerpo se rompieran al mismo tiempo.

"¡N-No!, ¿q-qué estás h-haciendo?" Himiko no podía ni hablar las palabras se le atragantaban como si tuviera una soga atada al cuello. "Tenko, no lo hagas."

Tenko en respuesta dejó caer el dolor que estuvo reteniendo todo ese tiempo en forma de lágrimas, las cuales resbalaron por su rostro hasta su barbilla en cuanto agachó la cabeza para observar su pantalla de votación.

"¡¡Tenko para!!" Himiko dirigió su mirada hacia la chica con unos ojos que palpitaban de dolor.

A pesar de todo, Tenko no le hizo caso y dirigió su mano hacia una de las casillas mientras se estremecía de dolor.

"¡¡TENKO!!" El último grito de Himiko reflejó el intenso dolor que sentía mientras extendía su mano para intentar alcanzar el podium de Tenko, pero estaban muy lejos y la chica ya había apretado la casilla. "¡¡NOOO, PARA!!"

En la pantalla de Monokuma podía verse que el voto final había ido para Tenko, se había votado a sí misma. Después de todo, no pude hacer nada...

"Por favor, para..." La voz de Himiko se iba apagando poco a poco a la vez que nuestras esperanzas por salvarla, todo se había desvanecido, ya no quedaba nada excepto la cruel aceptación.

"Vaya, vaya, eso ha sido intenso, puedo asegurar que más de uno ha sudado por todos lados." Rió con jocosidad Monokuma. "¡Veamos si habéis elegido la opción correcta o la mortalmente incorrecta!"

No quería ni mirar, estaba petrificada. No puedo creer que esté pasando de verdad. Tenko, ¿por qué te tienes que ir así? Quédate un poco más...

Bajé la mirada al oír el felicidades de la máquina de Monokuma que apuntaba directamente hacia el muñeco de Tenko. Nunca un felicidades se había sentido tan doloroso.

"¡¡Felicidades habéis elegido al culpable correcto!!" Anunció Monokuma con un tono irritante.

"..." En ese momento el silencio entre nosotros era el grito más fuerte.

Himiko no pudo sostenerse más en pie y cayó sobre sus rodillas, su rostro estaba descompuesto y el tono de su voz al hablar era tan frágil como un copo de nieve.

"¿Por qué?" Fue lo único que pudo musitar la chica en un tono casi inaudible. "¿Por qué, Tenko?"

En respuesta, Tenko estrechó los ojos con cariño y apretó su pecho con el puño cerrado para reprimir el dolor que iban a causar las palabras que estaba a punto de decir.

"Porque te quiero."

Himiko se quedó perpleja mirando a la chica a la vez que su rostro se estremecía de dolor. Una vez que la primera lágrima se liberó, el resto siguió en una corriente ininterrumpida. Himiko se inclinó hacia adelante donde estaba de rodillas en el podium y presionando sus palmas contra el suelo, comenzó a llorar con la fuerza de una persona vomitando a cuatro patas.

Los desgarrantes gritos de dolor provenientes de Himiko era lo único que se oía en la sala. La mayoría de nosotros solo desvió la mirada incapaz de interrumpir los berridos de sufrimiento que emanaban de la chica. Sin darme cuenta mi visión comenzó a nublarse y para cuando me percaté, mis ojos parecían dos grandes nubes empapadas de lluvia.

Tenko olisqueó y secó sus ojos mientras trataba de sonreír. "Te quiero desde el fondo de mi coraz-." La chica no pudo terminar la frase, su voz se quebró y comenzó a sollozar mientras limpiaba continuamente su rostro tratando de calmarse así misma. "Te quiero desde el fondo de mi corazón, cada minuto que pasé a tu lado me hizo un poco más feliz."

Himiko levantó su rostro por unos segundo para establecer contacto visual con la chica. Su cara estaba completamente roja de la fuerza con la que lloraba, sus ojos estaban inyectados en sangre y sus párpados hinchados como globos.

"No me dejes, por favor." Himiko se frotaba continuamente los ojos y la nariz para parar el sin fin de líquidos repartidos por toda su cara.

Tenko se estremeció de dolor al escuchar las palabras de la chica y apretó los dientes en un afán de retener el estallido de desesperación que se iba acumulando en el ambiente.

"Nunca te dejaré Himiko, aunque tú no me veas siempre estaré cuidándote." La temblorosa voz de Tenko solo hacia que mi nudo en la garganta se hiciese tan grande que comenzara a doler. "Solo tienes que susurrar mi nombre desde el interior de tu corazón y yo estaré ahí."

"¡¡Pero yo te quiero aquí, a mi lado!!" Gritó la maga a la vez que golpeaba el suelo con furia. "¡No me dejes sola, te necesito!"

"Sé que lo harás bien sin mí, sobrevivirás este juego y luego podrás irte a casa." Tenko se retorcía de dolor por dentro, pero por fuera hacia el esfuerzo de mantenerse fuerte por todos nosotros. "Sé que puedes hacerlo, eres fuerte aunque no lo creas."

"Contigo me siento como en casa." La voz de Himiko se quebraba continuamente. "Eres la persona más preciada para mí, contigo puedo reír, llorar, gritar, puedo ser yo misma."

"No sabes-.....No sabes lo feliz que soy de escuchar eso." Tenko no podía retener más el dolor intenso que estrujaba su delicado corazón. "Ahora tienes que ser fuerte Himiko, tienes que pelear por tu vida, por todo lo que quieres, sé que puedes porque hay una luchadora dentro de ti."

"Si estoy sola la desesperación me comerá, si no estás para protegerme..." Himiko la mirada con desconsuelo.

"Himiko, no hay persona que mejor te pueda proteger que tú misma, solo tienes que creer en ti." Le animaba Tenko con la sonrisa más dolorosa de todas. "Yo lo hice desde el primer día que te vi, solo falta que lo hagas tú."

"¿Creer en mí?" La maga se atragantaba con sus propias palabras debido a lo sollozos.

"No dejes que nadie te haga sentir pequeña porque yo sé que eres muy grande." Esos últimos consejos que le daba Tenko, lo hacía en un intento de seguir protegiéndola. La animaba a ser fuerte para que nadie se atreviera a hacerle nada malo cuando ella ya no estuviera aquí.

"Quiero...quiero abrazarte una vez más..." Musitó Himiko.

Tenko esbozó una sonrisa de oreja a oreja y extendió los brazos en su dirección. Himiko no se lo pensó dos veces y tan rápido como sus piernas le permitieron se lanzó hacia ella con tal fuerza que ambas casi caen al suelo. Tenko envolvió en un cálido abrazo a la pequeña, que aún no paraba de llorar empapando toda su camisa. Himiko se aferraba a su cintura como si se le fuera a escapar de las manos, mientras Tenko acariciaba con delicadeza su pelo una y otra vez para calmar los sollozos de la maga.

Mi corazón se hacía cada vez más pequeño del dolor que causaba mirar la escena de ambas chicas abrazándose por última vez.

De repente, Tenko desvió su mirada hasta que encontró la mía y extendió uno de sus brazos hacía mí pidiéndome que me uniera al abrazo. En cuanto lo hizo, no dudé ni dos segundos en acercarme corriendo a la chica rodeándola con los brazos lo más fuerte que pude. Podía sentir su calor y su característico aroma, uno que se había vuelto muy familiar para mí. Noté como su temblorosa mano acariciaba lentamente mi espalda y como acto reflejo escondí mi rostro en su hombro para comenzar a sollozar.

Tenko acercó sus labios a mi oído para susurrarme.
"No pude prepararme bien para este día, siempre pensé que estaríamos juntas, siento dejarte así."

Emblandecí mi mirada antes sus palabras y me acerqué a su oído para susurrarle de vuelta. "Aunque no pueda verte nunca más, en mi corazón siempre estará el recuerdo de nuestra amistad."

La chica me lo agradeció apretándome aún más fuerte contra ella a la vez que soltaba unas risitas nerviosas y dolorosas. "No dejes que nadie os haga daño, tienes que prometerme que Himiko y tú saldréis de este infierno."

"Lo prometo, haré lo que esté en mi mano para sacarnos de aquí." Susurré con firmeza.

En ese momento la sonrisa de Tenko encontró la mía, ambas nos mirábamos con cariño, era una despedida y estaba claro que ella quería vernos sonreír al menos una vez más. Es por eso que, a pesar del dolor desgarrador, mantuve mi sonrisa, salada por el sabor de mis lágrimas.

"¿Por qué no me dejaste morir, Tenko?" Musitó Himiko mientras escondía su rostro en el pecho de la chica. "Tenías que haberme dejado morir."

A diferencia de mí, Himiko no lograba calmarse, una lágrima tras otra cubría su rostro hasta el punto de dejarla completamente seca por dentro. Tenko tomó delicadamente la barbilla de la chica para que ésta la mirara a los ojos.

"Si te hubiera dejado morir, me hubiera muerto yo antes." Dijo mirándola con ternura. "Saber que te he protegido es el mejor sentimiento que me puedo llevar."

Himiko se aferró a ella con más fuerza mientras las lágrimas dejaban un rastro por su rostro como la lluvia en un panel polvoriento.

"Por eso tienes que sonreír Himiko, no me quiero ir sin volver a ver esa hermosa sonrisa tuya."

La chica se separó unos centímetros de Tenko y se secó con la manga de su camisa todos los líquidos acumulados en su rostro. Después de respirar hondo, reunió fuerzas para mostrar una temblorosa pero tierna sonrisa que derritió a Tenko por dentro. A pesar de que la maga sonreía, sus ojos no paraban de llorar. Tenko al verla así, la sujetó por ambos cachetes y con sus dedos pulgares limpió las lágrimas que caían por su rostro.

"Quédate conmigo...." Musitó la maga tan bajo que solo Tenko y yo logramos escucharla.

Tenko separó con delicadeza el cabello que tapaba la parte superior del rostro de Himiko. Acto seguido, se inclinó hacia delante para plantarle un suave y tierno beso en su frente, demostrando todo el amor que había guardado dentro de su corazón.

"No quiero arruinar el momento pero..., mentira, quiero arruinar el momento." Monokuma alzó la voz cual vil villano. "Es hora de la ejecución, he preparado un castigo especial para la Ultimate Aikido Master."

"N-No, Tenko, no te vayas." Himiko enseguida borró su sonrisa para representar en su rostro la pura desesperación, lo cual emocionó aún más a Monokuma. "Por favor, no me dejes."

Tenko la miró con ternura analizando bien todo los detalles de su rostro como si quisiera memorizarlos antes de desaparecer para siempre. "Nunca me iré si me tienes aquí dentro." La chica señaló con el dedo índice el lugar donde debía estar el corazón de Himiko.

Acto seguido, Tenko despeinó un poco su pelo para quitarse su característico gran moño verde con estampado de flores blanco. Lo sostuvo con fuerza en sus manos y se lo tendió a Himiko para que ésta se lo llevara. "Si algún día te sientes sola puedes abrazarlo y sentirás que estoy contigo."

En respuesta Himiko la abrazó de nuevo con firmeza, incapaz de soltarse de la chica, parecía una niña que estaba siendo separada de su familia.

"¡Qué comience el castigo mortal!" Anunció Monokuma con maldad.

"Aún no, necesito un rato más a tu lado." Himiko agarraba la mano de Tenko con desesperación, podía notarse que tenía ganas de salir corriendo con ella y llevársela de ese lugar, y no mentiría si digo que yo también.

"Cada minuto que pasé con vosotras valió la pena." Tenko nos miraba tanto a Himiko como a mí con una expresión nostálgica. "Gracias por traerme algo de felicidad dentro de este infierno."

"Tenko, eres increíble." Fue lo único que pude decir al ver el gran corazón que tenía la chica, uno que se merecía mucho más de lo que había recibido. La impotencia por no poder luchar contra Monokuma me estaba matando por dentro.

"¡He dicho qué comience la ejecución!" Volvió a repetir Monokuma.

Pero Himiko seguía aferrándose a la mano de Tenko como si fuese su propia vida. "A-Aún no."

"¡¡¡Qué comience ya mismo!!!" Por el tono de voz se notaba que Monokuma se empezaba a irritar.

GAME OVER

Tenko ha sido declarada culpable.
¡Hora del castigo!

En ese momento apareció un Monokuma con corbata y traje por una puerta que se encontraba al fondo de la sala. Éste llevaba en sus manos un collar de metal bastante grueso unido a una larga cadera de acero, recordaba a una especie de correa.

Inmediatamente el Monokuma lanzó el collar de metal hacia Tenko, de manera que éste se abrió para atrapar su cuello y una vez enrollado en él volvió a cerrarse. El Monokuma, que agarraba la cadena unida al collar, tiró de ella para arrastrar a la chica hacia la puerta de la que esté había salido.

A pesar de todo, no lograba arrastrar a Tenko debido a que Himiko seguía sujetando su mano con fuerza y no tenía ningunas intenciones de soltarla. Sin embargo, cuanto más la retenía para que no se la llevaran, más sufría Tenko debido al collar enrollado a su cuello, del cual seguía tirando el Monokuma con corbata. Tenko se estaba ahogando y ante sus quejidos, Himiko no tuvo más remedio que soltarla para que dejara de sufrir, haciendo que Tenko fuese arrastrada por el suelo hasta desaparecer por la puerta del fondo de la sala.

Al igual que todas las ejecuciones anteriores, Monokuma encendió una gran pantalla que nos mostraría con detalle la injusta ejecución de nuestra amiga. No sabía si debía mirar o no, pero mi corazón latía con fuerza y mis piernas temblaban de miedo.

Tenko se encontraba en medio de una gran sala decorada como un ring de combate, propio de practicantes de Aikido, la única diferencia era que el suelo no tenía ninguna esterilla si no que estaba hecho de acero puro.

La chica estaba media aturdida por la sacudida que le había dado el Monokuma con corbata. Se llevó las mano su cuello dolorido, el cual había sido liberado de aquel tortuoso collar metálico que había dejado varias marcas en su piel.

En ese momento, una cadena de metal atada a una gran bola de acero se enrolló en una de sus muñecas, provocando que la chica estirara el brazo hacia abajo debido al enorme peso que suponía levantarla. Asimismo, otra cadena idéntica y también atada a otra bola de acero de igual tamaño se enrolló en su otra muñeca y otras dos en ambos tobillos. Tenko prácticamente estaba anclada en el sitio y si quería moverse debía levantar esas bolas hechas de un material que debía pesar toneladas. Detrás de ella apareció una máquina de la cual salía un brazo humano de gran tamaño, el cual por su aspecto y forma se notaba que pertenecía a un hombre.

Por otro lado, delante de ella había una especie de sala de control separada del resto de la habitación por una gran cristalera. En ella se encontraba el Monokumas con traje y corbata preparado para accionar una palanca. Además, en uno de los laterales de la sala había una gran puerta con un cartel iluminado en su parte superior en el que se podía leer "Ronda 1".

En ese instante la puerta se abrió de par en par dejando a la vista un muñeco hecho completamente de madera, del mismo tamaño que la chica. Este muñeco fue directamente a atacar a Tenko, la cual pudo derribarlo con mucha dificultad, ya que tuvo que levantar todo el peso de las cadenas unidas a las pesadas bolas de acero, reventándose las muñecas y los tobillos.

De nuevo la puerta se volvió a abrir indicando la segunda ronda y otro muñeco de madera se acercó a la chica. Esta vez no consiguió levantar del todo el brazo para derribarlo y el muñeco se abalanzó sobre ella rompiéndose en varias piezas. El Monokuma que se encontraba en la sala de control, a modo de castigo por no haber derribado el muñeco, activó la palanca, de manera que el gran brazo agarró a Tenko por la cintura y la levantó en el aire estampándola contra el suelo de acero con todas sus fuerzas. La chica se golpeó el cráneo causándole varios traumatismos y su columna vertebral sufrió severos daños por el impacto, se podía notar en lo curvada que había quedado su espalda después de ese golpe.

A pesar de todo, reunió fuerzas para levantarse de nuevo y derribar al siguiente muñeco de madera que había salido de la puerta, era la ronda 3. Tenko a duras penas podía mantenerse en pie, pero consiguió derribar varios muñecos de madera. Se podía notar como sus músculos estaban al límite parecía que éstos estallarían en cualquier momento, debido al gran esfuerzo que hacía la chica. La piel de sus muñecas y tobillos comenzaba a colorearse de un negro azabache debido al roce de las cadenas.

Cuando llegó a la ronda trece, la chica ya no podía más y cayó al suelo abatida, de manera que perdió contra todos los muñecos que salían de la puerta. Esto causó que el Monokuma activara repetidamente la palanca para que el brazo la alzara en el aire y la estampara contra el suelo sin ninguna pausa. El cráneo de Tenko crujía y se quebraba por dentro dañando áreas importantes del cerebro. A pesar de todo, el brazo seguía estrujándola contra el suelo repetidamente mientras Tenko intentaba zafarse sin éxito. Una de las veces le cayó encima del pecho una de las grandes bolas de acero que tenía atada en su muñeca rompiendo varias costillas y parte de su esternón.

Tenko estaba destrozada, pero seguía luchando por su vida. Ya incluso se podía divisar varios chorros de sangre cayendo por su rostro al igual que en su boca.

Cuando parecía que el enorme brazo le daría su golpe final, ocurrió algo que ninguno esperaba. El brazo se paró en secó y dejó a la chica tirada en el suelo, medio moribunda. Tenko levantó la mirada desorientada y aturdida sin comprender la situación.

[Ejecución fallida]

Abrí mis ojos de par en par ante el mensaje que se mostraba en la pantalla, ¿qué ha pasado?

Fue en ese momento que me di cuenta de que faltaba alguien en la sala de juicio, una persona que había salido corriendo hacia la puerta donde se estaba realizando la ejecución y había llegado a la sala de control donde se encontraba el Monokuma con corbata.

En la pantalla ahora se podía observar a una Himiko que había usado la botella que llevaba colgada al hombro, aquella donde vertía su brebaje mágico, para lanzársela al Monokuma dejándolo completamente inactivo a la vez que se rompía la botella en mil pedazos. La maga apoyó las palmas de sus manos en el cristal que la separaba de la zona donde se encontraba Tenko.

"¡¡T...TENKO!!"

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