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Capítulo 52


Al mirar la jaula de metal frente a mí, mi mente creó inconscientemente una atmósfera tétrica alrededor de ésta, como si de un elemento de tortura antigua se tratase. Ese momento se asemejó demasiado a la pesadilla que había tenido la noche anterior, aquella que no acaba bien para mí.

Un sudor frío comenzó a caer por mi frente y mi respiración se agitaba cada segundo que pasaba acompañado del rítmico latido de mi corazón acelerado. El arrepentimiento se apoderó de mí, pero ya no había vuelta atrás, ¿no?

Una voz interna gritaba que escapara de ese lugar, ¿pero realmente Kiyo será capaz de asesinar a plena vista de todos? Esto no es como el juego, aquí los rayos del sol iluminaban completamente la sala y no había manta que tapara aquello que sucediera en el interior de la jaula. En definitiva, no había manera posible de cometer un asesinato. Aunque, eso solo eran meros pensamientos que creaba mi conciencia para calmarse a sí misma.

Nunca una puerta me había transmitido tanto terror como lo hacía la de esa jaula, la cual aún estaba cerrada. Kiyo se acercó para abrirla y darme paso a su interior, pero antes de que pudiera si quiera llegar a ella, Gonta se ofreció a hacerlo tan caballeroso como siempre.

El chico me mostró una inocente sonrisa mientras levantaba su mano para abrir la terrorífica jaula, pero yo no pude devolvérsela, estaba demasiado nerviosa como para eso. Lo único en lo que podía pensar era en darme la vuelta y no seguir con el ritual. Sí, eso haría, puedo irme sin más y no hacer el ritual, ¿verdad?

Nada de eso importó, ya que ocurrió algo que no esperaba ninguno de los que estábamos allí presentes. Cuando Gonta agarró la puerta de la jaula, en lugar de abrirla, se quedó rígido en el sitio, como si estuviese congelado en el tiempo.

Desvié mi mirada hacia él para comprobar cuál era el problema, pero al mismo tiempo que lo hacía, el chico caía de espaldas directamente hacia el suelo de madera, causando un ensordecedor estruendo que dio paso a un silencio abrumador. Todo pasó a cámara lenta en mi mente, me costó varios segundos reaccionar o incluso mover un músculo.

La primera en reaccionar fue Tenko, la cual rápidamente se acercó y se agachó al lado del chico tieso en el suelo. Los demás tardamos un poco más, pero en cuanto nos dimos cuenta de la situación imitamos los pasos de la chica.

"¡¡Gonta!!" Exclamó Tenko agitada dándole toques al chico para comprobar si estaba despierto. "¡¡Gonta respóndeme!!"

"¿Q-Qué ha p-pasado?" Preguntó Himiko tan aterrada como confundida.

"¿¿G-Gonta??" Lo llamé atemorizada.

Estaba a punto de pensar en lo peor, cuando de repente, el chico abrió lentamente los ojos encontrándose con las atemorizadas expresiones de nuestros rostros, las cuales lo miraban con preocupación. Un rayo de esperanza se iluminó en nuestras pupilas, estaba vivo.

"¡¡Gonta dinos qué te pasa!!" Gritó Tenko desesperada.

El chico a duras penas entreabrió sus labios para intentar comunicarse con nosotros, pero le era imposible, casi no podía ni respirar, algo estaba pasando y si no actuábamos ya, podía acabar en lo peor.

"¡¡Kiyo, dijiste que el ritual no era dañino!!" Bufé lanzándole una mirada amenazante. "¿¡Qué has hecho!?"

Sin embargo, el chico estaba tan sorprendido como nosotras, o sabía actuarlo muy bien.

"El ritual no tiene nada que ver con esto." Respondió no muy preocupado por Gonta.

"¿Q-Qué h-hacemos?" Preguntó Himiko temblando de miedo.

"¡¡Gonta, por favor, no nos dejes!!" Bramó Tenko asustada. "¡Tenemos que hacer algo ya!"

"¡¡Tenko, Himiko id a buscar algo de ayuda!!" Les ordené con los nervios a flor de piel. "¡¡Rápido!!"

Las chicas obedecieron sin rechistar y salieron lo más veloz que pudieron del cobertizo.

"Aguanta Gonta, ya viene la ayuda." Dije con angustia mientras me agachaba al lado del chico para tomarle de la mano. "Aguanta solo un poco más."

A pesar de tener los ojos abiertos y ser capaz de mover sus pupilas de un lado a otro, el chico era incapaz de hablar o levantarse del suelo.

"No te preocupes, todo va a salir bien." Dije no muy segura y tratando de autoconvencerme a mí misma mientras apretaba su mano con fuerza.

Sin embargo, en cuanto dije esas palabras, el chico giró la cabeza hacia un lado y con las pocas fuerzas que le quedaban expulsó por la boca una pequeña mancha de sangre que quedo reflejada en el suelo.

"¿G-Gonta?" Pregunté estremeciéndome del terror. "¿E-Estás bien?"

El chico no contestó, en cambio, cerró sus ojos lentamente quedándose rígido en el suelo. Yo lo miraba con desesperación esperando que volviera a hacer contacto visual conmigo, pero simplemente no los volvió a abrir.

"G-Gonta, q-quédate c-conmigo." Musité de manera casi inaudible.

En ese momento mi cabeza empezó a dar vueltas, todo a mi alrededor se estaba moviendo y un mareo me azotó el cuerpo haciéndose cada vez más intenso. Fue entonces cuando entré en un estado de negación como mecanismo de defensa.

"Aguanta Gonta, v-voy a por un v-vaso de agua." Enuncié intentando negar lo evidente mientras me levantaba de un salto. "Sí, eso ayudará."

"Creo que ya no hay nada que hacer." Espetó Kiyo con sequedad.

"¡Cállate!" Grité nerviosa mientras temblaba del terorr. "V-Vamos a buscar un vaso de agua..., solo necesita eso......y se pondrá bien..."

"No deberíamos dejarlo solo." Advirtió Kiyo analizando el estado en el que me encontraba. "Podrían manipular la escena del crimen."

"¡No está muerto!" Bufé furiosa. "¡Vámonos ya, solo necesita agua!"

El chico me miró en desacuerdo, pero era imposible convencerme de lo contrario, no quería aceptarlo, simplemente no podía, si lo hacía la culpa me mataría. Kiyo me siguió fuera del cobertizo para buscar algo que pudiera ayudar a Gonta, pues no pensaba dejarlo a solas con él, podría hacerle algo....

Porque....Gonta está bien....., sé que....está bien.

Empecé a correr como loca en busca de algo o alguien que me pudiera ayudar, no quería admitir lo evidente. Me sentía tan estúpida por dejar que se hiciera ese ritual, tenía que haberlo saboteado, tenía que...

En ese momento tropecé con alguien y cuando estaba a punto de caer de bruces hacia el suelo, esa persona me agarró a tiempo. Cuando me levantó vi que se trataba de Rantaro, así que con el tono de voz algo quebrado y la respiración agitada le conté rápidamente toda la situación.

"(T/N) respira, ¿donde habéis dejado a Gonta?" Preguntó el chico manteniendo la compostura.

"En el cobertizo, se desplomó antes de que pudiéramos comenzar el ritual." Informó Kiyo.

"T-Tenemos que darle un poco de agua, s-solo necesita eso." Dije temblorosa.

Rantaro colocó ambas manos en mis hombros para hacerme entrar en razón. "Eso no va a poder ser posible."

"¿A-A qué te r-refieres?" Pregunté aterrada.

"Si lo que me has contado es verdad, es muy probable que ya sea muy tarde....." Espetó Rantaro algo dolorido.

"N-No, te digo que solo necesita..."

"(T/N), mírame, vamos a ir al cobertizo y ver qué le ha pasado a Gonta, ¿vale?" Me intentó calmar el chico. "Además ir a por agua es inútil alguien la ha cortado."

"Qué inoportuno." Enunció Kiyo.

Sin entender nada de lo que estaba pasando y con la cabeza palpitándome del dolor y mareo, decidimos volver lo más rápido que pudimos al cobertizo.

Desde la lejanía se podía ver una pequeña figura inmóvil en frente de la puerta. A medida que nos acercábamos pude reconocer esas facciones y esos característicos ojos color violeta. Kokichi mostraba una expresión impasible mientras miraba el interior del cobertizo. ¿Q-Qué es lo que está observando? No hay nada que mirar, Gonta está perfectamente...

Cuando llegamos a la puerta una enorme ola de realidad azotó mi cuerpo, en ese momento negar lo evidente era imposible.

*Ding Dong, Bing Bong.*

"¡Un cadáver ha sido descubierto!" Anunció Monokuma por las pantallas de los monitores. "¡Todos diríjanse al cobertizo!"

Un cadáver....

Esa palabra se repetía una y otra vez dentro de mi mente, mis manos comenzaron a sudar y toda la sangre de mi cabeza descendió a la parte más baja de mi cuerpo dejándome blanca como la nieve.

No puede ser....

En el centro de la habitación del cobertizo se encontraba el cuerpo sin vida del Ultimate Entomologist, Gonta Gokuhara.

Sabía que podría pasar esto, pero no de esta manera, no tan rápido, ¿por qué no me esforcé más en sabotear este ritual? No puedo hacer otra cosa que sentirme culpable por esto, ¿acaso era lo que quería?

Al presenciar esa escena, mi mente colapsó, era como si la realidad se estuviera distorsionando tanto que ni si quiera mi cerebro era capaz de procesar lo que estaba pasando. Me confié demasiado y ahora un inocente ha pagado las consecuencias.

Rantaro, Kiyo y yo nos quedamos inmóviles observando la escalofriante escena ante nosotros mientras que, la expresión de Kokichi seguía apática, carente de emociones.

En ese instante Tenko y Himiko vinieron corriendo hacia nosotros con un kit de primeros auxilios en las manos, acompañadas de Kaito y Shuichi.

"¡Hemos traído un kit, pero escuchamos el anuncio de Monokuma!, ¿qué ha pasad-?" Tenko hablaba con la respiración agitada mientras se acercaba a nosotros, pero cuando miró el interior del cobertizo soltó el kit y mostró una expresión de puro terror. "¡¡¡AAAAH!!!"

"¿G-Gonta está....?" Himiko comenzó a temblar como si de un flan se tratase.

"¿¡¿Qué carajos ha pasado?!?" Kaito entró en pánico. "¿Por qué está Gonta....?"

"No lo sabemos, es un misterio." Contestó Kiyo casi emocionado.

Yo lo miré de soslayo con toda la rabia que pude, no sé cómo lo has hecho Kiyo, pero pienso destaparte.

Por último, la única persona que faltaba se unió a nosotros.

"Chicos, ¿qué ha pasado?, estaba en mi laboratorio y he escuchado el anuncio." Explicó Tsumugi mientras se abría paso para mirar el interior del cobertizo. "He venido en cuanto he pod-.......¡Gonta!"

La expresión de la chica se tornó a una de completa pena y terror, odiaba admitirlo pero se le daba muy bien actuar.

No me quedaba otra que aceptar la cruda realidad, Gonta había sido asesinado delante de nuestras narices y yo como estúpida permití que todo esto pasara.

No encontraba las palabras para describir lo que sentía en ese momento, rabia, ira, desesperación, tristeza, locura, todas encajaban a la perfección.

Gonta, el ser con el corazón más puro que he conocido, yace muerto en frente de mí, no pude hacer nada para salvarlo. Él no se merecía esto, solo quería protegernos a todos, nunca le haría daño ni a una mosca. No sé que es lo que ha pasado, pero vengaré tu muerte Gonta, es una promesa.

"Vaya, vaya, por fin ha habido un asesinato, ya me estaba aburriendo." Anunció Kokichi dándonos a todos la espalda. "Estaba a punto de hacerlo yo mismo, pero se me han adelantado, qué alivio."

"¿¡Pero a ti qué te pasa hombre degenerado!?" Bramó Tenko entre enfurecida y apenada. "¡¡Gonta no se merecía morir!!"

"Creía que odiabas a los hombre, Tenko." Espetó Kokichi burlón girándose de nuevo para enfrentarnos. "Te has vuelto una blanda."

"¿¿Tú no eras el que hablaba de cometer un asesinato??" Bufó Kaito. "Como hayas sido tu Kokichi te juro que-."

"En lugar de tomarnos la justicia por nuestra mano, deberíamos centrarnos en lo importante." Rantaro intentó calmar el ambiente.

"Estoy de acuerdo, debemos llegar al fondo de este caso, por.....Gonta." Le apoyo Shuichi algo dolorido.

"¿Por qué ha tenido que ser Gonta?" Se lamentó Himiko.

"Él era tan inocente y tierno." Declaró Tsumugi apenada.

"Era carne viva dentro de este Killing game." Añadió Kiyo.

"Era demasiado iluso para un juego de la muerte, yo ya lo avisé." Enunció Kokichi con maldad. "Al menos nos lo hemos quitado de encima."

Kokichi...., ¿por qué se comporta así? Estoy segura de que le llegó a tener algo de cariño a Gonta. No me creo que realmente piense así, tiene que ser todo teatro...

"¿¡¿Cómo te atreves?!?" Le encaró Kaito furioso.

"Kokichi déjalo ya." Le advirtió Rantaro.

"¿Dejar el qué?" Preguntó con una expresión que mostraba nada excepto locura. "¿Dejar de jugar?, para de decir cosas sin sentido Rantaro."

"¡¡El único que dice cosas sin sentido aquí, eres tú!!" Kaito se estaba enfureciendo cada vez más. "¡Siempre te comportas como si nada te importase!"

"¿Se te ha sobrecalentado el cerebro Kaito?" Se burló Kokichi. "Para ganar este juego tienes que saber utilizar tus cartas, pero es una pérdida de tiempo explicarselo a alguien tan idiota como tú."

"¿¡¿A quién llamas idiota?!?" Bufó el astronauta apretando frenético el puño.

"Si sigues así acabarás como Gonta." Dijo con el tono de voz más perverso que le había oído jamás. "Aunque pensándolo bien, eso sería beneficioso para nosotros, un obstáculo menos dentro de este Killing Game."

La expresión que reflejaba el rostro de Kokichi era una que no había visto jamás, una que emanaba pura maldad y desesperación.

"Kokichi, ¿qué te pasa?" Pregunté mirándolo como si observase a un completo desconocido, sé que él suele ser así, pero esto es demasiado despiadado incluso para él.

El chico hizo contacto visual conmigo por unos segundos mostrando una expresión fría y algo dolorida, pero rápidamente desvió la mirada y nos dio la espalda. "Voy a ganar este juego cueste lo que cueste."

Dicho esto, Kokichi se alejó desapareciendo de nuestro campo de visión. Todos los presentes estaban molestos por su reciente actitud, pero yo, en cambio, estaba confundida. Nunca llegaré a entender qué es lo que pasa por su mente, ¿por qué se comporta como un completo idiota?

Sin embargo, no tengo tiempo para preocuparme por eso, debía encontrar a la persona que le había hecho esa atrocidad a Gonta. Aunque, creo que sé perfectamente quién está detrás de esto.

Le eché una mirada llena de ira a Kiyo el cual me devolvió una muy astuta a la vez que se daba la vuelta. "Procederé con mi investigación."

"Nosotros también deberíamos comenzar la nuestra." Dijo Rantaro mientras colocaba su mano delicadamente en mi cabello, era su modo de decirme que estaba ahí para apoyarme y sinceramente se lo agradecía. Si no hubiese sido por él, no hubiera entrado en razón y afrontado la cruel realidad.

"S-Sí, e-empezaremos mirando el Monokuma File." Enuncié con la voz aún algo temblorosa por la ira y el aturdimiento.

Kaito y Shuichi también se pusieron manos a la obra, al igual que Himiko y Tenko aunque éstas algo más entristecidas. Por otro lado Tsumugi, al igual que Kiyo, había desaparecido sin dejar rastro.

MONOKUMA FILE
Víctima: Gonta Gokuhara.
Hora estimada de la muerte: 12:05 am
Causa de la muerte: ?????
Información adicional: El cuerpo fue encontrado en el interior cobertizo.

"Está vez no se nos informa sobre la causa de la muerte." Anuncié con la voz quebrada y las manos tan temblorosas que casi dejo caer al suelo el Monopad.

"Tendremos que averiguarla entonces." Proclamó Rantaro a la vez que me miraba con preocupación. "¿Estás bien?, antes parecías bastante afectada..."

"S-Sí, no te preocupes, solo siento impotencia por no haber hecho nada para evitar esto." Contesté decepcionada conmigo misma.

"No es culpa tuya, no creo que hubiera algo que pudieras hacer." Me intentó reconfortar el chico.

"..." Yo solo desvié mi mirada avergonzada sabiendo que habían muchas cosas que pude hacer y no hice.

"Ahora centrémonos en la investigación, ¿te parece?" Dijo acariciando mi cabello con una sonrisa.

Yo asentí tímidamente y nos pusimos manos a la obra.

Lo primero en lo que me fijé cuando comenzamos la investigación fue que el cuerpo de Gonta se encontraba en una posición diferente con respecto a cuando Kiyo y yo abandonamos el cobertizo.  Al principio del ritual, Gonta se había caído hacia una de las esquinas del cobertizo, pero en la escena del crimen actual Gonta se encontraba en medio de la sala, justo donde debía ir la jaula. Ésta parecía haber sido apartada bruscamente, ya que se encontraba acostada en el suelo a pocos metros del cuerpo del chico.

El símbolo pintado con sal en el suelo estaba totalmente deformado, seguramente lo borramos nosotros mismos al correr hacia Gonta con desesperación. Me pregunto si podíamos haber hecho algo en ese momento para salvarlo...

Rantaro y yo decidimos acercarnos al cadáver para examinarlo mejor, así que tragando saliva y respirando hondo logré acercarme a él para apuntar los aspectos más relevantes de la escena.

El cuerpo de Gonta yacía completamente tumbado boca arriba en las tablas de madera, justo en el lugar donde minutos antes se encontraba la jaula. Sin embargo, había algo que llamaba mucho la atención, pues éste tenía enrollado al cuello tres gruesos cables completamente pelados, de manera que el cobre, que generalmente tiene una cubierta protectora de plástico, quedaba al descubierto. Además por debajo de esos cables se podían observar varias marcas color morado en su cuello.

Abrí los ojos como platos al ver esa escena, Gonta definitivamente no estaba así cuando nosotros nos fuimos del cobertizo para pedir ayuda. Parece que alguien ha manipulado la escena del crimen....

"Mira las marcas en su cuello." Dije señalando pequeños moratones que cubrían todo el cuello de la víctima. "¿Crees que esa es la causa de la muerte?"

"No sabría decirlo con exactitud, pues las marcas son un poco ambiguas." Respondió Rantaro pensativo. "Pero definitivamente fueron hechas con esos cables."

"Osea que no tenemos ni idea de cómo murió aún...." Concluí con decepción.

Cuando examinamos ese cableado alrededor de su cuello con mayor detenimiento, descubrimos una sustancia líquida que cubría el cobre de todos ellos.

"Los cables están mojados en una especie de líquido, podría ser agua mezclado con otra cosa." Comunicó el chico reflexivo. "Procuremos no tocarlos, por si acaso."

De repente, tanto Rantaro como yo nos dimos cuenta de algo insólito, los cables pelados que rodeaban el cuello de Gonta parecían provenir de debajo de las tablas de madera, de manera que se abrían paso entre las pequeñas rendijas que quedaban entre una tabla y otra.

"Los cables enredados en su cuello provienen de debajo del suelo." Informó Rantaro atónito. "Deberíamos investigar si hay alguna especie de subsuelo."

"No sabía que había un espacio debajo del suelo." Espeté estupefacta.

"Yo tampoco, pero debe haber alguna tabla de madera suelta por la cual se pueda acceder." Dijo Rantaro mientras analizaba detenidamente el suelo del cobertizo.

Mientras el chico buscaba algún signo que indicara que alguna de las tablas podía moverse para darnos paso al subsuelo, exploré un poco más la escena de crimen y me fijé en aquella mancha de sangre que había dejado Gonta antes de cerrar los ojos para siempre. Estaba bastante alejada del cadáver, justo en la esquina donde Gonta había caído al principio del ritual.

Cuando la examiné mejor, me di cuenta de que habían pequeñas semillas negras entre la sangre seca. Estas semillas me resultan bastante familiares, pero no consigo averiguar donde las he visto antes.

"(T/N), la he encontrado." Anunció Rantaro haciéndome una señal para que fuera hacia la esquina donde había encontrado la tabla de madera suelta. "Esta tabla estaba cortada, por aquí podemos acceder al subsuelo del cobertizo."

"Si no me equivoco en esta esquina se había colocado Himiko, justo cuando íbamos a empezar el ritual..." Informé pensativa.

"Mmm, iré yo primero por si acaso." Enunció el chico a la vez que se deslizaba entre el hueco libre que dejaba la tabla de madera cortada. Una vez que sus pies tocaron el suelo y echó un vistazo rápido a la sala, levantó la cabeza y me hizo un gesto para que bajara. "Despejado, puedes bajar."

Imité los pasos de Rantaro y me deslicé cuidadosamente por el hueco con la ayuda de éste, que para no hacerme daño agarró gentilmente mi mano facilitando mi caída al suelo.

Me quedé atónita al ver que debajo del cobertizo había practicamente otra habitación igual, la única diferencia es que estaba un poco más oscura ya que apenas llegaban los rayos del sol, igualmente se podía ver todo a la perfección. Además, justo debajo de la tabla cortada, había colocado un gran cubo de madera a modo de escalera, que seguramente servía para facilitar el regreso al cobertizo.

"Cuando visitamos el cobertizo no había ninguna tabla de madera cortada." Espeté estupefacta.

"Han debido cortarla después de que nosotros investigásemos el cobertizo." Concluyó el chico con firmeza.

Lo primero que me llamó la atención fue que, justo debajo del hueco que había dejado la tabla de madera cortada, había una pequeña bolsa transparente llena de semillas con un aspecto ennegrecido.

"Ey, Rantaro mira esto." Le avisé mientras señalaba el objeto. "Es una bolsa llena de....semillas negras."

El chico se agachó para examinarlas con mayor detenimiento,  luego giró la cabeza hacia mí. "Probablemente sean del invernadero, me suena ver unas parecidas allí."

"Estas mismas semillas se encontraban entre la sangre que expulsó Gonta antes de....." No pude terminar la frase mi tono de voz se fue apagando poco a poco.

"No cabe duda que están relacionadas con el crimen." Espetó Rantaro levantándose y mirando el resto del subsuelo.

Lo siguiente que acaparó nuestro campo de visión fue un aparato que me resultó muy familiar, pues se lo había visto a cierta persona. Justo en el centro del sótano del cobertizo había un generador eléctrico portátil, el mismo que llevaba Kokichi entre sus manos esta mañana.

No solo eso, si no que los tres cables que salían de este generador eléctrico estaban pelados y subían entre las rendijas de las tablas de madera. En otras palabras habíamos encontrado la fuente de la que provenían los cables enrollados en el cuello de Gonta.

"Este generador es el mismo que le vimos a Kokichi en el almacén." Musitó Rantaro con sospecha.

"P-Puede ser que s-sea otro generador." Balbuceé tratando de defenderlo.

"Es demasiada casualidad que le hayamos visto con uno y justo aparezca otro en la escena del crimen." Declaró con tono acusatorio.

"Q-Quizá se lo robaron...." Se que era inútil defenderlo, la verdad es que era muy sospechoso, pero parte de mí no quería creer que pudiera haber sido él.

"Bueno, tienes razón, no lancemos acusaciones tan rápido." Concluyó Rantaro acercandose al generador. "Hay que tener cuidado con esto, podríamos electrocutarnos."

"¿Está apagado el generador?" Pregunté acercándome con cautela.

"En efecto, no creo que nos pase nada, pero es mejor mantener la distancia." Dijo algo preocupado. "Hay un botón de encendido y apagado en la parte superior, pero por seguridad será mejor no apretarlo."

De repente algo en el suelo captó mi atención y me agaché para observarlo mejor. Se trataba de varios trozos de cinta adhesiva usada.

"¿Qué estás observando?" Rantaro se agachó justo a mi lado para examinar lo mismo que yo. "Cinta adhesiva usada..."

"¿Para qué crees que la utilizaron?" Pregunté con curiosidad.

"Apuesto a que la usaron para mantener los cables entre las rendijas de madera y que no se cayeran por el efecto de la gravedad." Explicó con firmeza.

"Eso quiere decir que la persona que hizo esto quería que los cables conectaran con el suelo del cobertizo." Concluí pensativa.

"Está claro que el asesino, tenía un plan bastante elaborado para su asesinato." Dijo Rantaro sorprendido.

"Tenemos un generador eléctrico con cables en mal estado, está claro que el culpable pretendía electrocutar a Gonta." Expliqué con firmeza. "Puede que tengamos ya la causa de la muerte."

"Es muy plausible que haya sido electrocutado." Espetó el chico.

No había nada más en el subsuelo del cobertizo así que decidimos volver a la parte de arriba para continuar nuestra investigación.

Una vez allí, decidimos que nos encaminaríamos hacia el invernadero para aclarar el tema de las semillas, pues todo lo importante del cobertizo ya lo habíamos apuntado.

Cuando llegamos nos encontramos con Kaito y Shuichi, los cuales estaban mirando detenidamente una de las plantas que se encontraba en la zona de vegetación peligrosa.

"Shuichi, Kaito, ¿habeís encontrado algo relevante?" Pregunté observando a ambos chicos.

"De hecho sí, creemos que hemos encontrado la procedencia de las semillas que se encuentran en la sangre del cobertizo." Informó Shuichi.

"Sí, las mismas que hay en el subsuelo." Añadí con certeza.

"¿En el subsuelo?" Preguntó Kaito confundido. "¿De qué estás hablando?"

"Encontramos una tabla cortada en el cobertizo que da paso a una sala inferior." Explicó Rantaro.

"En ella había una pequeña bolsa transparente de semillas negras, similares a las de la sangre de Gonta." Terminé de informar con firmeza.

"Pues creemos que esas semillas pertenecen a la planta del diablo." Nos comunicó Suichi. "Un tóxico que provoca parálisis muscular llevando al sujeto que las ingiere hasta la muerte."

Shuichi nos enseñó la pequeña etiqueta justo debajo del estramonio o planta del diablo, en la que ponía los efectos de esa vegetación mortífera, tal y como había leído yo aquel día que abrieron el invernadero.

"Por lo tanto tenemos otra posible causa de muerte." Concluyó Rantaro.

"Así es, empiezo a entender porqué Monokuma lo puso en interrrogantes." Espetó Suichi.

"Ese maldito oso, solo juega con nosotros, que más le da poner la causa de la muerte, nos ahorraría mucho trabajo." Se quejó Kaito.

"¿Me dejas ver la semilla de la planta del diablo?" Le pedí a Shuichi para observarlas mejor.

El detective se apartó para dejarme paso hacia el lugar donde estaba la planta y me señaló las semillas negras que salían de ella.

"Tienen que ser las mismas semillas que las del cobertizo." Dije con certeza. "Alguien las ha debido agarrar y colocar en una bolsa."

"La pregunta es como acabaron esas semillas en la sangre de Gonta." Se preguntó Kaito para sí mismo.

"No me fijé bien si la primerza vez que expulsó la sangre las semillas estaban o no ahí...." Dije sintiéndome inútil, pero en aquel momento estaba tan nerviosa que no me fijé.

"Lo más probable es que las haya ingerido en algún momento determinado." Concluyó Shuichi.

"Pero Gonta es alguien más fuerte de lo normal, aguantaría bastantes semillas de éstas, ¿no?" Cuestionó Kaito rascándose la nuca.

"Me supongo que sí, pero hay un límite para todos." Espetó Rantaro seriamente.

Cuando salimos del invernadero nos despedimos de Shuichi y Kaito, los cuales iban a investigar mejor el subsuelo mientras Rantaro y yo nos dispusimos a tomar nota de los testimonios. Sin embargo, antes de que pudieramos hacerlo, Tenko y Himiko vinieron corriendo hacia nosotros.

"Chicos, creo que deberíais venir a ver esto." Nos comunicó Tenko mientras nos guiaba hacia una zona cercana al cobertizo.

"¿Qué es esto?" Pregunté extrañada.

"Es el contador de agua y electricidad de la academia." Contestó Rantaro.

Ante mí se encontraba una gran caja metálica con varias palancas, entre las que destacaban la que proporcionaba agua y electricidad a la academia. Para que funcionaran los contadores, las palancas debían estar desplazadas hacia arriba, pero la del agua se encontraba movida hacia abajo.

"Alguien ha manipulado el contador de agua, no sé si tiene que ver con el asesinato pero quería comunicarlo." Informó Tenko energética.

"Sí, yo me di cuenta de que no había agua al entrar en el comedor, abrí el grifo pero no salía nada." Declaró Rantaro. "Iba de camino a mirar el contador cuando me tropecé contigo, (T/N)."

Dicho esto el chico se acercó y subió de nuevo la palanca para que la academia tuviera de nuevo el agua necesaria. ¿Quién y cuando había manipulado el contador? Esta mañana en el desayuno había agua...

"Es muy sospechoso, no parece haber sido un corte de agua sin más, está claro que alguien lo ha manipulado." Informó Rantaro.

"¿Pero por qué alguien cortaría el agua?" Pregunté sin entender nada.

"Buena pregunta...." Dijo Rantaro pensativo.

"¡La persona que ha matado a Gonta lo pagará caro, resolveremos este misterio!" Exclamó Tenko segura de sí misma. "Vengaremos su muerte."

"Quizá tendría que haberle dado a Gonta mi pócima mágica para darle mi poder, en lugar de bebermela yo." Dijo Himiko entristecida. "Puede que así hubiera sobrevivido..."

"Himiko no creo que eso hubiera cambiado nada, no te tortures." Intenté animar a la maga.

En es momento todos los monitores a nuestro alrededor se encendieron para mostrar a ese oso tan insoportable.

"Muy bien estudiantes, se ha acabado el tiempo de investigación." La voz de Monokuma retumbó en mis oídos. "Qué de comienzo el juicio en el que vuestras vidas penden de un hilo."

"¿Qué?" Grité estupefacta. "¿Tan pronto?, no hemos recogido los testimonios aún."

"Casi no nos ha dejado tiempo." Enunció Himiko asustada.

"No importa, sé que contigo y Shuichi resolveremos este caso rapidísimo." Dijo Tenko mostrándome una sonrisa de confianza.

"Confiamos plenamente en vosotros." Anunció Himiko tirando su sombrero al aire.

Cuando estaba a punto de unirme a las chicas para encaminarnos todos juntos hacia el ascensor, Rantaro agarró con delicadeza mi brazo para frenarme.

"Id adelantadoos, quiero hablar con (T/N) un momento." Dijo Rantaro de repente.

"Está bien, nos vemos allí." Se despidió Tenko entre dientes mientras le lanzaba una mirada de advertencia a Rantaro.

"¿Qué ocurre Rantaro?" Pregunté extrañada.

"Creo que sabes quién es uno de los principales sospechosos en este caso..." Musitó en voz baja.

"Te refieres a Kokichi, ¿no?" Dije algo nerviosa.

Él asintió analizando detenidamente mis movimientos y expresiones.

"Tranquilo no me dejaré llevar por mi emociones en el juicio, seré imparcial." Anuncié no muy convencida de ello.

O al menos eso intentaré.

"No digo que sea él, pero quiero que estés preparada nunca se sabe lo que puede pasar." Me advirtió con preocupación.

Ya debíamos encaminarnos hacia esa sala llena de podiums que tanto detestaba, a estas alturas solo me daba nauseas volver a subirme al ascensor. Rantaro me dedicó una mirada de compasión y me animó a seguir caminando hacia nuestro destino.

Sin embargo, cuando estabamos a punto de llegar, aquel dolor que sentí en el pecho hacía ya unas horas había vuelto y esta vez con más intensidad. Paré de caminar para estremecerme de dolor, acto que preocupó a Rantaro.

"¿Qué ha pasado?, ¿estás bien?" Dijo mientras encorbaba levemente su espalda para colocarse a la misma estatura que yo.

Apenas podía hablar, el dolor punzante se hacía cada vez más y más fuerte, sentía que podía morir allí mismo. Finalmente saqué fuerzas para contestarle al chico, aunque con una voz ronca y ahogada.

"C-Creo que voy a v-vomitar, n-necesito i-ir al b-baño un momento." Dije entre jadeos.

"Hay unos baños aquí cerca." Anunció Rantaro con rapidez. "Ven."

Dicho esto me tomó de la mano para guiarme el camino, la preocupación se podía leer claramente en su rostro, también se podía notar en la forma en la que agarraba mi mano, pues con cada jadeo que yo daba, él la agarraba con más firmeza, como si sintiera que me iba a dispersar en trocitos.

Una vez llegamos, el chico, inquieto a más no poder, tuvo que esperar fuera del baño mientras yo entraba con dificultad y cerraba la puerta tras de mí.

Seguidamente me acerqué al lavabo y apoyé ambas manos en los laterales de éste, nada más hacerlo un leve mareo azotó mi cabeza. El pecho me ardía como nunca antes y a modo de intentar calmar el dolor solté una de las manos del lavabo y la apreté contra mi pecho. Podía ver mi reflejo gracias al espejo que se encontraba delante de mí, el cual mostraba que mi estado era deplorable.

Poco a poco el dolor punzante se fue atenuando, pero cuando creía que todo eso iba a acabar y podría continuar con normalidad el juicio ocurrió algo que me dejó blanca.

Sentí una fuerte bola en la traquea que iba subiendo lentamente, hasta que terminó por salir en forma una tos descontrolada, como instinto reflejo me tapé la boca con la mano solo para darme cuenta de que ésta estaba manchada de sangre.

¿Q-Qué es esto?

Mi mano temblaba mientras observaba toda la sangre que había expulsado de mi garganta, la cual goteaba en el lavabo. Volví a mirar atemorizada mi reflejo en el espejo y me di cuenta de que el borde de mis labios también estaba ligeramente manchado de sangre.

N-No puede s-ser....

Ahí fue cuando me di cuenta de lo que realmente me pasaba, el porqué había estado tan débil, el porqué de mi dolor...

Recordé de inmediato las palabras de Rantaro cuando leyó aquel misterioso libro.

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"El virus era muy contagioso entre la población, sin embargo hubo una serie de estudiantes que se declararon inmunes a éste, todos con talentos peculiares...."

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P-Pues claro....

¿Cómo se me pudo haber pasado?

Kaito tiene el virus, el cual es muy contagioso y obviamente yo no era inmune a éste. A diferencia de los demás, vengo de la vida real y ni si quiera tengo un talento.

Me he contagiado...

¿Qué significa esto?

Mi cabeza daba vuelta, incapaz de procesar toda la información, era demasiado para mí en ese momento.

¿M-Me...

¿Me estoy muriendo?

La adrenalina comenzó a subir por mi cuerpo haciendo que una ola de desesperación me arrastrara hasta la más profunda agonía. Me costaba respirar y mi frecuencia cardiaca aumentaba cada segundo, esto era surrealista, no puedo creer que me esté pasando esto.

N-No puedo morir...

No aquí, no así...

El mundo a mi alrededor se empezó a distorsionar, prácticamente no podía discernir entre la realidad y la ficción. La locura se apoderaba de mí por momentos, apreté con los puños los laterales del lavabo mientras veía mi miserable reflejo en el espejo. Sentí una ganas incontrolables de romperlo para soltar toda la impotencia y terror que me consumía.

Mi mente empezó a gritar sin control que todo tenía que ser falso, que eran imaginaciones mías, pero lo cierto era que el virus estaba dentro de mi organismo. ¿Cómo es posible? Esto es ficción, no puedo morir...No podía asimilarlo, que no había cura, que el virus me estaba matando.

En ese momento me llevé las manos a la cabeza desordenando bruscamente mi pelo mientras daba varios pasos torpes hacia detrás haciendo que mi espalda chocase con la dura pared. Me miré las temblorosas manos ensangrentadas con terror.

¿Qué se supone que debo hacer?

Toda la locura pronto fue reemplazada por una profunda tristeza y dolor que se manifestaron en varias lágrimas que brotaron de mis ojos enrojecidos. Entre sollozos me sentía perdida, ¿cómo se supone que debes reaccionar cuando sabes que te estás muriendo?

Justo cuando la desesperación estaba a punto de golpearme de nuevo escuché la melódica voz de Rantaro, que me hablaba con preocupación desde el otro lado de la puerta del baño.

"(T/N), ¿va todo bien?"

A penas podía responder, estaba hecha un desastre. Sin embargo, la voz calmada de Rantaro me hizo volver a la realidad y evitó que entrase en esa profunda desesperación.

Tenía que centrarme en el asesinato para resolverlo en el juicio, no tenía tiempo de preocuparme por esto ahora, no puedo dejar que entorpezca en la investigación.

"Y-Ya salgo." Contesté rápidamente mientras me acercaba de nuevo al lavabo para limpiarme las manos y la boca ensangrentadas, aún con la conmoción en el cuerpo.

Una vez conseguí eliminar cualquier rastro de sangre, me limpié la cara de las lágrimas y esperé un poco a que el rojo de mis ojos se fuera desvaneciendo, a la vez que me volvía a ordenar el cabello. No quiero que se den cuenta de esto, no quiero que se preocupen más de la cuenta por mí. Ahora empezaba a entender un poco más a Kaito y el porqué quería mantenerlo en secreto.

De esta manera, salí con una sonrisa bastante forzada y temblorosa del baño evitando hacer contacto visual con Rantaro. "Y-Ya estoy mejor, no te preocupes, f-fue la comida que m-me sentó mal."

No hay necesidad de decirle a nadie sobre esto, no cambiaría nada. Me llevaré este secreto a la tumba.

"¿Estás segura qu-?" Rantaro no se veía muy convencido por mis palabras, pero no lo dejé rechistar.

"Sí, estoy como nueva." Respondí mostrando una sonrisa bastante realista mientras me rompía poco a poco por dentro. "Vamos, tenemos un crimen que resolver."

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