Capítulo 49
A la mañana siguiente, el irritante anuncio de Monokuma me despertó de un sueño profundo. Me dispuse a ir al baño para asearme, pero antes decidí guardar la pequeña caja misteriosa que había recibido la noche anterior. Más tarde le preguntaré a Kokichi el significado de aquella nota.
Una vez entré en el baño y me miré al espejo, me di cuenta de que me faltaba algo. Abrí los ojos de par en par cuando descubrí que el colgante con la llave había desaparecido. Desesperada, busqué entre las sábanas por si se me había caído al dormir, pero la llave no estaba por ningún lado.
¿Como he podido perderla? Es imposible, la tenía ayer por la noche antes de irme a dormir, estoy segura.
En ese momento alguien dio varios toques en mi puerta, con el nerviosismo en el cuerpo me dirigí a abrirla para encontrarme con la dulce expresión de Rantaro.
"Buenos días." Me saludó con su característico tono sereno. "¿Tienes un momento?"
Yo, en cambio, estaba alarmada. "¡¡He perdido la llave!!"
A pesar del estrés que emanaban mis palabras, el chico logró mantener la calma. "¿Has mirado bien en toda tu habitación?"
"¡¡Lo he hecho y no la encuentro!!" Exclamé aterrada llevándome las manos a la cabeza. "¡¡Ha desaparecido!!"
"No nos alarmemos, debe estar en algún lugar de la habitación." Me tranquilizó con dulzura.
Rantaro se adentró en mi dormitorio y se dispuso a buscar más a fondo por todos los rincones, pero la llave no apareció.
"¡¡Te digo que no está!!" Grité en pánico.
El chico se llevó una mano a la barbilla pensativo. "¿Cuando fue la última vez que recuerdas haberla visto?"
"Anoche, antes de irme a dormir." Informé algo inquieta. "Ha desaparecido durante la noche, pero no he ido a ningún lado."
"Durante la noche..." Repitió Rantaro pensativo. "Alguien ha tenido que entrar y llevársela."
"¿Q-Qué?" Abrí los ojos como platos aterrada.
"Aunque sabemos de la existencia de la llave unos pocos..." Enunció extrañado. "Y solo Tsumugi, tú y yo sabemos que puede abrir y cerrar tu laboratorio."
Debe haber sido Tsumugi, seguro que.... En ese momento recordé que había otra persona que sabía acerca de la llave y su función, alguien que, además, podía entrar a cualquier habitación.
Rantaro pareció darse cuenta de que mi cara se había quedado blanca. "¿Le dijiste a alguien más sobre la llave?"
"Sé que me dijiste que no lo hiciera...., pero se lo conté a Kokichi." Confesé sintiéndome algo culpable. "L-Lo siento."
"No pasa nada, al menos sabemos que muy probablemente la tenga él." Dijo algo aliviado. "Solo debemos conseguir que te la devuelva, nunca se sabe que será capaz de hacer con ella."
Yo asentí algo decepcionada, ¿realmente había sido Kokichi? Confié en él y le conté sobre la llave, pero nunca pensé que la robaría.
Inmediatamente Rantaro y yo nos dirigimos a la habitación del susodicho dando varios toques en la puerta. No tuvimos que esperar mucho para ver como el chico salía y fruncía el ceño confundido al vernos a ambos delante de su puerta.
"¿A qué se debe esta entrañable visita?" Preguntó burlón. "¿Acaso venís a confesar vuestro amor por mí?"
"Corta ya el acto, Kokichi." Le advirtió Rantaro, lo que provocó una mueca de molestia en el líder. "Hemos venido para que devuelvas lo que le has robado a (T/N)."
A pesar de todo, el chico volvió a mostrar una expresión juguetona. "¿Te refieres a su corazón?"
Yo me sonrojé terriblemente y desvié la mirada. "No seas idiota, venimos a por la llave."
Kokichi levantó una ceja en confusión e inclinó la cabeza hacia un lado. "¿Llave?"
"La llave de mi laboratorio." Dije tímidamente señalando mi cuello.
"No te hagas el tonto, eres el único que pudo haberla hurtado." Espetó Rantaro amenazante.
"¿Para qué querría yo esa llave?" Dijo el líder de manera despectiva. "Nunca robaría algo tan inútil."
"Sé que entraste anoche a mi habitación." Dije algo nerviosa.
De repente el chico cambió su expresión a una de falsa confusión y colocó los brazos detrás de su cabeza. "¿Huh?, no sé de qué me hablas."
"No tenemos tiempo para tus mentiras, esa llave es importante." Le recriminó Rantaro cruzándose de brazos.
"¿Por qué te importa tanto una llave, Rantaro?" Preguntó Kokichi amenazante. "Ni si quiera es tuya."
"Kokichi ayer entraste a mi habitación y dejaste....un paquete." Intervine algo nerviosa.
"¿Paquete?" Dijo haciéndose el loco. "No sé nada de eso, creo que te confundes."
Respiré hondo y volví a insistir. "Luego volviste a entrar a por la llave."
La expresión del líder se tornó algo seria. "No he cogido ninguna llave, acusáis sin pruebas."
"Eres el único que puede entrar a cualquier habitación y sabías sobre la llave, ¿qué más pruebas necesitas?" Dijo Rantaro analizándolo con la mirada.
Kokichi soltó un sonido de molestia antes de hablar. "No diré nada más, de todas formas no creeréis a un mentiroso como yo."
Dicho esto cerró la puerta delante de nuestras narices, parecía algo molesto. Quizá no debimos acusarlo tan rápidamente, ahora me sentía mal.
"Está claro que no va a confesar." Declaró Rantaro con una mano en la nuca.
"¿Estamos seguros de que fue él?" Pregunté dubitativa.
"¿Quién si no?" Dijo desviando la mirada pensativo.
"..." Se me ocurría alguien....., pero ella no podía abrir puertas como lo podía hacer él, ¿verdad? "No lo sé, quizá se me cayó ayer por la noche sin darme cuenta..."
"En ese caso deberíamos buscarla por la academia, antes de que caiga en malas manos." Sugirió con preocupación.
Tiene que ser eso, tuvo que caérseme sin darme cuenta, Kokichi se veía bastante serio y Tsumugi no puede entrar a mi habitación si está cerrada, ¿no?
Finalmente Rantaro y yo nos dispersamos para investigar el caso de la llave pérdida. Había una probabilidad muy baja de encontrarla en esa enorme academia, pero de todas formas teníamos que intentarlo.
Si realmente la he perdido sin darme cuenta es todo mi culpa, no debería haber sido tan hostil con Kokichi. Quizá tuve que haberle preguntado antes de acusarlo directamente. Puede que la haya robado Tsumugi, pero en ese caso, ¿cómo ha entrado mientras dormía? El simple hecho de pensarlo me provocó un desagradable escalofrío y un fuerte estremecimiento.
Al pasar por la biblioteca algo, más bien, alguien llamó mi atención. Cuando me fijé mejor pude ver una alta figura esbelta buscando algo entre los antiguos y polvorientos libros, se trataba de Korekiyo.
Decidí entrar y curiosear un poco. "Hey Kiyo, ¿buscas algo?"
El chico seguía mirando detenidamente los libros de una de las estanterías sin siquiera girarse para mirarme. "En efecto, busco algo de antropología dentro de este océano de libros."
"Oh, ¿has encontrado algo interesante?" Pregunté mientras lo analizaba con la mirada, parecía muy concentrado.
"He encontrado algunas obras con bastante prestigio, como «El nombre de la rosa»" Detalló apasionado. "¿Has leído ese escrito?"
"No soy muy fan de la lectura...." Respondí con una sonrisa forzada.
"Es una hermosa novela histórica de misterio." Explicó concentrado en la siguiente fila de libros que aún no había investigado. "Aunque personalmente prefiero las románticas."
A veces me siento muy estúpida al lado de Kiyo, ¿cómo es que conoce tantas historias y leyendas?Estaba a punto de irme cuando la pregunta que me hizo el chico me detuvo en seco.
"Dime (T/N), ¿Alguna vez te has enamorado?"
Lo miré algo sorprendida, nunca esperé que alguien como Kiyo me hiciera esa pregunta y al pillarme desprevenida no supe bien que contestar.
"C-Creo que no."
"Kehehe, me lo imaginaba." Dijo con una leve risa misteriosa. "Alguien experto en el tema sabe distinguir entre lo suyos y sus inferiores."
"¿Inferiores?" Cuestioné algo molesta, ¿me estaba llamando inferior?
"Hasta que no vives el amor con pasión, no encuentras la felicidad infinita." Dijo extendiendo brazos.
"..." No podía ver si estaba sonriendo o no, pero juraría que mostraba una risa macabra bajo su máscara. "¿Estuviste enamorado?"
"Corrección, lo estoy, el amor vive dentro de mí." Explicó apasionado. "Una vez penetra tu mente, te aferras a él como la hiedra a la roca."
¿E-Está hablando de su hermana?
Un grato escalofrío hizo temblar mi espalda. "V-Veo que te interesa mucho el tema del romance."
"Nada hay que ocupe y ate más al corazón que el amor, por eso cuando no se dispone de armas para gobernarlo, el alma se hunde en la más honda de las ruinas." Kiyo hablaba con completa devoción. "Sin embargo, aquellos que no lo han experimentado no son capaces de sentir el ardiente deseo."
"¿Ardiente deseo?" Pregunté desconcertada.
"Esas mariposas que aparecen en el estómago al acercarse a la persona deseada." Explicó el chico.
Por alguna razón los recuerdos de aquella noche con Gonta y Kokichi me vinieron a la mente, cuando éste último se colocó encima de mí mirándome con esos ojos traviesos.
"La felicidad al tenerla cerca y la desesperación de tenerla lejos." A pesar de que Kiyo seguía relatando su visión del amor con enardecimiento, yo seguía enfrascada en esos momentos vergonzosos que me había hecho pasar el pequeño líder. "Sientes dependencia de la otra persona, sonríes al pensar en ella y el mundo se para cuando estás con ella."
"¿Cómo sabes que estás enamorado?" Pregunté curiosa, realmente nunca he sentido una gran atracción por nadie y Kiyo parecía saber bastante del tema.
"La respuesta a esa pregunta es fácil." Dijo mirándome fijamente con esos ojos rasgados. "¿Has pensando en alguien mientras yo describía la pasión del amor?"
En ese momento mis mejillas se ruborizaron y mis ojos se abrieron de par en par. No, de ninguna manera estoy enamorada de él, es imposible.
"Kehehehe, por tu reacción deduzco que la respuesta a esa pregunta es afirmativa." Rió levemente Kiyo. "Me pregunto quién será el dichoso."
"N-No estaba pensando en nadie...." Repliqué desviando la mirada.
"Te daré un consejo, quizá a la mente la puedas engañar, pero el corazón es inmune a las mentiras." Espetó con sorprendente serenidad.
"..." Estoy segura que no me estoy engañando, no siento nada por nadie.
"Aunque debes saber diferenciar entre verdadero amor y falso reflejo." Me advirtió algo más serio.
"¿A qué te refieres?" Pregunté algo confundida.
"No te confíes de las palabras bonitas, muchos tienen azúcar en la boca y veneno en el corazón." Espetó con severidad. "He estudiado tanto al ser humano, que soy capaz de averiguar su verdadera naturaleza solo con mirar su portada."
"Me apuntaré tu consejo." Dije con una sonrisa forzada sin entender bien a qué se refería.
"Se ve que no hay libros interesantes de antropología." Concluyó Kiyo despues de recorrer todas las estanterías. "En esta academia no tenían buen gusto."
Dicho esto desapareció por la puerta dejándome algo confusa acerca de lo hablado anteriormente.
Mierda, me había entretenido conversando con Kiyo y se me había olvidado el verdadero objetivo, encontrar la llave desaparecida. Sin embargo, cuando me disponía a seguir buscando por las diferentes salas de la academia, me dio la sensación de oír mi nombre.
"¡(T/N)!" Una voz femenina me llamó desde la lejanía, ya sabía muy bien a quien pertenecía.
Cuando la chica me alcanzó, me mostró una falsa sonrisa que hizo que me estremeciera en el sitio.
"H-Hola Tsumugi..." Dije mientras endurecía la mirada.
"Menos mal que te he encontrado." Espetó entusiasmada.
"¿Q-Qué ocurre?" Pregunté algo asustada.
"He encontrado algo que seguro que te resultará MUY familiar." Proclamó con astucia haciendo hincapié en el muy.
De repente la chica sacó algo del bolsillo y lo colocó rápidamente en mi mano agarrando mi muñeca con algo de fuerza. Al ver que se trataba de la llave perdida de mi laboratorio me quedé blanca.
"Deberías tener más cuidado con tus cosas, podrían acabar en las manos equivocadas." Me aconsejó dulcemente, aunque parecía más bien una amenaza. "Suerte para ti que la he encontrado yo y no otra persona."
Sin poder evitarlo comencé a temblar de terror. "¿D-Dónde la has encontrado?"
"¿Tú qué crees?" Preguntó inclinado la cabeza con una sonrisa macabra.
De repente la chica tiró de mi muñeca acercándome a ella y susurró en mi oído con un tono malévolo propio de una víbora. "Tómatelo como un aviso."
Con los nervios a flor de piel y un nudo en la garganta logré zafarme de su agarré y dar varios pasos hacia detrás. Las amenazas de Tsumugi no cesaban, es más, cada una era peor que la anterior.
"¿A qué estás jugando, Tsumugi?" Pregunté apretando el puño con fuerza mientras temblaba ligeramente.
"Solo quiero que comprendas cuál es tu lugar." Dijo con una sonrisa que pretendía ser dulce pero acabó siendo terrorífica. "Lo próximo no será un aviso, será algo mucho peor."
Apreté los dientes a la vez que los puños expresando toda la rabia e impotencia que sentía en ese momento.
"¿Va todo bien?" Rantaro apareció detrás mío calmando de inmediato mis nervios y provocando que Tsumugi volviera a colocar su sonrisa falsa.
"Por supuesto, estaba advirtiéndole a (T/N) que no volviese a perder su llave, la próxima vez quizá no tenga tanta suerte." Declaró Tsumugi con una serenidad muy bien actuada.
"¿Encontraste la llave, Tsumugi?" Preguntó Rantaro sorprendido.
"Así es, menos mal que no acabó en malas manos." Añadió antes de darse la vuelta. "Estaré en mi habitación por si me necesitáis."
Yo me quedé inmóvil, incapaz de decir una palabra y Rantaro lo notó.
"Ya puedes relajarte, se te habrá caído sin que te dieras cuenta." Me tranquilizó colocando una mano en mi hombro.
Sin embargo, la amenaza de Tsumugi indicaba que, efectivamente, no la había perdido y que la chica de alguna manera se las había arreglado para quitármela.
"P-Pero estoy segura que la llevaba cuando entré anoche a mi dormitorio." Repliqué frunciendo el ceño.
"La memoria es muy débil, ¿estás segura al cien por cien?" Dijo alzando una ceja.
"Bueno...., no al cien por cien pero...."
"Entonces no te tortures más con el tema y procura no volver a perderla." Me advirtió con una sonrisa humilde.
"¿No te parece sospechoso?" Pregunté haciendo una mueca. "¿Que Tsumugi la haya encontrado?"
"Supongo que es muy fortuito." Dijo pensativo. "¿Por qué?"
"N-No sé..." No puedo decirle toda la verdad, y menos después del aviso de Tsumugi, quizá intente hacerle algo malo a Rantaro si le cuento todo.
"Habrá sido simple casualidad, no te agobies." Me intentó tranquilizar.
A pesar de todo, esto no había sido simple casualidad. Tsumugi había robado mi colgante pero, ¿cómo ha conseguido entrar a mi habitación? A no ser que Kokichi robara la llave y se la diera a Tsumugi...., no, eso es imposible.
"Cambiando de tema......" Rantaro dudó antes de hablar. "He encontrado este libro al que creo que deberías echarle un vistazo."
Hasta ese momento no me había dado cuenta que Rantaro llevaba un libro bajo el brazo.
Yo lo miré confusa. "¿Un libro?"
"Creo que puede resolver algunas dudas sobre por qué estamos aquí." Explicó mientras me tendía el libro en las manos. "Habla sobre otros Killing Games, aunque no lo he leído entero, quería esperar a hacerlo contigo."
"¿Otros Killing Games?" Una voz sonó detrás de mí haciéndome dar un pequeño brinco, cuando me giré descubrí que se trataba de Shuichi. "Oh, no pretendía asustarte (T/N)."
"El libro parece relatar el comienzo de todos los juegos de la muerte, solo le he echado un vistazo por encima." Explicó Rantaro. "Deberíamos leerlo más en profundidad."
"Este libro puede darnos alguna pista sobre quién es el mastermind." Concluyó Shuichi abriendo los ojos como platos.
"Por eso debemos tener cuidado y no leerlo en medio del pasillo." Aconsejé haciendo un gesto para que bajaran la voz, no tenía ganas de que apareciera Tsumugi por algún lado.
"Tienes razón, podemos ir a tu laboratorio (T/N)." Sugirió Shuichi. "Allí nos aseguraremos de que nadie estará escuchándonos."
Yo asentí de acuerdo y nos encaminamos hacia esa habitación insonorizada mientras llevaba el libro entre mis manos. Había algo que me pareció curioso y es que el libro no estaba lleno de polvo como todos los de la biblioteca, parecía nuevo.
La pregunta de Shuichi me sacó de mis pensamientos. "Por cierto, ¿de dónde sacaste el libro, Rantaro?"
"De la biblioteca, destacaba bastante he de decir." Respondió pensativo. "Era como si alguien lo hubiera puesto ahí a propósito para que fuera encontrado."
Yo hice una mueca extrañada. "¿De la biblioteca?, yo vengo de ahí y no estabas."
"En efecto, el libro lo encontré ayer por la noche, por eso esta mañana toqué en tu puerta." Dijo con serenidad. "Pero tuvimos ese contratiempo."
Oh, así que eso era lo que quería esta mañana, antes de que me alarmara por la desaparición de la llave, la cual robó Tsumugi no sé cómo.
"¿Contratiempo?" Preguntó Shuichi extrañado.
"Es largo de explicar..." Me excusé nerviosa, causando que Shuichi me lanzara una mirada de sospecha.
Una vez llegamos a mi laboratorio, asegurándonos de que nadie nos seguía, nos sentamos en uno de los rincones apoyados en la pared. Yo me encontraba en el centro de ambos chicos con el libro abierto de par en par. Shuichi se ofreció la leer la primera parte del libro, donde aparecía una imagen de una ciudad completamente destruida.
"Todo empezó con el suceso más trágico, más grotesco y más terrible de la historia de la humanidad." Comenzó a leer con voz narrativa mientras Rantaro y yo escuchábamos expectantes. "Iniciado por Junko Enoshima quien obligó al consejo estudiantil de la Academia el Pico de la Esperanza a participar en el primer juego de asesinato mutuo conocido."
Abrí los ojos de par en para al oír ese nombre, Junko Enoshima era la base de todos los juego de Danganronpa, pero toda esa historia no era nada más que ficción.
"Junko Enoshima" Repitió Rantaro algo confuso, nunca lo había visto tan desconcertado.
"Ella creó el primer juego de la muerte." Espetó Shuichi con los abiertos como platos. "¿Entonces ella es la mastermind que está detrás de todo?"
"Tiene pinta..." Afirmó Rantaro.
"Todo esto desencadenó la desesperación entre los estudiantes de la academia y poco a poco se esparció por toda la tierra, comenzando un reinado de destrucción y violencia sin sentido." Continuó Shuichi. "La abrumadora desesperación se convirtió en una enorme ola que engulló al mundo en un abrir y cerrar de ojos."
"¿El mundo está destruido?" Shuichi no podía creer lo que leía. "Todos consumidos por la desesperación...."
"Esas memorias puede que sean las que nos ha borrado Monokuma." Sugirió Rantaro. "Por eso no tenemos ni idea de que esto ha pasado."
Rantaro continuó la lectura, pero cuando pasó la página, la imagen que se mostraba llamó mi atención, se trataba de la Fundación Del Futuro.
"Sin embargo, una organización, llamada Fundación Del Futuro, fue creada con la esperanza de recuperar el mundo tal y como lo conocíamos antes del incidente." Rantaro hizo una pausa antes de continuar. "Unos años más tarde, Junko volvió a hacer de las suyas y obligó a la clase 78 a jugar a un juego de la muerte, en el que tendrían que matar sin ser descubiertos o resolver todos los juicios para poder escapar."
"¿La clase 78?" Cuestionó Shuichi. "¿Fueron los primeros en enfrentarse a un verdadero Killing Game?"
"Esto confirma que no somos los únicos en esta situación." Añadió el chico de pelo verde.
Yo aclaré mi garganta y tomé el relevo de Rantaro. "Sin embargo el mundo exterior estaba consumamado por la pura desesperación. Junko aprendió técnicas de lavado de cerebro y control de memorias, de modo que los estudiantes no recordaban ese evento tan grotesco y tan terrible de la historia de la humanidad."
"Habrán usado las mismas técnicas de lavado de cerebro con nosotros." Intercedió Rantaro.
"Nos han hecho exactamente lo mismo que a la clase 78." Dijo Shuichi pensativo. "Puede que también fuéramos estudiantes de esa academia, pero no lo recordamos."
Yo continué la lectura aún sabiendo que todo eso no era más que ficción y que en realidad nunca había pasado.
"Finalmente varios estudiantes de esa misma clase pudieron escapar y Junko se ejecutó así misma, pues fue declarada la mente maestra del juego."
"¿J-Junko está muerta?" Las esperanzas de Shuichi por haber resuelto el dilema del mastermind se rompieron a pedazos. "La mente maestra debe ser alguien más entonces."
"Probablemente será alguien que quiso imitarla o seguir sus pasos." Declaró Rantaro.
Pasé la página y continué la lectura. "Los supervivientes se unieron a la fundación del futuro para luchar contra la desesperación. A pesar de todo, la muerte de Junko hizo que algunos de sus seguidores se suicidaran y otros la partieran en trocitos y se los implantaran en su cuerpo. Esas personas se denominaron remanentes de la desesperación, obsesionados con Junko y cegados por la destrucción."
"Esto es demasiado retorcido." Declaró Rantaro.
"Seguramente la mente maestra de ese Killing Game es un remanente de la desesperación." Concluyó Shuichi. "Un seguidor de Junko Enoshima."
De repente una de las páginas llamó especialmente nuestra atención, pues nombraba acontecimientos que los estudiantes habían visto en los flashbacks de las linternas.
Rantaro procedió a leer con completo desconcierto.
"Tiempo más tarde se acercó el fin de la vida en la tierra y la llegada inminente de millones de meteoritos provocó que se esparciera un virus mortal entre la humanidad."
"¿Virus mortal?" Cuestionó Shuichi atónito.
"¿Eso significa que la humanidad ha sido destruida?" Pregunté haciéndome la loca para no desatar sospechas. "Debe haber algún fallo."
"Pero si el mundo ha sido destruido, ¿cómo es que acabamos jugando a este juego de la muerte?" Se cuestionó Shuichi.
"El virus era muy contagioso entre la población, sin embargo hubo una serie de estudiantes que se declararon inmunes a éste, todos con talentos peculiares. Ni los mejores médicos pudieron encontrar una cura al virus, por lo que los líderes de todas las naciones decidieron crear el proyecto Gofer, donde eso estudiantes inmunes con gran talento eran enviados al espacio, con el objetivo de preservar la especie humana. Sin embargo, éstos fueron perseguidos por la Ultimate Hunt antes de que se realizara el despegue de la nave. Por ello los encargados del proyecto tuvieron que crear un funeral falso de todos los estudiantes, para protegerlos de aquellos consumidos por la desesperación."
Todos nos quedamos en silencio, yo no tan sorprendida, pero Shuichi y Rantaro parecían no dar crédito a lo que leían.
"¿Ultimate Hunt?, ¿funeral?" Dijo Rantaro atónito. "Está claro que está hablando de nosotros."
"Nosotros somos esos estudiantes del proyecto Gofer..." Concluyó Shuichi. "El proyecto Gofer no pretendía salvar la humanidad si no preservarla con nosotros."
"Según esto hemos sido enviados a otro planeta para repoblarlo, pero ¿cuánta credibilidad le podemos dar a este libro?" Cuestionó Rantaro.
"Tienes razón es imposible que estemos en una nave, ¿no?" Espetó Shuichi.
"Quizá la academia es la nave." Sugerí sin mucha importancia, ojalá pudiera decirles que todo esto no es más que ficción, pero ¿me creerían?
"Mirad esta última parte." Shuichi señaló el último párrafo y se dispuso a leerlo.
"Se escogió a dieciséis estudiantes talentosos para el proyecto, los cuales lo rechazaron al principio, pero finalmente se consiguió que la nave se pusiera en marcha con todos ellos, en búsqueda de otro planeta habitable como único medio para preservar la humanidad."
"¿Dieciséis estudiantes?" Preguntó Rantaro. "Es curioso, nosotros eramos diecisiete."
"Esa persona añadida debe ser el mastermind que se filtró en la nave sin que nadie lo notara." Concluyó Shuihi con certeza.
Me quedé blanca al escuchar esas palabras, esa persona de más era yo, pero no soy la mente maestra, ¿verdad? No, es imposible, estoy segura de que la mastermind es Tsumugi. Todas esas amenazas han sido porque ella es la que está detrás de todo, no hay duda.
"Hay una persona entre nosotros que no debería estar aquí, por lo que seguramente sea un remanente de la desesperación." Proclamó Shuichi.
"Se ha apoderado del proyecto Gofer y lo quiere llevar a pique imitando los pasos de Junko." Añadió Rantaro.
"Por eso hemos sido forzados a jugar este Killing Game en contra de nuestra voluntad." Agregó Shuichi. "Solo tenemos que averiguar quién es esa persona que se ha colado en la nave, ¿no hay más información en el libro sobre quiénes eran esos estudiantes?"
Me puse tensa al pensar que podían descubrir que yo era esa decimoséptima estudiante.
"No, esto es todo, no se relata nada más." Respondió Rantaro decepcionado.
Dejé soltar un leve suspiro de alivio casi imperceptible.
"Entonces podemos confirmar que existe una mente maestra entre nosotros, es la única forma de explicar este Killing Game." Shuichi parecía emocionado de estar cerca de la verdad, pero esa verdad que creía alcanzar era falsa.
Si seguían investigando por esa vía, todas las pruebas me apuntarían como la mastermind, sin embargo no hay dudas de que es Tsumugi, tengo que intentar destaparla antes de que empiecen a sospechar todos de mí. Aunque tampoco debo ignorar sus amenazas...
"La mente maestra debe controlar todo el juego desde algún tipo de sala donde puede vigilar cada uno de nuestros pasos." Señaló Shuichi.
"Apuesto a que se encuentra detrás de la puerta secreta de la biblioteca." Agregó Rantaro. "Pero no podemos entrar allí sin una tarjeta."
"Quiza haya otra entrada." Sugerí intentando no hacer ver que ya sabía que la había.
"¿Otra entrada?" Rantaro me miró extrañado.
"Tiene sentido, esa puerta en la biblioteca, a pesar de estar oculta, siempre me pareció demasiado obvia." Dijo Shuichi pensativo. "¿Pero dónde puede estar la otra entrada?"
"Teniendo entre nosotros al Ultimate detective la mente maestra no se arriesgaría a colocar la segunda entrada en algún lugar accesible para él." Anuncié con firmeza.
¿Qué propones?" Preguntó el detective.
"Un lugar no accesible para Shuichi...." Musitó Rantaro pensativo.
"Todos los lugares de la academia son viables para todos." Replicó el detective.
"Existe uno que no, el baño de las chicas." Anuncié algo nerviosa.
Ambos chicos se miraron sorprendidos.
"Una puerta secreta en el baño de las chicas..." Reflexionó Shuichi. "Ahora que lo dices, hay un baño cerca de la biblioteca."
"En realidad no suena tan descambellado si lo pensamos bien." Añadió Rantaro.
"Podemos ir a averiguarlo." Dije decidida levantándome del suelo.
Los dos chicos estuvieron de acuerdo y nos encaminamos al baño más cercano de la biblioteca, lugar donde ya sabía que se encontraba la segunda entrada.
Una vez llegamos, tanto Rantaro como Shuichi se quedaron esperando fuera del baño a que yo buscara alguna especie de puerta, cosa que no hizo falta porque ya la había encontrado hace días. Sin embargo, para no desatar sospechas esperé un buen rato antes de salir y contarles lo que ya sabía.
En efecto, había una puerta secreta parecida a la de la biblioteca escondida tras la pared, pero también necesitaba de una tarjeta para ser abierta. Aunque a diferencia de la puerta de la biblioteca, la del baño no tenía polvo en el lugar donde se colocaba la tarjeta.
"Al menos ya sabemos varias cosas." Advirtió Shuichi. "La mente maestra usa esta puerta para entrar a su guarida y, además, es una chica."
La tensión empezó a crecer entre nosotros y las acusaciones volaban por doquier.
"Solo hay tres posibles masterminds." Anunció Rantaro.
"Cuatro." Le corrigió Shuichi mirándome algo nervioso. "Bueno, tienes razón (T/N) no puede ser..."
"No pasa nada Shuichi, es normal que sospeches de mí, no me molesta." Lo tranquilicé con una temblorosa sonrisa.
En ese momento se oyeron unos pasos violentos y acelerados que se acercaban cada vez más a nosotros. Se trataba de Tenko, la cual corría más alterada que de costumbre.
Cuando se acercó, su mano temblorosa agarró mi brazo como tratando de estabilizarse y no caerse. Su expresión mostraba el más puro terror y pánico que jamas había visto, estaba al borde de la desesperación más profunda.
Su voz se escuchaba tan rota como ahogada. "(T/N)....."
"Tenko, ¿qué ocurre?" Pregunté tensa a más no poder.
Ella me miró aterrorizada mientras varias lágrimas aparecían por la comisura de sus ojos. Estaba claro que algo no iba bien solo con ver sus labios entreabiertos, sus temblorosas cejas y su expresión de espanto.
"E-Es H-Himiko...."
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