Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 43


Un silencio abrumador nos rodeaba, nadie se atrevía a hablar, ni si quiera nos mirábamos a los ojos.

Miu y Keebo habían sido ejecutados, uno de ellos injustamente, pero ninguno de nosotros podía hacer nada, la impotencia nos comía por dentro.

"¡Mi parte favorita de los juicios son las ejecuciones!" Anunció Monokuma entusiasmado. "Ver la desesperación en los ojos de los desdichados me llena de euforia."

"¿Como puedes disfrutar de algo así?" Preguntó Tsumugi contrariada.

"¡Porque es un psicópata!" Exclamó Tenko.

"Me alegra que coincidamos Monokuma, las ejecuciones son mi parte favorita también." Espetó Kokichi con falso entusiasmo.

"La ejecución ha sido muy cruel." Alegó Himiko con un tono perezoso.

"Ambos se han esfumado como el humo de un incendio extinguido." Enunció Kiyo de manera misteriosa.

"Gonta no permitir que hayan más muertes, Gonta prometer." Dijo decidido el gigante.

"¡Keebo no se merecía morir, pagarás por esto maldito oso!" Bufó Kaito enfadado.

"No creo que sigas vivo para entonces." Rió Monokuma con malicia.

La risa de Monokuma chirriaba en mis oídos de manera desagradable y mi cabeza palpitaba de dolor por todas las horas puestas en este juicio. No puedo evitar sentirme culpable de la muerte de Keebo, incluso sabiendo que si no lo exponía moriríamos todos.

Si tan solo no fuera una maldita cobarde, sería capaz de matar a Tsumugi sin ningún escrúpulo. Tengo que hacer algo, tengo que destaparla, no puedo dejar que haya otro asesinato, tengo que ser valiente.

Inmersa en mis pensamientos me di cuenta de que Rantaro estaba al lado mío mirándome preocupado. Él debía estar peor que yo después de enterarse de las verdaderas intenciones de Ryoma y Kirumi, pero aún así estaba preocupado por mí, eso me hacía sentir culpable, no quería hacerme la víctima.

"¿Te encuentras bien?" Preguntó mirándome intranquilo.

"Supongo que he estado mejor." Contesté sin pensar.

"Sabes que no es tu culpa nada de lo que ha pasado, ¿no?" Dijo algo inquieto.

"S-Sí lo sé." Dije para que no se preocupara. "¿Tú cómo estás?"

"No te preocupes por mí, ya sabes que no es la primera vez que pierdo a alguien." Contestó con una sonrisa temblorosa.

"¿Estás seguro? Porque creo que-." El chico no me dejó terminar la frase, colocó una mano en mi espalda y me dio un delicado empujón hacía la salida.

"Salgamos de esta sala, el ambiente da un poco de escalofríos."

Dicho esto nos dirigimos hacia el ascensor en silencio, los demás se unieron a nosotros segundos después.

Cuando llegamos a nuestro destino la mayoría se fue por su cuenta para estar un rato a solas, algo que solía ocurrir a menudo luego de una ejecución. Y por triste que sonase nos estábamos acostumbrando a ello.

Yo intenté alcanzar a Rantaro para seguir hablando con él, pero en cuanto me di cuenta el chico ya había desaparecido, solía hacerlo bastante cuando no se sentía animado. ¿Por qué no deja que lo reconforten? Siempre huye con una sonrisa como si no le afectara nada, pero en el fondo se que sí le afecta.

Aún quedaban varias horas para que cayera la noche así que lo mejor sería descansar un poco en mi habitación para calmar el ligero dolor de cabeza que tenía. Pero antes de poner un pie en mi dormitorio recordé aquello que le pedí a Miu antes de hacer el pasaje del terror, ¿le habrá dado tiempo de crear ese invento que le pedí?

Como si de un rayo se tratase corrí lo más rápido que pude hacia el laboratorio de la reciente fallecida. Antes de entrar crucé los dedos por encontrarme con algún invento parecido a los electrohammers del juego. Si Miu había muerto sin crear algún tipo de aparato similar no íbamos a poder destruir los exisals.

Abrí la puerta del laboratorio algo nerviosa y me adentré en él. Estaba bastante desordenado, con mil y un millón de inventos tirados y repartidos por doquier. Sin poder evitarlo, los recuerdos de mi conversación con Miu aquel día en su laboratorio vinieron a mi cabeza. En ese momento ella estaba modificando los muñecos guía, nunca se me pasó por la cabeza que los utilizaría en un crimen. Recuerdo como Keebo entró lamentándose porque Kokichi le había encarado que los robots no podían dar miedo y cómo Miu le animó diciendo que lo haría el robot más terrorífico de todos.....

Fue hace un día y se siente como si hubiera sido hace años.

De repente fijé mi mirada en una esquina de la sala donde habían tres martillos muy parecidos a los del videojuego. ¡Miu los había hecho! ¡Aún había alguna posibilidad de derrotar los exisals y encarar a Tsumugi!

La felicidad que sentí en ese momento no podía describirse con palabras, estaba decidida, le contaría a todos sobre este invento y su función. De esta manera derrotaríamos juntos los exisals de una vez por todas y Monokuma no tendría nada con lo que luchar de vuelta.

Me acerqué a uno de ellos y pude observar que en el borde del martillo estaban escritas las instrucciones y detalles del invento. Miu realmente ha sido útil, si tan solo no se hubiera precipitado para salir de aquí, hubiéramos podido crear más martillos eléctricos para combatir a Monokuma.

En ese momento recordé la tarjeta de memoria que la chica me había pedido que guardara a cambio de llevar a cabo mi petición. ¿Qué se supone que debía hacer con ella? Miu dijo que sabría cuándo y cómo utilizarla, ¿es ahora el momento de hacerlo?

Eran demasiadas preguntas pero no tenía tiempo para preocuparme por eso ahora, debía ser inteligente y avisar a las personas en las que más confío para que me ayuden con estos martillos eléctricos. Lo más lógico será contárselo a Shuichi, él sabrá perfectamente qué hacer.

Sin perder más tiempo me dirigí fuera del laboratorio para buscar al joven detective. Recorriendo cada rincón de la academia sin éxito terminé por buscar en el exterior de ésta. Sin embargo en lugar de encontrar al detective visualicé a Rantaro apoyado en uno de los muros de la academia con la mirada perdida.

"Rantaro, pensaba que habías ido a tu habitación." Dije acercándome al chico.

"Al principio quería descansar un rato, pero creo que estar a solas al aire libre me sentará bien." Respondió él evitando el contacto visual conmigo.

¿Eso era una indirecta para que lo dejara solo? ¿Por qué no quieres ser ayudado Rantaro?

El chico dirigió finalmente su mirada hacia mí al ver que seguía allí. "¿Necesitas algo?"

"Solo pasaba por aquí y quería asegurarme de que estabas bien." Musité nerviosa.

"Estoy bien, solo necesito algo de tiempo solo." Replicó con su tono calmado de siempre.

"C-Creo que necesitas justo lo contrario." Espeté con nerviosismo.

"Estás equivocada, no quiero que te preocupes por mí." El chico volvió a apartar su mirada de mí en señal de que la conversación había terminado.

"..." Yo no moví un músculo, me quedé mirándolo sin saber muy bien que decir.

"..." El hizo una mueca al ver que yo seguía ahí.

"..." Fruncí el ceño y me acerque más a él.

Rantaro soltó un suspiro y sonrió ligeramente. "Está bien, tú ganas, quizá sí necesito a alguien que me escuche, pero no quiero que estés conmigo, todos los que se acercan a mí terminan muriendo."

Yo lo miré perpleja. "Sabes que eso no es verdad, ¿lo dices por Ryoma y Kirumi?"

"..." Él no contestó, en cambio se cruzó de brazos.

"Te escucho." Dije con una amplia sonrisa posicionándome al lado de él.

"¿Huh?" El chico me miró sorprendido.

"Dijiste que necesitabas a alguien que te escuchara, aquí me tienes." Enuncié sonriente.

Él respiró hondo antes de preguntarme. "¿Recuerdas cuando te dije que me recordabas a mi hermana pequeña?"

"Sí, dijiste que por eso eras tan protector conmigo."

"Así es, fui un horrible hermano mayor con ella..." Dijo arrepentido.

"No creo que fueras tan terrible, cuando salgamos de aquí puede hacer las paces con ella." Le traté de consolar aunque no muy exitosamente.

"No la veo desde hace años." Respondió nostálgico. "En aquellos tiempos me llevaba bastante bien con ella, estábamos juntos todo el rato."

"Eso no suena como un horrible hermano mayor." Dije extrañada.

"Bueno, ella siempre me seguía y yo siempre cuidaba de ella." Rantaro hizo una pausa para respirar profundo. "Un día hicimos un viaje en barco con toda la familia a otro país, era mi primera vez en uno y estaba muy entusiasmado."

Yo lo miré intrigada y en silencio para que continuara su historia.

"Cuando atracamos, quise visitar un poco el país y me escabullí del barco." La mirada de Rantaro se endurecía por momentos. "Pensé que estaba solo, pero mi hermana estaba siguiéndome como siempre."

No me gustaba hacia dónde se estaba dirigiendo la conversación y tragué saliva nerviosa.

"Pero yo no me di cuenta, no la vi, estaba muy ocupado explorando, ¿sabes?" Contó con el tono algo entristecido. "Mi hermana se separó de mí de alguna manera, y.....ella nunca......Ella nunca volvió."

"..." Me quedé petrificada en cuánto Rantaro terminó de contarme aquel evento tan doloroso, poco a poco la angustia empezó a acumularse en mi pecho y apareció un dolor intenso que no pude apaciguar.

"Mis padre me dijeron en aquel entonces que no era mi culpa, pero un hermano mayor se supone que debe proteger a su familia." Dijo frunciendo el ceño. "Pero yo no pude hacer eso, no pude....., soy el peor hermano mayor que existe."

"Rantaro......" Dije bajando la mirada conmovida por su historia.

"Por eso viajo por todo el mundo, para encontrarla." Dijo decidido. "Todos me dice que es imposible, que es muy tarde ahora...., pero hasta que no la vea con mis propios ojos no pararé de buscarla."

"¿Has estado buscándola todos estos años?" Pregunté sorprendida.

"Quiero encontrarla, quiero disculparme con ella. Espetó afligido. "No importa cuánto tarde, se que la encontraré."

"Eres el mejor hermano mayor que alguien pueda tener, ¿no te das cuenta?" Dije con seguridad. "Cualquiera en tu lugar se hubiera rendido, pero tú no lo has hecho ni lo harás, creo que realmente podrías ser el Ultimate Big Brother."

Rantaro abrió los ojos de par en par. "¿De verdad lo crees?"

"Estoy segura de ello." Afirmé con una sonrisa. "Con esa voluntad la encontrarás algún día."

"P-Pensé que dirías que me rindiera como ha hecho la mayoría." Dijo aún atónito por mi respuesta.

"¡Pues claro que no!" Exclamé decidida. "Si hay alguna posibilidad de encontrarla hay que aferrarse a ella, yo misma te ayudaré a buscarla cuando salgamos de aquí."

Quiero ayudarle a encontrara a su hermana, pero lo cierto es que no sé qué pasará conmigo cuando salga de aquí, si es que salgo. Quizá vuelva directamente a la vida real y no pueda cumplir mi promesa, pero aún así necesito animarlo y apoyarlo.

"¿Me ayudarás?" Rantaro me miraba con una expresión de sorpresa y entusiasmo a la vez.

"La buscaremos hasta encontrarla." Anuncié con decisión.

"Gracias, no esperaba esa reacción y me has dejado sorprendido y.....feliz." Dijo con una de esas sonrisas sinceras que suele mostrar pocas veces.

"No tienes por qué agradecérmelo, es lo que hacen los amigos." Contesté tímidamente.

"Es por eso que no quiero cometer el mismo error." Dijo de repente decidido.

"¿El mismo error?" Pregunté confusa.

"No quiero volver a perder a alguien que me importa, así que haré todo lo posible por no perderte." Dijo mirándome fijamente.

"Rantaro...." Mis mejillas se colorearon de un rosa palo.

"Lo siento por volverme tan sentimental de repente, pero no soportaría la idea perderte a ti también." Espetó sonriendo y sonrojándose ligeramente. "Ya fue suficiente con Ryoma y Kirumi."

"No es tu culpa lo que les pasó a ellos." Repliqué desviando la mirada.

"Lo sé pero pude haber actuado mejor y fue mi idea hacer el pasaje del terror después de todo."

"No te machaques con eso, ya sabes que Ryoma tenía planes de morir desde el principio, si no hubiera sido en el pasaje hubiera buscado otra manera...." Dije con lástima.

"Quizá tengas razón." Musitó el chico.

"Por eso hay que centrarse en seguir adelante y salir de aquí, para que sus muertes no sean en vano, tal y como dijo Keebo." Intenté animar el ambiente y me puse delante de él con una mirada decidida.

"Tienes razón." Afirmó él. "Esta vez haré bien las cosas, prometo que te sacaré de aquí."

"Hablando de eso...." Dije sonrojada por sus palabras. "Hay algo que tengo que enseñarte."

"¿De qué se trata?" Preguntó curioso.

"Te lo contaré por el camino, pero antes busquemos a Shuichi." Anuncié firmemente. "Necesito enseñárselo a él también."

Rantaro asintió y nos dispusimos a buscar al detective, el cual se encontraba en la zona de las habitaciones con Kaito, parecía que aún el astronauta estaba algo disgustado con Shuichi por el juicio. Cuando nos acercamos a ellos me aseguré de que no había nadie por los alrededores.

"Shuichi, Kaito, hay algo que necesitáis ver." Anuncié evitando alzar mucho la voz.

"¿A qué te refieres?" Preguntó Kaito confundido.

"Antes de que Miu cometiera el crimen se me ocurrió pedirle que inventara algo para mí." Dije finalmente.

"¿Qué tipo de invento?" Preguntó Shuichi curioso.

"¿Miu aceptó hacerlo?" Dijo atónito Kaito.

"Sí, le pedí que creara un invento capaz de derrotar los exisals de Monokuma." Respondí mientras ambos chicos se miraban mutuamente sorprendidos.

"¿Eso se puede hacer?" Preguntó Kaito.

"¿Consiguió inventar algo así?" Cuestionó Rantaro dubitativo.

"Eso es lo que os tengo que enseñar, justo antes fui a su laboratorio y vi tres martillos electrificados capaces de derrumbar cualquier maquinaria de Monokuma." Expliqué entusiasmada. "Con eso tenemos muchas posibilidades de derrotarlo."

"(T/N), eso es genial, ¿cómo no se nos ocurrió antes pedirle eso a Miu?" Dijo Kaito dándose un golpe en la frente.

"¿Estamos seguros de que funcionarán?" Cuestionó Shuichi.

"Solo hay una manera de averiguarlo." Dijo Rantaro encaminándose hacia el laboratorio de la inventora.

Kaito, Shuichi y yo seguimos sus pasos, yo estaba algo entusiasmada, esos martillos son la esperanza que necesitábamos para salir de aquí.

Cuando llegamos al laboratorio los guié a la esquina donde había encontrado los martillos hace unos minutos, pero para mi sorpresa no estaban por ningún lado.

"¿Huh?" Miré extrañada toda la habitación por si me había confundido de lugar, pero no había rastro de ningún martillo.

"¿Qué pasa (T/N)?" Preguntó Kaito. "¿Donde están esos martillos de los que hablaste?"

"No están...." Murmuré pasmada.

"¿Cómo que no están?" Dijo Rantaro acercándose a mí.

"Han desaparecido." Respondí mirándolo con terror.

¿Estaba loca? ¿Los martillos que vi antes nunca existieron? Estaban aquí hace nada...

"¿Cómo van a desaparecer de repente?" Preguntó Kaito extrañado. "¿¿¿Acaso realmente hay demonios en esta academia???"

"No creo que ese sea el caso Kaito." Replicó Rantaro con una sonrisa forzosa.

"¿Estás segura de que estaban aquí?" Dijo Suichi mirando el resto de la habitación por si los martillos estaban colocados en otro lugar.

"E-Estoy segura..." Titubeé al contestar, ¿me estaba volviendo loca?

"¿Entonces qué ha pasado?" Preguntó Kaito aterrorizado. "Unos martillos no pueden irse solitos."

De repente una voz muy familiar se escuchó justo detrás de nosotros.

"¿Estabais buscando esto?" Kokichi se encontraba apoyado en la puerta del laboratorio con una amplia sonrisa juguetona, al mismo tiempo tiró al suelo los trozos de un objeto de metal.

Eran los martillos....., estaban destrozados, completamente destruidos.

"L-Los martillos." Tartamudeé abriendo los ojos de par en par incapaz de creer lo que estaba viendo.

"¿¿Esos son los martillos??" Gritó Kaito alarmado. "¡¡P-Pero están destrozados!!"

"Kokichi, ¿qué has hecho?" Rantaro le dedicó una mirada amenazante.

"¿A qué te refieres?" Preguntó haciéndose el loco. "Yo no he hecho nada."

"¡¡No te hagas el tonto, está claro que has sido tú el que se ha cargado los martillos!!" Exclamó Kaito irritado.

"Oh, me has pillado, sí, fui yo." Admitió con una amplia sonrisa.

"¿¿¿Estás loco???" Kaito se acercó a él con el puño apretado. "¿¿Por qué los has roto??"

"Kokichi, ¿eres consciente de que esos martillos nos podían ayudar a derrotar a Monokuma?" Cuestionó Suichi estupefacto.

"¿A quién le importa eso?" Dijo con un tono perverso.

"Estás actuando muy imprudente e infantil." Le encaró Rantaro.

Yo por mi parte no pude articular palabra, estaba en shock, no me podía creer que todas mis esperanzas estaban esparcidas en trocitos por el suelo.

"Actúo acorde a mi edad, deberías hacerlo de vez en cuando Rantaro, así serás menos aburrido." Se burló el líder.

"Ese invento nos iba a ayudar a derrotar a los exisals." Dije finalmente mirando decepcionada al chico.

Éste se dio cuenta  y su expresión se tornó a una más seria, la cual no duró mucho tiempo. "Ese invento era de Miu, ¿de verdad creéis que podemos confiar en algo creado por ella?"

"Eso no lo sabes Kokichi." Le reprendió Shuichi. "¿Por qué lo has hecho?"

Esa era la gran pregunta, ¿por qué lo había hecho? ¿Por que rompió un invento que él mismo también le pidió a Miu que creara? ¿Por qué romper las únicas esperanzas para salir de aquí? Por más que intentaba encontrarle una explicación lógica no pude pensar en ninguna.

"¿Crees que unas máquinas creadas por Monokuma podrían ser derrotadas tan fácilmente?" Preguntó burlón. "No sois tan ingenuos, ¿verdad?"

"¡¡Al menos podíamos haberlo intentado!!" Exclamó Kaito irritado.

"¡Con esos martillos teníamos posibilidades de salir de aquí!" Exclamé con rabia, nunca lograré entender a Kokichi.

"Pero yo no quiero salir de aquí." Espetó con un tono malicioso. "Quiero que el juego continúe."

"Espero que eso sea mentira." Dijo Kaito entre dientes.

"No es mentira, realmente quiero que el juego continúe." Insistió el chico con un tono que transmitía nada excepto maldad.

"No puedes ser tan retorcido, ¿qué pasa contigo?" Espetó Kaito con furia.

"¿Qué pasa conmigo?" Preguntó divertido. "La pregunta es qué pasa con vosotros, ya os he avisado que trabajar en equipo solo enfadará más a Monokuma."

"Kokichi necesitamos trabajar juntos si queremos salir de aquí." Replicó el detective.

"Ahí es dónde te equivocas Shuichi." Espetó el líder con una sonrisa maliciosa. "Esa falsa tapadera de amigos no durará mucho, alguno de ustedes os traicionará y acabaréis como Keebo."

"¡No se te ocurra nombrar a Keebo de esa manera!" Bramó Kaito.

"Necesitamos apoyarnos entre nosotros en estas circunstancias." Enuncié aún con algo de rabia.

"Deberíais hacer como yo y preocuparos por vuestra propia seguridad en lugar de perder el tiempo con falsos amigos." Dijo con un tono impasible.

Kokichi evitaba el contacto visual conmigo pero su mirada era neutral, no transmitía nada, o al menos no pude descifrar que era lo que sentía en ese momento. Lo único que sabía es que sus palabras me causaron un ligero dolor en el pecho.

"¿¿Falsos amigos??" Kaito apretó el puño conteniéndose para que éste no acabara en su cara.

"Kokichi no sabes de lo que estás hablando." Dijo el detective.

"¿Dices eso porque tú no tienes a nadie?" Preguntó Rantaro de repente con cierta molestia en sus palabras.

"No necesito amigos en un Killing Game." Dijo el líder dándonos la espalda. "Quién los quiere cuando puedes disfrutar de la desesperación que te proporciona este juego."

Dicho esto se fue por dónde mismo había venido dejándonos a todos estupefactos mirando las partes destrozadas de los martillos.

"Maldito enano, alguien debería darle una lección." Se quejó Kaito.

"Debo admitir que esta vez ha ido demasiado lejos." Añadió Rantaro.

"¿Por qué lo ha hecho?" Pregunté abatida observando mejor las partes destrozadas de los martillos.

"No creo que haya una razón." Respondió Suichi.

"Simplemente le gusta molestar." Espetó Kaito entre dientes.

"Supongo que toda nuestra ilusión por derrotar los exisals se ha esfumado." Enunció Rantaro con las manos en su cintura.

Entonces lo recordé, aún quedaba algo que podía ayudarnos o al menos esperaba que lo hiciera.

"Aún tenemos esto." Dije sacando de uno de mis bolsillos la tarjeta de memoria que me había dado Miu antes de cometer el crimen. "No sé para que sirve, pero me la dio Miu antes de morir y parecía bastante importante."

Shuichi se acercó a mí y la examinó con detenimiento. "Quizá te la dio por si era ejecutada."

"¿Te refieres a que lo hizo para ayudarnos a salir si ella no lo conseguía?" Preguntó Kaito estupefacto.

"No creo, eso no es propio de Miu." Rantaro negó con la cabeza.

"¿Entonces qué hace esta tarjeta y cuál es su contenido?" Pregunté pensativa.

"Puede que buscando en su laboratorio encontremos un lugar donde encaje." Propuso Shuichi.

Y así lo hicimos nos dispusimos a buscar por todo el desordenado laboratorio de Miu algún sitio donde colocar la tarjeta de memoria, recuperando brevemente la esperanza. Mientras buscábamos me surgió una duda que había estado rondándome la cabeza hace rato.

"¿Creéis que Miu decía la verdad acerca de Keebo?" Pregunté curiosa de sus respuestas.

"¿Te refieres a que si era verdad que lo consideraba un amigo?" Preguntó Kaito confuso.

"Sí, ¿Creéis que solo lo utilizó o realmente quería salir de aquí con él?"

"Con Miu nunca se sabe, pero yo creo que lo más probable es que solo lo utilizara." Replicó Rantaro mientras agarraba varios inventos muy peculiares.

"Sus palabras parecían sinceras en el juicio, pero como dice Rantaro nunca llegamos a conocer bien a Miu." Dijo Suichi examinando una gran máquina al fondo del laboratorio.

"Yo quiero creer que realmente lo consideraba un amigo, nadie puede ser tan malvado." Rechinó Kaito.

"Supongo que nunca lo sabremos..." Reflexioné mientras seguía mirando varios inventos.

"Chicos, mirad esto." Shuichi captó nuestra atención y nos acercamos a él para observar una especie de máquina de tamaño medio con forma rómbica. "Me ha llamado la atención, estaba escondida bajo una manta."

Cuando la examinamos mejor nos dimos cuenta de que había una especie de compartimento bastante grueso con la forma exacta de la tarjeta de memoria. Me dispuse a intentar colocarla en la máquina para confirmar si efectivamente concordaba con el compartimento.

"¡Encaja perfectamente!" Exclamé entusiasmada. "Sin duda este es lugar donde debe ir la tarjeta."

"¿Y ahora qué hacemos?" Preguntó Kaito.

"Creo que hay que encenderla." Dijo Shuichi apretando una especie de botón enorme que había en la parte frontal de la máquina.

Todos esperamos expectantes a que ocurriese algo, sin embargo la máquina no reprodujo ningún sonido ni cambió de conformación.

Todos nos miramos decepcionados sin saber muy bien que hacer, excepto Rantaro que pareció darse cuenta de algo.

"Creo que es porque no estaba enchufada a la corriente." Advirtió Rantaro cogiendo el enchufe y conectándolo. "Prueba ahora."

Shuichi volvió a apretar el botón y esta vez una pequeña pantalla se encendió en la parte superior dejándonos a todos intrigados. En ella se mostraba un porcentaje, el cual estaba aún por el 1%, y se podía leer, ~comenzando el procesado de memorias, finalizará aproximadamente dentro de cinco días~.

"¿Cinco días?" Cuestionó Kaito confundido.

"Procesado de memorias..." Leyó detenidamente Shuichi llevándose una mano a la barbilla.

"¿Qué significa todo esto?" Pregunté confusa.

"A saber que es lo que se traía Miu entre manos." Espetó Rantaro.

"Lo mejor será dejarlo así y esperar a ver qué pasa dentro de cinco días." Sugirió Shuichi.

"¿Será seguro dejarlo aquí sin más?" Pregunté no muy convencida.

"No podemos hacer nada para adelantar el proceso o al menos no está en nuestro conocimiento." Explicó Rantaro. "Podemos volver a taparlo con la manta para evitar que alguien manipule la máquina."

"Estoy con Rantaro, por ahora no hablemos con nadie sobre esto y esperemos." Afirmó Shuichi tapando de nuevo la máquina. "¿De acuerdo Kaito?"

"¿¿Eh?? ¿¿Por qué todos me miráis a mí??" Preguntó molesto. "¡No diré nada!"

"Más te vale." Dije acercándome a él con falso enfado, cosa que provocó que el chico comenzara a sudar haciéndome soltar una risita.

En ese momento el anuncio de Monokuma de las 22:00 retumbó por toda la academia. Con la intriga en el cuerpo salimos del laboratorio de Miu y nos dirigimos a nuestras habitaciones para descansar después de un tedioso día. En cuánto llegué a mi dormitorio y puse un pie en la cama, caí rendida en un sueño profundo.

De repente un punzante dolor azotó mi cabeza provocando que abriera los ojos de par en par. Me incorporé en la cama y me froté los ojos aún adormitada.

Cuando mi visión se aclaró descubrí que no estaba en el dormitorio de siempre si no en una cama de hospital. Agité mi cabeza nerviosa sin entender muy bien que era lo que estaba pasando. Me miré el brazo y me fijé que tenía una vía intravenosa colocada, ¿dónde estoy? ¿Qué me ha pasado?

En ese momento alguien llamó a la puerta de la habitación. Yo me quedé inmóvil esperando que quién quiera que fuese el que estaba tocando se fuera debido a no obtener respuesta. Sin embargo, segundos después se abrió la puerta de par en par y una alta figura negra que no pude reconocer entró en la sala. Ni si quiera pude ver las facciones de su rostro, estaba todo borroso y un ligero mareo amenazaba con aumentar cada vez que éste daba un paso hacia delante.

"No te preocupes, soy yo." Dijo la voz grave y masculina que provenía de la figura negra. "Lo estás haciendo muy bien."

En ese momento apareció un agujero negro debajo de la cama que me consumió y aparecí de nuevo en la academia justo por fuera de la puerta del comedor.

Desorientada la abrí sin entender nada de lo que estaba pasando. Fue en ese entonces cuando visualicé a todos los recientes fallecidos sentados en la mesa del comedor. Al entrar todos se giraron hacia mí y me miraron con desdén y rechazo.

Yo me quede perpleja mirándolos hasta que Kaede se puso en pie.

"¿Qué estás haciendo aquí?" Preguntó con molestia.

"Ya ha venido esta guarra a jodernos la fiesta." Espetó Miu con fastidio.

"Nadie se siente cómodo con tu presencia, lárgate." Me advirtió Maki.

"Eres la última persona que quería ver ahora mismo." Añadió Kirumi con desagrado.

Escuchar sus palabras me estaba creando un nudo en el estómago, no podía ni si quiera mirarlos a los ojos.

"¿Por qué no la matamos aquí mismo?" Sugirió Ryoma. "Así nos quitamos un tranque de encima."

"Afirmativo, es lo mejor que podemos hacer." Le apoyó Keebo.

"Y-Yo n-no quería que murierais." Musité nerviosa bajando la mirada.

"¿Ah no?" Soltó Miu burlona. "¡Eso es más falso que tus tetas!"

"Tú sabes perfectamente quién es el mastermind." Proclamó Kaede "¿Por qué aún no la has matado?"

"¿O es que realmente querías que muriésemos?" Preguntó Angie levantándose de la silla y acercándose a mí. "Atua dice que eres culpable."

"Chicos dejadla, ella está con los otros." Espetó Maki desafiante.

"¿Con lo otros?" Pregunté atónita mientras varias lágrimas amenazaban con salir de mis ojos. "¿A qué te refieres con eso?"

"Sabes perfectamente de lo que te estoy hablando." Dijo de manera muy intimidante. "Después de todo eres-"

Maki no pudo terminar su frase, todo comenzó a dar vueltas y a volverse completamente negro.

En ese momento abrí los ojos y me levanté de un salto de la cama, mi respiración estaba agitada y mi corazón latía a mil por hora.

Nunca me acostumbraré a estas pesadillas, ¿por qué siempre aparecen después de acabar un juicio?

Aún algo aturdida miré el reloj que había sobre mi mesita de noche, todavía quedaban bastantes horas para el anuncio de la mañana. Como si de una rutina se tratase decidí dar una vuelta por la academia.

Deambulando por los pasillos me di cuenta de que hacía mas frío de lo normal o quizá aún estaba temblorosa por la reciente pesadilla.

De repente oí un estruendo que venía del comedor, con algo de miedo me acerqué a la puerta rezando para que no se repitiera la escena que presencié en mi pesadilla. Sin embargo cuando entré no había ni una sola alma, el ruido venía de dentro de la cocina. Me acerqué lentamente mientras distinguía que el sonido que estaba escuchando era la de una tos fuerte y seca.

Cuando me acerqué para descubrir al propietario de ese carraspeo, vi una figura que musitaba algo por lo bajo mientras hacía un esfuerzo para poder respirar sin atragantarse.

"Maldita sea, aún no he ido al espacio." Se lamentó la figura.

"¿Kaito?" Dije al entrar finalmente en la cocina y reconocerlo.

El chico dio un salto sorprendido, no se esperaba encontrar a nadie allí. Inmediatamente al verme me dio la espalda para ocultar aquello que tenía en la mano.

"¡(T/N)!" Exclamó él exaltado. "No esperaba encontrarte aquí, ¿qué haces despierta?"

"Solo quería despejarme un poco, tuve unas pesadill-" No pude terminar la frase, algo no iba bien.

Mientras me acercaba al chico para ver mejor que era lo que estaba ocultando éste se volvió a girar y habló nervioso.

"Genial, pues vuelve a descansar, hoy ha sido un día duro."

"Kaito, ¿qué tienes ahí?" Pregunté extrañada intentando hacer que el chico se diera la vuelta.

"¿Dónde?, no sé de qué hablas." Dijo con cierto nerviosismo.

"Déjame ver" Le ordené esta vez más seriamente.

En ese momento lo agarré del hombro y conseguí que me mirara de frente por unos instantes, lo que vi me dejó pasmada.

Kaito tenía tanto las manos como la boca cubiertos de sangre que él mismo había vertido al toser. Además presentaba una clara dificultad respiratoria que trataba de compensar con diversos carraspeos.

"¡Kaito!" Exclamé asustada. "¿Qué te ha pasado?

"No es nada, solo es un resfriado." Musitó mientras forzaba una sonrisa.

"¡Un resfriado no te hace toser sangre, idiota!" Espeté preocupada observando aquel fatal estado del astronauta.

"Es uno m-muy peculiar." Respondió a la vez que volvía a toser.

Entonces lo recordé, en el juego el astronauta tenía aquel virus que terminaba con su vida, ¿significaba eso que Kaito iba a morir y no había nada que yo pudiera hacer?

"Kaito....., ¿q-qué es lo que te pasa realmente?" Dije mirándolo apenada, sabiendo ya la respuesta.

El chico bajó la mirada, hizo una mueca y finalmente soltó un suspiro.

"Me estoy muriendo."

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro