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Capítulo 36


"Luego de asesinar a toda la familia y desmembrarlos, el adolescente poseído se dispuso a invocar una puerta al inframundo para que el mundo de los vivos se conectara con el de los muertos." Tsumugi continuó su terrorífica historia. "El chico dibujó un pentagrama invertido y puso en cada vértice de la estrella un altar, siendo en total cinco de ellos. Un altar para las cabezas, otro para los torsos, un tercero para las manos y los pies, otro para los brazos y un último altar para las piernas."

La voz de la chica era tan espeluznante que me estremecí de terror mientras Rantaro colocaba una mano en mi hombro y me dedicaba una sonrisa que transmitía tranquilidad.

"Todo eso lo hizo en esta habitación maldita." Dijo Tsumugi saliendo de detrás de la pantalla y señalando la puerta que había al fondo del gimnasio. "Todo el que entra ahí puede conectarse con el mundo de los muertos si realiza una ofrenda."

"¿Una ofrenda?" Preguntó Shuichi con curiosidad.

"La ofrenda debe ser, por supuesto, las partes desmembradas de un ser vivo, colocadas en los altares como hizo el adolescente poseído por el rey demonio." Respondió la chica.

En ese momento la puerta del gimnasio que estaba detrás de nosotros se abrió causando que todos nos giráramos para ver entrar a Miu, la cual había vuelto del baño.

"Has vuelto en el momento perfecto Miu." Anunció Tsumugi. "Vamos a entrar a la habitación maldita."

"¿¡¿Q-QUEEEE?!?" El grito de Kaito me hizo pegar un brinco. "¿¿VAMOS A ENTRAR??"

"¡No dejaré que los ojos de Himiko presencien un escenario tan terrible!" Exclamó Tenko protegiendo a la maga.

"Mis ojos ya han presenciado cosas horribles...." Espetó Himiko desviando la mirada.

"¿V-vamos a entrar enserio?" Pregunté mientras tragaba saliva. He de admitir que después de la historia de Tsumugi todo a mi alrededor se veía más terrorífico.

"¿Nos vas a hacer caminar más, estúpida friki?" Le encaró Miu a la chica.

"Si no has caminado nada aún." Puntuó Tusmugi rodando los ojos hacia un lado.

"Yo creo que deberíamos entrar." Sugirió Rantaro con una sonrisa divertida.

"¿No tienes miedo? ¿Acaso eres psicópata?" Dijo Miu intentando molestar a Rantaro.

"Bueno, es que me conozco todo lo que va a pasar." Explicó él sin borrar la sonrisa. "Yo planeé este pasaje del terror, ¿recuerdas?"

"¡Basta de charla!" Tsumugi nos cortó y se dirigió a la puerta que daría paso a la habitación maldita.

Imitando sus pasos nos acercamos a ella, abrió la puerta cuidadosamente y nos invitó a entrar. Lo que vimos nos heló la sangre en las venas. En el suelo chirriante de madera había dibujado un pentagrama invertido, pero lo que realmente llamaba la atención era las partes de un cuerpo sin vida colocadas en los altares, tal y como Tsumugi había contado.

"¡¡UN MUERTO!!" Gritó Kaito entrando en pánico.

"Kaito tranquilo, no son reales." Le reconfortó Shuichi.

"¿¿E-Estás seguro??" Preguntó Tenko tragando saliva. "Es muy realista..."

Aunque las partes desmembradas del cuerpo no fueran reales, el ambiente de la habitación daba mucho mal rollo, por no hablar de las velas repartidas por toda la sala que contribuían a la atmósfera terrorífica.

"¿Qué cojones es esto?" Preguntó Miu con un tono irritante. "¡Parece una barbacoa!"

"Es la ofrenda para contactar con el inframundo." Agregó Rantaro.

"¡Exacto!" Exclamó Tsumugi. "¡Ahora mismo puedo notar la presencia del mal entre nosotros!"

"No me gusta este lugar, está bloqueando mi magia." Dijo decepcionada Himiko.

"ESTO ES DE LOCOS, YO ME LARGO." Pero antes de que Kaito pudiera salir Tsumugi cerró la puerta dejándonos a todos dentro.

"Como dije antes, el adolescente abrió un portal al mundo de los muertos hace años." Habló la chica con voz espeluznante. "Se cuenta que aún existe ese portal que presenta una conexión con el más allá, si un espíritu logra poseerte volverá a desmembrar cualquier forma de vida que se interponga en su camino."

Todos tragamos saliva y nos mantuvimos en silencio por unos segundos hasta que decidí romperlo. "Pero al fin y al cabo es solo una historia inventada, no hay de que preocuparse."

Sonaba más como si intentara autoconvencerme de ello.

"¡Sea como sea no quiero pasar un segundo más en esta habitación!" Espetó Tenko nerviosa.

"¡Nunca he estado más de acuerdo contigo, Tenko!" Apoyo rápidamente Kaito.

Mientras se dirigían a la puerta, busqué a Rantaro y le susurré. "Buen trabajo con la decoración, este lugar me da náuseas."

"Lo tomaré como un cumplido." Rió nervioso.

Una vez salimos de la habitación maldita, Tsumugi nos guió por el pasillo de la izquierda que llevaba hasta la zona de las primeras habitaciones. Nos estábamos preparando para nuestro segundo recorrido. Los muñecos guía llegaron enseguida, al igual que al principio nos debían guiar por las habitaciones, aunque con Kaito eso iba a ser un poco imposible.

Tsumugi sacó el walkie-talkie y le preguntó a Kokichi si estaba todo listo, a lo que éste respondió afirmativamente. La chica le dio una señal a Himiko y a Tenko para que al igual que la primera vez comenzaran el recorrido junto a su muñeco guía.

De esta manera una vez las dos chicas llegaron a donde se encontraba Kokichi, le tocó el turno a Rantaro y Miu. Después de unos minutos nos tocó a nosotros tres.

Antes de comenzar le eché un vistazo a Kaito, el cual estaba sudando, éste nos agarró fuertemente de la muñeca a Shuichi y a mí.

"Y-yo os protegeré, n-no tengáis miedo." Enunció con una sonrisa forzada.

"Me estás apretando demasiado la mano." Me quejé dolorida.

El muñeco guía nos dirigió a la primera habitación, en la cual se encontraba Kiyo como la primera vez. Pero esta vez la decoración había cambiado completamente, ahora era aún más terrorífica. De una esquina apareció Korekiyo con un nuevo vestuario espeluznante, en el momento en el Kaito notó su presencia me apretó la muñeca tan fuerte que lo sentí como si me estuviera rompiendo la mano.

Luego de los respectivos gritos, mayoritariamente por parte de Kaito, llegamos a la segunda habitación guiados por el muñeco.

Ésta también estaba decorada con nuevos detalles, pero tanto Shuichi como yo notamos algo raro, había un enorme charco de sangre en el centro de la habitación, parte de ésta seca y parte aún en el proceso de secarse. El olor era extremadamente fuerte y desagradable, pero lo que más nos llamó la atención es que la persona que se supone que debería estar en esa habitación no estaba por ninguna parte.

Shuichi y yo intercambiamos miradas de perplejidad pero pronto Kaito ya nos estaba arrastrando a la tercera habitación, donde Keebo y Kokichi nos recibieron junto a los demás. Todos estábamos algo apretujados y la puerta que daba al pasillo estaba cerrada.

Kokichi fue el primero en hablar. "Atentos campesinos, ahora pasaremos a la segunda parte de-"

Kokichi nunca llegó a terminar la frase, las luces se apagaron de repente dejándonos en una oscuridad total. Antes de que pudiéramos reaccionar a lo que estaba pasando se oyó un grito ahogado que provenía de.....

KOKICHI.

Seguidamente un fuerte estruendo llenó mis oídos dejándome un poco aturdida. No podía ver nada más que mi nariz, mi respiración se hizo cada vez más notable y el corazón me empezó a latir incontroladamente.  Lo único en lo que podía pensar era en Kokichi, ¿Por qué ha gritado? ¿Qué ha sido ese estruendo? ¿Por qué se han apagado las luces?

En ese instante mi espalda chocó con algo, más bien alguien, pero debido a la oscuridad no pude distinguir su rostro.

De repente las luces se encendieron como por arte de magia y pude hacer una vista previa de la habitación. La persona con la que había chocado era Rantaro, el cual me miraba intranquilo. Seguidamente busqué a Kokichi por todos lados con la mirada, pero no estaba por ninguna parte. Cuando estaba apunto de preguntarle a Rantaro si esto era parte del espectáculo, una voz tomó la atención de todos.

"Hemos tenido problemas técnicos pero no os preocupéis seguiremos con lo previsto." La voz de Keebo era más fría que de costumbre, pero no tenía tiempo de preocuparme por eso.

"¿Dónde está Kokichi?" Pregunté desesperada. "¿Rantaro esto es parte del espectáculo?"

Ante mi pregunta todos comenzaron a buscar a Kokichi con la mirada pero no estaba por ningún lado.

"No os preocupéis seguro que es una de sus bromas." Respondió Rantaro inquieto.

¿Por qué tiene esa expresión inquieta? Esto es parte del show, ¿cierto? No pude evitar sentir un dolor en el estomago y un pequeño mareo. ¿Le habrá pasado algo? Esta tiene que ser una de sus bromas, ¿cierto?

"¿A quién le importa ese trozo de basura?" Se burló Miu jocosa.

En respuesta le lancé una mirada amenazadora provocando que la chica comenzara a sudar.

"Por favor ¿Pueden prestarme su atención?" La voz de Keebo volvió a oírse fría. "Para la segunda parte del trayecto, debéis proceder de uno en uno."

No me importaba seguir con la casa del terror solo quería comprobar que Kokichi estaba bien. De repente sentí una mano en mi hombro y una voz reconfortante.

"No te preocupes (T/N), seguro que está bien, ya sabes cómo es Kokichi." Shuichi me regaló una amplia sonrisa.

"Aun así estoy preocupada" Repliqué bajando la mirada.

"Miu, tú serás la primera, por favor sal por la puerta que da al pasillo y sigue a tu muñeco guía." La voz de Keebo retumbó en la habitación.

No me había dado cuenta pero ahora habían siete muñecos guía en lugar de tres. Me imagino que es porque ahora vamos a ir de uno en uno hasta finalizar el recorrido. Un escalofrío recorrió mi columna vertebral con solo pensarlo.

"Ehhh ¿Por qué y-yo?" Se quejó la elegida. "Soy muy guapa e inteligente para morir ahora."

"Si quieres me puedo ofrecer para ser el primero." Dijo amablemente Rantaro.

"¿Huhh?" Miu se dirigió a la puerta. "¿Me estás llamando cobarde, cabeza de aguacate?

Dicho esto la chica salió por la puerta dejándonos a todos perplejos.

Y así, pasados dos minutos Keebo reclamó el turno de Tenko, posteriormente el de Kaito, el de Shuichi, y luego el de Himiko. A medida que la habitación se iba vaciando mi inquietud crecía, finalmente solo quedábamos Rantaro, Keebo y yo en la sala.

Rantaro y yo cruzamos miradas, la suya era una calmada, como tratando de decirme que todo saldría bien, en cambio la mía era una mirada de terror.

Realmente la idea de explorar sola por la casa no me hacía ilusión precisamente, y si a eso le sumamos lo sucedido con Kokichi, mis nervios estaban descontrolados. Tengo un mal presentimiento.

Keebo me sacó de mis pensamientos. "(T/N), tu turno."

Me dirigí hacia la puerta para adentrarme en la oscuridad del pasillo pero no sin antes lanzar otra mirada a Rantaro, el cual me mostraba una preciosa sonrisa a la vez que me animaba con su mano a continuar mi camino. El muñeco guía iba a la cabeza dirigiéndome por la oscuridad.

Una vez en la tenebrosidad del pasillo, me froté la cara. "Vamos (T/N), ¿Qué es lo peor que puede pasar?" Pensé en voz alta.

Dicho esto, comencé a caminar por el oscuro pasillo siguiendo al muñeco guía, la decoración realmente era horripilante e instintivamente empecé a temblar.

De repente vi una sombra al fondo del pasillo, parecía bastante grande y estaba arrastrando algo. Me acerqué un poco más con el corazón en la mano y  distinguí que lo que la sombra estaba arrastrando era un cuerpo.

Todo mi tronco se heló con el simple hecho de pensar que podía ser un cadaver. La sombra que arrastraba el cuerpo desapareció, dejándolo tirado en el suelo. A medida que me iba acercando podía oler el característico olor metálico de la sangre.

Cuando llegué a la altura del cuerpo y pude observarlo mejor mi corazón se detuvo. Encima de un gran charco de sangre yacía muerto......

K-Kokichi.

"N-No puede ser." Musité.

Necesito ayuda, que alguien me ayude.

¿Por qué no puedo gritar? Siento que he perdido la habilidad para hablar y mucho menos para gritar.

Estaba inmóvil, al igual que el cuerpo del chico.

Antes de que pudiera hacer nada, escuché una voz muy familiar.

"Era mentira."

La voz provenía del propio Kokichi que se estaba levantando del suelo. Sus ropas estaban manchadas de sangre pero él tenía una sonrisa de oreja a oreja en la cara.

"Te la he colado, ¿cierto?" Preguntó orgulloso.

"T-tú." No era capaz de articular ni una palabra, solo abrí mis ojos de par en par.

"Nee-heehee." Rió divertido.

"¿ERES IDIOTA?" Al fin mi voz pareció querer salir. "PENSÉ QUE ESTABAS MUERTO."

"Lo sé, lo sé, es fantástico." Dijo él entre risitas. "Tenías que haber visto tu cara."

"Que te den" Decidí ignorarlo y seguir mi camino, pero él agarró mi muñeca.

"¿Estás enfadada?" Preguntó con tono malicioso. "Los espectáculos que propuso Rantaron eran muy aburridos, así que decidí hacer el mío propio, la mayoría de vosotros os lo habéis creído."

"Eres imbécil, estaba preocupada." Dije entre dientes, me costaba admitirlo pero este chico va a acabar por darme un infarto.

De repente dejó de sonreír y me miró fijamente. "Eres una mala mentirosa, de ninguna manera alguien se preocuparía por mí."

Mantuvimos la mirada fija el uno con el otro por un momento. Aún me tenía agarrada de la muñeca, pero inmediatamente se dio cuenta y me soltó. "¿De verdad piensas eso?" Pregunté atónita.

Su característica sonrisa volvió a llenar su rostro. "Pues claro que no, soy el Ultimate Supreme Leader, todos deben preocuparse por mí." Terminó la frase con una sonrisa un poco temblorosa.

Suena a mentira....

"Ahora ve hacia el gimnasio, ya tengo ganas de acabar esto." Dijo dándome la espalda.

Asentí y me dirigí hacia el gimnasio, en el cual mi muñeco guía se quedó parado junto a los otros mueñecos que habían guiado a los demas. ¿No se supone que nos guiarían hasta el final? ¿Dónde se supone que tengo que ir ahora? Al lado de la puerta que daba al pasillo de la izquierda había un cartel que indicaba el final del trayecto así que la crucé temblorosa.

Nada más atravesar la puerta no esperaba encontrarme a Korekiyo, di un brinco del susto. El chico llevaba la misma vestimenta que la última vez que lo vi.

"Korekiyo, ¿Qué haces aquí?" Pregunté asustada.

"Keheheh...Se suponía que Ryoma y yo debíamos preparar el susto final, pero no apareció." Contestó él decepcionado.

"Qué extraño...." Pensé en voz alta.

"A alguien con tantas pocas ganas de vivir no le puedes encargar tareas."

Tras ese último comentario de Kiyo continué mi camino por el pasillo y atravesé la primera habitación hasta llegar al punto de partida inicial. Una vez allí pude ver a un Kaito recobrando el aliento aún algo pálido, ayudado por Shuichi que lo intentaba tranquilizar. Tsumugi también estaba ahí junto a Tenko y Himiko.

Espera.....

"¿Y Miu?" Pregunté buscándola con la mirada.

"No sabemos." Contestó el detective. "Ella salió la primera de la habitación, así que ya debería estar aquí."

"¿¿¿N-No la habrá poseído el rey demonio???" Preguntó Kaito alarmado.

"No lo creo Kaito, puede que se haya perdido...." Respondió Tsumugi con una mano apoyada en la barbilla.

"¿Estáis buscando a la preciosa, inteligente y carismática inventora?" Miu apareció detrás de nosotros con su mítico tono de superioridad que chirrió en mis oídos.

Poco después apareció Rantaro huyendo de Gonta y Kokichi que lo perseguían.

"Ven aquí Rantaro debemos premiarte por tener esta idea tan fantástica" La voz de Kokichi era inocente, pero yo sabía que detrás de eso había un tono travieso y malicioso.

"Gonta es caballero, Gonta necesita agradecer Rantaro"

"No hace falta que me lo agradezcáis." Espetó con la respiración entrecortada el chico.

Detrás venía Korekiyo frotándose la cabeza con cara de pocos amigos. Me pregunto que habrá pasado. Por último apareció Keebo, de manera que ya estábamos todos reun-

"¿Y Ryoma?" Preguntó Rantaro con un tono preocupado mirando hacia todos lados.

Nadie respondió, nos miramos perplejos, no lo habíamos visto desde hace rato.....

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