Capítulo 30
Una vez entré al laboratorio de Korekiyo comencé a investigar cada rincón, todo parecía igual que en el juego, en la mitad de la habitación había una vitrina con la mítica Katana que usó Kiyo para su asesinato. Además toda la sala estaba impregnada de un aroma oriental que acompañaba a la decoración.
Una de las vitrinas pegadas a la pared me llamó especialmente la atención, pues estaba llena de tarros con distintos tipos de artrópodos,reptiles y anélidos, tales como escorpiones, serpientes, arañas y gusanos. Por fuera de la vitrina había un cartel con un escrito que ponía, "Veneno Gu."
¿Veneno Gu? No recuerdo que nada de esto apareciera en el juego....
Justo en ese momento noté una espeluznante presencia detrás mía que me heló la sangre en las venas.
"¿Sientes curiosidad por el Jincan?" Habló la sombra detrás de mí.
Cuando me giré me topé con una expresión de excitación proveniente, nada más y nada menos que del Ultimate Antropologist.
"¿El Jincan?" Pregunté tragando saliva y buscando con mis ojos la salida por si tenía que huir.
El chico pareció percatarse de ello, pero ignoró mi temor y prosiguió como una conversación normal.
"El Jincan, también conocido como Veneno Gu, es una receta de magia negra que se utilizaba en la antigua China." Explicó señalando la vitrina. "El procedimiento para crear este veneno es simple pero macabro, ¿has oído hablar de él?"
Aún temblorosa y desconfiada, pues estar a solas con Kiyo no era una de mis preferencias, respondí. "N-No, no he oído hablar del veneno Gu."
"Gu significa tarro de sabandijas." Comenzó a explicar con cierta excitación y pasión en sus palabras." Esto se debe a que una infinidad de criaturas venenosas son encerradas en un mismo tarro."
Ante mi expresión incrédula, Kiyo preguntó. "¿Qué crees que pasa luego?"
"¿Mueren aplastadas unas con otras?" Pregunté no muy segura de mi respuesta.
"Algo más macabro, empiezan a devorarse entre ellos, los más fuertes se alimentan de los más débiles." Declaró con cierto tono espeluznante. "Hasta que solo uno queda dentro del tarro."
"¿D-Devorarse entre ellos?" Pregunté estupefacta, ¿qué clase de persona tienes que ser para obligarlos a devorarse entre ellos en un mismo tarro, solo con la finalidad de crear un veneno?"
"El último que queda ha absorbido el veneno de todos y se convierte en el superviviente del tarro." Concluyó apasionado.
Miré la vitrina donde se encontraban las criaturas, todas estaban en tarros separados, pero si fueran metidas en uno conjunto se devorarían entre ellas....
"Son como nosotros." Dijo de repente dejándome atónita. "¿No crees?"
"Verdad..." Dije sin pensar. "Cómo tú mismo has dicho estamos en un infierno que nos obliga a devorarnos entre nosotros...."
Tomé una pausa para pensar bien mis palabras, después de todo Korekiyo era un asesino, uno que mataba para mandarle amigas a su difunta hermana. Si no me andaba con cuidado podría ser su próxima víctima.
"Pero no somos tan estúpidos como esas criaturas, nosotros tenemos algo que ellos no tienen y es esa capacidad para colaborar unos con otros." Expliqué con decisión. "A diferencia de los bichos, nosotros podríamos trabajar en conjunto para alcanzar la salida del tarro, al igual que si todas las criaturas se unieran lograrían salir de este."
Korekiyo abrió los ojos como platos, no se esperaba para nada mi respuesta y lo dejó atónito.
"Incluso en un lugar lleno de desesperación logras encontrar esperanza." Dijo para si mismo. "Realmente eres digna....."
Esas últimas palabras me dejaron helada, ¿digna? ¿Se refería a ser una amiga digna para su hermana? Con el mero hecho de pensarlo me entraban náuseas.
"B-Bueno, m-me tengo que ir." Me despedí tan rápido que no le di tiempo a decir una palabra, yo ya había salido corriendo por la puerta del laboratorio.
Después de alejarme lo suficiente me apoyé sobre mis rodillas para recuperar el aliento. El encuentro con Kiyo me pilló desprevenida y ahora que había dicho que era digna procuraría evitar encontrarme con él.
Mi siguiente destino iba a ser el laboratorio de Maki, pero sabía que estaría cerrado, pues todos los laboratorios que se encontraran cuando el dueño estaba muerto permanecerían cerrados. Aún así las normas de Monokuma no mencionaban que no se pudiera abrir mediante otras técnicas.
Cuando pasé cerca del laboratorio de Maki, me encontré una pequeña figura trasteando con la puerta para abrirla.
"Kokichi, ¿qué haces?" Pregunté mientras me acercaba al chico, el cual dio un pequeño salto no esperando mi presencia. "¿Intentas entrar a escondidas en el laboratorio de la Ultimate assassin?"
"Oh, me has pillado." Dijo mostrando una gran sonrisa. "Iba a coger unas cuantas armas para mi asesinato."
"No será que quieres asegurarte de que Monokuma dijo la verdad sobre que Maki era la Ultimate assassin, ¿no?" Dije mientras levantaba un ceja y cruzaba mis brazos.
"¡(T/N)!" Exclamó con falso enfado. "¡No es justo que descubras mis verdadera intenciones!"
Solté una risita antes de responder. "¿A qué esperas? Yo también tengo curiosidad de ver si Monokuma ha mentido." Enuncié a pesar de saber que realmente el oso decía la verdad.
Sin perder un segundo más, Kokichi abrió la puerta como si nunca hubiera estado cerrada, se le daba bastante bien esto.
"Tú primero, no vaya a ser que haya alguna trampa en su laboratorio." Dijo con una sonrisa maliciosa mientras me hacía un gesto para que entrara.
"¿¡Por qué habría una trampa!?" Pregunté alarmada. "Tratándose del laboratorio de una asesina, la trampa me mataría en el acto."
"Claro, un lacayo se tiene que sacrificar por su líder, si vas a unirte a mi organización tendrás que tener eso en mente." Comentó entre risitas.
"¿Quién ha dicho que me uniría?" Pregunté con tono de burla.
"¿Quieres vivir?" Respondió mi pregunta con otra pregunta.
"¡Pues claro! ¿Qué clase de pregunta es esa-?"
"Entonces tendrás que unirte, el otro día te conté los secretos más secretos de mi organización, no puedo arriesgarme a que los sueltes por ahí." Dijo con una sonrisa maliciosa.
"¡Yo no te pedí que me los contaras!" Exclamé irritada. "No pienso ser tu lacaya..."
"¡Tú serías mi segunda al mando, no te trataría como lacaya!" Exclamó entusiasmado. "Es un privilegio que te da tu líder."
"¿Segunda al mando?" Pregunté confundida.
"¡Vamos, voy yo primero!" Exclamó poniéndole fin al tema y encaminándose dentro de la habitación.
"...." Yo me limité a imitar sus pasos.
Una vez dentro nos topamos con una habitación llena de armas de todo tipo, era exactamente igual que el laboratorio del juego.
"Wooow, esto realmente es el laboratorio de la Ultimate Assassin." Exclamó entusiasmado.
"Parece que Monokuma no mentía." Concluí adentrándome un poco más en la sala.
"¡Hay demasiadas armas!" Dijo exaltado. "Puedo elegir con cual matarte."
"¡Kokichi no bromees con eso!" Le reproché nerviosa, estábamos rodeados de posibles armas homicidas.
"¿Por qué no?" La expresión de Kokici se tornó pícara y cerró de un golpe la puerta del laboratorio.
Yo di un pequeño salto y tragué saliva mientras veía como el chico tomaba un cuchillo de combate y se acercaba lentamente a mí.
"¿K-Kokichi?" Dije temblorosa.
"No me has convencido de no matarte (T/N)." Declaró con una maquiavélica sonrisa. "Este es el momento perfecto para mi crimen, estamos solos."
"P-Para." Supliqué intentando evitar contacto visual con él.
"Ya no puedo parar, no deberías haberte acercado a mí en primer lugar." Dijo parándose delante de mí.
Nuestros cuerpos estaban separados por milímetros, él aún con cuchillo en mano y esa sonrisa maliciosa.
Yo por mi parte di varios pasos hacia detrás hasta que mi espalda chocó con la pared. El chico avanzó rápidamente hacia mí y me acorraló apoyando una de sus manos en la sólida pared.
"¿Últimas palabras?" Preguntó con una sonrisa perversa de medio lado.
"..." Yo no fui capaz de decir nada, ¿era mi final? Mis manos comenzaron a temblar y sudar descontroladamente y mi expresión se tornó a una de puro terror.
En ese momento la sonrisa de Kokichi desapareció y tiró el cuchillo lejos de nosotros, acto seguido apoyó su otra mano en la pared dejándome a mí entremedio de ambas, sin escapatoria posible.
"(T/N) si no te defiendes te mataran fácilmente." Dijo decepcionado. "No deberías confiar tanto en nosotros, te has metido aquí a solas conmigo, podía haberte matado."
Yo seguía sin poder articular palabra, mi cabeza no era capaz de procesar lo que estaba pasando.
Él me miró fijamente sin modificar la posición en la que nos encontrábamos y se dio cuenta de que yo estaba temblando "Relájate, no te iba a mat-"
No le dejé terminar la frase, instintivamente lo empujé lejos de mí y me dirigí hacia la puerta. No se a qué había venido eso, pero no fue divertido.
Cuando salí, corrí lo más rápido que pude hasta mi habitación. Una vez llegué, me fijé de que no me hubiera seguido y entré en mi dormitorio. Me lancé en la cama y tapé mi cara con la palma de mis manos.
¿A qué había venido eso? ¿A qué estas jugando Kokichi? Tus bromas han ido demasiado lejos....
Después de un rato dándole vueltas decidí que debía dejar de pensar en ello, ya se estaba haciendo tarde y Rantaro y yo habíamos quedado en preparar la cena. Justo en ese momento alguien tocó mi puerta, inmediatamente me levanté para abrirla pero me frené al pensar que podía ser Kokichi, sé que nunca tuvo intenciones de matarme, pero debo admitir que eso que hizo me asustó bastante.
"¿(T/N)?" La voz que se oía detrás de la puerta pertenecía a Rantaro.
Solté un suspiro de alivio al saber que era él y abrí la puerta.
"¡Rantaro!" Lo saludé con una sonrisa forzada.
Él me miró extrañado como si supiera que algo no iba bien, maldita sea ¿por qué soy tan fácil de leer? "¿Va todo bien?, pareces asustada."
"E-Eh sí, todo está genial." Contesté nerviosa. "Solo estoy nerviosa por como nos saldrá la cena, no quiero decepcionar a nadie."
"Estoy seguro de que nos saldrá bien, tengo experiencia en la cocina." Dijo con una sincera sonrisa. "Aprendí de mis hermanas."
"Vaya tus hermanas deben ser muy responsables." Alegué mientras salía de mi habitación y cerraba la puerta para encaminarnos al comedor. "Yo era un poco torpe, a mi madre le costó enseñarme los platos básicos."
Mi comentario provocó una risita en el chico. "Mejor no te cuento mis anécdotas, mis hermanas llegaron a prohibirme entrar a la cocina."
"¡No puede ser!" Exclamé entre risas. "Yo al principio quemaba todo, mi madre se ha tenido que gastar una pasta en sartenes."
El ambiente entre nosotros era simplemente mágico, las conversaciones fluían sin necesidad de que fueran forzadas y ambos estábamos en armonía con el otro. Entre risas llegamos al comedor y bloqueamos la puerta para evitar que alguien estropeara la sorpresa. Acto seguido nos metimos en la cocina, me remangué la camisa y me puse uno de los delantales.
"Veo que te lo estás tomando en serio." Río Rantaro mientras me ayudaba a atarme el delantal.
"¡No te rías!" Fingí estar molesta y le di un golpecito en el hombro. "Tú también deberías ponértelo, por precaución."
"Tienes razón." Asintió cogiendo otro de los delantales. "Sabiendo nuestra historia con la comida, esto puede acabar en dos asesinatos."
"No seas tan negativo, ¿no dijiste que iba a salir genial?" Dije decidida. "¡Haremos que se chupen los dedos!"
"Nunca será tan buena como la de Kirumi, pero seguro que superamos la de Monokuma." Espetó Rantaro poniéndose manos a la obra.
"Si no superamos la de ese oso me retiro para siempre, la suya sabe a pies." Dije soltando una risita. "
Comenzamos la preparación del primer plato, no teníamos mucho dónde elegir pues desde que Kirumi falleció Monokuma no traía tanta variedad de comida.
Después de barajar las posible comidas que podíamos hacer nos decidimos por el típico pollo Teriyaki acompañado de una ensalada de verduras y Onigiris de salmón y atún.
"¿Propondrás tu idea de la casa del terror en la cena?" Pregunté a Rantaro mientras preparaba el arroz para los Onigiris.
"Sí, una vez que estén todos." Afirmó Rantaro, cortando las verduras que añadiríamos a la ensalada.
"¿Cuál es tu idea exactamente?" Pregunté curiosa preparando por otro lado el salmón y el atún que llevarían los Onigiris por dentro.
"Creo que pasaremos bastante tiempo en esta academia y para evitar muertes lo más inteligente es hacernos más cercanos entre nosotros." Explicó Rantaro. "Si hacemos eventos como estos nos uniremos más."
"Pensaba que querías averiguar todo por tu cuenta sin relacionarte mucho con los demás." Dije sorprendida casi cortándome con el cuchillo.
"Antes pensaba que podía encontrar una salida fácilmente, pero está claro que, quien nos haya encerrado aquí ha pensado en todo." Prosiguió mientras metía las verduras en el cazo. "Por eso creo que debemos trabajar juntos para poder salir, aunque también creo que un próximo asesinato será inevitable."
"Supongo que tienes razón, Monokuma se las arreglará para darnos un nuevo motivo." Suspiré decepcionada.
"Por eso creo que eventos así nos pueden unir más, pero nunca hay que confiarse." Advirtió el chico. "Un asesinato puede ocurrir en cualquier momento."
"Es triste tener que pensar así." Dije entristecida. "Al menos sabemos que con Shuichi los juicios serán menos complicados."
"Confías mucho en Shuichi, ¿verdad?" Rantaro me lanzó una mirada dubitativa.
"Por supuesto, siempre nos ayuda a resolver los casos y es el Ultimate detective despues de todo." Espeté con seguridad.
"Pero sabes que él también puede matar, ¿no?" Dijo con un tono de advertencia.
"No creo que Shuichi fuera capaz de hacer algo así." Balbuceé en voz baja pero lo suficientemente alto para que el chico lo oyera.
"Yo tampoco lo creo, pero siempre hay que estar atento." Me avisó para que no bajara la guardia. "Nunca pensaste que Angie pudiera cometer un crimen, ¿verdad?"
"B-Bueno...., supongo que tienes razón." Balbuceé cortando las algas nori que enrollaría más tarde en el arroz.
"Uno de los estudiantes que me parece más peculiar es Kokichi." Al oír ese nombre salir de la boca de Rantaro me quedé inmóvil. "Nunca sé que piensa realmente, siempre esta mintiend-"
Rantaro no terminó su frase, se dio cuenta de que había algo raro en mí desde que pronunció su nombre.
"¿Ha pasado algo con él?" Preguntó preocupado.
"N-No, es solo que se comportó un poco extraño antes." Dije mientras desviaba la mirada.
"¿Más extraño que de costumbre?" Preguntó soltando una risita.
"Llevó una de sus bromas demasiado lejos." Espeté mientras hacia las bolitas de arroz.
"No te preocupes, creo que a veces no conoce el límite de sus bromas." Me tranquilizó Rantaro. "¿Qué te hizo?"
Titubee antes de contestar, no quería preocupar a Rantaro y menos decirle que Kokichi me había amenazado con matarme. "Nada en especial, solo una de sus bromas pesadas."
"Tendremos que darle un escarmiento." Dijo terminando de freír el pollo con la salsa.
En realidad si lo pensaba mejor y conociendo a Kokichi, sabía que sus intenciones eran avisarme de que cualquiera me podía traicionar en este juego y que no me fiara de nadie, solo que lo hizo a su manera. Sin embargo no pude evitar reaccionar como lo hice, me asustó que fuera en serio por unos segundos.
En menos que canta un gallo habíamos terminado todos los platos y los habíamos colocado con una buena presentación encima de la mesa del comedor, acompañados de los respectivos cubiertos y vasos en cada asiento y una vela en el centro de la mesa. La siguiente parte consistía en llamarlos a todos y que aceptaran probar el manjar.
Sorprendentemente todos aceptaron, incluido Ryoma al cual tuvimos que insistirle más de cincuenta veces hasta que desistió. Verlos a todos reunidos en el comedor comiendo energéticamente me recordó a las muchas cenas y desayunos que pasamos cuando Kirumi, incluso Kaede, seguían vivas.
"Bueno, ¿qué opináis?" Pregunté temblorosa y expectante.
"!Os ha quedado de vicio!" Exclamó Kaito engullendo como si llevara semanas sin comer.
"Al fin mi sentido del gusto puede saborear algo más que simple trozos de comida sin aroma propio." Halagó Kiyo a su manera.
"He de admitir que ha valido la pena venir a probarla." Alegó Ryoma comiendo energéticamente, algo que entusiasmo a Rantaro.
"Al menos es mejor que la de Monokuma...." Dijo Himiko mientras bostezaba.
"¡Has hecho un buen trabajo (T/N)!" Me halagó Tenko ignorando a Rantaro.
"Tenko...., Rantaro también preparó la cena." Dije forzando una sonrisa.
"No halago a hombres degenerados." Espetó zampándose un buen bocado.
"Yo lo habría hecho mejor, pero no esta nada mal para una cara rata y un aguacate parlante." Se mofó Miu.
"Gonta agradecer que Rantaro y (T/N) prepararan manjar para nosotros." El chico nos lanzó una humilde sonrisa a Rantaro y a mí.
"A Kirumi le hubiera gustado ayudar a prepararlo." Comentó Tsumugi haciéndonos a todos agachar la cabeza y quedarnos en silencio.
Esa cena era en parte para reunirnos a todos pero principalmente en honor a Kirumi, como si de alguna manera le estuviéramos agradeciendo el esfuerzo que puso en todos nosotros. De repente Kokichi rompió el silencio.
"¿Qué pasa Keebo?" Dijo haciéndose el inocente. "¿No te ha gustado la comida?"
"N-No es eso...."
"Ah, es verdad, se me olvidaba que no puedes comer." Sonrió maliciosamente el chico. "Tranquilo no te pierdes nada, esta comida es aburrida."
"Lo siento Keebo, no me di cuenta cuando te invité que tu no podías-" Intenté disculparme pero Keebo me cortó.
"No hay problema, sería extraño que todos os reunierais sin mí." Afirmó. "Aunque me gustaría poder probar aunque sea un trozo de la comida"
Keebo se veía bastante desconsolado.
"¡Qué pena que nunca podrás!" Se burló Kokichi. "En fin, ¿qué era esa idea que querías proponer Rantaro?"
Mientras nos zampábamos todo el banquete, Rantaro contó con mucho detalle su idea de hacer una especie de atracción en la casa del terror, la mayoría sorprendentemente estuvo de acuerdo.
"Me parece excitante la idea de remodelar una antigua casa del terror para convertirla en una nueva atracción de espíritus." Anunció Kiyo excitado.
"¿¿E-Espiritus??" Kaito se quedó pálido.
"Cuidado Kaito, te están asechando." Le advirtió Kokichi con un tono fantasmal.
"Hay que ser gallina para asustarse por unos espíritus." Habló Miu con superioridad. "Mi belleza es capaz de deslumbrar a esos perdedores."
"Más bien los asusta." Agregó Himiko.
"Ahora que sé que estáis de acuerdo, necesito varios voluntarios para participar como actores en el recorrido del terror." Enunció Rantaro con su voz calmada.
"¿Actores?" Preguntó Gonta confundido.
"Claro, una casa del terror no da miedo si nadie te asusta, ¿no?" Declaró Kokichi con una sonrisa traviesa.
"¡Yo me encargaré de la vestimenta!" Exclamó emocionada Tsumugi. "¡Ya tengo mil ideas para hacerlo muy realista!"
"¿No creéis que esto está yendo demasiado lejos?" Preguntó Kaito sudando.
"Kaito no seas un miedica, seguro que nos lo pasamos bien." Dije mientras le daba unos toques en el hombro pues estaba justo sentado al lado mío.
"..." Vi como el chico tragaba saliva y se volvía blanco nuclear.
"Yo también me apunto para asustar, ya estoy acostumbrado a hacerlo de todas maneras." Se unió Kokichi con una sonrisa maquiavélica.
"Yo tengo el deber de unirme también, quizá podamos hacer una pequeña sesión de espiritismo." Sugirió Kiyo causando que se me revolviera el estómago.
"¿¿Quieres invocar un espíritu??" Preguntó Kaito alarmado. "¡¡Estás mal de la cabeza!!"
"No creo que debas preocuparte por los espíritus Kaito." Dijo Shuichi soltando una risita.
"No entiendo ese gusto humano por el terror, aunque he visto muchas peliculas sobre ese tema." Informó Keebo.
"No te esfuerces mucho Keebo, un robot nunca sentirá lo mismo que un humano." Se burló Kokichi divertido.
"¡Oye enano, tú no eres quién para hablar,
tienes menos sentimientos que una roca!" Exclamó Miu jocosa burlándose de Kokichi.
"¡Si que entiendo los sentimientos humanos!" Reclamó Keebo. "Está decidido yo también participaré."
"Gonta ofrecerse también para idea de Rantaro, Gonta querer ayudar."
"Buena idea Gonta, tú no necesitas ni disfrazarte, ya das miedo." Le molestó Kokichi.
"¡Gracias!" Exclamó inocentemente Gonta.
"Gonta tengo un disfraz perfecto para ti." Exclamó Tsumugi ilusionada.
"Me queda uno, me gustaría que fuesemos siete." Anunció Rantaro lanzandole miradas constantes a Ryoma, estaba claro que quería que él se uniese.
"¿Y tú, Ryoma?" Pregunté haciéndome la inocente. "Seguro que eres bueno asustando."
"No me interesan este tipo de cosas." Replicó él.
"¡Exacto, Ryoma tiene razón, no debemos montar ninguna casa del terror!" Aprovechó Kaito para quejarse.
"Joo, estaba taaan emocionado." Suspiró Kokichi con falsa decepción. "Supongo que si nadie se ofrece voluntario no podremos hacer la casa del terror, lo sentimos Rantaro."
"Qué mal, tenía muchas ideas respecto a los disfraces." Alegó Tsumugi.
"Sí, es una pena, yo también estaba emocionada por ver como nos asustabais." Me uní a la falsa decepción para convencer a Ryoma.
"Tch, está bien, participaré." Accedió al fin molesto.
Nuestro plan fue justo a la perfección, presionarlo de esa manera provocó que aceptara para no ser la causa de la desilusión de todos.
"Perfecto." Dijo Rantaro con una gran sonrisa. "Miu, necesitaré tu ayuda con la decoración."
"¿Estás pidiendo ayuda a la chica más bella e inteligente de este mundo?" Preguntó con aires de superioridad. "Tendrás que darme algo bueno a cambio, mi precioso tiempo no es gratis."
"Sabía que dirías eso, no te preocupes no lo pediré gratis." Espetó Rantaro.
Tengo ganas de ver como se lo monta Rantaro para transformar la vieja casa de terror en una nueva y terrorífica.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro